7 • 𝑨𝒗𝒂𝒏𝒄𝒆𝒔 •

Yeeun me había invitado a pasar la noche en su casa para arreglar un par de cosas a lagro plazo de las cuales yo no entendía lo más mínimo, pero el señor Jeon sentado del otro lado de la mesa, cenando con nosotros, se veía tan bien que ne daban ganas de saltarle encima.

-Bueno- Soltó Yeeun haciéndome voltear a verla. -Iré a vivir con mi madre a fin de mes, así que nos comenzaremos a ver solo en los eventos públicos-

Mi cerebro comenzó a trabajar a mil por hora.
La sonrisa del señor Jeon se caló en mi cuerpo y me hizo temblar hasta que lo conprendí.
No volvería a esa  casa.

No, no, no. Eso no podía pasar.

Esto no era solo ayudar a Yeeun o un calentón irracional por su padre; la historia del señor Jeon y mis padres era cada vez más pesada, no podía dejar de investigar que ocurría.

No iba a rendirme tan fácil.

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-Haré mi pregunta- Solté sentado en su cama viendo el techo mientra ella acomodaba un colchón en el piso para que pueda dormir en el mismo cuarto.

-Adelante- Soltó viendo las sábanas mal acomodadas en el colchon con una sonrisa de orgullo.

-¿Tu padre tiene pareja?- Pregunté viendola fruncir el ceño.

-Te he dicho que no saldrás con él- Sentenció viéndome con molestia.

-No es eso lo que te he preguntado- Solté sentandome en la cama.

-No, Yoongi, no tiene pareja y tampoco la busca- Dictó cruzando los brazos a la altura de su pecho.

-Vale- Respondí tranquilo dejandome caer en el colchón.

Yeeun rodó los ojos pero acabó volviendo a su cama y, evitando el tema, decidió que era buena hora para ir a dormir.

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Eran las tres de la mañana.

Había ido al baño cuando noté la luz de una habitación, que no conocía, encendida.
No pude evitarlo, tenía que hablar con el señor Jeon y, si no era ningún empleado, significaba que no estaba en su estudio trabajando, o en su cama durmiendo, y sin Yeeun en el cuarto, podría hablar sin intentar censurarme a mi mismo.

Toqué la puerta con algo de miedo y cautela, pero me sorprendí cuando, luego de unos largos segundos, en lugar de oir un "Pase", el mismo señor Jeon me abrió la puerta.

Llevaba unos pantalones de vestir y una camisa con los primeros botones abiertos, y las mangas arremangadas.

Tragué duro al ver el bulto en su pantalón y la sombra de la barba creciendo en su mandíbula.

-¿Que quieres?- Preguntó desde arriba.

De repente, fui conciente que llevaba un pijama de camisa y short de seda celeste y me sentí la clase de chicos pequeños y adorables que se meten con el hombre con polla del tamaño de si brazo.

¡Yo no era uno de esos niños! Era solo mi pijama...

-Quiero hablar con uated-  Agradecí que me voz sonara rasposa y grave, porque si llegaba a soltar un genido vestido así, iba a morir de la vergüenza.

Y un sonrojo era lo que menos necesitaba.

-¿A las tres trece de la madrugada?- Preguntó viendo su reloj.

-Por favor- Suspiré sintiendo mi pecho doler. -Es sobre mis padres-

Lo vi aflojar su vista, tragar duro y apretar los labios con mirada de pena instantanea. Hablar de mis padres era la clave para ablandarlo y era algo que jamás me hubiese esperado de un hombre como él.

-Pasa-

Su habitación era grande, enorme, más que la de Yeeun, pero no era sorprendente teniendo en cuenta que tenía una king size y debía adaptarse a ese tamaño.

Me atrevería a decir que era más grande que una King...

Caminé en silencio hasta esta, sentandome de rodillas sobre la cama antes de acostarme para sentir lo suave del cubrecamas perfectamente acomodado, y respirar hondo el aroma del señor Jeon.

-Sueltalo- Dijo serio de pie a un lado de la cama. -¿Que quieres?-

Rodé los ojos al verlo tan frio nuevamente.
Me volví a sentar de rodillas, arrastrandome en la gran y cómododa cama, hasta llegar a él, donde lo tomé de la cadera y lo vi desde abajo ponerse rígido.

-Relajese, señor Jeon- Pedí abriendo su cinturón lentamente, sorprendido porque me lo permita. -Cuenteme ¿Que hacía despierto a esta hora?-

Me deshice del cuero y llevé mis manos a su botón del pantalón, pero las manos tatuadas me detuvieron, haciendo que vuelva a alzar la mirada.

Subí mis manos y me permitió en silencio abrirle la camisa, agitando mi respiración con cada músculo visible que me dejaba contemplar hasta que la camisa cayó al suelo.

-Terminé hace poco de trabajar- Soltó mientras yo sentía mi polla endurecerse por la vista. -Iba a tomar un baño-

-¿Quiere que lo acompañe?- Pregunté con vos insinunate, pero frunció el ceño y negó.

-¿A que vienes, Yoongi?- Preguntó cruzando los brazos en su pecho.

Bajé la mirada decepcionado y me senté mejor en la cama, dejando que él se siente a mi lado y me vea esperando una respuesta.

-He hablado con mis tíos sobre usted- Susurré y tragó duro.

Tenso.

Que fácil era hacerlo cambiar de semblante cuando se trataba de mi familia.

-Dicen que tenías una relación algo extraña con mis padres- Dije viéndolo de reojo.

-Solo eramos muy amigos- Respondió aflojando sus hombros. -Pero no es muy normal que dos en una relación tengan el mismo mejor amigo-

-Si eras su mejor amigo ¿Por qué dejaste de ir?- Pregunté haciendolo suspirar.

Yo tenía los pies en la cama, los muslos contra mi pecho y mis manos en mis tobillos, apoyando mi cabeza en mis rodillas para poder verlo.

El señor Jeon tenía los codos en sus rodillas y las manis juntas, jugando con sus dedos y haciendo que sus tendones se vean más marcados de momentos, bajo la tinta.

-Cuando me casé con Soomi- Susurró cabizbajo. -Dejé de ir tan a menudo, pero cuando nació Yeeun, casi no iba-

-¿Por qué?- Pregunté con un hilo de voz.

-La gente forma sus propias familias, sus vidas- Soltó suspirando agotado. -No podía seguir viéndolos a ellos felices juntos, verte aprender a hablar y contar, cuando yo debía enfocarme en mi propia vida-

-No tienes porqué desaparecer como amigo por el hecho de tener familia- Diije frunciendo el ceño.

-Pero no me hacía bien estar con usteded- Suspiró pasando sus manos por su cabello. -Era lo mejor para todos-

Guardé silencio, cerrando mis ojos y escondiendo mi rostro en mis rodillas, escuchando el silencio en la habitación de una manera extrañamente cómoda.

-¿Puedo abrazarlo?- Susurré sin mirarlo.

El aire a nustro al rededor se volvía más pesado con cada segundo que no respondía.

Creo que no era necesario aclararle que no era un pedido de índole sexual, o una indirecta lascivia. El señor Jeon era lo suficientemente inteligente para deducir por contexto que quería sentirme más cerca de mis padres.

-Ven- Soltó al fin.

Acabé sentando sobre su regazo, con ambas piernas hacia el mismo lado y sin tocar ninguna parte indevida, llevando mis brazos por sus hombros y sintiendo los suyos en mi cintura.

Permanecimmos así un rato, no sé cuanto, exactamente,  pero su respiración, sus latidos y su aroma me tranquilizaban de una manera impresionante.

El señor Jeon era una anestesia natural para las emociones negativas.

Corté el abrazo cuando mis piernas comenzaron a doler por lo dormidas que estaban, cuando la sangre volvió a circular correctamente cuando me senté derecho sobre sus muslos.

Apoyé mi cabeza en su hombro y mis manos en mi regazo, junto a la ajena, mientras su zurda sostenía mi espalda baja.

-Se lo agradezco- Susurré respirando hondo.

-No hay de que- Respondió imitandome.

El silencio volvió a rodearnos.
Debería haber bajado de su regazo pero hacía demasiado tiempo que no me sentía tan cómodo con alguien.
Tan cómodo en general.

-Eres igual a tu madre ¿Lo sabías?- Preguntó acariciando mi espalda. -Tienes sus labios y su sonrisa-

Sonreí inconscientemente.
Mamá era hermosa. Todo aquél que la haya conocido, lo admitiría. Oir eso de un hombre como Jeon, era hermoso.

-Tengo la piel de mi padre- Susurré viendo mis manos blancas y rosadas.

-Debe ser difícil cubirte cuando te hacen chupetones- Soltó haciéndome verlo sorprendido.

Asentí algo anonadado ante aquella declaración,  tragando duro al imaginarlo follandome y marcandome sus besos y mordidas mientras me corría en su pecho.

Mi miembro de alzó sin prdir permiso.

Jeon lo vió de reojo.

Me sonrojé pero no me separé.

-¿Quieres que te lo haga?- Preguntó con voz rasposa.

-Si- Respondí sin dudarlo. -Espere- Solté volviendo a la realidad. -¿Hacerme qué?-

-Un chupetón- Respondió simple. -Porque parece que te emocionaste ante la idea-

Asentí ido.

Dejé que me acomodada mejor sobre él, pasando yo mismo mis piernas a ambos lados de sus caderas, recibiendo un gruñido cuando me senté sobre su miembro ligeramente endurecido.

Empuñó levemente mi cabeza para dejar expuesto mi blanco cuello, y sentí su respiración golpear la zona antes de una caliente y húmeda lengua en mi piel.

Solté un gemido tan solo con eso.

Me pegué más a él, sintiendo besos y ligeras mordidas en mi piel. Disfrutando el calor y la humedad en aquella zona que tan sensible tenía.

Su miembro se alzó por completo, haciendo que mis gemidos ahogados sean más difíciles de retener mientras movía mi cadera sobre él, clavandome su polla en mi trasero con lujuria.

-¡Oh dios!- Solté arqueando mi espalda cuando comenzó a morder con más fuerza. -Espera-

Se detuvo y pude notar que sus manos estaban casi en mi trasero, haciéndome arrepentirme por detenerlo.

-Yeeun no puede ver las marcas- Susrré agitado. -Sabrá que fue usted-

Creía que iba a parar, a soltarme y a echarme de su cuatro, pero solo abrió mi camisa y bajó los besos a mi pecho.

Casi grito cuando sus dientes se posaron en mis pezones.
Estaba tan duro, tan caliente, tan excitado, que no podía dejar de mover mi cadera contra su miembro y clavar mis uñas en sus brazos, cuando sus manos acabaron en mi trasero.

-¡Joder!- Gemí rodeando su cintura con mis piernas.

Pasé mis manos a sus hombros y clavé mis uñas en estos, aumentando la velocidad, sintiendo mi miembro masturbarse con ayuda del elástico del pijama y lo apretados de nuestros vientres.

Estaba cerca, jodidamente cerca.

-No puedo...- Susurré con dificultad. -No puedo más-

El señor Jeon adentró su diestra a mis shorts de pijama, amazó con fuerza mi trasero sin ninguna tela en el medio, y llevó su dedo a mi entra.

Solté un grito cuando lo sentí rozando esa zona, corriendome en el interiror de mi pijama y dejando marcas de uñas sobre sus tatuajes.

El movimiento del índice, se suavizó hasta cesar, al igual que el de sus labios y dientes sobre mi pecho agitado, dejandome caer rendido sobre él. 

Acarició mi espalda, acomodandome el short del pijama y dejando que escuche el latir de su corazón mientras me recuperaba.

-Gracias- Susurré tembloroso.

-Ve al baño a tomar una ducha- Soltó dejando sus manos en mi cintura. -Iré a lavar tu pijama y te traeré algo para que te pongas-

Asentí agotado.

Me puse de pie tembloroso, vi la clara erección en sus pantalones y alcé la vista cuando se puso de pie.
Abrió la puerta de su baño y me hizo entrar. Me desnudé y le tendí mi ropa, oyendo luego como salía del cuarto.

Abrí el agua de la ducha y esperé a que se calentara, centrando mi atención en el espejo  del baño.
Mi cuello estaba rojo pero parecía un sarpullido más que otra cosa. Sin embargo, mi pecho parecía un campo minado de chupones y mordidas, en especial el pezón izquierdo con el que parecía haberse obsesionado.

Lo toqué por instinto, soltando una queja ante el dolor y retirando la mano al instante.
Me mteí bajo el agua y sentí el calor volver a inundar mi cuerpo, pero aunque el vapor llenara el cuarto, me sentía frío sin su cuerpo contra el mío.

Cada día etendía menos a este hombre y cada día me gustaba más...


⊰᯽⊱┈── 𝑷𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐 ──┈⊰᯽⊱

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