Feliz cumpleaños, amada Yun
El jet aterrizó hacía 50 minutos en Macao, estábamos en la casa que ellos habían comprado aquí para celebrar el cumpleaños número 26 de Yun el cual había sido la semana pasada, pero como estaba fuera del país no lo festejaría hasta hoy.
-Hora de tu pastilla Elle.-Rindou miraba el reloj de su muñeca.
Vestía un esmoquin blanco con decorados negros en forma de flores, se veía muy guapo y ese color blanco resaltaba el violeta de sus ojos, esos ojos que morirías por tener.
-De acuerdo.-La tomé de sus manos, era la de la cena. La pasé con un poco de champagne que tenía en mi copa.
Yo vestía un vestido rosa palo, este tenía una manga para cubrir la venda que tapaba mi herida de bala, el corto de este era de infierno y aunque no era como los que solía usar, me gustó como se me veía. En cuanto al maquillaje hice uno un poco cargado para no verme tan pálida y que mis ojeras no se vieran tanto.
-Vámonos, es hora.-Sanzu abría la puerta de la casa que nos alojaba.
Este vestía un esmoquin color vino con orillas negras que combinaba a la perfección con su cabello y como siempre se veía guapísimo.
-¿Quién maneja? Recuerden que el que maneja no toma.-Ran preguntó.
Su esmoquin combinaba con mi cabello y el color le sentaba de maravilla, hacía que su cabello luciera más de lo que solía hacerlo, lo hacía tan llamativo.
-Yo no me apuntó, pretendo salir ebrio de ahí.-Kokonoi respondió ajustando su corbata negra que combinaba con su esmoquin azul marino, esos colores que le quedaban de infarto.
-¿Takeomi?-Mikey preguntó en dirección al que vestía un esmoquin tradicional, mientras mayores fueran, mejor les sentaban los tradicionales y él era la prueba viviente de eso.
-Hmmm...-Este último dudo en dirección a Mikey quien vestía un esmoquin gris con decorados blancos que hacían juego con su cabello, los colores fríos lo hacían ver más guapo de lo que ya era.
-Yo manejo, de todos modos no tengo mucho antojo de alcohol hoy.-Tomé las llaves que Ran tendía en el aire y finalmente salimos de ahí en dirección a la mansión de Yun.
Como siempre, las vestimentas de los invitados eran tan extravagantes que ahora me sentía un poco fuera de lugar con mi vestido. La música resonaba a todo volumen y el olor a cigarro, perfume y alcohol invadió mis fosas nasales cuando entramos al lugar. La tensión sexual que había en el ambiente era peor que la última vez que venimos a la fiesta y todos lo sentimos al entrar pues era como si chocáramos con un vidrio que obligaba a detenernos de golpe.
Ellos venían detrás de mí y ninguno me sostenía de la mano como la última vez que estuvimos aquí.
-Vaya que los modales se pierden después de que enamoran a una.-La voz de Yun llamó mi atención.
Estaba a mi lado izquierdo sosteniendo su copa de champagne y vestía un hermoso vestido rojo que le quedaba de infarto, dejaba a la vista más de lo que uno podía imaginar y este resaltaba aún más por lo pálido de su piel.
-Yun.-Sonreí en su dirección y me envolvió en un fuerte abrazo. -Feliz cumpleaños, amada Yun.
-Te extrañé horrores, mi niña.-Me abrazó con mayor fuerza.
-Yo también te extrañe mucho.-Sonreí sobre su hombro y finalmente me soltó.
-Me encanta como te sienta este color, pero, te ves un poco más delgada.-Tomó mi mano y me obligo a dar una vuelta, siempre lo hacía. -Bueno, pero en general me encantas.-Solté una ligera risa mientras el rubor subía a mis mejillas y plantó un fugaz beso en mis labios.
-¿En dónde estabas?-Pregunté sonriendo cuando me liberó de su agarre.
-Fui a Las Maldivas, amo ese lugar.-Echó su cabeza hacía atrás. -Deberíamos ir un día, sólo tú y yo.
-Te tomaré la palabra, a mí también me encanta, es hermoso.-Ella me sonrió en respuesta.
-¿Y ustedes qué? ¿Tan rápido dejaron de ser atentos con mi niña? Antes hasta se peleaban por ver quien la escoltaba y ahora ninguno la toma, ¿Qué se creen? ¿Acaso no la ven? Cualquiera mataría por estar con ella.
-Yun.-Llamé su atención negando, ellos sólo miraban al suelo con un poco de molestia en sus rostros.
-¿Qué? Es la verdad, seguramente quieren que los atraviese una de mis balas.-Entrecerró sus ojos en su dirección.
-Es una larga historia… Te cuento mañana.-La tranquilicé y su rostro se tornó a uno muy confundido.
-De acuerdo…-Canturreó confundida, pero no insistió más.
La fiesta pasó amena, o al menos por unas horas en las cuales ella me contó sobre su viaje y enumeró a las personas con las que se acostó e insistía en que todos eran unos dioses griegos y que necesitaba uno así en mi vida. Así fue hasta que la fiesta comenzó a tornarse como en la última que estuvimos aquí y ya no estábamos en términos como para unirnos a la calentura de los demás.
-¿Nos vamos?-Mikey dejó la copa de champagne en la charola de uno de los meseros.
-Sí.-Contestaron todos al unísono y salimos de ahí.
Todos iban bastante ebrios, pero los que se llevaron la noche, fueron Kokonoi, Rindou y Sanzu que eran llevados por los restantes que no iban bien, pero tampoco estaban como ellos. Afortunadamente con las pocas copas de champagne que tomé me bastó para caer en un profundo sueño cuando mi cabeza se recostó sobre la cómoda almohada de mi habitación designada.
-¿Por qué no te quitas la bata?-Yun preguntó mientras se sentaba en el camastro junto a mí.
En su casa solo estábamos nosotros y era casi imposible de creer que se viera tan fresca a por como la dejamos aquella madrugada, necesito su secreto.
-No traje bloqueador y no me quiero requemar.-Di una calada a mi cigarro.
-Son unos niños chiquitos.-Señaló a los siete que estaban en la alberca jugando y rio.
-Ni que lo digas.-Acompañé su risa, pues realmente lo eran.
-Vamos con ellos.-No dejaba de insistir, pero sabía que ir con ellos sería quitarme la bata dejando a la vista mi venda y empezaría a cuestionarme el porqué.
-En un rato más.-Eché mi cabeza hacía atrás fingiendo cansancio.
-Bueno, pero entonces cuéntame, ¿Qué sucedió qué ahora no se atreven ni a tocarte?
Di un gran suspiro y comencé a contarle todo lo que había sucedido, desde el viaje a México y lo bien que la pasamos en los distintos lugares que visitamos, hasta el último día en donde me enteré de aquello que había vuelto nuestra vida un infierno, para finalmente platicar sobre las situaciones que habían acaecido al llegar a Japón, omitiendo la parte de la bala, claro está.
-Nori.-Llamó a uno de sus hombres quien inmediatamente se acercó. -Tráeme mi arma, te juro que los voy a matar.
-No.-Grité y ellos voltearon inmediatamente.
Yo sonreí y moví las manos para que siguieran en lo suyo y comencé a reír de nervios.
-Ya platicamos y quedamos en buenos términos, me voy en febrero terminando el trato.-Apreté los labios.
-Ay cariño, quédate conmigo, prometo tratarte mejor que aquellos siete y darte más orgasmos.-Lo gritó para que ellos escucharan, pero fingieron no haber escuchado.
-Vendré a visitarte seguido.-Sonreí.
-¿Y si nos vamos de viaje en febrero? ¡Corre por mi cuenta, anda! Aunque sea un mes.-Estaba emocionada y no había nada que pensar.
-Me parece una estupenda idea, pero con una condición.
-¿Cuál?-Enarcó una ceja.
-Nada de que corre por tu cuenta, pagamos ambas.-Ella me miró mal.
-Me niego rotundamente.
-Entonces no nos vamos.-Negué con una sonrisa.
-Osh, de acuerdo.-Dijo emocionada levantándose de su lugar y me obligó a levantar para envolverme en un fuerte abrazo.
Debido a que uso demasiada fuerza me hizo quejar ligeramente por el dolor de mi hombro y se separó confundida.
-Bueno ahora sí vamos a nadar.-Tomó el nudo de mi bata, pero yo se lo impedí. -Ya, ¿Qué escondes?-Preguntó enojada.
Y bueno… Hasta aquí había llegado mi intento de ocultar aquella venda, así que finalmente me deshice de mi bata resignada dejando a la vista aquella venda que mi traje de baño no cubría.
-¿Qué es eso?-Habló seria.
-Digamos que en mi momento de psicosis y depresión intenté algo malo.-Mentí para proteger a Sanzu.
-Ay mi niña, de saber que la estabas pasando tan mal hubiera regresado antes para ir a verte.-Me volvió a abrazar.
-¿Y arruinarte las vacaciones? Ni de broma.
-Cariño, yo siempre estoy de vacaciones.-Soltó una carcajada y yo reí. -Venga ya, lo bueno es que lo peor ya sucedió y ahora toca disfrutar de la vida, anda, vamos al agua.-Señaló con la cabeza y yo asentí.
Sé que al menos en Yun tengo una buena amiga en la que siempre puedo confiar, es la mujer a la que podría recurrir siempre que lo necesite y ella estaría dispuesta a girar el mundo de cabeza por mí, así como yo por ella.
El tiempo seguía pasando y la situación en el edificio había estado bien, aunque seguía un tanto tensa de vez en cuando, pero ya no lloraba como antes y mi apetito había vuelto al igual que una parte de mi peso, pero aún me faltaba para llegar a mi peso original, pero poco a poco sé que lo lograría al igual que conciliar el sueño como antes lo hacía.
Ellos se habían portado muy bien conmigo y supieron mantener su distancia conmigo, sabían cuando tenía ánimos y cuando no era así ellos intentaban dármelos, ya sea con uno de sus tontos chistes o complaciéndome con lo que ellos creyeran necesario.
La nieve comenzaba a caer en Japón indicando que las festividades estaban a la vuelta de la esquina y así lo fue. Navidad la pasamos como un día normal, nada en especial a excepción de la cena, pero no hubo regalos, ni risas, nada.
Para año nuevo fue muy diferente pues ellos salieron cada uno con destinos diferentes y volvieron a la semana, los únicos que se quedaron en casa fueron Mikey y Sanzu, en donde logramos hacerle batalla a nuestro aburrimiento jugando distintos juegos de mesa que compramos con ese objetivo.
Pero finalmente llegó el día en que me iría y me sentía mal porque una de las mejores etapas de mi vida estaba terminando.
-Danielle!-Fuyu corrió a abrazarme. -¿Te vas ya?
-Hola chicos.-Me separé y comencé a saludar a todos en la sala.
Draken, Kazutora, Takemichi, Hina, los gemelos, Inupi y Mitsu.
-Ya, pero tranquilo, solo serán unos meses, recuerda que tenemos la pasarela de Mitsu y tengo que volver.-Dije emocionada viendo al pelilila.
-¿A dónde irás? ¿Regresarás a México?-Draken cuestionó.
-No, me voy de viaje con una amiga que conocí en Macao.-Sonreí. -Les traeré muchos recuerdos y tú puedes venir con nosotras en nuestro viaje de solteras.-Dije en dirección a Hina quien empezó a reír.
-Me gustaría, pero la palabra soltera no va conmigo.-Tomó a Takemichi del brazo y yo sonreí enormemente.
-Te ves mucho mejor.-Mitsu sonrió en mi dirección.
-Me siento mucho mejor, terminé en buenos términos con ellos y aunque me duele, es lo mejor, creo.-Sonreí ligeramente.
-Me alegro.-Draken sonrió.
-Así que chicos.-Suspiré. -Nos vemos en noviembre.-Sonreí con lágrimas en los ojos.
-El tiempo pasa rápido, así que cuando menos veamos, estarás ya con nosotros.-Takemichi intentó consolarme.
-Así será.-Sonreí. -Ah y Draken, guarda muy bien esa motocicleta, que en algún momento deberá regresar con su dueño, pero aún no es el momento.
-La guardaré como un tesoro.-Sonrió y le agradecí.
Di un último abrazo a todos y salí del lugar un tanto melancólica, pero ahora tocaba despedirme de los más difíciles y de quienes más me dolería hacerlo. Quisiera que el camino al edificio fuera eterno para nunca tener que llegar con ellos a decirles adiós, intentaba hacer mi corazón lo más pequeño que pudiera para no soltarme a llorar antes de tiempo y para que no me afectara tanto.
Coloqué mi huella en la cerradura y al abrir todos estaba en la sala mirando al piso, cuando mi presencia entró en la casa todos me miraron, sus ojos estaban rojos y eso bastó para romperme más el corazón.
-Hola.-Sonreí melancólicamente para todos, pero no tuve respuesta. -Yun vendrá por mi en unos minutos.-Informé.
-Lo sabemos.-Ran contestó sorbiendo la nariz.
-¿No se van a despedir?-Abrí mis brazos, pero de nuevo, nada. -Entiendo…
Dejé mi abrigo en la percha y caminé hasta las escaleras, lo único que resonaba en el lugar el tacón de mis botines. Subí a mi habitación con Sanzu y Ran detrás de mí para ayudarme a bajar mis maletas y yo les agradecí cuando las dejaron en la entrada de la planta baja.
-En un tiempo vendrán por mis demás cosas, mandaré a traer por ellas.
-Solo dinos cuando y nosotros nos encargamos de enviarlas.-Mikey aseguró y yo sonreí en agradecimiento.
-No me voy a despedir como si jamás nos fuéramos a volver a ver, espero venirlos a visitar aunque sea un día dentro de unos meses.-Sonreí, pero ellos comenzaron a llorar ligeramente.
Tienes que ser fuerte Danielle, no llores.
-Te estaremos esperando con los brazos abiertos.-Kaku sonrió ligeramente.
-Que se la pasen muy bien en su viaje, disfruta mucho y recuerda, deberías hablar con ellos.-Takeomi se refería a mis padres.
-Tal vez más adelante.-Asentí con una sonrisa.
-No olvides tus comidas, por favor.-Koko pidió.
-Tenlo por seguro que no y si se me olvidan Yun me recordará.
-Y recuerda el bloqueador, tú nos insistías mucho con el.-Rin dijo sin dejar de ver el suelo.
-¿No me van a dar un abrazo?-Pregunté un tanto más decepcionada, pero ahora si obtuve respuesta.
Todos se levantaron llorando y me rodearon, ese fue mi detonante, su calidez. Ya no pude evitar contener más las lágrimas así que comencé a llorar junto con ellos, necesitaba llorar con ellos una vez más.
Necesitaba curar la herida que se me había provocado, pero necesitaba hacerlo alejada de ellos y si el destino lo quería, más adelante nos volvería a juntar…
-Gracias por todo lo que hicieron por mí.-Dije entre sollozos. -Jamás voy a olvidar lo que hicieron, en verdad, les estaré eternamente agradecida.
-No nos agradezcas, nos has pagado con el tiempo que estuviste con nosotros, nos hiciste los hombres más felices del mundo y eso jamás lo vamos a olvidar.-Sanzu respondió con voz entre cortada.
Mi celular sonó obligándome a separar de ellos, era Yun informándome que ya estaba fuera del edificio esperando por mí.
-Es tiempo.-Suspiré.
-Buen viaje, cariño.-Mikey pronunció y camino escaleras arriba.
-Cuídate mucho, Elle.-Rin dejó un beso sobre mi frente e imitó a Mikey.
-Que seas feliz, pequeña.-Kaku besó mi mano y se adentró en la cocina.
-Siempre inteligente ¿De acuerdo? No seas tan atrabancada.-Takeomi me sonrió y se adentró en la oficina.
-Cualquier cosa que necesites, siempre estaremos aquí.-Koko besó mi mejilla y acompañó a Takeomi con un botella de whisky.
Finalmente, Ran y Sanzu me volvieron a ayudar con mis maletas y las subieron al carro en donde Yun me estaba esperando emocionada para irnos de una vez por todas al aeropuerto, hoy empezaríamos nuestro viaje juntas como un intento de olvidarme de ellos.
-Pórtense bien, por favor.-Los abracé a ambos. -Sean los hombres que demostraron ser conmigo.-Sonreí.
Los tres teníamos los ojos rojos al igual que nuestra nariz, todo debido al frío clima que estaba por terminar y las lágrimas previamente derramadas. Me envolvieron con más fuerza unos segundos para finalmente soltarme.
-Te amamos.-Dijeron cuando estaba subiéndome al auto y eso me hizo detener.
-Yo también lo amo.-Sonreí en su dirección y finalmente entré al auto encontrándome con Yun.
-¿Listaaaa?-Dijo muy emocionada.
-Claro que estoy lista.-La abracé ligeramente.
-No estés así, verás que una vez estando en Tanzania vas a olvidarte de esa bola de inútiles.
Esa era la situación, ¿En verdad quería olvidarlos?
-Veremos que tanta razón tienes, querida.-Sonreí ligeramente.
Di un último vistazo a aquellos dos que seguían afuera y me despedí una vez más con mi mano, ellos devolvieron el despido con muy poca fuerza, en sus rostros era evidente la tristeza y estaba segura de que en mi rostro tenía la misma expresión.
Esto es lo mejor, alejarme de ellos para así olvidarlos, intentaba convencer a mi mente de aquello, es lo mejor…
¿O no?
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Hola, hola preciosos, espero estén de maravilla 💖🥰
¿Qué creen qué pase? Recuerden que es un viaje largo, ¿Será que Danielle conocerá a alguien más? ¿Logrará su objetivo? 👀
No prometo nada, pero si puedo mañana subo cap 💖
Cuídense mucho que ya tenemos el segundo fin de semana del año 🤸🏻♀️💕😈
Los amo muchísimo 🥰💕💐
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