✨️ 𝕰𝖕𝖎̄𝖑𝖔𝖌𝖔 ✨️

¿Podemos estar así de cerca por los siglos de los siglos?

Ese día después de que la emoción disminuyera un poco, todos acudimos inmediatamente a la clínica para que me realizaran una prueba de sangre confirmando que, por fin, después de una espera que se sintió como años, estaba embarazada.

Durante los primeros días ellos no paraban de rodearme como si fuera a quebrarme o no pudiera hacer las cosas por mi cuenta y aquello se sentía raro, pero a la vez alborotaba de más los latidos de mi corazón. Aunque de verdad tuve que hacerles entender que los primeros meses no serían los difíciles, sino que todo comenzaría a complicarse cuando el pequeño comenzara a patear como loco y mi vientre se abultara al punto de que ya no pudiera dormir cómodamente y entonces sí, es en donde me iban a conocer como el verdadero diablo.

Los primeros dos meses los síntomas que jamás me abandonaron fueron los constantes mareos y las horribles náuseas haciéndome las mañanas insoportables, pero con el tiempo todo síntoma se fue calmando a excepción de los antojos, pero bueno, sin estar embazada se me antojaba todo, ahora con un pequeño ser dentro de mí, iba a ser peor.

Mi vientre comenzó a abultarse hasta los tres meses y fue desde ese momento que comencé a usar todas las cremas existentes para evitar que las estrías que obviamente se formarían en éste, se quedaran permanentes. También justo en ese mes de gestación fue cuando supimos que un precioso niño estaba esperando llegar al mundo y nosotros estábamos ansiosos por conocerlo y amarlo.

La decoración del cuarto de nuestro pequeñito fue una de mis experiencias favoritas, pues de todos los litros de pintura que compramos, desperdiciamos la mitad de ellos en las diversas guerras de pintura donde verdaderamente terminamos como si fuéramos unos lienzos de arte abstracto. Las risas jamás faltaron, al igual que las peleas, pero nada grave que no se pudiera solucionar al momento, y, después de los miles de días dentro de aquella enorme habitación terminamos de adecuarlo para la llegada de nuestro hijo.

En cuanto a las hormonas, Dios. Los primeros seis meses de embarazo fueron una completa pesadilla para ellos pues realmente no sabía de donde sacaba tanta energía y ganas para no querer salir de la habitación ni un solo minuto. Me había convertido en una ninfómana que los había dejado hasta los huesos y los hombres que antes buscaban acercarse a mí en cualquier oportunidad, ahora me huían, no los culpaba, pobres.

Pero ahora, ya en la recta final de mi embarazo los antojos son lo que más me han hecho sufrir, pues cuando despierto en la madrugada debo bajar hasta la cocina para buscar algo que calme mi ansia de alimento y aquello hace que me agite de más.

-Uy, uy, uyyyy, ¿Saben de qué tengo antojo?-Dije parando la película que estábamos viendo.

-Camarones en salsa de mango.-Canturrearon todos al mismo tiempo.

-Sí! ¿Cómo supieron?-Dije aplaudiendo emocionada.

-Ha sido tu antojo durante dos mes completos, mi cielo.-Mikey dijo como si fuera lo más obvio del mundo y dejó un beso en mi frente haciéndome sonreír.

-Y la pizza de pepperoni con extra salsa de tomate y orilla rellena de queso.-Dije relamiendo mis labios ante tremendo antojo.

-¿Entonces camarones o pizza?-Preguntó Takeomi levantándose del sofá.

-Ambos.-Elevé mis brazos muy feliz y ellos rieron.

-No la pongan hasta que regresemos, se quedó en lo más bueno.-Kaku nos amenazó con el dedo índice.

-No prometemos nada.-Sanzu se burló y por la enorme puerta salieron Takeomi, Kaku y Mikey, quedando en casa únicamente los hermanos, Sanzu y Koko.

-Me anda pipí, voy al baño.-Informé y ellos asintieron, últimamente sentía la necesidad de informar todo lo que hacía como si fuese una niña pequeña.

El enorme vientre me dificultaba las cosas tan simples como hacer mis necesidades, pero de algún modo u otro tuve que arreglármelas para poder hacerlo sola, aunque aquello me hacía terminar como si hubiese corrido un maratón.

Cuando regresé a la sala de estar escuché risas desde la cocina así que caminé hasta ellos y unirme a lo que fuera que estuvieran haciendo.

Habían venido a servir más helado y preparar más palomitas de maíz para seguir viendo la película cuando ellos volvieran.

-Si las preparan desde ahorita van a estar frías para cuando ellos vuelvan.-Tomé una fresa de las que Koko comía y éste me dedicó una gran sonrisa acompañada de un beso con sabor al fruto rojo. -Te amo.-Susurré antes de separarnos.

-Yo más, mi cielo.-Me guiñó el ojo sonriente antes de llevarse otra fresa a la boca sacando la lengua, característico de él.

-Yo se lo dije a Rin, pero sabes que la estupidez no se quita amor.-Ran negaba con la cabeza.

-Me lo has dejado muy en claro, mi vida.-Dije burlonamente y todos comenzaron a reír menos él, al parecer ni siquiera lo entendió.

-Voy a servir jugo, ¿Alguien quiere?-Sanzu preguntó sacando la jarra de vidrio del refrigerador.

Estábamos a punto de contestar, cuando un pequeño sonido de agua cayendo llamó nuestra atención y yo sentí mi entre pierna humedecerse como si me hubiera orinado.

-Oh, oh...-Canturreé viendo hacía abajo y ellos me veían asustados.

-¿Qué pasó, amor?-Rin me cuestionó dejando las palomitas de lado.

-Se me ha roto la fuente.-Informé y ellos palidecieron dejando todo de lado.

-¡¿Qué?!-Rin preguntó muy alarmado. -¿Estás segura qué no te hiciste pipí?

¿Es en serio Rindou Haitani? Estoy a punto de parir a nuestro hijo y preguntas que si no me hice pipí.

-No Rindou no me hic-

No terminé de pronunciar cuando comencé a sentir un dolor en mi espalda y abdomen que me obligó a comenzar a respirar más profundo para intentar calmar las molestias que se me estaban presentando.

-Okay, a ver.-Llamé su atención. -Primero no quiero que me pregunten si me duele ¿De acuerdo?

-De acuerdo.-Todos asintieron con los ojos como platos.

-Segundo, estoy entrando en labor de parto así que alguno de usted... AHHHHHH.-Comencé a gritar debido al dolor de la contracción que estaba sintiendo.

-AHHHHHHHHH.-Todos gritaron asustados a la par mío.

En sus rostros no podía ver más que miedo y preocupación, y con cada grito de dolor que yo daba debido a las contracciones que se me estaban presentando ellos gritaban el triple.

-Por Dios, no griten que me hacen sentir peor.

Nadie hablaba, solo me veían atentos en espera de que les diera indicaciones como si no tuvieran idea de que hacer, por Dios, tomamos un curso para estar preparados para esta situación y ahora me queda claro que jamás pusieron atención y para colmo me quedé con los más despreocupados, por no decirles tontos, del grupo.

-REACCIONEN.-Grité llamando su atención y en ese momento todos parecieron volver en si.

-Dios mío, Rin, voy a ser papá.-Ran tomó al mencionado de los hombros y comenzó a sacudirlo.

-Vamos Ran, vamos, recuerda que también es nuestro hijo.-El menor lo reprendió.

-Yo voy por algo, espera aquí amor.-Sanzu dejó la jarra sobre la isla de la cocina y salió corriendo del lugar.

Ni tiempo me dio tiempo de pelearle pues desapareció corriendo por la puerta, dejándome con los otros que parecían no saber que estaba pasando.

-Es mi hijo porque fui yo quien la embarazó.-Ran estaba ya peleando con Rin.

-¿Y eso qué? Es nuestra esposa lo cual lo convierte también en nuestro hijo.

-Pero es mío, así que yo voy a ser papá.

-Y también nos dirá papás a nosotros.-Rin comenzó a gritar igual que su hermano.

Yo sólo veía como cada uno se gritaba más fuerte con cada comentario que él otro hacía, mientras mi vientre comenzaba a doler más conforme los segundos pasaban, de verdad que estos dos para una emergencia eran los peores. Por otro lado, Koko tenía su celular a milímetros de su rostro y parecía buscar algo como loco.

-Koko, ¿Qué haces?-Pregunté ya un tanto frustrada.

-Buscando hospitales, amor.-Dijo sin dejar de ver la pantalla.

-¿¡HOSPITALES PARA QUÉ SÍ TENEMOS LA CLINICA DÓNDE LLEVARON EL PROCESO DE MI EMBARAZO?!

-Para ver si hay uno más barato.

-TE JURO QUE TE VOY A MA... AHHHHHHHHH.-Otra contracción apareció y ni siquiera se inmutaron.

-Amor, amor, amor.-Entró Sanzu corriendo.

-¿Qué Sanzu? Por Dios, controla a estos imbéciles.

-Tómatela.-Dejó una pastilla en la palma de mi mano. -Es para que el dolor pasé.-Sonrió enormemente y por más que quise gritarle no pude, pues en realidad la situación me estaba estresando.

-Sanzu, las pastillas no me van a quitar el dolor porque entré en labor de parto, este dolor solo pasará cuando el pequeño salga de mi interior.-Le informé lo más tranquila que pude y él asintió entendiendo la situación.

-Okay, okay, entonces ¿Vamos al hospital?

-Así es, cariño.-Contesté cerrando los ojos debido a un dolor que nuevamente recorría todo mi cuerpo.

Me recargué sobre la isla bajando la cabeza escuchando como los hermanos seguían discutiendo ahora sobre otras cosas, pero cuando escuché a Sanzu entrando a la pelea fue cuando mis esperanzas se fueron a la basura.

-Dios, ¿En qué momento se me vinieron a antojar los putos camarones?-Maldecí para mi interior.

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas ante la escena que tenía frente a mí y rogaba porque los otros llegaran justo ahora para salir corriendo al hospital. Llevé mi mano por debajo del vestido, hice mi braga a un lado e intenté medir cuantos centímetros de dilatación tenía, pero fue imposible cuando otra contracción llegó haciéndome gritar.

-¿¡Qué mierda está pasando aquí?!-La voz de un hombre me hizo erguir nuevamente.

Se trataba de un hombre demasiado alto, seguramente media los dos metros. Su cabello era rubio mientras que su barba y cejas, las cuales tenían una extraña forma que lo hacía ver como si estuviera enojado, eran color negro.

-¿Quién eres?-Pregunté cuando mi mirada se cruzó con sus ojos color miel.

-Mochizuki Kanji.-Contestó confundido.

-Ah, el famoso Mochi. Hola, soy Danielle, la esposa de estos imbéciles.-Señalé a los 4 que tenía detrás de mí.

-¿Esposa dijiste?-Sacudió la cabeza muy confundido.

-Sí, me sorprende no haberte visto en estos cuatro años la verdad.

-Me gusta trabajar alejado de estos idiotas, creo que ya sabes las razones.

-Te comprendo a la perfección y bueno, diría que es un gusto conocerte.-Un pequeño grito volvió a salir de mi interior. -Pero ahora tengo un pequeño ser que mide más que el agujero por donde está intentando salir y este cuarteto estos idiotas peleando por sobre quien será papá, así que, ¿Podrías ayudarme?

-Claro, yo te llevo al hospital.-Se acercó para ayudarme a caminar.

-¿Primero podrías subir a mi habitación? Ahí tengo una maleta con ropa y todo lo que necesitare para después del parto.

-Dame un momento...

Comenzó a caminar a los 4 que parecían estar en su propio mundo. Los hermanos y Sanzu seguían gritándose y Koko parecía querer fundir su rostro con la pantalla del celular.

-A VER BOLA DE IDIOTAS SIN CEREBRO, SU MUJER ESTÁ A PUNTO DE DAR A LUZ Y USTEDES ESTÁN AQUÍ DISCUTIENDO SOBRE ESTUPIDECES.-Mochizuki les gritó haciéndolos reaccionar espantados.

Realmente no sabían en donde estaban.

-Mierda! Amor, te llevo al hospital.-Ran se acercó a mí tomando del brazo.

-¿Ahora sí imbécil? ¿No quieres seguir peleándote con esos idiotas?

-Perdón amor, se nos calentó la cabeza.-Rin se disculpó.

-Yo subo por la maleta.-Sanzu salió de la cocina.

-KOKO YA DEJA DE BUSCAR HOSPITALES, IREMOS AL DE SIEMPRE Y PUNTO.-Regañé al peliblanco quien inmediatamente guardo el celular en el bolsillo de sus jeans.

-Yo manejo.-El más alto de todos informó y yo asentí.

Las contracciones estaban comenzando a ser más constantes y cada una me dolía más que la anterior, pero para mi suerte, el hospital estaba como a 20 minutos de camino. Aunque lo que me ponía más los nervios de punta era que con cada vez que yo gritaba del dolor, ellos gritaban de miedo.

-Amor, ¿Te duele mucho?-Ran preguntó.

-No, mi cielo, siento rico.-Contesté con la respiración acelerada.

-¿En serio?-Todos cuestionaron al unísono y Mochizuki rodó los ojos al darse cuenta de lo tonta que había sido su pregunta.

-NO IMBECILES, LO PRIMERO QUE LES DIJE QUE NO ME PREGUNTARAN SOBRE SI ME DOLÍA Y LO PRIMERO QUE HACEN. OBVIO ME DUELE, ME DUELE TANTO QUE QUIERO ARRANCARLES LOS OJOS CON UNA CUCHARA Y DESEARLES QUE FUERAN USTEDES LOS EMBARAZADOS.

Ante mi respuesta todos se quedaron callados y se encogieron de hombros dándose cuenta de que lo mejor era mantenerse callados. No solía ser así con ellos, y sentía feo tratarlos de ese modo, pero el dolor más la desesperación me hacían comportarme de esa manera.

La única persona consciente aquí era Mochizuki quien concentrado en el camino avanzaba lo más rápido que podía, incluso una patrulla lo detuvo por exceso de velocidad, pero terminó escoltándonos hasta el hospital llegando así más rápido.

Al llegar, Sanzu me bajó en brazos hasta la entrada de emergencias cuando vi el carro de Kaku estacionarse lo más feo posible pues se notaba que venían a toda velocidad, todos entraron detrás de mí cuando me sentaron en una silla de ruedas guiándome al lugar en donde me atenderían.

Podía escucharlos pelear y cuestionarse, mientras sentía como mi frente comenzaba a sudar y de verdad que los dolores que estaba sintiendo eran peores de lo que imaginaba. Tener un hijo es lo más doloroso que puede existir en este mundo.

Todo estaba listo, yo sentada con las piernas abiertas lista para dar a luz y ellos con el equipo necesario para poder estar conmigo.

-A ver mamá, va a pujar lo más que pueda cada que sienta una contracción llegar ¿De acuerdo?-El doctor informó y yo solo asentí respirando aceleradamente por la boca.

Ran y Kaku me tomaban las manos mientras Sanzu intentaba acomodar mis cabellos desordenados y Takeomi acariciaba mi mejilla. Todos estaban demasiado sonrientes, claro, como a ellos no les dolía.

-AHHHHHHHH.-Grité mientras pujaba lo más fuerte que podía.

-AHHHHHHHH.-Gritaron todos asustados al mismo tiempo que yo.

Si no estuviera sufriendo vaya que esto sería lo más divertido que jamás haya visto, pero el dolor no me permitía disfrutar la escena como era debido. Me sentía desgarrar, el dolor era demasiado, pero escuchar al doctor decir que ya estábamos terminando me hacía de lo más feliz del mundo.

-Ah, suelta, sueltaaaaa.-Ran se quejaba intentando zafarse de mi agarre, sabía que la fuerza que estaba utilizando era demasiada y los estaba lastimando.

-Ah no querido, si yo estoy sufriendo pariendo a tu hijo, entonces sufre las consecuencias conmigo.-Mencioné con muchísimo trabajo pujando nuevamente.

Y entonces lo escuché, el llanto de nuestro hermoso niño resonó en toda la habitación indicando que por fin nuestro pequeño había nacido y fue cuando liberé a Ran y Kaku de mi agarré y lo primero que hicieron fue sobar sus manos, mientras mis lágrimas corrían de felicidad y alivio.

-Lo hiciste excelente, mi cielo.-Koko besó mi frente y yo sonreí demasiado cansada.

-Felicidades, es un niño.-El doctor me puso en brazos a mi pequeño Haitani.

Mi hermoso y precioso niño.

Los primeros días todos estábamos demasiado temerosos con nuestro pequeño Ryo, pues tratábamos de hacer las cosas lo más delicado posible y sin duda nuestro hogar se había convertido en la casa de los susurros.

Yo por mi lado, al principio, a parte del cansancio físico que tenía, los pechos me mataban cada que amamantaba a mi pequeño sol, pues las grietas eran mis peores enemigas hasta llegar al grado de que mientras él comía, yo lloraba y ellos me consolaban con pequeñas caricias en la espalda y palabras de aliento. Afortunadamente después de una semana de haber dado a luz, ya no me dolía en lo absoluto.

Y ni que decir de los cuarenta días de abstinencia después del parto, ellos ahora eran quienes rogaban porque el tiempo se pasara volando cuando durante el embarazo hasta me huían y rezaban por no encontrarme de frente para que pudiera llevármelos a la habitación.

Los desvelos no fueron tantos para ellos, pues fácilmente pueden turnarse para cuidarlo por las noches, pero conmigo desafortunadamente no es así, pues cuando mi niño despertaba en las madrugadas debía darle de comer interrumpiendo mis noches de descanso las cuales los primeros tres meses comenzaban a notarse demasiado debajo de mis ojos.

Ser madre es un trabajo bastante pesado y desgastante, pero sin duda cada uno de los sacrificios vale la pena.

Después de que todos se mantuvieran temerosos por bañar a nuestro niño, finalmente parece que estaban perdiendo el miedo y se estaban animado a intentarlo, y aunque yo estuviera el doble de asustada que todos ellos juntos, debía poner el ejemplo de que con delicadeza no era tan complicado hacerlo.

Después del primer mes fue que se animaron a hacerlo totalmente solos y aquella imagen la tengo tan fresca en mi memoria como si hubiese sido ayer, ¿Es posible sentir tanto amor en el corazón?

Muy rara vez me dejaban bañar a nuestro pedacito de cielo, pues al parecer les habia gustado tanto la sensacion que ahora ellos eran quienes se encargaba de sus baños y vestirlo.

Como justo ahora que Ran sostenía a nuestro hijo de manera estratégica con ambos brazos mientras Mikey enjabonaba su cuerpo con una toallita especial para su delicada piel, Takeomi ponía un poco de shampoo en su cabecita para comenzar a masajear suavemente y Koko echaba agua tibia sobre su cuerpo para quitar el exceso de jabón.

Ryo se reía con las muecas que Ran le hacía obligándonos a sonreír tanto que si nos manteníamos un segundo más así no tardarían en dolernos las mejillas.

Cuando terminaron de bañarlo Sanzu lo recibió con su toallita de baño envolviendolo muy bien para que no tuviera frío. Cuando Rin lo recibió comenzó a secarle bien el cuerpo mientras le hacía muecas como su hermano haciendo que las carcajadas de mi pequeñito resonaran en toda su habitación haciéndonos reír a nosotros. Hoy había amanecido de muy buen humor y estaba bastante sonriente.

Kaku llegó a mi lado abrazándome por la cintura mientras yo lo abracé de igual manera colocando mi mano en su pecho sintiendo los latidos de su corazón. Estaba tan feliz que sentí como mis ojos se humedecieron, o así fue hasta que vi como Rin y Takeomi batallaban para ponerle el pañal y aquello me hizo reír ligeramente.

-¿Lo logramos, mi vida?

-Lo logramos, amor mío.-Respondí respirando hondo para calmar la cristalización de mis ojos.

A pesar de haber tenido obstáculos en el camino y estar a punto de rendirme, la vida de algún modo me dio a entender que no me rindiera con ellos y algo muy dentro de mí me decía que magníficas cosas estarían esperándonos.

Comenzamos un nuevo camino desde que Ryo nació, pues él fue el primer paso a nuestra vida como una familia oficialmente y a mí, mi nueva vida como casada en donde dejé de ser Danielle Abe, para convertirme en...

Diablos, ¿Cuántos apellidos de casada tengo? No había pensado en eso hasta ahora.

Fácilmente podría huir del país como Danielle Haitani, o sino sería Danielle Akashi, pudiendo pasar a Danielle Sano, cambia a Danielle Hitto, y teniendo otra opción como Danielle Kokonoi. Bufé ante aquello.

-¿Aún no los llamarás, cariño?-Rin me preguntó tomando la pañalera mientras yo cargaba a Ryo y todos me vieron atentos.

Desde lo sucedido con mis padres y esa última llamada no había vuelto a tener comunicación con ellos. Lo único que sabía de ellos era mediante Ixel y Suzette quienes solo me informaban de ellos cuando yo se los pedía, ni siquiera sabían que estaba embarazada pues les pedí que no se los mencionaran...

Ryo va por los 8 meses y realmente sigo sin sentirme lista para perdonarles aquello, aunque sé que algún día deberé decirles que oficialmente son abuelos, pero aún no.

-Tal vez después, amor.-Fruncí mis labios y ellos asintieron entendiendo mi decisión.

Tal vez después...

El Jet aterrizó en Macao, cuestiones de trabajo para ellos y de cierto modo unas pequeñas vacaciones para mí.

-La tía Yun está muriendo por verte, cielo mío.-Le dije a Ryo quien tenía una mordedera en la boca mientras esperábamos que nos abrieran la puerta de su casa.

-Y no sólo a él...

-¿Escuchaste, amor? Papá Takeomi está celoso porque ella hizo gritar más a mami que todos ellos juntos.-Me burlé.

-Oye eso no es ci-

Rin no terminó de pronunciar cuando Yun nos abrió la puerta y gritó de emoción cuando vio a mi pequeño rubio.

-Ven con la tía Yun, pequeño corazón de melón.-Tomó a Ryo en brazos. -Mira nada más que belleza de niño dio a luz mi hermosa mujer.

-Oye, recuerda que también es mi hijo.-Ran dijo algo indignado.

-Suerte tendrá si no se parece a ti.-Se burló. -Pero bueno ya, pasen, tenemos mucho de que hablar.

-¿Trabajo?-Pregunté en cuanto llegamos al comedor que estaba repleto de comida.

-Ay sí cariño, la situación está algo mal aquí.

-¿Cómo qué mal?-Mikey preguntó sentando a Ryo en sus piernas.

-Hay unas cuantas ratas traicioneras que están hundiendo todo.

-¿Sabes nombres?-Sanzu sacó de la pañalera la papilla pata comenzar a alimentar a Ryo quien estaba comenzando a inquietarse.

-Ya tengo el nombre de la mayoría, sólo faltan unos tres que supongo son los líderes.-Tomó un poco de tofu. -Empiecen a comer mientras les platico.-Ordenó y todos obedecemos a excepción de Mikey y Sanzu quienes alimentaban a Ryo.

Ver los gestos que Sanzu hacía cuando le daba de comer eran de mis cosas favoritas en el mundo y otra de ellas, era ver como Mikey le limpiaba la boquita de los restos del alimento con una enorme sonrisa.

Yun estaba loca viendo la misma escena que yo mientras no dejaba de lanzarle cumplidos a mi niño de orbes violetas como su padre.

Después de comer y de que Ryo se durmiera comenzó la plática de trabajo. Resultó ser que las ganancias de cada lugar estaban disminuyendo de un 15 a un 30 por ciento. Hasta inútiles son los que estaban robando, pues mira que robarles tanto como para que se notara de esa manera solo indicaba que eran unos expertos.

Esta era su vida y yo no podía hacer nada para cambiarla, así que únicamente me quedaba escuchar y verlos planear sus ataques y rezar porque esos ataques no tuvieran consecuencias en nosotros, pues ahora ya no sólo se trataba de adultos, sino de un pequeño niño al que debíamos proteger con nuestra vida.

Los peligros siempre estarán presentes y yo estuve consciente de ello desde el principio y ahora con otro punto débil para ellos no sabíamos que tanto intentarían contra todos nosotros con tal de ganar poder y quitarles territorio.

Aunque bueno, de eso ya nos tocará preocuparnos hasta después y por el momento nos toca disfrutar de lo bueno que nos está ofreciendo la vida.

-Te compré una botella de tu vino favorito, preciosa.-Dijo Yun dejando la botella de vidrio frente a mí.

Bueno... Creo que es hora de decirles, aprovechando que estamos con Yun, quien también es alguien importante para mí y quiero que se entere de todo lo bueno que nos suceda.

-¿Qué te parece si la guardas por ahorita?-Sonreí enormemente

-Claro mi cielo, podemos tomarla más al rato.

-Mejor me la das dentro de nueve meses.-Pronuncié y ella se paró en seco volteando con los ojos y la boca abiertos en una grande "O", al igual que todos quienes voltearon a verme con un enorme brillo en los ojos.

-¿Estás embarazada?-Mikey preguntó desde su lugar.

-Así es cariño, tengo cuatro semanas de gestación.-Sonreí enormemente y todos comenzaron a gritar de felicidad, incluida Yun quien comenzó a llorar y caminó hacía mí envolviéndome en fuerte abrazo.

Estoy con mis lugares seguros. Estoy con los amores de mi vida. Estoy con el pequeño fruto de nuestro amor y los que están por venir.

Espero estar con ellos todo lo que nos reste de vida siendo inmensamente feliz como hasta ahora lo hemos sido.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Hola, hola mis guapxs 💐💖

¿Cómo están? Yo estoy encantada imaginando todo, pero triste porque ahhhh, no los quiero soltar 😭💔

Aquí el primer epílogo ¿Qué tal? 🥺💖

¿Quién creen que sea el papá del siguiente bebé? 🙈

Por cierto, que ni segura estoy del apellido de Kakucho porque leí por ahí que Hitto no es su apellido, que ese es su mando en Tenjiku y que Wakui no lo ha revelado y quien sabe que tanto JAJAJA 🥺

Nos vemos después con el epílogo final 🤧💖

Cuídense mucho, tomen agüita y disfruten sus días 💐💖

Lo amo demasiado 🥰💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top