𝑩𝒊𝒆𝒏𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝑷𝒐𝒓𝒕 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂

Advertencias: Ninguna.

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     La joven fué atendida, al igual que sus compañeros sus heridas eran de gravedad, solo paso un día de recuperación antes de ser llamada por su líder—. Jane, que bueno que estás bien — aquel hombre de gabardina con detalles rojos estaba sentado en su oficina—. Te daré un aumento por tus eficientes resultados, han mejorado mucho.

     —Osamu elaboró un plan eficiente, eso es todo Mori —la chica tenía la mitad de la frente vendada, no hubo fracturas mayores — Saludé a tu maestro, es algo tímido.

     —Se suma al expediente de Randou— lo tomo dando una pequeña revisión—. Confiscamos toda su investigación de Arahabaki.

     —Pensaba que se los darías— La de ojos verdes miraba por los grandes cristales el cielo azul.

     —La mafia controla la razón por cualquier medio —le regaló una sonrisa ladina—. Y esto no es la excepción.

     —Bien, me retiro— dió una reverencia para tratar de avanzar. No tenía ganas de hablar con el mayor, especialmente después de lo que les ocultó de la misión.

     —En realidad, tengo que pedirte que vayas con Dazai-kun—  le dió un nuevo teléfono, el antiguo quedó hecho trizas—. No creo que sea necesario, pero debes tener uno.

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     —Maldición, olvide algo en el auto—  confesó el castaño mientras llegaban a su destino — Debe ser porque me siento mal, después de la pelea Mori-san parece explotarme.

     —¿Me lo dices para que vaya?— Jane suspiro cansada.

     —Claro que si, mi amada flor de loto— el más alto apretó su mejilla mientras caminaba dando zancadas por el terreno de rocas —No tardes.

     —¿Esta en el maletero? — grito recibiendo un pequeño "Naturalmente". Regreso al carro negro de vidrios polarizados, en el encontró un botiquín de primeros auxilios.

     No le dió muchas vueltas al asunto y regreso al punto de encuentro, cuando logro ver a su compañero este dió un saltito de una roca donde estaba sentado. El equipo táctico avanzo, todos tenían listas las armas.

     —Como acordamos, no toquen a los niños— empezó a dar indicaciones mientras caminaba hasta la menor —Jane, ¿Puedes encargarte del pequeñín?.

     La joven miro por encima de su hombro encontrando a un Nakahara apuñalado. Asintió para después ir hasta el joven de ojos color cielo —Osamu, no tardes mucho.

     —Hasta esto tenía previsto—  jadeaba pesadamente el de chaqueta gris.

     —Desde que jugaron en el salón arcade—  contesto Jane—. Era obvio que a Dazai jugaba con todos.

     —Maldito, quería hace que desconfiaran de mi— apretó los dientes frustrado.

     —No es toda su culpa. Dazai no es responsable de esta situación— suspiro la chica sacando algunos utensilios como gasas.

     —Obviamente lo defiendes, estás con él — Chuuya trato de dar un manotazo pero el veneno ya hacía efectos.

     —No es solo eso — hizo una breve pausa buscando las palabras adecuadas—. Pero si la lealtad de la organización cambia tan rápido es por lo subordinados y el líder —La azabache dió una mirada antes de abrir su chaqueta y levantar su camisa.

     —Sabes mucho de líderes?— preguntó con ironía el de cabellos naranjas.

     —No soy buena en eso, pero conozco a alguien que si — logró divisar una sustancia además de sangre —¿Qué veneno usaron?.

     —De ratas — arrastró las palabras dolido, sus amigos lo veían así — Dime ¿Qué es ser un líder?.

     —Se lo puedes preguntar tu mismo— la joven puso en práctica lo que muchas veces vió hacer a su jefe — Si te sirve saberlo, yo le entregaría la vida por el amor que tiene a su causa, el lo hace parecer una familia.

     El chico la veía sorprendido—. ¿Tanto crees en el bastardo suicida?.

     En respuesta la ojiverde negó con un movimiento de manos—. Me refiero a Mori, el me dió una oportunidad —reprimió una risita burlona.

     El pelinaranja más avergonzado giro la cara mientras ella hacia su trabajo. Había tensión por parte de ambos, Jane estaba sería y el algo incómodo. La observó más de cerca notando que era aún más bonita si se apreciaban sus detalles.

     —Te dolerá— recibió un asentimiento frenético —Uno, dos...— no terminó de contar para pegar el algodón.

Un grito de dolor salió de la boca de Nakahara, pero el sonido de las balas fué más alto.

     —Vamos al auto— lo ayudó a ponerse de pie cruzado un brazo por su hombro.

     —¿Todavía te duele?— señaló dando un vistazo a la frente de Jane.

     —Claro que me duele, pero debía venir a darte la bienvenida — respondió con ese tono monótono.

     Las orejas del muchacho se tornaron rojas — No digas cosas como esas, además ¿no solo eres amable con tus amigos? — volteó la cara evitando los ojos verdes.

     — Bueno, ahora eres mi compañero, por eso Mori me pidió que viniera — llegaron hasta su destino, Jane le acomodo en el asiento trasero.

     — Mi amada flor de loto, ya acabamos —  la sangre escurría por las vendas del más alto, no era suya — Vamos a comer.

     — Si, tu ve con Nakahara — los dos soltaron un quejido — Alguien debe acompañarlo, si no quieres puedo ir yo.

     —Esta bien, un amo debe vigilar a su perro — en realidad Dazai quería evitar que tuvieran más tiempo a solas.

¡Te mataré a mordiscos maldito psicópata!.

~•~

     —Impresionante —  Mori aplaudía las acciones de su aprendiz.

     —Solo aplique lo que recuerdo que hacías — Narró con indiferencia como atendió de forma provincial la herida de Nakahara.

     —Podría instruirte en el área médica—  le señaló un paquete de hojas sobre su escritorio, el contemplaba la ciudad desde su silla.

     —Se de primera fuente el como terminan tus discípulos de medicina — ella sería la encargada de manejar el cargamento de armas contrabandeadas —, o al menos los que tienen poderes. Al fin llegaron, me encargaré ahora mismo.

     —Mañana, ahora tengo otro trabajo para t— el hombre sonrió — ¿Puedes abrirle a nuestro invitado?.

     La azabache asintió, cuando lo hizo encontró unos ojos azules, lo dejó pasar cerrando la puerta detrás de el. Al no pedirle que se fuera entendió que la quería ahí, talvez para cuidarlo. Camino hasta el otro extremo de Mori, quedando frente a Nakahara. El hombre le estiró un sombrero.

     —¿Qué es esto? — el joven parecía no importarle que fuera el líder de la mafia — Un sombrero viejo.

     — Es costumbre que el que te reclute te guíe, y una de sus posiciones es símbolo de la unión. A Dazai-kun le di la gabardina, Jane tiene la cadena de oro — el joven miraba con desdén su regalo.

     — Prefiero un poco de oro — fué interrumpido por la voz de Ōgai.

     — Estaba en las pertenencias de Randou, el investigó al Arahabaki — El hombre señaló unos papeles en una pequeña mesita junto a el — En las instalaciones donde estaba, trataban de crear poderes artificiales. Lo siento, solo los altos mandos tienen acceso a ellos.

     — ¿No pensaste que te podría golpear y robarlos? — se ganó una mirada severa por parte de Jane.

     — Sé que no eres tonto, además yo puedo contestar otras de tus dudas — el de guantes cruzo las manos.

     El pelinaranja observaba a la menor, quien le dió una especie de sonrisa — Con que lo sabes todo, entonces dime, ¿qué es un líder de una organización?.

      — El líder esta en la cúspide de la organización, y al mismo tiempo es su esclavo- El hombre hizo una pausa mirando las nubes frente a el — Se ensucia las manos por el bien de su organización, cuida de sus subordinados, les da el puesto adecuado,y de ser necesario los sacrifica.

     El pelinaranja lo miraba atentamente, totalmente embelesado por sus palabras — Haría con gusto cualquier atrocidad si ayuda a la organización, eso es un líder, todo por proteger la organización y la ciudad que amo.

     El joven medito unos segundos, hasta que se hinco acercando el sombrero a su pecho — En ese caso, mi sangre es suya jefe, protegeré la organización que tanto apoya, derrotare a sus enemigos, aprenderán que la gravedad aplasta a quien desprecia a la Port Mafia.

     El de ojos violetas se puso de pie, le dió una sonrisa a su discípula para después voltear a su nuevo subordinado — Bienvenido a la port mafia, Chuuya Nakahara. Jane, tu le enseñarás las instalaciones, cuidaras de el hasta que lo asigne a un puesto adecuado.

     — ¿Eso es todo jefe?— suspiro dando la impresión de estar frustrada.

     — Puedes retirarte.

     La joven cargaba las hojas junto a unos sobres color hueso. El muchacho la volteaba a ver de vez en cuando, le intrigaba que pasaba por su mente, no era extraño que hubiera adolescentes en la mafia en su mayoría hombres, pero ella parecía llevar más tiempo en el bajo mundo.

     —¿Qué ocurre? — sus miradas se encontraron incomodando al pelinaranja quien empezó a mostrar su nerviosismo por medio quejas —Te llevaré a los almacenes, después conocerás a el grupo táctico. ¿No vienes?.

     Nakahara la veía un poco sorprendido, realmente era rara, o talvez una prodigio. Salió de su trance para subir con ella —¿Cuántos años tienes?.

     —Cumplí catorce hace poco— la veía reflejada en la puerta.

     —¿Eres hija de algún tipo de la mafia? — la muchacha nego.

     —Soy subordinada directa de Mori — alzó los hombros restándole importancia — Lo conozco desde hace 5 años, trabajo con el desde entonces.

      Chuuya pensaba que después vendría algún remate como si de un chiste se tratara, según los rumores el jefe de la mafia era bastante sádico, no podría cuidar a una niña.

     —Hace un año fué que me convertí en empleada oficial, al mismo tiempo conocí a Osamu — al escuchar su nombre el pelinaranja soltó un gruñido.

     — ¿Ustedes son, cómo decirlo, compañeros desde entonces?.

     —Desde que lo conozco el jamás se ha separado de mi, Mori lo asignó como mi pareja —una sonrisa hermosa se dibujo en sus labios.

     —De verdad el da asco, ¿Jugando a los noviecitos en plena mafia? —la muchacha hizo una pequeña "o" con su boca.

     — El no es mi novio —al decir eso la cara del ojiazul se volvió un tomate.

     Confundió la situación, y no era para menos, el castaño dió pie a los malentendidos, además que a los ojos del mundo parecían ser realmente íntimos. Al notar la tensión en el ambiente Jane hablo de nuevo —Pero de verdad lo quiero, el me ayuda siempre.

     —Es un maníaco suicida —cuando está por pedir disculpas por la confusión llegaron a su destino.

     —Vamos, será un día largo —la muchacha salió por las puertas metálicas, por unos segundo Chuuya se dió una bofetada mental por ser tan raro— Si te quedas atrás pensaran que eres un intruso.

     Lo tomó por la muñeca para arrastrarlo. El más alto rápidamente se alejo por vergüenza, pero Jane pensó que podría ser porque no le agradaba.

     —Perdón, debí preguntarte —dió una bocanada de aire para seguir avanzando — Si tienes dudas puedes preguntarme, después te llevaré por algo de comer.

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     Ambos acompañaban a la mujer de ropas tradicionales, Ōgai le ordenó dejar al joven con su nueva maestra, además de acompañarlos a la reunión con la empresa fachada.

     —Jane, tus lecciones de etiqueta terminaron hace un tiempo, me gustaría ver cómo sacas provecho de ellas —la menor se puso rígida.

     Recibió entrenamiento con ella, dónde básicamente le enseño el arte de la seducción, la etiqueta que necesitaría, la mujer le dió lecciones muy importantes, no solo era una cara bonita.

     —Claro que si, pero me temo que hoy estaré en la retaguardia —se escudo con la orden del jefe.

     —Es una pena, pero puedes visitar mi oficina para conversar un poco.

     —Será un placer, tomar té con usted siempre es placentero.

     —¿Por qué me lleva a la reunión, Señora?—hablo el varón, durante sus días en la mafia se le ordenó vestir como todo un importante miembro.

    VHasta para Jane era impresionante como escaló a la cima sin tener que pasar por algún otro trabajo bajo, sabía que la mafia podía ser un lugar hostil si no tenías las conexiones adecuadas.

     —No me llames señora, no soy tan grande, ¿Verdad linda? —la mujer de cabellos casi rosas volteó la mirada a la ojiverde.

     —Koyo-san es una mujer muy joven, además de bella —durante su primer año supo lo mucho que le encantaba recibir halagos a la mujer.

     —Te llevo para que aprendas, el té ofrecido, cada conversación influyen en la inclinación de la mafia —la más alta hablo, su voz era calmada, era la mujer más tranquila de la mafia, dando una imagen tradicional y formal.

     —¿Y si enojo a los que vienen a la reunión? —pregunto el del sombrero.

     —Si sucede los solucionaremos, si una estructura se derrumba tan fácilmente, es mejor tirarla cuánto antes —sus palabras sorprendieron al de ojos azules.

     Se quedaron en silencio hasta que una risa sonó por los pasillos. Todos voltearon para encontrar al líder de la mafia acompañado del castaño, y un pequeño que daba vueltas alrededor de los más grandes. Al verse la cara ambos se quejaron, Dazai corrió hasta donde estaban.

     —Chuuya, ¿Para qué crees que te uniste a la mafia?, ¡Eres mi perro! —soltó el suicida reclamando al de la gravedad.

     —Si me pica el pie, me lo rascas. Si quiero soba me lo traes, esas es tu función —el de vendas miro por un fragmento de segundo a las mujeres que lo acompañaban— ¿Por qué trabajas directamente para Koyo-san? No tienes derecho para estar con Jane.

     El de ojos azules soltó un gruñido en respuesta —¡Eres joven y enano, empieza desde abajo!.

     —¡Mira quien habla, estratega!, Me uni por voluntad propia, no soy tu perro —se inclino mas listo para pelear.

     —No mires esto- la joven tapo los ojos del bicolor.

     —Crece más, talvez así no te pise cuando camine —el castaño señaló sin pena alguna a la joven— ¡Alejate de ella, es una orden perro!.

     —¿Te crees dueño del mundo? —la discusión empezó a tornarse acalorada.

     —Ven Yumeno— Jane, puso al menor junto a Mori —No te pierdas de vista.

     —Solo un diamante puede pulir a otro, Natsume-sensei nos dijo eso a Fukuzawa-dono y a mí —miro a la joven dar un último vistazo a los chicos —Veremos si es verdad- sonrió al ver cómo la menor tenía un brillo particular en sus ojos.

-Encontre tres joyas muy valiosas-

Fragmento perdido:

Nakahara estuvo observando todo con atención, pudo sentir la tensión entre amabas partes.

-Eso salió muy bien- Jane caminaba junto a el -No me gusta estar en las negociaciones-

Dejaron a la mayor en su oficina, ahora lo guiaba por los pasillos hasta su puesto.

-¿Qué haces usualmente?-

-Pues me encargo de las armas, ayudo a Koyo con dos de las empresas fachadas- mostró sus dedos tratando de contar todas su utilidades.
-Casi cualquier cosa que se necesite-

-¿Cualquier cosa?- esas palabras lo hicieron considerarse que estaba dispuesta a darle a la organización.

-Al igual que tú-

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