Noches atormentadas

El silbido de la tetera comenzando a resonar en toda la cocina indicaba que los hombres con los que vivía no tardarían mucho en bajar a desayunar.

Por alguna razón mi cuerpo seguía invadido por la adrenalina de la situación sucedida hacía unas pocas horas con Yun, y al parecer después de una muy pequeña siesta mi cuerpo estaba a la perfección, sin importar que el motivo por el que desperté fue aquella pesadilla que se sentía tan real.

Por otro lado, la sonrisa imborrable en mi rostro demostraba lo bien que me había caído tener un orgasmo después de tanto tiempo, pues desde lo sucedido no había tenido encuentros con ninguno y ahora que me ponía a pensar mejor las cosas, ninguno de nosotros habíamos hecho insinuaciones, a excepción de Sanzu, pero era quien menos podía hacerlo justo ahora. Tal vez sea hora de volver a aquellos jueguitos para provocarlos como cuando comencé a vivir con ellos.

Cuando todo el desayuno estuvo listo comencé a llevarlo a la mesa para que cuando bajaran a desayunar todo estuviera ya sobre la mesa. Y justo como predije, las voces y risas comenzaron a escucharse desde el pasillo informando que la mesa estaría llena en cuestión de segundos.

-Buenos días, mis amores.-Canturreé cuando todos estuvieron en el comedor.

-Buenos días.-Contestaron todos al unísono y comenzaron a saludarme.

-Vamos a desayunar o se enfría.-Sonreí en dirección a todos mientras tomaban asiento y comenzamos a desayunar.

Íbamos a la mitad del desayuno platicando y riendo sobre cosas triviales cuando Yun hizo acto de presencia en el comedor.

-Buenos días a todos.-Tenía una enorme sonrisa en su rostro y no pude evitar sonrojarme al recordar lo sucedido.

-Ya llegó la gritona.-Escuché decir a Koko y comencé a atragantarme con el pedazo de huevo que estaba masticando.

Todos voltearon a verme preocupados y Sanzu y Kaku quienes eran los que estaban a mis lados comenzaron a echarme aire con las manos sin saber que más hacer al respecto. Yo dejaba pequeños golpes con la palma de mi mano sobre mi pecho para calmar la tos que se me había provocado debido al comentario realizado por Koko. Una vez que mi tos cesó Yun retomó la conversación que Koko había empezado.

-¿Gritona yo, cariño? Bueno, pues parece que ninguno aquí ha hecho bien su trabajo si no saben distinguir que esos gritos fueron de nuestra princesa.

Estaba orgullosa pues la sonrisa en su rostro la delataba. Yo sentía mi rostro arder debido a la vergüenza y todos me veían muy impactados, ¿Qué realmente no reconocían mi voz? Aunque era muy real que nunca había gritado como lo había hecho ayer, pero, seguramente fue la adrenalina que se había apoderado de mí volviendo mi cuerpo más sensible y a eso sumémosle el alcohol que corría por mi sistema.

-Bueno, pues parece ser que tendremos que trabajar mejor en eso.-Rin dijo un tanto indignado mientras me penetraba con su mirada seria.

-Sigamos desayunando o se enfriara.-Quería cambiar de tema ahora más que nunca en el mundo.

Sin decir más Yun se sentó en la mesa entre Takeomi y Mikey sonriendo triunfante ante su comentario. El resto del desayuno pasó sin más comentarios relacionados a los anteriores o a lo sucedido aquella madrugada entre nosotras, aunque podía sentir la mirada de todos posarse sobre mí de vez en cuando y por supuesto, yo evitaba levantar la mirada para evitar sonrojarme o avergonzarme más de lo que ya estaba.

Justo ahora me sentía como en esos momentos en donde quieres que la Tierra te trague y te escupa muy lejos del lugar en donde estás.

Los días pasaron más rápido de lo que alguna vez habían pasado y las pesadillas se estaban volviendo demasiado constantes al punto en que las ojeras comenzaban a decorar mi rostro debajo de mis ojos. Quien fue la primera en darse cuenta de la situación fue Yun, pues las noches las pasaba conmigo y ella terminaba despertándose para intentar calmar mi llanto provocado por éstas.

Una noche volví a soñar con todo lo que Kumiko nos había hecho a Sanzu y a mí, pero con la diferencia de que durante mi sueño sí estaba siendo violada mientras los gritos de Sanzu amenazando una y otra vez a Kumiko desgarraban su garganta. Sanzu intentando zafarse del agarre de aquellos hombres a pesar de estar tan lastimado y la sensación de que algo desgarraba mi interior me hacían querer morir durante el sueño. Aquella pesadilla se sentía tan real que cuando desperté un gran grito salió de mi interior acompañado de lágrimas incontrolables. Esa fue la noche en la que todos se enteraron de que las pesadillas estaban comenzando a atormentar mis noches, después de aquel grito tan desgarrador a los pocos segundos todos llegaron a mi cuarto preocupados.

Mientras Yun sentada sobre la cama me abrazaba a su pecho meciéndome hacía delante y hacia atrás como si fuera una niña chiquita y su mano acariciaba mis cabellos intentando tranquilizarme, el primero en llegar fue Mikey quien abrió la puerta haciendo que ésta estuviera a punto de romperse. La preocupación podía verse en su rostro al igual que en el de los demás quienes llegaron a los pocos segundos después de Mikey, los gritos de Sanzu preguntando qué había sucedido desde su cuarto no fueron de esperar y Takeomi fue a calmarlo informándole lo que estaba sucediendo.

-Deberías ir, cariño. Te hará bien.-Dijo Yun mientras me envolvía en sus brazos con un confortable abrazo.

-Lo haré, tranquila.-Le ofrecí una sonrisa cálida para que se fuera tranquila.

-Nos vemos después, preciosa.-Dejó un pequeño beso sobre mis labios y tomó su maleta.

-Cuídate mucho, guapa.-Sonreí mientras me despedía de ella con la mano.

La vi alejarse de mí para adentrarse de una vez por todas en el aeropuerto, después de 5 días con nosotros había llegado el día de su partida y sin duda alguna había sido un gran apoyo para mí durante esos días con la ayuda que me ofreció con Sanzu y con mis constantes pesadillas, pero ahora que se había marchado era momento de buscar apoyo de un profesional para que me ayudara con mi pesar y sentir.

Durante estos días estuve investigando sobre los mejores psicólogos que hubiese en Japón y encontré tres, quienes eran los mejor catalogados en el país así que aprovecharía el viaje para visitar las oficinas de cada uno.

Tenía que sanar lo que Kumiko me había provocado.

El calor en la habitación era evidente, mis labios devoraban los suyos mientras mis manos recorrían por debajo de la camisa su tan trabajado abdomen y pecho. Nuestra respiración agitada la cual era provocada por la falta de aire debido a los besos que ya llevábamos rato dándonos hacía que nuestro pecho subiese y bajase con aceleración.

Pasé una de mis manos a su erección mientras que con la otra acariciaba su trasero lentamente dejando de vez en cuando pequeños apretones, no podía evitarlo, aquel cliché si así se le puede llamar no iba conmigo. Como ya llevábamos un buen rato besándonos y tocándonos, pero él no iniciaba lo que tanto estaba esperando así que decidí hablar para comenzar.

-Te necesito dentro de mí.-Susurré contra su oído. -Follame.-Pedí sin dejar de masajear su erección y volví a besarlo.

-Elle, hoy no.-Susurró entre el beso.

Cuando escuché eso me separé inmediatamente de él, desde que Yun se había ido todos llevaban poco más de una semana sin tocarme poniendo excusas que ni ellos se creían o simplemente me daban un rotundo no, es como si quisieran evitar tocarme después de lo sucedido.

-Ni hoy, ni ayer, ni anteayer, ni hace una semana.-Dije enojada mientras me acomodaba mi ropa frente al espejo. -En fin, vamos a desayunar.-Caminé a la puerta y salí de su cuarto.

Comencé a caminar apresuradamente sobre el pasillo mientras Rin venía detrás de mí hablándome para que me detuviera, pero yo seguí mi camino ignorándolo. En cuanto llegué al comedor todos estaban preparando la mesa para desayunar.

-Buenos días a todos.-Sonreí mientras veía a todos.

-Buenos días.-Contestaron todos.

-¿Les ayudo en algo?

-No te preocupes cariño, siéntate ya está todo listo.-Koko me dijo mientras abría la silla para que tomará asiento, lo cual hice mientras le sonreía en agradecimiento.

-Elle, no te enojes.-Pidió Rin mientras se agachaba para quedar a mi altura.

-Está bien, vamos a desayunar.-Susurré sin siquiera voltear a verlo y él resignado regreso a su lugar.

El desayuno pasó sin que alguien pronunciara palabra alguna, sin duda sabían que estaba enojada y cuando eso sucedía evitaban hablarme para evitar que la situación se saliera de control.

-Me voy, sino llegaré tarde a mi terapía.-Limpié mi boca con la servilleta y me levanté. -Ustedes también deberían ir a terapia, a pesar de que llevo escazas sesiones me siento mucho mejor conmigo y con lo que sucedió.

-Nosotros no necesitamos terapía querida.-Takeomi aseguró.

-¿Ah no? Bueno, si no necesitan terapía psicológica entonces deberían ir a terapía sexual porque no sé qué putas madres les pasa que ninguno me ha puesto un dedo encima en poco más de una semana.-Grité enojada mientras tomaba mi bolso del sofá y todos evitaban cruzar su mirada conmigo. -La única que me tocó fue Yun y eso hace más de una semana, siempre con sus putos pretextos de mierda.-Caminé en dirección a la puerta y la azote cuando la cerré.

Había explotado con ese comentario, ¿Cómo es posible qué ninguno dentro de ese edifico creyera que no necesitan terapia cuándo es claro que todos la necesitan?

-Mierda.-Grité enojada mientras golpeaba la bocina de mi camioneta haciendo que el sonido retumbará en todo el estacionamiento.

Encendí la camioneta y emprendí el camino al consultorio pues aún no podía dejar mucho tiempo solo a Sanzu aunque hoy fuera su último día con aquel horrible yeso, ya que todos seguían saliendo para ponerse al corriente con la situación de las tiendas pues no habían estado trabajando como antes, pues siempre llegaban a la hora de la comida. La consulta duraba una hora así que no tenía tanto problema con dejarlo solo por ahorita.

El tiempo paso bastante lento, pero finalmente la consulta terminó y en cuanto salí de aquel edificio decidí marcar el número de Draken para ver si podía ayudarme a subir la motocicleta a mi camioneta, pues durante la semana había logrado sacarle la ubicación a Sanzu de en donde la tenía Mikey arrumbada.

-Hola Dani.-Contestó.

-Hola Draken, ¿Estás ocupado?-Pregunté mientras fumaba un cigarro.

-Ya te dije que para ti estoy libre cuando quieras.-El tono de voz delataba que había esbozado una sonrisa y de nuevo no pude evitar sonrojarme.

-¿Crees que puedas ayudarme con aquella motocicleta?-Sonreí.

-Claro que sí.

-Pasó por ti en 10 minutos, estoy cerca.

-Perfecto, te veo ahorita.

-Nos vemos.-Colgué la llamada y emprendí el camino a su taller.

Aparqué la camioneta frente a su taller y lo vi despedirse que un chico rubio antes de montarse en el asiento del copiloto.

-Hola, guapo.-Dije mientras daba un beso a su mejilla.

-Hola, guapa.-Sonrió en mi dirección mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

-¿Listo?-Pregunté y él asintió.

Durante el camino íbamos platicando sobre cosas triviales, ambos con una enorme sonrisa durante el camino, pero vi su semblante cambiar cuando comenzamos a entrar a la zona en donde el edificio se encontraba.

-Oye, así como no te iban a querer asaltar si vives en una zona como ésta.-Soltó mientras veía las desoladas calles a través de la ventana y aquello me hizo soltar una pequeña risa.

-Pues es lo que hay.-Ladeé la cabeza con una pequeña sonrisa mientras me encogía de hombros.

-Venga, no me puedes decir eso cuando traes una camioneta así.-Estiró sus manos mientras me veía ingenuo.

-Bueno, no todo es lo que pinta ser por fuera.-Sonreí mientras la puerta eléctrica se abría poco a poco dejando a la vista el enorme estacionamiento.

-¿Qué mierda?-Susurró mientras volteaba a ver todos los carros y camionetas de lujo.

-Creo que mis amigos siguen en casa.-Dije mientras desabrochaba mi cinturón. -Baja, está por aquí la motocicleta, te guio.-Sonreí mientras marcaba el número de Rin.

-¿Qué pasa Elle?-Dijo en cuanto contestó.

-¿Siguen en casa?-Pregunté de lo más fría mientras caminaba a un pequeño cuarto que se encontraba en el estacionamiento con Draken detrás de mí, seguía impactado al ver todos los automóviles.

-Sí, hoy nos vamos a quedar en casa ¿Ya vienes?

-Ah perfecto, así Sanzu no se queda sólo.-Comencé a quitar la manta blanca que cubría aquella vieja motocicleta mientras Draken estaba a mis espaldas. -Aun voy a tardar un poco, pero seguro llego a cocinar ¿Qué quieren comer?-Pregunté y me giré en dirección a Draken quien parecía a ver visto un fantasma.

Silencié la llamada mientras escuchaba a Rin preguntar a los demás sobre que querían de comer.

-¿Estás bien?-Me acerqué a él para tocar su rostro con mi mano.

-Sí, muy bien.-Dijo reaccionando y tomando mi mano entre las suyas. -Es sólo que me encantan estas motocicletas y hacía muchos años no veía un modelo de hace años.-Sonrió melancólico.

-Vaya que te gustan las motocicletas.-Sonreí y en ese momento la voz de Rin resonó por el altavoz haciéndome volver a la llamada.

-¿Sabes hacer sushi?-Lo escuché reír.

-¿Sushi?-Fruncí mi boca mientras Draken tomaba la motocicleta y la llevaba a la cajuela de la camioneta. -Será mejor que lo compré.-Solté con una pequeña risa y Rin hizo lo mismo.

-Mándame por mensaje de que quiere cada uno ¿De acuerdo?-Draken cerró la cajuela. -Nos vemos en un rato.

-De acuerdo amor, te amo.

-Yo no.-Dije un tanto burlona y seria antes de colgar.

-¿Vamos?-Sonreí a Draken quien seguía parado detrás de la cajuela.

-Claro.-Me sonrió y finalmente subió al asiento del copiloto.

El camino de regreso al taller de motocicletas fue un poco más callado, pero nada incomodo. Había aprendido a disfrutar los silencios y con Draken no sería la excepción.

-Muy bien, entonces tomate el tiempo que necesites ¿De acuerdo? No me urge.-Coloqué mi mano sobre su brazo. -Y nada de descuentos, soy una clienta así que sé justo por favor.-Lo amenacé con una sonrisa.

-Lo tendré en cuenta, pero no aseguro nada.-Sonrió enormemente en mi dirección.

-Bueno te dejo, debo ir a comprar la comida.-Dejé un beso sobre su mejilla. -Ah y una cosa más, deberías tomarte algún medicamente o ir al médico, sigues demasiado pálido.-Dije mientras me dirigía a la salida. -Nos vemos.

-Creo que sí iré. Vete con cuidado.-Comenzó a despedirse con la mano y finalmente salí de la tienda emprendiendo el camino a aquel restaurante de donde tanto nos gusta el sushi.

Ya quiero ver la cara que Mikey ponga cuando aquella motocicleta que tanto amó en el pasado esté como nueva.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Hola, hola! ¿Cómo están? 🥰🥰🥰🥰

Nos leemos después de unos días 🙈

Aquí les dejo un capítulo pequeñito, pero a penas estamos comenzando a entrar en la trama 💖

Espero que su fin haya estado muy bien, yo terminé mi trabajo justo a tiempo jajajajaja, me costó una noche sin dormir 🤧🤣💔

Los amo, cuídense muchísimo 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top