Nuestro pequeño secreto
Desde el día en que detuve a Mikey de asesinar al pelinegro en aquel boliche mi relación con él había mejorado a niveles excepcionales, Mikey era un hombre muy dulce a pesar de demostrar todo lo contrario.
Durante estos días habíamos platicado mucho y a pesar de que él ya sabía todo sobre mí y mi pasado yo no sabía absolutamente nada de él a excepción de que su nombre es Manjiro Sano y cumplía años el 20 de agosto, seguía reservándose todo su pasado para él, ni siquiera quiso hablar sobre el hombre que de cierto modo había salvado.
Mi teléfono sonó sacándome de mis pensamientos, era Rin cosa que era ilógico que me marcará si estaba en casa.
-¿Aló?-Contesté confundida.
-¿Qué haces amor?
-Estoy en la sala, ¿Dónde están ustedes?
-Sube, estamos en la azotea.-Se escucho la risa de Ran al fondo.
-¿Y qué tengo que ir a hacer a la azotea?-Pregunté bastante confundida.
-Tú sólo ven.-Bufo Rin del otro lado de la línea.
-Más les vale que no sea otra de sus bromitas eh.-Dije y finalmente colgué para dirigirme a la azotea.
En cuanto crucé la puerta de la azotea escuché sus risas las cuales seguí hasta encontrarme con ellos. Los hermanos estaban vistiendo un pants el cual acompañaron con camisetas sin mangas permitiendo que sus enormes brazos estuvieran al descubierto, podría asegurar que estaban peleando sobre lo que parecía ser una enorme colchoneta para gimnasia, pero descarte la idea debido a las risas que seguían saliendo de sus bocas.
-Amor, perfecto, estás vestida de manera cómoda.-Dijo Ran cuando me vio mientras soltaba del agarre que ejercía sobre Rin.
En cuanto se levantaron del suelo pude verlos perfectamente, el sudor obligaba a que la camiseta se pegara a sus bien trabajados cuerpos y respiraban de manera agitada debido al cansancio, hace mucho que no veía una escena no sexual que me resultará tan excitante.
-¿Qué están haciendo amores?-Pregunté muy confundida y sobre todo ya un tanto excitada.
-Estuvimos platicando y bueno, vamos a entrenarte.-Dijo Rin como si lo que acababa de decir fuera lo más normal del mundo, aquellas palabras alejaron cualquier pensamiento impuro.
-¿Entrenarme?-Sacudí la cabeza confundida.
-Sí amor, somos expertos en romper huesos y vamos a enseñarte esas técnicas.-Rin sonreía con mucho orgullo.
Definitivamente a ese par de cabezas huecas les faltaba cerebro.
-Están bromeando ¿No?-Solté una pequeña risa burlona, pero ellos ni siquiera cambiaron su postura.
Estaban hablando en serio.
-¿Se volvieron locos? Sí ven la diferencia entre ustedes y yo ¿No?-Me señale con el dedo índice.
-¿Diferencia?-Pregunto Ran con la ceja enarcada.
-Sí par de tontos, ustedes son más grandes y fuertes que yo.
-Y guapos.-Completo Rin con una gran sonrisa en su rostro mientras me guiñaba el ojo y chasqueaba la lengua.
-Ven que te mato.-Camine en dirección a él y antes de llegar me cargo en sus enormes brazos para comenzar a darme vueltas en el aire.
-Bueno ya, bájame o me vomito sobre ti.-Grite entre risas y en cuanto mis pies tocaron el suelo comencé a tambalearme chocando contra el pecho de Ran.
Eran tan guapos que mis mejillas se sonrojaron pues en serio se veían bastante bien así vestidos y sudados, tuve que dirigir mi vista al suelo fingiendo que seguía mareada para que aquel sonrojo cesara sin que se dieran cuenta.
-Bueno, pero estamos hablando en serio amor.-Sonrio. -Vamos a entrenarte.-Afirmo Ran cruzándose de brazos permitiendo que sus músculos se marcaran más, ¡Maldición! No hagas eso Ran que me excito de más.
-Ah, pero será a escondidas de los demás.-Dijo Rin casi en un susurro como si alguien pudiera escucharnos.
-¿Por qué a escondidas?
-Si se enteran de que estamos ayudándote a que sepas defenderte cuerpo a cuerpo Mikey nos mata, él no dejaría que alguien te pusiera una mano encima. Mikey preferiría mil veces que mataras antes que defenderte.-Ran negaba con la cabeza.
-Y por eso le sugerí a Ran enseñarte a romper huesos ya que él no estaba muy de acuerdo con lo del arma.-Rin sonrió orgulloso como si aquella sugerencia fuera un excelente idea, y sí lo era, pero lo que no cuadraba es como alguien de mi tamaño podría lograr romper huesos como ellos.
-Ustedes sí que se creen bastante buenos eh.-Me cruce de brazos con una sonrisa burlona.
-Amor ¿Sabes por quiénes estás a punto de ser entrenada?-Ran tomo mi mentón acercando su rostro al mío.
-Pero claro amor, por un par de tontos.-Sonreí contra sus labios y me soltó una fuerte nalgada como castigo ante aquella respuesta haciéndome sacar un gemido.
-Era castigo no premio hermano.-Rin me veía con la ceja enarcada.
-Amor, estás a punto de ser entrenada por los hermanos que se convirtieron en dueños de Roppongi a los 13 años.
-La pandilla más famosa de ese entonces "Roppongi Kyougoku", la llamada batalla de las cenizas, el capitán y vicecapitán decidieron ir uno contra uno contra nosotros y bueno...-Rin se encogió de hombros como si fuera cualquier cosa.
-Termine con su capitán de un solo golpe.-Ran sonrió de manera arrogante.
-Y mientras yo aseguraba los brazos del capitán en una llave, Ran acabo hundiéndole el rostro.-Sonrió en complicidad a Ran.
-Fue llevado al hospital con fractura de cráneo, pero...-Ran volteo su vista al cielo como si aquel recuerdo fuera su favorito. -No sobrevivió.-Se encogió de hombros restándole importancia a la muerte de aquel hombre.
-¿13 años?-Pregunté horrorizada.
-Así es amor, a los 13 años estábamos en la cima.-Ran no quitaba aquella arrogante sonrisa de su rostro.
-Y bueno, en la correccional conocimos a las personas que junto a nosotros conformarían la generación S62.-Rin sonrió melancólico.
-Ah Tenjiku.-Ran sonrió de la misma manera que Rin. -Que buenos tiempos.
-Son unos monstruos.-Arrugue mi nariz.
Pensar que a los trece años mataron a alguien y que por la manera en cómo lo contaban parecían estar orgullosos de lo que habían hecho me daba escalofríos, ¿Qué tipo de vida debieron haber llevado antes de eso para tener tanta fuerza capaz de derrotar a alguien de un solo golpe? Y ¿Qué tipo de vida siguieron teniendo después de eso para estar en donde ahora están? Mis niños estaban perdidos.
-Así nos amas amor mío.-Rin dejo un pequeño beso sobre mis labios.
Tenía razón, fueran como fueran e hicieran lo que hiciera, yo los quería. Hasta qué punto había llegado.
-Bueno ya, mucho sobre nuestro pasado.-Ran movió su mano en señal de desinterés.
-Ven amor, empecemos por enseñarte la técnica boquea articulaciones de Rindou.-Estiro su mano en mi dirección sonriendo enormemente y aquel nombre me hizo sacar una gran carcajada.
-Bonito nombre.-Dije mientras tomaba su mano.
-Lo sé, es increíble.-Se rio conmigo y me guio hasta la colchoneta. -Pero es más increíble escuchar sus gritos de dolor.-Soltó un suspiro enamorado.
Vaya que le gustaba romper huesos.
-Amor, sabemos que no tienes la misma fuerza que nosotros.-Ran aseguro.
-Pero con un poco de entrenamiento en el gimnasio y técnica sin duda podrás romper huesos como una de nosotros.-Ambos empuñaron sus manos y las llevaron a la altura de sus mejillas mientras esbozaban una gran sonrisa.
-¿Les emociona pensar en mí rompiendo huesos?-Los miré con los ojos entrecerrados.
-Nos emociona amor, pero también nos excita.-Aseguro Rin.
-Ya somos tres.-Dije mientras me sentaba sobre la colchoneta y sonrisas pervertidas se dibujaban sobre sus rostros. -¿Empezamos?
Después de un buen rato explicándome y mostrándome las diferentes técnicas que ellos aplicaban podía decir que no era tan difícil como pensaba, pero sin duda ellos lo hacían ver fácil porque eran unos expertos y claro que tenía su ciencia. Una cosa muy diferente era decirlo y otra hacerlo.
-Muy bien amor, bajemos por algo de comer antes de que comiencen a buscarnos.-Ran me tomo de la mano y dejo un pequeño beso en ella antes de comenzar a caminar en dirección a las escaleras.
El ambiente se había vuelto pesado entre los tres pues las técnicas que me habían enseñado requerían de muchos roces en áreas que a mí de alguna manera me excitaba sentir, como el agarre en donde requerían aplicar fuerza en mi entrepierna. Al parecer ellos sentían la misma tensión pues intentaban rozar lentamente sus cuerpos contra los míos y ¿Quién era yo para resistirme a tremendos hombres?
Una vez que llegamos abajo todos estaban en el comedor, la hora de la comida había llegado y todo estaba listo, con una excepción, Kakucho, Takeomi y Mikey no estaban.
-¿Dónde estaban? Tuvimos que hacer todo nosotros.-Pregunto Sanzu con el ceño fruncido. Oh-oh.
-Estábamos entrenando y amor subió a vernos.-Ran le dedico una sonrisa burlona.
-Es divertido ver como Ran grita de dolor.-Solté una pequeña risa que delataba mis nervios.
-Oye! Rin también gritaba, ¿Por qué no te burlas de él?-Pregunto Ran mientras se cruzaba de brazos.
Solté una pequeña risa burlona sin darle respuesta alguna y finalmente nos sentamos en el comedor, yo junto a Sanzu.
-¿Sólo estaban entrenando?-Me volvió a cuestionar con la ceja enarcada.
-Sí Sanzu, sólo estaba observándolos.-Reafirme en un susurro para que los demás no pudieran escucharme. -¿Por qué? ¿Celoso?
-Hm, puede ser.-Se encogió de hombros y regreso la atención a su plato.
Durante la comida las miradas ocasionales entre los hermanos y yo se volvieron más intensas, claro que estábamos sintiendo aquella tensión sexual que desde hace un rato se había hecho presente y tenía miedo porque Koko y Sanzu la sintieran al igual que nosotros.
Para mi buena suerte la comida termino sin altercados, Koko dijo tener mucho trabajo y se desapareció por la oficina y los hermanos subieron a su cuarto para tomar un buen baño después del entrenamiento que tuvimos quedando únicamente Sanzu y yo en la sala de estar.
-No te has puesto la camisa que te regale.-Dije mientras él me abrazaba a su pecho recostándonos en el sillón.
-La estoy guardando para una ocasión especial.-Me susurro al oído y después mordió el lóbulo de mi oreja causando que un escalofrío recorriera mi cuerpo.
-Tengo ganas de salir hoy, ¿Y sí vamos a la discoteca?-Lo voltee a ver de reojo.
-Hm, suena buena idea.-Enarco una ceja mientras me sonreía, le había gustado mi sugerencia.
-Le diré a los hermanos que se arreglen, subiré a darme un baño antes de que me ganes.-Me levante y me dirigí a la entrada de la oficina de Koko.
-Iremos a la discoteca, ¿Nos acompañas?-Dije en cuanto abrí la puerta.
-No puedo amor, tengo que darle esto a Mikey para mañana.-Dijo sin siquiera despegar la vista de los papeles que tenía frente a él.
-De acuerdo, que termines pronto, te quiero.-Dije con un tono de decepción mientras cerraba la puerta.
Sanzu había desaparecido de la sala así que subí al cuarto de Rin para informarle el plan que había armado de último momento aceptando mi propuesta, hice lo mismo con Ran y también acepto, iríamos solo los cuatro.
Me desnude en mi cuarto envolviéndome en la toalla de baño lista para tomar un baño y prepararme para la noche, sin tocar la puerta del baño entre, pero oh sorpresa. Sanzu me había ganado el baño.
-Pensé que había quedado claro que me metería yo primero.-Lo miré con los ojos entrecerrados.
-Y sí quedo claro, pero después me puse a pensar, ¿Por qué no compartimos el baño?-Sonrió pervertidamente mientras estiraba sus brazos hacía mí.
-Joven Sanzu, que buena idea se le ha ocurrido.-Sonreí del mismo modo mientras me deshacía de mi toalla sensualmente para finalmente dejarla a un lado.
La tina era lo suficientemente grande para que ambos pudiéramos estar sin problema alguno, me ayudo a entrar y el agua me envolvió con su calidez. Sanzu me ayudo a colocarme entre sus piernas mientras recargaba mi pecho en su espalda, sin duda alguna estar de esa manera se había vuelto nuestra favorita.
Comenzó a dejar pequeños besos sobre mi cuello y hombros, el roce de sus labios contra mi cuerpo era de las mejores sensaciones que podía experimentar.
-Eres hermosa.-Susurro sin dejar de dar besos sobre mi cuerpo.
-¿Sólo te gusto porque soy hermosa?-Pregunté fingiendo que había lastimado mi orgullo y él soltó una pequeña risa.
-Y por muchas cosas más que irás descubriendo con el paso del tiempo.-Dejo un largo beso sobre mi mejilla. -Tengo una sorpresa para ti el próximo fin de semana.-Sonrió contra mi mejilla.
-¿De qué se trata?-Pregunte girando mi cuerpo hacía él con una enorme sonrisa, amaba las sorpresas aunque no era paciente al saber que recibiría una.
-Sor-pre-sa.-Dijo silaba por silaba dándome a entender que no iba a hablar hasta que el día llegará.
-Entonces no me hubieras dicho hoy, toda la semana no podré dormir intentando descifrar de que se trata.-Hice un pequeño puchero que él detuvo con un beso.
Sus labios era tan suaves que hacían que aquella sensación de sus labios jugando contra los míos se sintiera como una de las mejores cosas que podían existir en el mundo.
Antes de que pudiera darme cuenta él ya estaba dentro de mí, no supe ni en que momento me volteo para quedar frente a él mientras mis piernas rodeaban su cintura y yo hacía movimientos circulares sobre su miembro. Sus gemidos salían con desesperación, jamás lo había escuchado gemir tanto y no entendía la razón de aquello.
-¿Ahora por qué tanto gemido?-Susurre entre pequeños gemidos.
-También es una sorpresa que entenderás el próximo fin de semana.-Dijo en una combinación de risas y gemidos.
Seguía moviéndome de adelante hacía atrás con ayuda de sus manos en mi trasero, él era quien marcaba el ritmo en el que me debía mover y era exquisito. Mi boca devoraba la de él mientras gemíamos contra nuestros labios, estábamos tan excitados que no aguantaríamos mucho y de todas formas debíamos hacerlo rápido pues los hermanos seguramente ya estarían esperándonos.
-Me voy a venir.-Dijo contra mis labios.
-Hazlo.-Le pedí dejando un gemido en su oído.
-Pero tú no has terminado.-Gruño con mayor dificultad.
-Puedes compensarme por eso más tarde.-Sonreí de manera traviesa y entonces me ayudo a acelerar mi movimiento de caderas para que pudiera terminar de una vez por todas dentro de mí.
Me quedé recostada sobre su hombro mientras intentaba calmar mi agitada respiración.
-Vamos a bañarnos ahora sí.-Dije contra sus labios y deje un pequeño beso sobre ellos.
-Yo te ayudo.-Sonrío orgulloso y volvió a abalanzarse sobre mis labios.
Me encantaba cada momento que pasaba con Sanzu, a pesar de ser pocos o cosas ordinarias se sentían diferentes cuando él estaba conmigo, quería pasar muchas cosas con él a mí lado, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que él me pidiera.
Quería reclamarlo como mío y que él me reclamara como suya.
El día de hoy el ambiente se sentía y sin duda estaba más encendido que otras veces, al parecer hoy había sido como el famoso Blue Monday, pero en lugar de que todos se sintieran tristes era como si se sintieran lascivos y claro que nosotros nos incluíamos.
Llevábamos aproximadamente tres horas en la discoteca y el alcohol aún no había hecho efecto en mí, al parecer el bailar tanto lo iba eliminando de mi cuerpo poco a poco. Los hermanos habían decidido que el día de hoy no tendrían quien los acompañara pues según es sus palabras "Querían estar conmigo".
El baile que sonaba era lento y yo restregaba mis caderas contra Rin quien era quien se había parado a bailar conmigo en ese momento, en cuanto voltee a ver a Sanzu para ver la expresión que tendría sobre su rostro estaba dibujada una enorme sonrisa ¿Se estaba divirtiendo, viéndome bailar con Rin? Sin duda no era la reacción que esperaba de su parte, pero por mí estaba mucho mejor pues eso quiere decir que no había problema con lo que estaba haciendo. Termine de bailar la canción dejando un pequeño beso sobre los labios de Rin y él me abrazo por la cintura para pegarme un poco más a él, podía sentir la emoción en su entrepierna.
-Alguien anda muy feliz hoy.-Dijo Sanzu con una enorme sonrisa mientras me ofrecía mi vaso.
-Me siento un poco rara hoy, yo diría que es más lujuria que felicidad.-Dije mientras le aceptaba el vaso y me sentaba sobre el gran sofá de la zona VIP.
Bebí el resto de la bebida en mi vaso de un gran sorbo y me abalance sobre los labios de Sanzu, sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo con deseo, pero en ese momento sentí una presencia colocarse frente a nosotros haciendo que me separara de aquel increíble beso.
-Hola Sanzu, que milagro.-Sonrío de manera burlona colocando sus manos sobre su cintura.
Era una mujer atractiva en exceso, cualquier hombre caería a sus pies sin duda y dudo que Sanzu sea la excepción pues en cuanto la vio se levanto sin decirme nada y se la llevo lejos de nosotros. Vaya mierda, había venido con él y ahora él me había dejado por alguien más.
-¿Quién es ella?-Pregunte mientras me servía otro trago intentando calmar los celos que sentía pues no podía hacer una escena ya que él y yo no éramos nada.
-La hija del líder de la mafia de Macao, me pregunto que es lo que hace aquí.-Dijo Ran sin dejar de verlos mientras llevaba el vaso a su boca.
-Apuesto a que Sanzu se acostó con ella desde el primer viaje que realizo a Macao.-Dijo Rin con una sonrisa burlona la cual imite para que no notaran mi enojo.
-No lo culpo, hasta yo lo hubiera hecho.-Ran dijo en respuesta a su hermano mientras soltaban una risa.
Yo me limitaba a ofrecerles una gran sonrisa mientras bebía mi trago, pero es que tenian razón, hasta yo hubiera caído por ella.
Los tres estábamos observándolos cuando de repente vi como la chica se abalanzaba sobre sus labios, la rabia y celos que se apoderaron de mí es algo que no podía describir, después de un buen beso desaparecieron entre la multitud dejándonos aquí.
-Bueno, ya que Sanzu se fue a divertir y nos abandonó aquí, ¿Qué les parecería sí hiciéramos lo mismo?-Dije mientras me levantaba y dirigía mi mirada a los hermanos con una enorme sonrisa lujuriosa.
-Yo creo que es una excelente idea amor.-Dijo Rin mientras se levantaba y dejaba un beso sobre mi mano.
-Yo también opino lo mismo.-Ran me tomo por la cintura guiándome hasta la salida.
Vamos a ver quien puede jugar mejor Sanzu.
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Hola! Espero se encuentren de maravilla 🥰🥰🥰
Que perro nuestro amado Sanzu, pero uy, hay que aprovechar con quienes nos quedamos 🙈🥴
Que tengan un buen sábado, cuídense mucho 💖
Los amo ❤
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