1- tarifa de espera.
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- sé que llevamos mucho tiempo conociéndonos, pero desde hace mucho tiempo llevo pensando que...-.
Se colocó de rodillas frente a ella para sacar del bolsillo derecho de su pantalón una pequeña caja forrada en terciopelo de color azul, la cual mostró frente a su amada.
El rostro de la contraría parecía completamente sonrojado y sorprendido por lo que presenciaba.
- Shinobu, me gustaría seguir aprendiendo en mi vida, y estoy seguro de que la mejor persona para eso, eres tú-.
Abrió la caja de terciopelo hacía arriba, mostrando en su interior, una hermosa argolla de compromiso, dorada y adornada con una gran piedra preciosa.
- ¿quieres casarte conmigo?-.
La amada comenzó a saltar de alegría como si fuera una niña recibiendo su mejor regalo de cumpleaños. Pero no pudo responder, no pudo otorgar el "sí" definitivo debido a que el tiempo mágica y repentinamente se congeló.
Quedó sobre el aire en pleno salto, mientras que el hombre esperaba impaciente por la respuesta, pero esa parte jamás llegó.
Era una cinta de video, la habría visto cientos de veces en lo que llevaba el día, pero no tenía el valor de ver lo que seguía. Sus ojos estaban resecos y cansados, pero decidió colocar la grabación que su esposo había grabado a escondidas en el mejor momento de sus vidas, al menos ese solía ser.
Las lagrimas ya no salían de sus ojos, ya no le quedaban. No tenía hambre, si algo de sed, pero no había nada de tomar en su hogar. Su lugar estaba completamente oscuro a excepción de esa televisión que mostraba todo el proceso de la petición de nuevo, esperaba tener el valor de verlo por completo esta vez.
Estaba tapada con una manta sobre el sofá, no quería saber nada del exterior, llevaba en pijamas toda la mañana. Se tragaba sus mocos para no seguir irritando su nariz por tantos pañuelos, estaba tan cansada.
Era extremadamente complicado ver a tu pareja, tu cónyuge, en recuerdos de video, aun cuando el mismo seguía presente en tu vida, pero ya no era el mismo.
Su trabajo le quitaba todo el tiempo en casa, aveces no llegaba a dormir, todo por un trozo de pan que se colocaba duro a las horas. Se sentía amenazada cuando miraba su esposo a los ojos, eran unos ojos oscuros y secos alejados de esos azules marinos de los que se había enamorado alguna vez.
"Necesitamos el dinero"
"Solo serán unos días"
"No me esperes despierta"
"No puedo hablar ahora"
"Será en otra ocasión"
¿Dónde estaba su lugar? Se sentía tan deshecha, pero en el fondo luchaba por entenderlo, le prometían un aumento en el que podría tener más tiempo libre, tal vez podrían comenzar una família, si, estaban en la edad perfecta para ello; nada de ello.
El trabajo de ama de casa era sencillo, como nadie desordenaba, no tenía mucho que hacer. Cierto día, metiendo la ropa blanca dentro de la lavadora, pudo ver algo que no debió ver.
La camisa favorita de su esposo, de una tela blanca y fina, estaba manchada con un extraño tono ensangrentado.
¿Vino?
¿Sangre?
¿Ketchup?
Su olor era diferente, era labial, era un labial espeso y dulce el cual estaba impregnado en la camisa de trabajo de su esposo. Intentó calmarse durante horas y horas, busco ayuda junto a su confidente más profunda y entendió todo con certeza, estaba siendo engañada.
Por eso la mirada había cambiado, por eso los besos se habían vuelto incómodos, por eso el sexo se había extinguido, había alguien más haciendo esas tareas por ella.
Estaba totalmente devastada, todos los días se encerraba en el apartamento a llorar durante horas preguntándose el por qué de dicha acción.
No era una mujer fea, era deseada por cualquier hombre que la viera pasar, su esposo siempre supo eso, entonces ¿por qué le hacía ésto? Todos los días creía encontrar un nuevo indicio de la supuesta infidelidad, perfumes diferentes en su ropa, algunas marcas en el cuerpo de Giyuu que ella no había hecho, era evidente el engaño.
Sintió como vibraba su celular indicando la entrada de un mensaje, dejó el video andando mientras desbloqueaba la pantalla y observaba de quien se trataba.
Amor💕: no me esperes despierta. Tengo que tomar doble turno.
Solo suspiró, estaba tan acostumbrada a esto, ya ni siquiera podía llorar, pauso el vídeo y se levantó del sofá para caminar hasta las cortinas. Las abrió y entendió la hora que era. Sus retinas se volvían sensibles ante la repentina luz, y no le quedaba más que ir al baño para lavarse la cara, usar gafas dentro de casa.
Apoyó sus manos en el lavado, se miró al espejo y pudo ver como lucía cansada, estresada como una profesora de primaria. Se apenaba de verse a si misma, intentaba negar su figura. Lavó su rostro con abundante agua y tomo su estuche, esconderse bajo el maquillaje podría ser una buena cura momentánea, calmaría el dolor psicológico.
Habrá perdido al menos una hora, lo bueno tarda en llegar. Terminó y miro sus manos posadas sobre el lavado, su anillo posado en el dedo anular, alguna vez había sido objeto de lujo y burla para sus amigas, a quiénes les presumía con gusto el tener un esposo tan maravilloso.
Sacudió su cabeza y fue hasta el celular, apagó el televisor y entró su aplicación de Deliverys. No pensaba en salir a comprar con estas pintas, sería mejor gastar algunos billetes más con tal de tener todo en su puerta.
Gastó casi treinta dólares en alcohol, y unas gomitas para disimular el pedido. Estuvo pasando rabias al saber que el encargado de su pedido venía en bicicleta.
"¿No te pagan lo suficiente cómo para tener una motocicleta al menos?"
La respuesta era obvia, Shinobu ni siquiera había agregado propina. Tenía cerca de treinta minutos de espera, por lo que fue hasta la habitación para cambiarse de ropa, ese pijama pedía a gritos un feriado. Tiro las prendas en cualquier rincón de la pieza, perdía más tiempo buscando y decidiendo que ponerse, estaba realmente indecisa.
Justo cuando creía estar en su momento más bajo de paciencia, escuchó el timbre de su apartamento, seguido de un mensaje en su celular. Apretó sus dientes mientras seguía decidiendo que ponerse, el celular sonaba sin parar mientras Shinobu perdía los últimos rastros de tranquilidad que le quedaban, el timbre seguía sonando y los mensajes bombardeaban su celular.
Terminó explotando con un grito femenino mientras tiraba toda la ropa, tomó su celular y vio de quien se trataba, el pedido había llegado. Era tiempo récord, habrían pasado solo quince minutos y ya estaba aquí, pero en vez de alegrarse, solo se enfado más.
Podría lanzar veneno por sus labios si es que era interrogada, y una llamada entrante del repartidor, solo dio en el blanco. Contestó con el mejor genio de todos, gritos e insultos.
- buenas tardes, ¿cómo estás? estoy afuera-.
- ¡¡ya lo noté, idiota!! ¡¿No leíste el mensaje?!-.
- lo siento, solo quería decirle que la tarifa de espera...-.
Fue interrumpido a base de insultos y gritos de una mujer que no aceptaría más palabras de su parte.
Siguió cambiándose ropa con enfado, no había entendido a lo que se refería aquél repartidor, pero estaba más preocupada de molestarlo por su chillona y temerosa voz.
Finalmente estuvo lista, tomo veintinueve dólares exactos y fue hacía la entrada, antes de abrir, se apoyó en la puerta procurando no decir ninguna locura ni perder el control, y una vez sellado su compromiso; abrió.
- gracias por esperar, aquí esta el dinero-.
Con una amable sonrisa, entregó el dinero a un chico vestido de uniforme similar al de los scouts, se veía ridículo ante la opinión de la mujer. Se extraño al ver como el jóven comenzaba a contar el dinero en reiteradas ocaciones como si algo no le cuadrara.
- esta incorrecto el monto, señorita-.
Dijo fingiendo firmeza mientras levantaba su mirada mostrando sus ojos rojizos como su cabellera oculta en una gorra que hacía juego con su uniforme.
Sacó de quicio a Shinobu, quien arrebató el dinero de manos contrarias para contarlo y decir "veintinueve" en voz alta.
- sí, pero son treintaidos-.
Respuesta que sepulto por completo a la hermosa mujer, quien solo se enfado aun más.
- estoy segura de que eran veintinueve, mocoso, ¿intentas engañarme?-.
- sí, lo eran hasta que se activo la tarifa de espera... Intenté decírselo por llamada pero usted...-.
Había tenido suficiente, le estaba mareando tanta información.
- ¿de dónde esperas qué saque más dinero? Lo tenía justo, ¡al menos llévate las gomitas!-.
"Solo valen un dólar"
El jóven parecía no tener la voz para imponer respeto, lo que lo hizo completamente inútil contra una mujer que estaba en su momento más bajo. Intento tomar las bolsas de alcohol para entrar en casa y hablarle al chico, pero el mismo alegó "no puedo entregárselas sin el dinero, lo siento" estando completamente tembloroso.
- entonces pasa, no tardo en encontrar el dinero-.
Dijo metiéndose en su apartamento mirando como el repartidor le quedaba mirando desde la entrada sin mover un músculo.
- no nos recomiendan entrar en las casas... Es peligroso-.
- solo entra, no te voy a violar-.
Dijo Shinobu tomándole desde sus ropas para meterlo dentro del apartamento en contra de su voluntad, cerrando la puerta a sus espaldas.
Estaba desordenado, no era el hogar que esperaría de aquélla mujer, no era un desastre, pero decir que estaba ordenado estaba muy erróneo. El chico, tomó asiento en el comedor mientras escuchaba como Shinobu le ordenaba no mover un dedo mientras ella buscaba el dinero, seguido de eso, una orden para abrir el licor que traía.
Sentía cierto temor por lo que pudiera hacer la mujer, tal vez estaba buscando un cuchillo para apuñalarle, prefería seguir sus órdenes antes de tener que afrontar las consecuencias.
Tomó un vaso para servir la bebida mientras escuchaba algunas cosas caer en la habitación en la que se había metido la mujer loca.
Se sentó y esperó, habrán sido cinco minutos hasta que la vio llegar con una expresión algo incómoda. Dejó caer monedas desnudas junto a un dólar sobre la mesa, mientras tomaba el vaso para comenzar a beberlo hasta el fondo, tenía mucha sed.
- seguiré buscando-.
- ¡no se preocupe! Puedo poner lo que resta de mi cuenta-.
Exclamó el pelirrojo mientras se quitaba su gorra para tener mejor visión en que la mujer no tuviera un arma consigo.
Shinobu dejó el vaso vacío sobre la mesa con fuerzas, lo que hizo callar de inmediato al miedoso jóven.
- ya te hice pasar, solo quédate aquí-.
- usted no lo entiende, podrían echarme si me desaparezco...-.
Argumentaba con temor mientras se alejaba un poco de la mujer de bellos rasgos.
- solo diles que te secuestraron-.
Su cabello era como la flores de lavanda, su perfume era dulce como las frutas pero ácido en el fondo. Ella misma llenó su vaso nuevamente y fue en busca de otro para servirle al pelirrojo, el cual negaba nervioso con sus manos.
- ¿cómo te llamas? ¿Y por qué te vistes cómo autista?-.
Era demasiado directa con sus preguntas, parecía no tener filtro, y el alcohol no pareciera tener pinta de arreglarlo.
- mi nombre es Tanjiro, me visto así porque deben reconocerme en la empresa, pertenezco a una fundación de jóvenes estudiantes trabajadores-.
Explicó inflando un poco el pecho mientras sonreía un poco más tranquilo.
- autista y pobre-.
No era muy amable, solo hizo sentir más incómodo al chico, quien borro lentamente su sonrisa, lo que fue notado por la mujer.
- tranquiloo, solo es una broma, se te ve... Genial-.
Dijo evitando el contacto visual, era evidente que mentía.
- no importa, enserio puedo rellenar yo la diferencia, tengo que volver a trabajar, es para mi universidad-.
Decía el chico mientras se levantaba de su asiento para colocarse nuevamente su gorra.
- ¡vamos! Te dije que encontraré el dinero. No me dejes aquí sola, solo quiero compartir un poco-.
Shinobu terminó su segundo vaso, y creyó que era buena idea abrir otra botella diferente para tener variedad, todo esto mientras acercaba el vaso del pelirrojo a su lugar nuevamente, invitándole.
Tomó asiento, y asintió mientras tomaba el vaso para beber un poco, llevar el primer sorbo a su boca significó escupirlo de inmediato, tenía nula experiencia bebiendo al parecer.
Sentía una extraña incomodidad sobre ella, pero se le hacía complicado dar la media vuelta y marcharse, probablemente había perdido a algún ser querido y por eso estaba en esta situación.
- ¿esta todo bien?-.
Dijo volviendo a tomar un sorbo intentando tragar la bebida esta vez, haciéndolo a duras penas.
No tardó en recibir una respuesta facial por parte de la mujer a su lado, quien miraba su vaso moviendo de un lado a otro su interior.
- se podría decir que sí... No lo sé. ¿Alguna vez te ha pasado qué te niegas a creer algo que es tan evidente? Habiendo pruebas y todo-.
Bebió hasta el fondo, esto parecía una competencia de ebrios, en la que ella era la única concursante.
- tal vez... Jamás he creído en Dios, pero siento que es más fácil aceptarlo que negarlo-.
El chico soltó un leve suspiro mientras tomaba otro pequeño sorbo, ya había dado por perdido el dia laboral, ahora pensaba en una buena excusa que poner el día de mañana.
- tenemos problemas diferentes, Tanjiro. Eres jóven, deberías preocuparte por otras cosas, como... ¿Alguien con quién casarte? Sáltate esa parte-.
El jóven parecía entender por donde iban sus problemas, por lo que espero a que terminara de servir su tercer vaso para hablarle.
- ¿pasas un divorcio? Mis papás hace poco también tuvieron uno, creo que... Es normal, dicen. Aveces el amor se acaba-.
Fue violentamente interrumpido por el vaso a la mitad que chocó contra la mesa, indicando que sus palabras de apoyo habían hecho todo lo contrario.
- no se ha acabado el amor... Es lo que trato de decirme todos los días pero... ¡Es tan distante! Me trata como si fuera una desconocida-.
Tanjiro dejó escapar un "lo siento" mientras acomodaba su vaso en la mesa, no quería que este cayera roto por otro golpe.
- solo digo que... No es necesario hacérmelo saber de esta forma-.
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Los minutos pasaron con una velocidad multiplicada, la charla se había extendido lo suficiente hasta entender la vida y situación completa de Shinobu, más no la de Tanjiro, quien solo estaba puesto a escuchar y apoyar verbalmente.
Se había acabado una botella casi sola, y llevaba un cuarto de otra, pero el jóven trabajador y estudiante, apenas iba por su segundo vaso. Podía ver en sus mejillas coloradas su evidente estado de ebriedad, su voz solo lo evidenciaba más.
- pienso, ¡¿qué clase de modelo será?! No cualquiera esta sobre mí... ¡¿Entiendes lo qué te digo?!-.
- claro... Tal vez sea extranjera-.
- ¡¿una negra dices?! Oh no... Tanto trabajo le afectaría la cabeza, ¡se lo dije!-.
Brindo por eso, alzó su vaso y bebió mientras miraba de reojo a Tanjiro, quién tenía nula tolerancia al alcohol, sus mejillas ya estaban ligeramente coloradas, pero intentaba actuar como un sobreo.
- llevas todo el dia callado, ¿no hay nada qué quieras decirme?-.
Dijo acercando su silla a la de Tanjiro mientras le miraba fijamente invadiendo su espacio personal.
- ¿a qué te refieres?-.
Pregunto nervioso mientras intentaba hacerse para atrás, apoyando su espalda contra el respaldo de la silla, pero ella seguía acercándose esperando su respuesta, haciendo que el chico no tuviera a donde huir.
- digo que... No has dicho nada de nada-.
Podía sentir el gusto al alcohol viniendo de su boca, normalmente resolvería el estómago, pero sentía algo diferente con ella, era atractivo, algo que le funcionaba como un perfume dulce.
Apoyó sus manos sobre las piernas del chico, era lo que evitaba una caída. Se sentía como un perro acorralado mientras evitaba mirar a la mujer a los ojos, pero esta solo le hablaba desde más y más cerca, haciendo que pudiera sentir el calor de su boca.
De pronto, fue tanta la cercanía que sintió como lentamente la mujer estaba sobre su cuerpo, lo que indicaba que era imposible salir de esta situación.
- solo digo que... ¿Por qué haría ésto?-.
Fue lo último que dijo antes de posar sus dedos contra el nervioso cuello del jóven, el cual solo trago en secó mientras sudaba frío.
Un pesado suspiro reboto en toda la habitación cuando los toques del cuello se convirtieron en caricias que se deslizaron por todo su hombro, y sus labios eran capturados en un fuerte beso que dejaba ver todo el estrés de una mujer engañada...
El beso se prolongó por unos segundos mientras el distintivo vibrar del celular se hacía presente sobre la mesa, siendo ignorado por ambos presentes.
En la pantalla del celular vibrante, mostraba su pantalla como llamada entrante.
"Amor💕"
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