𝑰𝒅𝒆𝒐𝒍𝒐𝒈í𝒂𝒔
Advertencias: violencia, muerte, traumas.
El personaje de Hirosaki (Skeffington) en la vida real fué hermano de Lewis Carroll. Lo invito a googlearlo para conocer más datos de esta familia que tomarán un poco de relevancia en el futuro.
*Me arrepiento de hacer una interacción tam mediocre*
Tras días de luto por una desgracia familiar, volvemos a la actualidad, y a la indumentaria de diario.
-Akutagawa Ryunosuke
~•~
—¿Otra reunión?— la ojiverde mordía su labio compulsivamente —La última fué hace menos de cuatro meses.
—Jane, debes presentarte como una líder de la mafia— el ojivioleta se divertía
—No tuve la oportunidad de hacer la ceremonia formal por todo el asunto de Dazai-kun.
—¿Les dirás qué murió?— se posó a su lado llendo hasta la sala de líderes.
—Nadie creería eso— suspiró dejando escapar un quejido —Aun lo buscaremos, es necesario para la supremacía de la Port Mafia.
—¿Debo decir algo?.
—Solo si quieres, todos los ejecutivos saben quién eres— revolvió su cabello con extraña dulzura —Hay muchos rumores de ti.
Derrotada entro a la sala, dónde pudo divisar a Chuuya, y a Koyo, a los otros presentes los conocía solo por sus famas. Se trataron temas de las arcas, el tráfico de armas, etc.
—Como saben un líder desapareció— el hombre estaba en la cabeza de la reunión —Y recientemente un miembro muy hábil fué secuestrado— la ojiverde frunció el sueño, no había escuchado nada de un secuestro.
—Jane Austen ha sido mi más fiel seguidora— la señaló con la mirada —La conozco desde que era una niña, sé que con su ayuda la mafia será indestructible. Felicidades, eres una de las líderes.
Todos los presentes la observaban, era reconocida como la discípula y empleada directa del jefe, para otros era compañera de Dazai y una de las más cercanas, por eso mismo creían que era el equivalente a su brutalidad. Pudo hacer el juramento diciendo que sus habilidades eran para lo Port Mafia, pero era mentira. Ella le servía a sus seres queridos, aún si estos eran tan rastreros como Ōgai.
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—¿Qué persona fué secuestrada?.
—Lemon Hanamichi— el ojivioleta lanzó un sobre a la mesa redonda.
—No me dijiste nada, debería ir a su rescate— la azabache rascaba la piedra de su collar.
—Ciertamente eres la indicada para hacerlo— sonrió de lado —Es una pequeña fracción perteneciente a las serpientes.
—¿Son los gangsters de Hirosaki?.
Asintió señalando los papeles —Encontrarás información necesaria, me la dieron hoy mismo.
—Me retiro Jefe, traeré de vuelta a Hanamichi.
—Jane— la voz de Ōgai sonó en todo el salón —Es verdad lo que dije antes, espero que aún cometas atrocidades por el bien de tu familia. Esto es una prueba.
Tragó en seco para voltear a verlo —¿Qué quieres demostrar?.
—Es un secreto.
~•~
—Akutagawa— dejo una maleta en la cajuela del auto —Necesito que sigas cada palabra que diga.
El más alto asintió para después subir a el vehículo —Señorita— el chófer de su auto llamo la atención —Suba, por favor.
Ambos automóviles fueron en sentido contrario siendo seguidos por otros cuantos. La estrategia era llegar por ambos lados, rodear a la organización, según el información dada por Mori solo había diez hombres cuidando al rehén, ninguno contaba con habilidades. Jane dirigiría al equipo ofensivo, y Akutagawa estaría a cargo de darles apoyo si lo necesitaban.
La ojiverde estaba inquieta porque en realidad la operación era muy fácil, incluso pudieron mandar a otra persona. Meditaba la información una y otra vez, el objetivo del jefe era probar su lealtad, pero hacerlo con una misión tan mediocre no era propio de el.
—Llegamos— advirtió el chófer hablando por el radio —Preparen las armas.
—Akutagawa— la más baja habló por el comunicador —¿Todo bien?.
—Si, podemos ver la bodega, pero parece estar abandonada— sus palabras alteraron a la joven.
—Esperen indicaciones— cortó la conversación mirando a sus subordinados —Ustedes quédense aquí.
—Señorita es peligroso— uno de los hombres con traje llamo su atención.
—¿Estás en desacuerdo?— lo vió con cierta pereza, el contrario negó —Entonces echaré un vistazo.
Solo bastaron unos metros para llegar a la estructura, donde se suponía estaba el bando. Miro cuidadosamente a través de una ventana y logro distinguir una figura atada a una silla, lo extraño era que no estaba siendo custodiado por nadie.
Frunció el ceño recordando una conversación con el suicida. "Si quisiera acabar con un enemigo, probablemente le pondría un cebo lo bastante bueno para que se sienta seguro"
Sus ojos se abrieron con temor, prendió el aparato rápidamente —¡Muevanse de ese lugar, es una trampa!.
Los gritos fueron más altos que su propia voz, disparos sonaban por todos lados —Akutagawa— prendió la radio esperando una respuesta.
—Ya lo sé- arrogancia pura desbordaba por sus palabras.
—Salgan de ahí— corrió ignorando el falso cuerpo en la silla.
Sus subordinados murieron, claramente prefería perder a unos cuantos hombres antes que Akutagawa. Sus pasos cesaron al ver todo un ejército rodearla, corrían en todas direcciones, Jane contó aproximadamente más de cincuenta.
—Mierda— apretó los dientes —¿Qué demonios está pasando?.
—Puedo hacerme cargo— respondió con cierto enojo.
—Tendras que esperar un poco— Levantó las manos, escapar no sería tan difícil si no tuviera que auxiliarlo —Me rindo, bajen las armas— sonrió inocentemente.
—Eso lo ordeno yo— un hombre alto y fornido apareció frente a los tipos armados. Era bien parecido, con sombrero de copa, capa roja, guantes blancos y olor a puros cubanos. Tenía un rostro muy familiar para la azabache.
—Debes ser el líder.
—En realidad si.
—Debo suponer que si no portas un arma, es porque tienes una habilidad.
—Perspicaz— mostró una media sonrisa
—El zafiro de la mafia es más observadora de lo que esperaba.
—Sabías que vendría, tengo una pregunta— buscaba una ruta de escape —¿Quién te lo dijo?.
—Tengo amigos en todos lados. Disparen.
Apenas terminó de hablar los hombres tiraron del gatillo haciendo una melodía con los cartuchos y detonaciones. Cuando cesaron pudieron ver las balas justo frente a la chica, estás estaban paralizadas al menos un metro antes de tocarla si quiera.
—Bueno, esto si es algo interesante, puedes decirme Lewis Carroll.
—¿Por qué estás aquí?.
—Por venganza, tú mataste a mi hermano— mostró una amplia sonrisa —Te mataré.
La azabache sintió un escalofrío al ver cómo chaqueaba los dedos, de la nada un niño con rizos dorados y ojos color miel apareció frente a Jane. Una gota de sudor bajo por su frente, parecía tener unos 10 años, lágrimas caían de sus grandes ojos color miel. Estaba aterrado.
—Mi conocido me platico una historia, algo trágica, pero igualmente hermosa— el del sombrero alto comenzó a mofarse de la situación —Una linda señorita que odia ver a niños, y tiene un gran instinto fraternal. Es raro que una mujer como tú le tema a los niños.
—¿Quién es esa persona?— sus ojos se perdieron en los ámbar.
—El quiere un zafiro, es la única joya que no tiene aún— el cerebro de Jane rápidamente obtuvo la respuesta —Ace sin duda es un tipo codicioso.
—¿Tu poder son las alucinaciones?— la ojiverde trataba de recobrar la compostura.
—¿Alucinaciones?— las cejas de hombre se arquearon —No es una ilusión, mi poder me permite transportar personas. Alice in woderland.
El estómago de Jane se revolvió, bajó la mirada encontrando al pequeño tratando de respirar. El más alto pidió un arma a sus subordinados que fué entregada de inmediato.
—No nos mortifiquemos más— jugó sacudiendo la pistola —Ven conmigo, así evitamos más muertes.
La ojiverde no quería ver a más niños frente a ella, pero no podía garantizar la seguridad de sus subordinados, incluso desconocía el estado de Akutagawa —Lo haré, siempre y cuando dejes ir a mis subalternos, y liberas a Lemon Hanamichi.
—No puedo perdonar la vida del traidor que dejó morir a mi hermano— expresó con una mueca de disgusto —Aunque Skeffington fué un tonto por dejar que te le metieras entre las piernas.
—Entonces tenemos un problema.
El más alto lo pensó unos segundos —Esta bien, el también puede desaparecer— sacó una radio de su fino saco —Ya conozco tu punto de extracción, puedo dejarlo cerca si prefieres.
Jane cerró los ojos reprimiendo una maldición, la vendieron desde el principio.
—No tengo inconveniente en matar niños— apunto el arma directo a la nueva del menor—Así que ordénales que se larguen de aquí.
Lentamente prendió el comunicador —Necesito que alguien recoja a Lemon Hanamichi y retirense.
Inmediatamente alguien gritó —¡¿Huir?!— Era la voz de Akutagawa.
—Sigue mis órdenes— suspiro rendida —Vayan al punto de extracción sin mi.
—Dejen que salgan del bosque— Carroll hizo un gesto con la mano —Arroja eso y tus armas.
—Nada me asegura que después de hacerlo no matarás a mis compañeros.
—Si quisiera hacerlo ya estarían muertos— inclinó su cabeza —Aun puedo pedir que los masacren y matar a este pequeño.
No había una pizca de duda en sus palabras.
Soltó un quejido largo para después quitar el aparato de su oreja, de su porta fusiles un arma de calibre pequeño.
—Podemos hablar de lo que sea— respondió Lewis sonriendo —¿Por qué mataste a Skeffington?.
—Una pregunta interesante, podría decir que fué por una ofensa a la Port Mafia— buscaba algo en su pensamiento que le fuera útil —Talvez por amor, no tiene caso que te lo diga, no lo creerás.
—¿Amor?— sintió como cada fibra de su cuerpo quería torturarla —Mi hermano adoraba nuestra familia, vivía y trabajaba por ella, eso es amor.
—Amenazó a mi familia— meditó sus palabras —No podemos comparar la intensidad de nuestros afectos, ni la naturaleza de los mismos.
—Subestimas mi comprensión humana— avanzo hasta ella, quedando justo a lado del menor —Las personas viven de manera despreciable, pero solo unos cuantos son los elegidos, ¿Lo ves?, Soy más comprensivo de lo que piensas.
—¿Elegidos?— alzó las cejas observando cada una de sus acciones —¿Te refieres a las habilidades?.
—Todos los elegidos son personas con poderes— pudo ver una tristeza inexplicable en él.
—Pero no todos los que tienen habilidades son elegidos— sentenció la muchacha haciendo que Lewis se carcajeara.
—Eres tan brillante, hasta estoy considerando dejarte viva.
Ignoró su comentario, centró la vista en el rubio —¿Cuál es tu nombre?.
—Yo...— temblaba por la mezcla de frío y miedo —Denji.
—Estarás bien Denji— trató de calmarlo con una sonrisa —Deja que también se vaya.
—Eres muy exigente, y en tu posición es imposible— guardó el arma —Si detectan un movimiento disparen. Niño, vete rápido— sin interés lo vió correr —Eso fue conmovedor, me atrevo a decir eres agradable, será un placer hacer que llores por piedad. Veremos si tú eres digna...
El ruido de árboles siendo cortados acabo con su plática, la respuesta fueron los casquillos cayendo al suelo. El bando contrario abrió fuego.
—Te lo advertí— Lewis estaba a punto de chasquear los dedo.
La azabache lo golpeó justo en la cara, algo tambaleante retrocedió dejando libre el paso hasta el rubio. Las balas no la tocaban, así logró ver su espalda pudo ver tres manchas carmín tenía sus ropas.
—Tenía fé en que tú eras la indicada, de verdad rogaba porque la muerte de mi hermano no fuera en vano— trono los dedos haciendo que al menos cinco niños terminarán en el campo de batalla.
Jane lo observaba todo con horror, en cada pequeño lograba ver a su hermano todos terminaron abatidos. Quería alejar sus cuerpos antes de su siguiente movimiento, pero no estaba en posición de jugarse la seguridad de Akutagawa ni el resto de sus compañeros.
Juntó ambas palmas, estás se pusieron rojas de un momento a otro, parecía que contenía un huracán entre ellas, contenía su infinito entre ellas para crear el vacío. Lewis trato de correr pero fué en inútil, la mano de la más joven tocó el suelo haciendo que el espacio se contrajera por un mínimo de 10 segundos. El resultado fué un pequeño cráter con cuerpos deformados.
Austen básicamente trituró los cuerpos de los niños que el propio Lewis mató.
En su momento pensó que sería la decisión correcta, pero minutos después se arrepentiría —Akutagawa— recordó a la persona que debía cuidar, corrió hasta donde provenían los ruidos.
Encontró una carnicería, el de gabardina estaba en aprietos, no podía atacar y defenderse ante tantos hombres.
Todo su equipo yacía en la tierra, los integrantes de la port mafia habían muerto—Retrocede— unió sus palmas, al quedar expuesta una de las balas rozó su piel.
El de gabardina hizo caso a sus órdenes, la lluvia de balas cesó en un abrir y cerrar de ojos, usó la misma técnica que minutos antes mato a tantas personas.
—¿Por qué volviste?— frunció el ceño —Tenía un plan, donde tú estabas a salvó y no morían personas.
—Los débiles deben quitarse del camino, y morir— el sonido de una bofetada lo interrumpió bruscamente.
—¿Débiles?— tomó los olanes de su camisa —¡Los niños que fallecieron no murieron por ser débiles, lo hicieron por ...!-
Detuvo sus palabras, no era culpa de Akutagawa, solo era responsabilidad suya. Por un momento tuvo la sensación de querer llorar, pero no lo haría frente al joven.
—¿Osamu no te enseño nada del valor?— expresó ganando una mirada asesina del más jóven, lo soltó ignorando su mirada profunda —Encontremos a Lemon Hanamichi.
~•~
—Jane, manchas el piso— el ojivioleta señaló su brazo —Te sangra el hombro.
—Llevé a veinte hombres a su muerte— camino hasta su escritorio —Casi pierdo a Akutagawa, no me importa si mancho tu alfombra.
—Ese tono no me gusta señorita— jugueteo con sus manos —Te dije que era una prueba, no hay razón para enojarse.
—Sabías que era una trampa, y aún así dejaste que fueran— suspiró frustrada —Ese tipo te dió la información, ¡¿No dudaste ni un poco?!.
—Ace-kun es un guardaespaldas rastrero, en especial si se trata de ti— se puso de pie, y avanzó hasta ella tomando sus hombros con firmeza sin importarle la herida —Jane, ¿Cuál fué tu mayor preocupación?.
Soltó un quejido por el dolor, pudo ver la sonrisa del más alto. Desde que se conocieron pasó por alto cualquier insoburdinacion, inclusive le permitió ser un poco irrespetuosa, pero hasta el tenía límites.
—No completar la misión, porque habríamos perdido.
—Siempre buscamos prevalecer, y mejorar— la soltó notando una mancha de sangre en sus guantes.
—¿Qué querías probar?— bajo su tono de voz, incluso podría considerarse dulce —Akutagawa no es un traidor.
—Nunca dudé de ustedes— sonrió orgulloso —Ni de sus capacidades, pero a veces demostrar a quien pertenece tu lealtad es necesario.
—Entiendo— la verdad es que la azabache no quería discutir.
—Pudiste evitar las muertes, pero no lo hiciste— Ōgai volvió a su postura pacífica de siempre —Todo por matar al líder, y defender a tu compañero para ganar.
La menor apretó los puños mientras mordía su lengua.
—Esto también afianzó mis creencias— aplaudió alarmando a la más baja —Sin Dazai-kun, tú eres mi opción para ser el jefe.
Los ojos de Jane se abrieron con frenesí —¡No quiero!.
—Entonces procura que no muera— la hizo dar la vuelta —Vamos a la enfermería.
Al salir encontraron al ojigris frente a la puerta, ambos intercambiaron miradas incómodas —Akutagawa-kun me recuerda a mis años mozos— nerviosamente adelantó el paso dejando a los chicos atrás.
Terminaron en dónde usualmente atendían las heridas de guerra. Ōgai personalmente se encargó de atenderla.
—¡¿Dónde demonios está?!— una cabellera naranja se asomó por la puerta —¿Estás bien?.
—Solo fué un roce, y Mori-san ya lo arregló— sonrió torpemente generando una carcajada en su jefe.
—Volveré a mi oficina, no es algo muy grave pero no te esfuerces demasiado— salió aún sujetando su estómago.
—Hola Nakahara— se acomodó quedando sentada.
—Escuché que murieron todos tus hombres— se acercó tímidamente —¿Cómo fué?.
—Un error de cálculos— alzó los hombros restándole importancia —Lo preocupante es que hay cinco menores, si no se limpia bien el rastro, la división podría llegar hasta la organización.
—¿Había niños?— una mueca de disgusto se pintó en su rostro.
—Si, terminaron envueltos por una habilidad, y yo tampoco los ayudé — su mirada se perdió, al mismo tiempo recordaba lo suplicantes que fueron los ojos miel —Un mal....solo es un mal día.
—Lo siento— tomó asiento junto a la camilla —No había nada que hacer entonces.
—¿Qué clase de mounstro deja morir a cinco niños?— gotas saladas caían por sus ojos —Aún si mis motivos eran buenos...¿Por qué me incomodan tanto sus muertes?.
No hubo respuesta, solo un abrazo en su lugar, al sentir el calor de Chuuya lo apretó aún más fuerte —Keiko va odiarme, no, yo me odio— sorbió su nariz —¿Qué se supone que haga?, Yo nunca puedo salvarlo...
—No sé que deberías sentir— acariciaba su cabeza con devoción tratando de brindarle consuelo —Pero no puedes dejar todo y desaparecer, tienes que cargar con esto para continuar.
El silencio reino nuevamente, Jane hundió su rostro en el hombro de Nakahara quien acariciaba su espalda lentamente. Cuando pudo respirar con tranquilidad alejo su cuerpo, pero aún unían sus miradas.
—Lamento mojar tu ropa— el del sombrero envolvió su cara entre sus manos —¿Nakahara?.
—Tus ojos se ven hermosos incluso cuando lloras, pero es doloroso que lo hagas— cayó en cuenta de sus propias palabras. Sus orejas tenían un tinte rojo, y sin querer tornó más amena la situación, valió la pena al escuchar la risa de Jane —Aún no termino, pero en una hora paso por ti para llevarte a casa— se puso de pie saliendo de la enfermería —Volveré por ti en una hora.
El comportamiento humano de Jane se tornó en una exquisitez, hace años era una persona totalmente distinta. Tocó sus mejillas sintiendo un calor abrasador, y salió ignorando las indicaciones de Ōgai, llegó hasta su oficina donde se encontraba Akutagawa recargado en la pared con los brazos cruzados.
—Te ofrezco una disculpa, no debí golpearte— eso descolocó al más alto, dentro de la habitación buscó una caja —Vamos a visitar a nuestro traidor, Akutagawa.
Terminaron frente a la oficina temporal de Ace, abrió la puerta encontrando a un hombre bebiendo en compañía de una dama—Buenas noches— centró su mirada en el albino —Señorita, debería irse.
La mujer miró a Ace quien le dió una palmada indicado que se fuera —Pero si es Jane-san y...— burlonamente señaló al contrario —¿El perro rabioso?.
La joven sacó un arma decorada con piedras preciosas —Ace-san, tengo un problema, esto fué un regalo, no es de mi agrado, pero alguien con buen gusto como tú debe ver la belleza en todo esto.
Rio asintiendo —Son bellos adornos— confiado camino hasta ella.
—Ace-san— bajó la mano hasta su pecho mostrando el zafiro azul —¿Está también es hermosa?.
—Increíblemente preciosa— señaló un asiento, pero Jane negó —¿Solo están aquí para hablar de joyas?.
—Lamento la interrupción con tu cita, yo supuse que estarías feliz de verme— acercó el arma a su garganta —Una escoria como tú debería desaparecer.
El albino no contaba con sus escoltas de rutina, su estadía en la mafia fué pura casualidad y por consecuente se le dejo usar una de las oficinas vacías.
—Ace-san— colocó su dedo en el gatillo haciendo una mínima presión —No importa si sobornas a todos tus contactos en la mafia, ¿Jamás me dejarás cierto?.
—No dispares— cerró fuertemente los ojos —Podemos llegar a un acuerdo.
—Claro que lo tendremos— con su mano libre tiró de su cabello —Dejas de joderme, y de conspirar, así no mueres, ¿Está claro?.
—Si, lo esta— temblorosamente asintió.
—Alejaté de las personas que me importan— con la propia arma le dió un golpe en la cara, provocando una fractura de nariz —Y no lo llames perro rabioso.
El albino retenía la sangre con sus manos, Jane camino hasta la salida siendo seguida por Akutagawa quien sentía una incomodidad enorme por sus acciones.
—El me da náuseas— llamó la atención del más alto —No tiene amor por nada, ni por si mismo.
—Merezco un castigo, yo puse en riesgo la misión.
—Tu castigo es el mismo que el mío— apunto al piso haciendo referencia a lo que había por dejando del suelo —Murieron muchas personas.
Ryunosuke frunció el ceño bastante confundido —Es una estupidez, solo los fuertes sobreviven.
—Una ideología extraña para ser huérfano que ama con tanta dedicación.
—No lo entiendo.
—Tú amas algo por eso estás aquí esforzándote— se alejó para avanzar —Ese amor es lo que nos motiva a cometer atrocidades, mi amor me ha llevado a matar a tantas personas y esos niños, pero no me importa seguir matando, todo valdrá la pena al final si ellos están bien.
Mientras esas personas estén a salvó podría convertir al mundo en el mismo infierno.
El de cara estoica no se inmutó, pero en el fondo sintió un escalofrío recorre su espalda, aprendió a ser más cauteloso con la que sería su guía en los próximos años pero a la que jamás vería como mentora.
—Tengo antojo de un flan— sacó la billetera de su pantalón —Consigelo.
Fragmento perdido.
-¿Segura que no te duele?- el pelinaranja estaba en la puerta de su departamento.
-No fué nada grave- lo invito a pasar -Tuve peores golpes antes.
-No recuerdo que te lastimaran con frecuencia, es más, creo que nunca te tocaron- trató de hacer memoria, pero fué en vano.
Una sonrisa nerviosa se asomo por los labios de Jane -Fueron por entrenamientos con...- Apretó los labios para después negar -Era más pequeña.
Se levantó la blusa lo suficiente para que viera su abdomen, delineó una cicatriz pequeña. El de sombrero aclaro su garganta, la vergüenza lo invadió.
-Lo sé, es un poco fea pero no tanto como esta- se dió la vuelta levantando aún más su ropa -Tenía doce años.
Mostró una especie de cortada, era delgada y no tan larga pero si lo suficiente para verse.
-No son feas- se acercó a ella bajando la prenda -Demuestran tu historia.
-¿Historia?- La menor ladeó su cabeza.
-No se por todo lo que has pasado, pero eso eres, tus heridas- sus palabras causaron un escalofrío en la ojiverde.
Se abalanzó sobre el -Eres muy bueno con las palabras, debiste ser poeta en tu otra vida.
Ocultó su rostro aspirando el aroma de su colonia costosa, y en el camino rozó la gargantilla que adornaba el cuello de Chuuya. Se repitió para sus adentros que ningún ser humano que hubiese conocido tenía esa habilidad de usar cualquier cosa y lucirla tan bien.
-¿Somos nuestras heridas sin importar lo horrorosas que son?- eran susurros dedicados a Chuuya.
Lo entendió todo, no hablaba de las marcas sobre su piel, se refería a sus propios crímenes y pecados que jamás podría expiar.
-No podemos borrar lo que somos, pero ruego que el fin justifique los medios- la envolvió por completo llenado su frío cuerpo de calor.
-Gracias- una lágrima proveniente de su ojo izquierdo cayó en su hombro pero esto paso desapercibido por ambos jóvenes.
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