✨️ 𝓣𝓱𝓮 𝓮𝓷𝓭 ✨️

Ahora mis amados lectores, bienvenidos al capítulo final de ésta historia 🤧😪💔

Ya saben, lo hice con mis lágrimas así que espero le den mucho amor 😭💗

Channeling angels in the new age now

Sentía mis piernas temblar con cada paso que daba debido a los encuentros de la noche anterior, pero eso no fue un impedimento para seguir con mi plan de reencuentro antes de marcharnos.

-¿Y qué piensas decirles, cielo?-Kaku me cuestionó desde mi cama observando como terminaba de ponerme el labial en tono nude.

-Si te soy sincera, no tengo idea,
cariño.-Fijé mi mirada en el espejo cruzándome con la de él a través de éste.

-Ven aquí.-Palmeó sus muslos y yo obedecí sentándome sobre él.

Sus manos me abrazaron por la cintura y nuestros rostros estaban a escasos centímetros. Podía oler la menta del dentífrico y apreciaba su enorme cicatriz a la perfección junto a esos ojos tan únicos que tiene en donde podría verme reflejada por siempre.

-Pensaba que tal vez alguno de ustedes podría distraerlos y para cuando llegaran, oh sorpresa, ellos ya estuvieran aquí.-Jugaba con sus cabellos y él me prestaba su total atención.

-Bueno, de todos modos íbamos a salir a Roppongi, así que podríamos entretenerlos hasta que tú nos digas.-Besó mi mejilla.

-¿Van a tardar mucho en Roppongi, cariño?

-No creo, sólo dejamos indicaciones para el tiempo que no estaremos, amenazamos a unas cuantas personas y listo.-Conforme hablaba dejaba besos en toda mi cara y yo sonreía gracias a sus acciones.

-Entonces ya está ¿No?-Pregunté apretando mis labios debido a la preocupación que de nuevo se había apoderado de mí.

Mikey estaba a punto de reencontrarse, sin quererlo, con su mejor amigo desde hace años y venga que la reacción que esperaba de él era una similar a la que con Takemichi, aunque lo que me preocupaba era que a él si pidió verlo y aquí iba a ser... ¿Una sorpresa?

-¿Qué tan bien crees que saldrá esto?-Inupi me preguntó desde el asiento trasero obligándome a verlo rápidamente por el retrovisor.

-No tengo la menor idea, ni siquiera sé si vayan a llegar a tiempo, le envié el mensaje a Kaku hace 30 minutos y sólo me dejó en visto.-Dije un tanto insegura sin quitar la vista de la carretera.

-Si no asesinó a Takemichi y eso que lo intentó una vez, sinceramente dudo que nos haga algo.

-Que Dios te escuché dragoncito.-Ladeé mi cabeza entrando al estacionamiento del edificio.

-Que jodidos.-Inupi canturreó viendo los 6 automóviles que había en el lugar.

-Y no están en casa, son la mitad.-Elevé mis cejas y apreté mis labios. -Dos de estos son de Koko, él tiene 3.

-No me sorprende, desde que nos conocemos se volvió adicto al dinero, aunque dudo que haya sido por gusto propio.-Contestó muy seguro el rubio.

Compartía el mismo pensamiento que Inupi. Sinceramente dudo que Koko haya desarrollado su crematomanía por gusto, aquello iba más allá de un gusto o un deseo, era esa obsesión que venía desde lo que vivió con Akane, podría apostar y dar mi vida por aquello.

Cuando entramos a casa todo estaba en silencio total. Todo el lugar estaba en perfecto estado y olía a lavanda con una combinación de menta, seguramente el personal encargado del aseo acababa de irse.

-¿Gustan algo de beber? Agua, té, café, leche, jugo, alcohol.

-Yo creo que un whisky me caería muy bien justo ahora.-Draken pidió.

-Creo que yo lo acompaño con uno.-Inupi le siguió.

Caminé hasta cantina en donde serví no dos, sino tres vasos, pues yo también lo necesitaba para intentar calmar las sensaciones que sentía en mi estómago. Necesitaba aquella calma que de una manera u otra ese liquido en tono cobrizo me ofrecía.

Platicábamos amenamente cuando la cerradura de la puerta se escuchó abrir y muy dentro de mí no podía dejar de maldecir a Kaku por no avisarme que ellos estaban a nada de llegar a casa como había prometido.

Esperé que por esa puerta entraran Koko y Mikey, quienes se supone serían los únicos en llegar porque los demás dirían que tenían otras cosas que hacer para que aquella reunión fuera un tanto más íntima, pero para mi suerte, sólo entro mi tan amando peliblanco.

-Amor, se fueron con unas muj-No terminó de pronunciar cuando su mirada se cruzó con la de nosotros.

Fue como si, a pesar de la distancia que había entre él y yo, a través de esos preciosos orbes oscuros, pudiera ver toda su infancia y adolescencia cruzando frente a sus ojos, desde los buenos momentos hasta los peores... Como el día en que Draken perdió a su amor y él a su hermana, su tan amada rubia.

Ambos tenían tanta historia juntos, que, en realidad, lo único en lo que podía pensar justo ahora era que, así como tuvieron un pasado ya fuese bueno o malo, quizá era hora, era el momento, de que por fin tuvieran un futuro en donde la balanza se inclinase hacía las cosas buenas. Ambos merecían estar juntos, como desde siempre habían estado, y el momento, parecía haber llegado.

-Mikey, hola mi vida.-Inmediatamente me levanté nerviosa para tomarlo del brazo y sentarlo junto a Draken en el sofá, estaba bastante rígido. -Estábamos conversando, pero justo Inupi me había pedido un té, así que iremos a la cocina a prepararlo, así que ustedes espérennos aquí ¿De acuerdo?

-Sí, sí, yo, mi té, por favor.-El rubio me siguió la corriente y se levantó siguiéndome hasta la cocina en donde desaparecimos.

-Quiero vomitar.-Dije llevando mis manos a mi rostro para comenzar a tallarlo con desesperación debido a los nervios.

-Ya somos dos, y eso que ni mi turno es.-Soltó burlón y ambos reímos ligeramente.

Por más que nos mantuviéramos callados para intentar escuchar la platica que estuvieran teniendo no escuchábamos nada por lo cual decidimos salir para sentarnos en el comedor amos con una taza que contenía nada para fingir que bebíamos aquel té.

Para nuestra sorpresa nos encontramos con que ambos seguían en la misma posición y callados, no habían hablado y era eso por lo que no escuchábamos nada sobre su conversación. Los dos hombres veían al frente como si el primero que hablara fuera a tener problemas, y, de vez en cuando Draken giraba levemente su cabeza para ver a mi peliblanco quien a la distancia se veía más tieso que una tortilla de 3 días bajo el sol.

El único sonido que se podía escuchar eran las manijas del reloj andando mientras Inui y yo nos lanzábamos miradas intentando descifrar si estaba bien hablar entre nosotros o seguir manteniendo aquel silencio. Estaba a punto de hablar cuando Draken se levantó del sofá llamando nuestra atención.

Se colocó detrás de Mikey y comenzó a jugar con su cabello, es como si intentara recogerlo en una media coleta, pero sin duda sabía lo que hacía pues después de unos cuantos segundos Mikey tenía su cabello recogido como en las fotos de cuando era joven.

Draken sonrió orgulloso mientras que Mikey volteó a verlo con lágrimas en los ojos.

-Ken-chin...

-Mikey.-El más alto sonrió orgulloso antes de que el menor se soltará a llorar en sus brazos.

El llanto salía desmesurado mientras el pelinegro lo consolaba con caricias en la espalda y ligeras lágrimas rodaban por sus mejillas. Aquellos compañeros de vida que el destino quiso separar estaban ahora frente a frente felices por su reencuentro y no pude evitar que mis ojos se humedecieran ante la alegría que sentía por ambos, incluso Inui tenía una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

-Segundo reencuentro, todo un éxito.-Susurré a penas para mí orgullosa.

Cuando el llanto de Mikey cesó, la plática entre ellos dos comenzó a fluir de lo más normal poniéndose al día sobre todos los años que llevaban sin saber el uno del otro.

Después de unos cuantos minutos la puerta se abrió dejando entrar al resto de los adultos quienes no se sorprendieron tanto ante la escena que tenían en la sala de estar, debido a que ellos estaban enterados del plan que quería llevar a cabo. Saludaron a pura voz e inmediatamente caminaron hasta a mí seguramente esperando el chisme completo sobre como reaccionó Mikey al verlo aquí y lo que había sucedido antes de que ellos llegaran.

Koko se detuvo en seco cuando vio a Inui y este último se quedó igual de estático que él, analizándose lentamente de arriba hacía abajo como si el peliblanco no pudiera creer la presencia que tenía frente a él. Yo sabía muy bien que Inupi era idéntico a su hermana y que por esa razón los hermanos molestaban a Koko diciéndole que eran novios, ya que, en él, veía a su amada difunta.

Vi a los hermanos con intención de molestarlos, por lo cual inmediatamente carraspeé ligeramente la garganta para llamar su atención y lanzarles una mirada de advertencia para que no dijeran sus típicos comentarios, los cuales, soltaros era su especialidad en los momentos menos indicados como este.

-Koko, es bueno verte.-Inui le dedicó una media sonrisa.

-Inupi... Que alegría verte después de tanto tiempo.-Le devolvió la misma sonrisa.

La tensión se sentía ligeramente entre aquellos dos y es como si no supieran si abrazarse era una buena idea o quedarse en su lugar era mejor. Todos los veíamos e intercambiábamos miradas entre nosotros como preguntándonos si deberíamos decir algo para que aquellos dos salieran de ese momento tan incomodo que no sabían como saludarse.

-Ya dale un beso.-Ran dijo entre risas y los demás rieron ligeramente.

-Les presto mi cuarto.-Rin le hizo segunda.

-Son expertos, de verdad, expertoooos.-Rodé los ojos.

-Así nos amas, mi reina.-Ambos se acercaron y me rodearon en un abrazo.

-No, justo ahora no, por groseros, suéltenme.-Fingí indignación intentando apartarlos de mí sin éxito.

Comenzaron a besar mis mejillas y mi sonrisa salió a la luz demostrando que mi enojo, era falso e incluso, por un momento, olvidé quienes estaban ahí.

-Bueno ya, suficiente.-Dije riendo y los hermanos me liberaron de su abrazo permitiéndome ver a Koko e Inui quienes ahora se abrazaban.

-Lo lograste, mi vida.-Sanzu se acercó a susurrar en mi oído.

-Lo logramos, cielo mío.-Sonreí en su dirección antes de darnos un fugaz beso.

Y esa era la escena que tenía frente a mí.

Cuatro viejos amigos que después de tanto tiempo se han reunido y ahora platicaban sobre seguramente todo lo que ha sido de ellos y lo mal que la pasaron el uno sin el otro. Dos hermanos peleándose por sobre que sushi fue el que pidieron, dos pelinegros que los ven hartos de sus peleas sin sentido y un pelirosa que no deja de verme abrazado a mi cintura con una enorme sonrisa.

El destino no paraba de sonreírnos. A mí dándome siete motivos que me hacen feliz día con día y a ellos una vida como seguramente siempre la quisieron, rodeados de sus mejores amigos, seres queridos y una mujer que los ama hasta con la última célula de su alma.

Estamos listos para el mayor paso que se puede dar en una relación, no hay duda.

El viaje comenzó hace dos años, y, lo que planeamos que sería para 365 días, teminó siendo para 730 días de los cuales no hemos regresado a Japón a excepción de dos veces.

La primera fue cuando nació Hideaki Hanagaki, el pequeño que nos robó el corazón a todos.

Y la segunda fue cuando Ixel y Suzette llegaron de sorpresa a Japón en donde obviamente no estábamos y tuvimos que regresar de emergencia para pasar juntas las dos semanas que ellas estuvieron ahí, esa visita nos cayó perfecto y fue como un dos por uno, pues dentro del tiempo que ellas estuvieron fue la fiesta del primer año de Hideaki, la cual, terminó con todos ahogados en alcohol. Fue gracioso ver a Mikey y a sus amigos embriagándose, pues fue como ver a unos adolescentes haciendo tontería y media bajo los efectos del alcohol.

Dentro de todo este tiempo visitamos infinidad de países pasando del frío al calor, del calor a la lluvia, de la lluvia a los desiertos, desde lo más poblado hasta lo más desolado y vaya que supieron hacer bien la bitácora que seguimos al pie de la letra durante el primer año, la cual, para el segundo, aunque si bien, no fue un desastre, fue muy difícil decidir que destinos queríamos visitar antes de regresar.

En todos nuestros viajes lo que jamás faltaron fueron las risas, el alcohol, el sexo y la diversión, a veces me sorprendía como es que todos lográbamos mantener la calma y no pelear entre nosotros para no arruinar nuestro viaje, la verdad siempre hicimos nuestro mayor esfuerzo, aunque era claro que las peleas siempre iban a estar presentes y estos viajes no fueron la excepción, tanto entre ellos, como mías con ellos, el lado bueno fue que siempre hablándolo solucionábamos la situación.

Durante esos viajes no recibí una propuesta de matrimonio, sino siete y cada una de ellas en distintos países.

La primera sucedió en la Gran Muralla China en donde Yun fue cómplice de ese plan, pues resultó que ese día sería únicamente para ella y para mí o al menos así fue hasta que seguíamos caminando y alguien tapó mis ojos por la espalda, en donde yo tenía claro que era ella, pero nunca me esperé que para cuando me quitara las manos de los ojos tendría a Takeomi frente a mí arrodillado dejando a la vista un hermoso anillo de compromiso con un diamante de infierno y esa sonrisa maliciosa que tanto me volvía loca.

El segundo anillo llegó en Italia, para ser más exactos en el Coliseo de Roma en donde Kaku se adelantó a la salida con el pretexto de que necesitaba un baño urgente mientras nosotros nos quedábamos apreciando un poco más el lugar antes de salir. Justo al atardecer fue cuando salimos del lugar encontrándome con que en la salida estaba repleta de turistas con infinidad de ramos de flores y mi hermoso pelinegro recargando su peso en una rodilla y con su mano sostenía la pequeña caja negra que contenía mi tan preciado anillo con el cual aceptaba unirme con el por el resto de mi vida.

La tercera llegó en Jordania, en la antigua ciudad de Petra donde Koko fingió que nos tomaríamos una foto y los hermanos no pararon de molestarme durante unos segundos sobre que mi maquillaje se había corrido seguramente por el calor, pero para cuando di la media vuelta, Koko estaba en la típica pose de pedida de matrimonio y todos a nuestro alrededor comenzaron a aplaudirnos cuando le di el "Sí" entre lágrimas de felicidad, incluidos mis otros seis amores.

La cuarta piedra para mi dedo anular llegó en el Taj Mahal, en donde mi tonto menor me pidió matrimonio entre lágrimas prometiendo amarme hasta el final de mis días y amarme cada día más que el anterior, al punto de que si yo se lo pedía el construiría un lugar diez veces más grande que este solo por hacerme feliz, la gente de nuestros alrededores al escucharme gritar el "Si" a los cuatro vientos entre lágrimas comenzaron a aplaudir y a desearnos lo mejor en nuestro matrimonio.

Mi quinto anillo llegó cuando estuvimos en Latino América, en lo más alto de los Andes del Perú, Machu Picchu. Apreciábamos la hermosa vista del lugar y el viento jugaba con nuestros cabellos cuando sentí la mirada de Mikey verme muy fijamente obligándome a verlo de vuelta y sonreírle, él, con una enorme sonrisa en labios se puso en posición y después de hermosas palabras sobre de cuanto lo ayudé a él y a sus amigos, vinieron las palabras por las cuales había esperado tanto tiempo y la que yo ansiaba pronunciar.

El sexto vino en Brasil, en el Cristo Redentor. Yo miraba el cielo estrellado en un intento de poder conciliar el sueño el cual fue fallido y fue ahí donde mi amado Ran hizo su aparición preguntándome si me gustaría hacer algo prohibido a lo cual yo asentí entusiasmada y después de cambiarnos ambos salimos de la habitación como dos adolescentes escapando a medianoche intentando que nuestros padres no nos escucharas. Sin saber cómo lo logramos estábamos en el Cristo Redentor a la 1 am admirando como la ciudad se iluminaba, ambos sentados en la barandilla, daba miedo estar ahí, pero la adrenalina que eso provocaba era inigualable. Platicábamos tan a gusto que sin darnos cuenta el sol comenzó a salir y eso Ran lo vio como su señal para pedirme matrimonio y yo acepté más que gustosa antes de huir del lugar porque un policía nos vio y comenzó a gritarnos palabras que no entendía del todo pues mi portugués estaba en lo más básico.

Y finalmente, pero no menos importante, vino mi séptima piedra. En la cima de la Pirámide de Chichén Itzá, la cual afortunadamente logramos subir antes de que anunciaran que definitivamente ya no se podría escalar más. Llegamos con el sol en todo su esplendor y fue ahí cuando Sanzu se arrodilló justo al centro de esta y quitó sus lentes de sol dejándome apreciar sus hermosos orbes azules los cuales relucían como el hermoso cielo y la enorme sonrisa en su rostro la cual resaltaba de más gracias a aquellas cicatrices que me volvían loca, pronuncié el último "Sí" con toda la alegría de mi corazón.

Había aceptado unirme en cuerpo y alma con todos ellos en cada una de las siete maravillas del mundo, justo lo que ellos eran para mí.

Mis siete maravillas del mundo.

Cuando llegamos a Japón me llevé la sorpresa de que nuestro hogar ya no era aquel edificio viejo, sino que, habían mandado a construir una enorme mansión con más habitaciones de las que podría imaginarme, como la de mis padres en México, pues ellos insistían en que nuestra familia sería enorme y de eso no tenía duda.

El lugar es hermoso y sin duda mucho más acogedor que el viejo edificio, aunque me dolía tener que dejarlo pues fue en ese lugar donde todas mis memorias de nosotros se quedarían, aunque mi consuelo llegó cuando Kaku mencionó algo que hizo mi corazón latir al millón.

-Ese siempre será nuestro departamento de solteros.

Y así sería, pues cuando estuviéramos rodeados de niños no tan fácil podríamos hacer las cosas como a nosotros nos gustaba, tendríamos que ser un poco más recatados y fue por esa razón, que al diseñar aquella mansión utilizaron materiales a prueba de ruido, para que así al menos en nuestras habitaciones pudiéramos hacer lo que quisiésemos sin temor a que nos escucharan.

Nuestro nuevo hogar tenía una enorme entrada como las mansiones de las películas con una enorme fuente decorando justo al centro del lugar. Las enormes escaleras que daban a la entrada principal donde lo primero que veías era el salón de estar con las enormes escaleras de caracol de lado derecho del salón las cuales daban al segundo y tercer piso, de los cuales, del tercer piso estarían prohibidas tres habitaciones a nuestros hijos, pues estas servían como cuartos rojos.

Actualmente tengo 26 años, Ran tiene 34, Takeomi está en sus 41, Mikey ha llegado a los 31, Kakucho tiene 30, mientras que Sanzu, Rin y Koko han cumplido los 32 y el primero que quiere tener un hijo es Ran.

Takeomi se negó rotundamente a tener hijos, pues dice que, en primer lugar, ya no está en edad para tenerlos y, en segundo lugar, que con su hermana y los que tengamos entre nosotros le bastaran para volverse loco y por más que intenté convencerlo y provocarlo no lo logré.

Llevamos 2 meses intentando que quede embarazada, siendo Ran el único que durante nuestros encuentros sexuales no usa preservativo para ver si de una vez por todas puedo quedar embarazada.

En mis días más fértiles son cuando no hemos salido del cuarto, pero todos los intentos son sin éxito, hemos intentado de todo lo que se lee en Internet, posiciones, medicamentos, todo en verdad e incluso estoy llegando a pensar en que alguno de los dos somos estériles y por esa razón la semana que viene tenemos cita en la clínica para que nos realicen estudios y ver que es lo que podemos hacer para embarazarme.

Aquello estaba comenzando a deprimirme un poco porque yo en verdad deseo tener un hijo y a pesar de que he tenido alguno que otro síntoma anteriormente todas las pruebas han salido negativas.

-Buenos días, mi cielo.-Rin dejó un beso en mi labios cuando se sentó en el comedor del jardín para comer el desayuno.

-Buenos días, cielo.-Contesté un poco desganada.

-¿Qué tienes, mi vida?-Sanzu me preguntó y todos voltearon a verme.

-Nada, es solo que me tiene un poco preocupada el asunto de la siguiente semana.

-No pienses en eso, cariño, mientras más te sugestiones más trabajo costara.-Mikey intentó calmarme y yo solo asentí.

En ese momento el personal nos llevó el desayuno, en donde había de todo un poco.

-Gracias.-Dijimos todos al unísono y se retiraron.

Yo los veía comer con mucho entusiasmo, pero en mi caso, mi apetito se había marchado, por lo cual únicamente bebí de mi jugo y comí un poco de fruta mientras veía como ellos devoraban todo a su paso.

Todo estaba normal hasta que vi como la yema del huevo que Sanzu comía se rompió y aquello me generó unas nauseas asquerosas obligándome a levantar corriendo en dirección al baño.

Lo poco que tenía en mi estomago salía de mí y en ese momento unas manos me ayudaron a hacer una coleta en mi cabello, no pude ver ni siquiera quien era pues yo seguía volviendo el estomago como si hubiera comido la comida de tres personas.

Algo dentro de mí se llenó de mucha esperanza así que en cuanto jalé la cadena me levanté, quitando a Mikey quien era el que me sostenía del pelo y los demás me veían desde la entrada del baño con mucha atención.

-Voy a hacerme una prueba.-Informé y ellos asintieron saliendo del lugar.

Mientras esperaba el resultado lavaba mis dientes y sentía como mis manos temblaban esperando el resultado, en mi mente no paraba de pedir porque la prueba saliera positiva y por fin poder darles una buena noticia.

Los 5 minutos habían pasado así que la levanté con los ojos cerrados rogando desde lo más profundo de mi corazón ver aquellas dos líneas, pero lamentablemente no fue así.

-Negativa.-Susurré decepcionada cuando salí del lugar con la prueba en mano.

Koko la tomó viendo todos como solo había en ella una línea.

-Hazte otra.-Takeomi pidió y yo negué.

-No tiene caso, mejor esperar a la siguiente semana y realizarnos los estudios.

-¿Todavía hay pruebas en la gaveta?-Sanzu me cuestionó y yo asentí.

-Es la última.

-Háztela, hoy compraremos más.

-Es inútil, hemos comprado como 50 pruebas en los últimos dos meses sin contar las de sangre.

-Hazlo, no seas tan testaruda amor.-Kaku me reprendió.

-Como les gusta decepcionarse una y otra vez.-Rodé los ojos entrando nuevamente al baño.

Saqué la última prueba de la gaveta y la saqué de la caja.

-¿Y cómo mierda voy a orinar sobre ella si ya hice sobre la otra?-Grité enojada.

-Esfuérzate.-Gritaron todos haciéndome rodar los ojos.

Este tipo de situaciones estaban logrando deprimirme y estresarme, pues no me sentía capaz de poder darles un hijo y sí ese era el caso no sé que es lo que haríamos o mejor dicho en mi caso, pues conociéndome seguramente de algo así me costaría mucho trabajo salir.

Con mi mayor esfuerzo logré orinar lo suficiente que la prueba necesitaba y solo tocaba esperar nuevamente, pero yo no estaba dispuesta a llevarme otra decepción por lo cual salí del lugar.

-La prueba está sobre el lavamanos, yo no pienso llevarme otra decepción, vean en 5 minutos.-Dije yendo nuevamente al patio trasero donde todo aquel desayuno estaba esperándonos.

Comiendo el resto de fruta veo como se van acercando a la mesa, decepcionados.

-Era lógico.-Dije dando otro bocado.

Todos se sentaron donde anteriormente estaban mientras Sanzu traía la prueba en mano.

-¿Ya ven? Se los dije, pero ah no de verdad, que son necios.

Nadie decía nada.

-¿Se han quedad-

-VAMOS A SER PAPÁS.-Gritaron todos al unísono haciendo brincar del susto.

-¿QUÉ DICES?-Me levanté en dirección a Sanzu quien me tendió la prueba.
Dos líneas, por fin...

-Vamos a ser papás...-Susurré entre lágrimas y todos me abrazaron.

Bendita vida, te debo tanto.

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Hola 🤧💔😔

La neta ni me pregunten como estoy porque soy un mar de lágrimas, tengo que dejar ir a mis pequeños y no estoy lista 😭💔

¿Qué tal este cap? Lo hice con mis lágrimas.

Pero bueno, nos quedan únicamente dos epílogos 😔💔

Espero que tengan una bonita noche, descansen muy rico y nos vemos en unos días con el primer epílogo 💖💐

Ah por cierto, feliz San Valentin amores míos 💗🥺🤗

Espero que la hayan pasado de maravilla y recibido aunque sea una paletita 💖

Yo les mando un fuerte abrazo, y recuerden, en el chat siempre tendrán una amiga por si necesitan hablar o algún consejo 🥰💖

Los amo tanto, gracias por todo el apoyo 😪💖

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