4 • 𝑷𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 •
Entrar de nuevo a la mansión Jeon, sin los graudias armados hasta los dientes, sin los invitados, sin mis tíos, me ponía los nervios de punta.
Era casi surrealista ver el lugar enorme y vacío mientras seguía a Yeeun por las escaleras y recordaba lo acogedor que era el ambiente del baile de navidad en comparación a lo fria que se veía ahora la casa.
Me llevó a su cuarto, me hizo sentarme en su cama y me dijo que esperara allí mientras iba por algo de beber y algo para comer, dejándome en silencio en la abrumadora habitación rosa y lila.
Unos pasos pesados sonaron por el pasillo, la puerta estaba abierta y pude reconocer a la perfección el causante del sonido, hasta que hizo acto de presencia frente a mi.
-Señor Jeon- Dije a modo de saludo con una sonrisa mientras me ponía de pie.
-¿No quedamos en que no te acercarías a mi hija por el bien de tu escroto?- Preguntó apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados en su pecho.
Llevaba un pantalón de vestir gris y una camisa blanca arremangada, haciendo que suelte un jadeo bajo al ver los tatuajes.
Yo solo tenía una camiseta negra enorme y unos pantalones de mezclilla ajustados, nunca encajaría en estos lugares o con esta gente, pero al menos el Señor Jeon no se fijaba demasiado en mi apariencia desalineada.
-Vine como amigo- Dije alzando los hombros. -Me ha pedido un favor-
-¿Que clase de favor?- Preguntó frunciendo el ceño.
-No lo sé- Respondí acercándome más a él. -Pero si es algo sexual, juro ir corriendo a contarselo, Señor Jeon-
Gruñó viéndome desde arriba. Que ganas tenía de saltarle encima y arrancarle la ropa con los dientes, pero él parecía tener otros planes.
Me tomó del cuello y me empujó contra la pared, haciendome poner de puntas de pie para no acabar colgando de su mano.
Su respiración volvió a chocar con mi rostro, el olor a tabaco diluido con su aroma natural me erizó la piel y el agarre fuerte en mi cuello me calentó el cuerpo.
-¿Que petendes ganar con esto, mocoso?- Preguntó sobre mis labios.
-Acercarme más a alguien de esta familia- Dije lamiendo mis labios viendo los suyos. -Pero no a su hija-
El Señor Jeon bajó la mirada por mi cuerpo hasta el bulto que se estaba formando en mi entrepierna y me soltó, haciendome caer casi al suelo, pero me sostuve de su pecho y le sonreí desde abajo.
-¿Lo deja un poco más tranquilo?- Pregunté pasando mi mano por lo que parecía ser un cuerpo jodidamente trabajado.
-Dejen la puerta abierta- Fue lo único que dijo antes de salir de la habitación.
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-Dejame ver si entiendo- Dije mientras revisaba los cajones de su escritorio comiendo galletas con la mano libre. -Quieres que finja ser tu novio-
-No, no en general- Negó sentada en la cama tras de mi. -Solo en los eventos a los que ambos debemos asistir-
-Pues entonces cuenta conmigo porque yo no asisto a ningún evento- Reí mientras tomaba las brochas demaquillaje que tenía con forma de cuerno de unicornio. -¿Usas esto para masturbarte?-
-No seas cochino- Dijo poniéndose de pie para quitarme la brocha.-Mira, solo necesito que cada tanto, aparezcas en algunos eventos tomándome de la cintura o la mano, y dándome besos en la mejilla-
-¿Tu quieres que tu padre me mate?- Pregunté abriendo los ojos de par en par.
-¿Conoces a mi padre?- Preguntó ladeando la cabeza.
-Lo vi en la fiesta de navidad- Dije alzando los hombros. -¿Por qué?-
-Porque mi padre no ha bajado en las fiestas de navidad desde el divorcio con mi madre- Dijo volviendo a sentarse en la cama.
-Fue cuando fui al baño- Dije elipsando información importante. -¿Hace cuanto se divorciaron?- Pregunté viendola curioso. -No tienes que responder si no quieres-
Rió entre dientes sin mirarme, solo con la mirada perdida en las brochas de maquillaje y una expresión tranquila grabada en el rostro.
-¿Te interesa mucho esta familia, no?- Preguntó volviendo maliciosa su sonrisa.
-Algo- Admití tragando duro, tenía la misma mirada de su padre.
-Hagamos un trato- Dijo mirandome a los ojos. -Tu me haces este favor, y yo respondo tus preguntas-
-Vale- Asentí firme, no iba a negarme realmente a ayudarla en primer lugar. -¿Pero no crees que se verá algo raro que una chica de diecisiete salga con un tio de veinte?-
-Eres de buena familia- Dijo alzando los hombros y restandole importancia. -Los medios no lo tomarán tan descabellado-
-¿Y tu padre?- Pregunté frunciendo levemente el ceño.
-Creo que le diré la verdad- Suspiró mordiendo su labio inferior. -Me preocupa más la reacción de mi madre-
-¿Es homófobica?- Pregunté preocupado.
-¿Quieres que esa sea tu primera pregunta sobre mi familia?- Rió sarcástica y yo negué enseguida.
-Quiero saber sobre el divorcio-Dije sincero y curioso.
-¿Que exactamente?- Preguntó estoica.
-Cuando fue y porqué- Solté sin rodeos.
-Hace diez años, mi padre engañó a mi madre- Respondió tal vez demasiado tranquila para lo que me acababa de soltar.
-¿Con quien?- Pregunté abriendo los ojos.
-No responderé todas tus preguntas juntas, Yoongi- Dijo sonriendo. -Si no ¿Quien me asegura que te quedes conmigo?-
Tu padre.
-Vale- Rodé los ojos y solté un suspiro. -¿Ya puedo irme o me quedaré a pintarnos las uñas y ver videos de One direction?-
-¿Es tu manera de decirme que te pone Harry?- Preguntó haciendome reír.
-Me gusta Louis- Solté haciéndola carcajearse.
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Si vimos videos de One direction.
De hecho, estuvimos como una hora discutiendo sobre los chicos y su fama y la disolución y demás.
Pero bueno, acabé liberándome cuando me dijo que debía tomar un baño antes de la cena, así que iba a irme a mi casa, cuando vi al Señor Jeon caminar por el pasillo.
-¡Señor Jeon!- Llamé acercandome a él casi corriendo.
Se mantuvo quieto mientras me veía llegar a él agitado y podria jurar que sonrojado porque era conciente de mi mala resistencia física.
-La escuché reír- Dijo serio.
-Parte de mis encantos- Dije sonriendo intentando recuperar la respiración.
-¿Qué quieres?- Preguntó con voz grave y densa.
-Mire, luego le explicará mejor Yeeun, pero parece que nos veremos seguido- Le sonreí desviando la mirada para no sentirme intimidado con sus obres negros y fríos. -Solo quería que estemos bien y no se espante con lo que pasó hace un rato-
Permaneció en silencio unos segundos, volví a mirarlo ante su falta de respuesta y me sonrojé de la vergüenza al verlo analizarme de arriba a bajo varias veces.
-¿Tienes veinte años, verdad?- Preguntó y yo asentí. -Tus padres solo tuvieron un hijo así que no hay margen de error-
Tragué duro sin saber a donde iba, pero si me ponía de los nervios pensar que él sabía más de mi de lo que yo sé de él.
Era aterrador.
-Eres un niño- Espetó girandose para seguir caminando. -Mantén tu polla en tus pantalones cuando entres a esta casa-
-¿Y como orino?- Pregunté sonriendo más tranquilo al no tenerlo en mi espacio vital.
-No lo hagas-
No pude evitar reir entre dientes y morder mi labio inferior. Era inhumano lo mucho que me calentaba ese hombre. Definitivamente no podría mantener mi polla en mis pantalones cada vez que lo viera.
-¡No le prometo nada!- Dije más alto para que me oiga del otro lado del pasillo.
El Señor Jeon se volteó, me vio de reojo y me sonrió de lado antes de entrar a una de las tantas puertas del lugar.
Sentí mi corazón golpear con fuerza en mi pecho y mis piernas temblar antes de bajar las escaleras con una sonrisa boba en mis labios.
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Tal vez yo mismo estaba pavimentando mi camino a Siberia.
Llamé a mi chófer para que me recoja y resulta que se descompuso el automóvil. Me ofreció llamar a mi casa para enviar otro chofer pero mis tios los Min no dejarían pasar esta oportunidad para obligarme a obtener mi licencia de conducir.
-Deja, cuando lo reparen, pasa por mi y te doy pago extra- Suspiré en el jardín de los Jeon. -Si, también te pagaré tu café-
Rodé los ojos volviendo a subir la escalera de entrada y tocando el timbre esperando a que le dejen entrar nuevamente porque hacía un frío de horrores fuera.
-Vale, avisame- Finalicé y corté la llamada cuando una de las empleadas abrió la puerta.
-¿Joven Min?- Preguntó confundida. -¿No acaba de marcharse?-
-Tuve unos inconvenientes con el chofer- Sonreí apenado. -¿Me deja pasar?-
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Obviamente no me iban a dejar afuera pero me aburrí en dos minutos en la sala frente al arbol de navidad, así que acabé volviendo a subir las escaleras.
Me asomé por la habitación de Yeeun pero seguía en el baño así que comencé a caminar por el pasillo intentando encontrar al Señor Jeon.
Si, era un idiota buscando al hombre que me amenazaba cads vez que me veía y me maltrataba físicamente la gran mayoría de ellas (Dos de tres, para ser exactos), pero no buscaba su maltrato, buscaba las miles de sensaciones que le despertaban a mi cuerpo.
Pánico, miedo, lujuria, excitación, adrenalina, calor, pavor...
Toqué en tantas puertas que no hubo respuestas, que llegó un momento que simplemente abría y esperaba no morir en el proceso.
Sonreír forzadamente al abrir una y encontrar la mirada fría del Señor Jeon en su escritorio viéndome con el ceño fruncido, mientras yo entraba y cerraba como si fuese mi propia casa.
-¿Que mierda haces aquí de nuevo?- Suspuró ignorando como tomaba asiento frente a él.
-Mi chofer tardará un tiempo y me aburro abajo- Admití levantando la placa con su nombre sin saber que hacer. -Jungkook-
-Deja eso- Dijo dando un golpe a mi mano con su lapicera. -Le diré a mi chofer que te alcance-
Tomó el teléfono interno fijo y presionó un botón que debía comunicarlo con el chófer, pero yo corté sin su permiso, haciendo que me mire serio y mi corazón lata con fuerza.
-No puedo- Negué con la cabeza. -Me traería problemas-
Apretó los labios pero acabó dejando el teléfono en su lugar y apoyandose por completo en el respaldo de su silla giratoria. Cruzó los brazos en su pecho y alzó la barbilla para verme desde arriba con expresión dura.
-¿Tus tíos lo hacen bien?- Preguntó de repente.
Fruncí el entrecejo confundió y ladeé la cabeza esperando una explicación más detallada o profunda que nunca llegó a mi.
-Si- Susurré bajando la mirada. -No son mis padres pero...-
No terminé la frase, no sabía como terminarla.
El silencio se volvió a instalar en la habitación, haciendo que trague duro y se escuche el sonido de la madera de mi silla crujir cuando me acomodé mejor en esta por la incomodidad.
-Te he visto en pañales- Dijo de la nada haciéndome alzar la vista sorprendido. -¿Sabes lo perturbador que es que un niño al que lo has visto aprender a caminar, tenga una erección por ti?-
Intenté pasar saliva pero no pude, mi boca se estaba secando y mis piernas estaban temblando. Mis manos sudaban y sentía mi nuca mojarse de frío.
-¿Cuantos años tiene?- Pregunté.
Sabía que estaba en sus cuarenta, pero no encontré la información exacta.
-Treinta y nueve- Dijo tranquilo y serio. -Fui a la universidad con tu padre-
Mi padre estaba terminando de estudiar diseño cuando yo nací. Teniamos la empresa de trajes más cotizada de Asia y el Señor Jeon la de vestidos de novia.
No era rara la idea de que hayan coincidido en ese aspecto, pero algo en todo esto me hacía respirar con dificultad.
-No lo recuerdo- Susurré suspirando. -Tenía doce, debería recordarlo mejor-
-Tu madre pasaba más tiempo contigo- Dijo mirandome a los ojos. -Yoonah siempre quiso renunciar para dedicarte atención-
Bajé la mirada y solté un largo suspiro, permaneciendo en silencio sin saber que decir o que hacer, hasta que el Señor Jeon regresó su atención a sus papeles.
No sé cuanto habremos pasado en silencio pero al cabo de un rato, se detuvo nuevamente. Se reclinó en la silla y encendió un cigarrillo volviendo a verme desde arriba.
-Tu madre usó mi primer vestido de novia- Dijo haciendome sonreir inconscientemente. -¿Quieres ver la foto?-
Asentí varias veces, viendolo ponerse de pie para dirigirse a un armario y rebuscar entre unas cosas hasta que dio con un cuadro de mi madre.
Me lo tendió y yo sentí mis ojos aguarse al instante.
Estaba tan hermosa. Era un vestido precioso y se la notaba tan feliz en él que me hizo suspirar con nostalgia. Nunca la había visto tan feliz en una fotografía.
-¿Es la boda?- Pregunté sin quitar la mirada del cuadro.
-No- Soltó junto al humo. -Es la última prueba del vestido-
-Está hermosa- Murmuré mordiendo mi labio inferior.
-Eres igual a ella- Dijo apoyándose en el escritorio a mi lado y tomando el cuadro en sus manos. -Le había dicho mil veces que nunca había hecho ese corte y no quedaría bien, pero ella insistió-
-Está hermoso- Dije viendo por sobre su mano la fotografía.
-Fue el primer vestido de novia que hice con el que una mujer realmente se casó- Suspiró devolviendome el cuadro. -La primera vez que trabajaba en serio con esa tela y la primera vez que hacía ese corte- Rió soltando el humo mientras volvía a su asiento. -Podría haber salido tan mal, pero tu madre confió en mí, esa sonrisa no es de "Me voy a casar", esa sonrisa es de "Yo hice que hagas esto"-
Sonreí al imaginarme a mi madre regodearse por el trabajo del Señor Jeon en su propia boda. Era digno de ella, realmente no era una imagen muy descabellada.
-¿Puedo quedarmela?- Pregunté viéndolo a los ojos.
El Señor Jeon asintió con una sonrisa algo triste y le agradecí en un susurro acariciando la fotografía con un nudo en la garganta, cuando mi móvil sonó con el número del chofer en la pantalla.
⊰᯽⊱┈ ── 𝑷𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐── ┈⊰᯽⊱
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