❁•° T R E I N T A Y S I E T E °•❁

El chico apresuró el paso sin apartar la vista del suelo, solo podía notar como los pies de las personas se movían en diferentes direcciones, siendo acompañados por las voces lejanas. Han Gil quería estar solo.

Pero al levantar la mirada sus ojos se encontraron con los del peli-negro, su corazón volvió a latir con fuerza al momento de que el contrario se acercaba a él. ¿Por qué no corría a sus brazos? ¿Por qué seguía teniendo miedo?

En eso, unos ligeros dolores de cabeza le comenzaron a incomodar. Tragó duro e intentó apoyarse en la pared más cerca, por otro lado, Dong Sun pudo darse cuenta que algo malo estaba sucediendo con el chico, así que no dudo ni un segundo en ir con él y tomarlo de la cintura para que no cayera.

Su vista viajó por todo el rostro de su chico, una mirada llena de preocupación.

—Han Gil, ¿Qué sucede? —Preguntó mientras acariciaba la mejilla del chico, este al sentir su tacto cerró los ojos con lentitud, disfrutando de la piel suave.

—Me duele la cabeza.

—¿Estás recordando? —dijo sorprendido.

—¿Hmh? No... Sólo que... —Tragó duro. —Acabo de hablar con Min Ki, pero al final no llegamos a nada.

—¿Quieres que te lleve a una banca?

—Por favor.

Dicho esto, el castaño se aferró al chico y a paso torpe siguieron el pequeño camino de tierra hasta llegar a una de las bancas. Han Gil suspiró pesado cuando tomó asiento, no sabía porque se había sentido tan cansado de un momento a otro, así que su única respuesta fue que tal vez se estaba enfermando, sí, nuevamente.

—¿Quieres que te traiga algo de beber?

—Estoy bien. —Sonrió un poco débil. —Ya pasará, sólo necesito un poco de aire fresco.

—Debió ser dura tu platica con Min Ki, tanto como para ponerte así.

Han Gil no dijo nada, en cambio mantuvo su vista al frente.

—Si no estuviera aquí, tu amistad con él no se hubiera destruido. Seguramente en estos momentos estarían en camino a casa, riendo, contando algunas anécdotas, no sé... —Rió sin ganas, no obstante, el castaño era el que lo miraba con detalle. —Lo siento tanto, sólo vine a arruinarte la vida.

—Estas equivocado. Tú llegaste a darle otra cara a la vida, me has mostrado tantas cosas de mi pasado que ni siquiera sabía que las podía hacer. Sí Min Ki nos mintió, eso me da a entender que no lo conozco lo suficiente y por más que me duela el pasado, no puedo hacer nada. Ya sabes lo que dicen, las cosas pasan por algo.

Esta vez el peli-negro miró a sus pies algo nervioso. Tal vez habían pasado unos dos minutos en los que ambos se mantuvieron en un ambiente silencioso, ninguno se sentía incómodo, solamente se relajaban con el sonido del viento.

—¿Quisieras dar una vuelta más tarde? —Interrumpió el moreno, su mirada ahora estaba en la de Han Gil.

—Lo siento, pero tengo que ir a trabajar. Hace unos días que no voy para allá y necesitamos un poco de dinero.

—Oh, entiendo... —Asintió lentamente. Nuevamente cambió su vista al suelo mientras movía su pie izquierdo.

El menor inmediatamente se dio cuenta de su cambio de humor, así que aclaró su garganta con el único propósito de llamar la atención del chico, algo que logró al instante.

Podía decir que los ojos del azabache eran tan hermosos y expresivos.

—Podríamos salir después de terminar mi turno, salgo a las nueve. No sé si tú quieras...

—Me parece bien. —Sonrió.

Han Gil admiró su sonrisa y automáticamente respondió de la misma forma. —Ok.

🏔

—¡Oh! Han Gil, que milagro verte por aquí. Pensé que llegarías después, no sé, por lo menos me esperaba una llamada.

—Ah, sí. Sobre eso... —Acarició detrás de su oreja, en señal de estar nervioso. —También pensé que volvería después, pero ahora me siento mejor y digamos que es algo extraño estar toda la tarde en mi casa, además, ya hace falta un poco de dinero.

—Entiendo. —Rió el dueño. —Ya sabes dónde están tus cosas. Si no me equivoco Chin Hwa está en cocina ayudando a Yuki, eso de la renuncia de Min Ki y tu ausencia, fue un poco complicado mantener el negocio a flote. Los clientes llegan por todos lados.

Los labios de Han Gil se abrieron un poco por tal sorpresa, no estaba preparado para escuchar a su jefe decir tales palabras. ¿Min Ki había renunciado? ¿Cómo es que él no sabía de tal acción?
Nunca llegó a pensar que lo que ocurrió aquel día le afectara tanto al castaño. Los tres disfrutaban de su empleo y mucho más porque estaban juntos, desde que Han Gil había llegado a ese pueblo fue inseparable de sus amigos.

Ahora podía sentir como su corazón latía de dolor, un dolor que no era comparado con algo físico.

No obstante, rió sin ganas y asintió lentamente. Como si lo supiera desde un inicio (la renuncia).

—Vale, te dejo que hay muchas cosas por hacer.

—Gracias por recibirme. —Hizo una reverencia para después ver como su jefe sonreía e ingresaba a una de las habitaciones del negocio. O más bien, a su pequeña oficina.

El joven miró a su alrededor y se dio cuenta que no había mucha clientela, así que podía estar tranquilo por esa parte.

Caminó lentamente a la cocina e hizo a un lado las puertillas de madera, podía sentir el calor que provenía de las estufas, un calor que te dejaba sofocado en tales estaciones de primavera y verano.

Saludó a los pocos empleados y fue hasta el fondo en donde dejó sus pertenencias en ese casillero viejo, se colocó el mandil y cerró la puertita con cuidado. Al mirar a su costado se percató de la mochila del rubio, sin embargo, al bajar la vista sintió como se le hacía un nudo en la garganta al ver como el casillero de Min Ki estaba vacío. Algo que seguramente en unos cuantos días será ocupado por las pertenecías de alguien más.

No quería darle más vueltas al asunto, quería olvidarse de él, pero cada vez lo recordaba con más tristeza. ¿Sería capaz de vivir lo que le resta de tiempo con un mal sabor de boca? ¿Vivir sin conocer que ha pasado con el castaño? ¿Cómo podría?

—¿Han Gil? —Se escuchó.

El mencionado pegó un brinquillo y se giró sobre sus talones un poco acelerado.

—No te esperaba por aquí —comentó luego de dar un vistazo rápido a dónde el castaño miraba. De inmediato se dio cuenta que a pesar de que el chico hiciera la vista gorda, aún recordaba a ese viejo amigo.

—Y-yo...

—¿Esperas a Min Ki?

—Él... no, el jefe me dijo que renuncio.

—Oh, al parecer ya lo sabes —dijo sin "importancia". Han Gil levantó la mirada un poco herido. —Necesito que llenes los recipientes con palillos, hay algunas cajas en el mostrador, y si no están, de seguro Yuki las llevo a bodega. Como odio a ese tipo. —Puso los ojos en blanco. —En fin, ya sabes cómo es él, no quiere que nada este fuera de lugar. Por mi parte estaré haciendo el inventario, así que te veo más tarde.

Dicho esto, de dio media vuelta con el propósito de tomar el cuadernillo, pero la voz del menor hizo que sus pies se detuvieran.

—¿Por qué no me hablaste sobre la renuncia de Min Ki?

Chin Hwa se giró un poco mientras apretaba uno de sus puños, ante esto, el castaño no se había dado cuenta de tal acción. Con una expresión neutral apretó los labios.

—Pensé que él ya no te importaba.

HyunJack.

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