❁•° C U A R E N T A Y U N O °•❁

La puerta de la sala se abrió rápidamente y desde el exterior apareció el peli-negro, inmediatamente su vista se detuvo en los ojos de aquel estudiante, estos reflejaban cualquier sentimiento que no fuera felicidad. Presentía que algo muy malo estaba pasando, ni siquiera conocía si la decisión de ir tras el chico era lo mejor. Un poco de culpabilidad lo estaba matando desde el interior de su pecho, ahora se estaba arrepintiendo de todo.

—¿Por qué sigues ahí? Vamos, siéntate. Nadie en este departamento te va a comer —dijo el mayor desde uno de los sillones individuales, el menor miró la mesita del centro y logró notar algunas tazas, debido a la distancia se le complicó saber qué tipo de bebida se trataba, pero no quería saber otra cosa más que no fuera el motivo de aquella visita.

Cerró la puerta con un poco de cuidado y caminó hasta el sillón que se encontraba frente a Min Ki, este miraba cada uno de sus pasos en completo silencio, parecía asustado y a la vez preocupado. Jung Hee al sentir un ambiente pesado se disculpó y luego se metió a una de las habitaciones, ahora ambos chicos tendrían la libertad de hablar.

—Dong...

—¿Cómo encontraste mi dirección? —El mencionado interrumpió. Min Ki al darse cuenta de esto lo miró más nervioso.

—Y-yo... Me encontré a Jung Hee en una de las tiendas, se le veía muy preocupado porque no contestabas las llamadas y, además, la noche anterior no habías llegado a dormir, así que le ayudé a buscarte, la primera vez que lo vi no tenía el propósito de verte, pero luego de recorrer las calles algo dentro de mí me dijo que tenía que hablar contigo. Lo siento si te hice sentir incómodo.

—Jung Hee me dijo que es algo importante... —Su expresión cambió a una más seria. —Espero que mi llegada haya valido la pena.

El estudiante trago duro. —Quiero empezar por una disculpa. —Bajo la mirada, se paso las manos por los muslos para retirar cualquier rastro de sudor, temía que por una razón ni siquiera lo dejara terminar.

—No sé si te hayas dado cuenta, pero no soy Han Gil.

—Lo sé, con Han Gil ya me disculpé muchas veces y sigue sin querer saber de mí.

—Debes entenderlo, si estuvieras en sus zapatos, ¿No te comportarías de la misma forma?

Min Ki sólo apretó la tela de sus pantalones mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas. Dong Sun miraba aquella acción en completo silencio, sabía que había tocado una parte sensible del castaño y eso no lo había puesto tan feliz.

—Ese amor que sientes por mí, ¿Estás seguro de que es real?

Min Ki tragó duro. A decir verdad, nunca se había preguntado eso, ni siquiera cuando Chin Hwa lo había besado.

—Prefiero no contestar a esa pregunta —comentó en tono frio. —Sólo... quiero disculparme por haber mentido, en ese momento quería ocultar a Han Gil como si él fuera el sol y yo un simple pulgar. Soy un completo idiota. —Rió sin ganas. —A pesar de que quiera acercarme a mi tigresito... Él, siempre tiene una excusa para evitarme, no creo que las cosas entre nosotros se arreglen.

En ese momento Dong Sun prefería seguir escuchando, quería conocer al verdadero Min Ki, aquel chico al cual Han Gil le deposito toda su confianza, cariño, respeto y admiración. No hay que hacer la vista gorda a esas personas que se enamoran y aun así saben que su amor no puede ser correspondido, al estar en una situación así, el humano puede cometer tantas barbaridades con solo obtener la atención. No tiene un fin, no hay nada que pueda sentirlos protegidos y amados.

—Puedo notar que tú y Han Gil son más unidos.

—Él está recordando más cosas de su vida pasada, con solo decirte que ha sido capaz de recordarme.

—Me alegro escuchar eso. —Sonrió sin mostrar los dientes, por fin mostraba una sonrisa tan sincera después de un largo tiempo. —Espero que las cosas estén tranquilas entre nosotros, voy a entender que no querrás verme otra vez o escuchar las mismas palabras de siempre, quiero sentirme un poco calmado al saber que tuve la valentía de hablar contigo antes de irme.

En ese instante Dong Sun sabía que ese presentimiento malo era más que real.

—¿Irte? Hablas como si te fueras del pueblo para no regresar jamás.

El chico se mantuvo en completo silencio, él había dado justo en el clavo.

🏔

El castaño se encontraba sentado en una de las escaleras de la entrada de su casa, la vista estaba clavada en el cielo despejado, sus manos estaban entrelazadas y apoyadas sobre sus piernas. Era un día caluroso y más tranquilo de lo normal, eso lo ponía un poco nervioso, sobre todo cuando está solo.

Cuando Dong Sun se había ido, charló un poco con Chin Hwa, lo acompañó a realizar las compras, comieron un poco y luego se marchó. En ese momento el joven no sabía qué hacer, no quería permanecer en su habitación encerrado y viendo el mismo techo de madera, se sentía tan extraño, como si quisiera conocer aquel mundo que ya no recuerda, tenía un nudo en la garganta al desconocer tantas respuestas. Cada minuto que pasaba se sentía como estar en una nube de desesperación donde la única manera de obtener la verdad era una cuestión de tiempo.

¿Cuánto más tendría que pasar para recordar todo? ¿Por qué se sentía tan inútil? ¿Qué le habían hecho después de que lo golpearan en la cabeza?

Nada.

Ninguna respuesta.

Solamente tenía el silencio, un silencio que lo ha acompañado por tanto tiempo.

—Te he visto muy serio desde que Dong Sun se fue, acaso... ¿Pelearon? —La voz de su hermano sonó detrás de él, inmediatamente lo miró sorprendido al no esperarse que llegara a su lado.

—No, nada de eso. —Sonrió sin ganas. —Sólo que... Hoy es un día tan solitario.

—No me digas que lo extrañas, vamos, ni siquiera han pasado doce horas. —Rió mientras se sentaba a un lado del menor, aprovecho que el chico miraba sus pies para abrazarlo por los hombros y acercarlo a su pecho. Por supuesto que aquella acción lo había tomado por sorpresa, a lo que sus ojos se abrieron como platos. —Mañana lo podrás ver, no hay que sentirse mal.

Los ojos del bajo comenzaban a brillar a lo que las lágrimas no tardaron en salir, unos minutos más tarde el mayor escuchó como su hermano soltaba algunos sollozos, en un principio había pensado que sus palabras sólo provocaron algún enfado o tristeza en el corazón del contrario, así que intentó calmarlo mientras que retiraba cualquier lágrima con ayuda de su camisa. Han Gil analizó aquella expresión de preocupación y sus ganas de llorar aumentaron.

—Oh no, Han Gil, no llores por favor, si dije algo malo en serio perdóname, nunca fue mi intención lastimarte.

—Yori, yo... Estoy tan aterrado. —Hipó. —No quiero que esos hombres me encuentren y me hagan daño.

—¿Qué? —respondió alarmado. —P-pero... ¿De qué hablas? ¡¿Qué hombres?!

—Los mismos que me arrebataron la memoria.

HyunJack.

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