𝕋𝕠𝕓𝕚𝕠 𝕂𝕒𝕘𝕖𝕪𝕒𝕞𝕒: 𝕐𝕠𝕦𝕟𝕘𝕖𝕣
Minor
Palabras: 3603
Advertencias: ninguna.
La campana anunciando el final de las clases me hizo despertar del buen sueño que tenía durante la clase de matemáticas, observé a mi alrededor, estaba algo desorientada después de quedar inconsciente sobre mi cuaderno el cual ahora estaba ligeramente húmedo por la saliva que había descendido a través de mis comisuras siendo testigos de mi buen descansar.
Si bien no era el tipo de estudiante irresponsable y que dormía en las clases, ese día en especial había estado lo suficientemente agotada como para terminar durmiendo en la hora de matemáticas. Por suerte, la profesora no llamó mi atención por aquella situación y lo agradecí internamente.
Mis compañeros de salón comenzaban a abandonar el salón, por lo que no dudé en recoger mis pertenencias y salir de allí también. Era hora de asistir al club de danza; sin embargo, no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo.
"Responsabilidad. No quieres que Kyomi-san te desprenda la cabeza del cuerpo, ¿cierto, ___?" Dije para mí misma.
Caminé con tranquilidad al salón en el que solíamos ensayar, no era exageradamente grande como la cancha de fútbol o basketball, pero era suficiente para que diez personas nos desplazáramos de un lado a otro con comodidad mientras seguíamos el ritmo de la música.
— "¡Kageyama!"
— "¡Sí!"
Me detuve para observar a mi izquierda, el gimnasio de volleyball parecía estar animado. Quizás era un poco curiosa, por esa razón no me sorprendió encontrarme momentos después asomando la cabeza para observar lo que en aquel gimnasio sucedía.
"No tengo prisa, puedo ver un poco".
Los jugadores corrían de un lado a otro, al parecer practicaban con estudiantes de otra preparatoria. Podía ver el balón volando de un lado a otro, siendo salvado en muchas ocasiones, así como en otras estaba irremediablemente perdido.
— Hola. — Me sobresalté. — ¿Necesitas algo?
Una chica rubia –la cual parecía ser menor que yo– me habló, le observé por un par de segundos antes de reír nerviosa y rascar mi nuca negando.
— Lo siento, solo quería ver, ¿estoy molestando?
— Oh, no, no. — Negó con rapidez. — Disculpa si soné grosera, es solo que nunca te había visto por aquí y... Uhm... Yo...
— No suelo pasar por aquí. — Sonreí estirando una de mis manos. — ___, ___. Un placer.
— ¡Yachi Hitoka! ¡El placer es mío!
Mi mano fue tomada y sacudida de arriba hacia abajo con rapidez haciendo que me descolocara por un momento.
— "¡Muy bien! ¡Descansen!".
Ambas giramos a ver a un hombre alto y rubio que parecía ser el entrenador del equipo local. Yachi se disculpó informando que debía volver para atender el equipo.
— "¿Quién es ella?".
— "Oh, es una superior".
Me crucé de brazos en mi sitio observando a Yachi quien sonrió saludándome desde la lejanía.
En ningún momento había informado que era mayor, pero su habilidad de observación era bastante buena. Devolví el saludo antes de girarme para continuar con mi camino al salón de danza.
— Oh, también la conozco, su nombre es ___ y está en segundo año.
— Segundo A.
Un silencio abrumador se apoderó de aquel lado de la cancha ante el comentario de cierto armador que no tardó en carraspear y girarse para tomar de su botella de agua.
— ¿Crees que algún día alguien como Kageyama o Tsukishima puedan tener pareja?
Me detuve al escuchar una voz familiar, giré mi rostro notando en la lejanía a dos chicos acercarse a donde me encontraba.
— Es raro que Kageyama conozca a ___.
— Con que hablando de mí a mis espaldas. — Ambos chicos gritaron soltando un fuerte grito. — Hola, chicos.
— ¡___!
Nishinoya y Tanaka se acercaron con rapidez abrazándome con fuerza. Palmeé sus espaldas antes de alejarlos.
— ¿Puedo saber en qué estoy involucrada ahora?
— Oh, no es nada importante. Hay un chico de primer año que parecía conocerte. — Elevé una de mis cejas esperando a que continuara. — ¿De casualidad conoces a Kageyama?
— Kageyama Tobio. — Agregó Nishinoya.
— Creo haber escuchado el nombre. — Respondí. — ¿Es ese sujeto alto con cara de querer asesinarme cada vez que me topo con él?
— Estoy seguro de que es él.
Comenzamos a caminar en dirección a la salida de la preparatoria, los chicos me contaban un poco respecto al equipo de volleyball. Conocía a Tanaka desde el año anterior y a Nishinoya lo conocí el presente año gracias a Tanaka, ambos eran sujetos agradables y a veces solíamos encontrarnos de regreso a casa por lo que nos poníamos al día sobre nuestros correspondientes clubes.
Un ruido detrás nuestro me hizo girar a ver si alguien se acercaba. No fue así, pero observé a alguien pasar caminando con rapidez.
"No dejes que te gane la curiosidad".
— Chicos, creo que olvidé algo, adelántense.
"El diablo contigo, ___".
— Oh, ¿no quieres que te esperemos? — Preguntó Nishinoya deteniéndose para observarme.
— No es necesario, mi casa queda cerca, no se preocupen. — Aseguré moviendo mi mano de un lado a otro, ellos hicieron los mismo marchándose pocos segundos después.
Comencé a caminar de regreso para asegurarme de que la persona que había visto era real y no producto de mi imaginación y cansancio. El pasillo estaba vacío, sin embargo seguí caminando a través de él.
Estando a punto de girar por una esquina sentí como mi frente se golpeaba con algo firme, pero suave.
— Lo siento.
Elevé la mirada hasta encontrarme con un par de ojos azules. Me sorprendí, aunque no parecía la única sorprendida ahí.
— Oh, tú eres Kageyama Tobio ¿No? — El chico no respondió, elevé una ceja algo disgustada, quizás era como decían: un sujeto desagradable y de poca educación.
— Sí. — Respondió varios segundos después. — Usted debe ser ___-san.
— Esa soy yo. — Estiré una de mis manos, él no dudó en tomarla y estrecharla. — Creí haber visto a alguien caminar detrás nuestro, veo que eras tú, espero no parecer acosadora.
— No... Está bien.
— Bien. — Solté su mano. — Entonces yo me retiro, un placer conocerte, Kageyama.
Me despedí dando la vuelta para continuar con mi camino de regreso a casa. Después de todo, Kageyama no era un sujeto del todo desagradable, aunque no lo conocía en lo absoluto, pero podía decir que era un chico bastante atractivo.
"Bendita la mujer que se quede con él" pensé.
El camino de regreso fue silencioso y perfecto para pensar en mi día, y al llegar a mi hogar lo único que pude hacer fue darme una ducha y acostarme a dormir, estaba exhausta y lo sentía en todo mi cuerpo.
Un nuevo día comenzaba para mí a la hora del desayuno, por lo que si no comía bien la primera comida, la pasaría mal el resto de las horas.
Tomé asiento en una banca situada bajo la copa de un árbol que producía una refrescante sombra, era mi común lugar para tomar el desayuno. A pesar de tener una cantidad de amigos y conocidos considerable, no era raro verme comiendo por ahí sola, al menos para mí era agradable, de esa manera podía pensar con tranquilidad.
Es por eso que mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando dos pares de zapatos se hicieron presentes en mi campo de visión, elevé la mirada tan solo para encontrarme con un chico de naranjas cabellos acompañado por Sugawara.
Conocía al armador del equipo de volley; sin embargo, el otro chico me era totalmente desconocido.
— ¡___-san! — Le miré con sorpresa ante su fuerte tono de voz.
— Shh, no hay necesidad de gritar, Hinata. — Regañó Sugawara quien momentos después sonrió saludándome con la mano. — Disculpa la molestia, ___, solo veníamos para dejarte esto.
Una hoja de papel doblada unas cuantas veces fue estirada hacia mí, la tomé mirando a Sugawara con curiosidad.
— No nos incumbe lo que hay escrito dentro, así que no sé lo que es. — Informó el armador. — Eso era todo, nos vemos, ___-chan.
— ¡Adiós, ___-san!
Los observé marcharse, ni siquiera tuve tiempo para agradecer por lo que sea que fuera esa carta.
— "Wow, ¡___-san es muy linda! Ahora entiendo porque le gusta a..."
La lejanía me impidió escuchar más.
Dejé mi tazón de comida a un lado y comencé a desdoblar la hoja encontrándome con unas cuantas líneas de texto escritas a mano.
Siento mucho si esto es una molestia para usted, ___-san.
Quiero que nos veamos detrás del gimnasio de volleyball después de las actividades de club para decirle algo.
¿Eso era todo?
Parpadeé un par de veces confundida, segundos después solté una risilla volviendo a doblar la hoja, guardándola en el bolsillo de mi camisa.
No se debía ser demasiado inteligente para saber por qué se citaba a una persona a tal hora y en tal lugar, pero siendo mi curiosidad más fuerte que mi cansancio, por supuesto que iría.
Además, me generaba aún más curiosidad suponer que aquel pelinaranjo y Sugawara conocían al emisor de aquella carta.
La hora del desayuno terminó más rápido de lo usual, así que volví para tomar el resto de mis clases.
Las siguientes horas pasaron, al igual que la hora de asistir a mi club. La rutina fue la misma de siempre: calentar, ensayar lo aprendido y perfeccionar diferentes coreografías.
— ¡Buen trabajo, chicas! — Gritó la líder del club palmeando mi espalda y la de otras chicas. — Nos vemos mañana a la misma hora, por favor sean puntuales.
Sus ojos se posaron sobre mí, solté una risa asintiendo y tomando mis cosas para salir del salón, no sin antes despedirme de todas y comenzar a dirigirme al lugar al que había sido citada por medio de aquella carta.
No tenía prisa, así que caminaba con tranquilidad hasta ver a lo lejos el gimnasio de volleyball, de él también salían sus jugadores quienes se despedían unos de otros dándose palabras de aliento.
— ¡Oh! ¡___-san!
Ahí venía de nuevo ese chico ruidoso.
— Tú me conoces, sin embargo yo todavía no sé tu nombre. — Comenté, las mejillas del muchacho se coloraron.
— Lo siento, soy Hinata Shōyō, es un gusto conocerle.
— El gusto es mío, Hinata. — Sonreí. — ¿Ya terminaron de entrenar? — Hinata pareció recordar algo importante, pues tomó su mochila con firmeza.
— Sí, ya terminamos, es por eso que yo... Uhm... Debo irme, sí ¡Hasta luego, ___-san!
Reí asintiendo, él se marchó con rapidez dejándome sola ahí, pues todos los demás jugadores también se habían marchado.
Caminé rodeando el gran gimnasio de volleyball hasta llegar a la parte trasera; sin embargo, ahí no había nadie. Me crucé de brazos sintiéndome algo indignada, yo había cito citada, pero la persona que me citó no se encontraba ahí.
— ¿Acaso me están jugando una broma? — Susurré para mí misma observando a todos lados sin ver a nadie.
La noche ya comenzaba y no podía darme el lujo de volver a mi hogar tan tarde.
— ___-san.
Me giré, llevándome una gran sorpresa al ver a cierto azabache ahí. Su mano derecha sostenía con fuerza su mochila y ni siquiera me miraba a los ojos.
— Oh, Kageyama... ¿Tú fuiste la persona que envió esa carta? — Su mirada se elevó para verme finalmente.
— ¿De qué carta habla, ___-san?
Esa fue una sorpresa aún mayor.
— Esta carta. — Le mostré el papel, él se acercó hasta estar frente a mí y observar la hoja, momentos después negó.
— Esa no es mi letra.
— Ya veo. — Suspiré, de verdad esa persona me había dejado plantada. — Bien, creo que yo me retiraré.
— ___-san, disculpe si le ofendo... — Le observé. Kageyama guardó silencio por unos segundos. — Sin embargo, creo que aprovecharé esta oportunidad.
"Reconsideraré verme bien en el espejo, al parecer soy jodidamente atractiva" pensé desde mis adentros.
— Te escucho, Kageyama.
— Sé que es mayor que yo y... — Pareció quedarse en blanco. Era probable que su valor se haya agotado para ese punto. — Yo... Usted... Usted y yo...
Reí cruzándome de brazos. Sus mejillas comenzaron a pintarse de rojo pareciendo una cereza.
— Solo dilo, no es para tanto. — Alenté. Él asintió disculpándose.
— Usted... Usted me llama la atención y me gustaría que me diera la oportunidad de conocernos.
Parpadeé un par de veces.
No había entendido nada más allá del usted debido a lo rápido que había soltado aquella frase y al parecer el silencio de mi parte lo comenzaba a poner más nervioso.
— Kageyama... Repite eso, pero... Más despacio, por favor. — Pedí. Él palideció.
— No puedo.
— ¿Qué?
— ¡No puedo repetirlo! — Fruncí el entrecejo, él retrocedió un par de pasos. — Es decir... Yo...
— ¡Solo di que te gusta, imbécil! — Me giré al escuchar una voz detrás mío.
— ¡Tanaka, idiota, nos descubrieron por tu culpa!
Intenté aguantar una carcajada, ni siquiera era necesario saber los nombres de quienes estaban ahí, podía reconocer a ambos por sus voces. Iba a dirigirme a donde el dúo de segundo se encontraba; sin embargo, no esperé sentir dos manos grandes tomar de mis hombros y volver a girarme quedando frente a frente con Kageyama.
— ¡___-san, usted me gusta!
Me sobresalté sintiendo mis mejillas ser las que tomaban color esta vez. Una de mis manos fue hasta su boca, cubriéndola.
— Creo... creo que no es necesario gritarlo. — Reí nerviosa.
— Ustwd mw gwsta. — Repitió aún con mi mano sobre su boca.
— Lo he entendido perfectamente, Kageyama. — Aseguré. Solté un largo suspiro y aparté mi mano. — Es solo que... No te conozco.
— Podemos conocernos. — Respondió.
— Soy mayor que tú. — Recordé.
— Es solo un año. — Me crucé de brazos ante su respuesta.
Estaba segura de que Kageyama era un sujeto bastante reservado según lo que Nishinoya y Tanaka me habían contado con anterioridad; entonces, ¿por qué lo tenía frente a mí buscando conocernos?
No tenía idea de cómo era o cómo se comportaba, ni siquiera conocía su fecha de cumpleaños o la clase en la que cursaba.
"Claro. Para eso busca conocerte, ___, qué inteligente".
— Kageyama... Déjame pensarlo, ¿bien? Esto es muy repentino.
Le observé asentir, seguía igual de serio que siempre y estaba segura de que pensaría que no le importaba en lo absoluto aquella situación y solo fingía de no ser por el color que tenían sus mejillas.
— Bien, yo... Yo creo que volveré a casa. — Comenté.
— Déjeme acompañarla.
¿Podía decirle que no a esa expresión de determinación e ilusión?
Suspiré asintiendo y no dije nada más comenzando a caminar hacia la salida.
Quizá no era mala idea darle una oportunidad, después de todo no era un sujeto poco atractivo y parecía ser bastante dedicado a lo que le gustaba.
Elevé la mirada para observar el cielo estrellado.
"Se supone que no me gustan menores ¿Esto realmente saldrá bien?".
El pasillo estaba inundado por el sonido de las pisadas de los diferentes estudiantes que se dirigían a los clubes o a sus hogares.
— ¿Creen que Kyomi-san prepare una nueva coreografía?
Miré a una de mis compañeras de club, asentí segura de eso. Al igual que otros clubes nosotras teníamos nuestras competencias, así que era normal perfeccionar nuestras coreografías ya establecidas y crear otras nuevas.
— Espero que Kyomi no sea tan ruda esta vez. — Suspiró una de las de tercer año.
— Prepárense bien antes de comenzar a ensayar, chicas. — Recomendé. — Es el último año de Kyomi-san y no dudo que quiera disfrutarlo al máximo en las competencias.
Todas suspiraron a la vez estando de acuerdo con mis palabras. Era seguro que nuestra líder intentaría hacer lo mejor posible por llevarnos un poco más lejos de lo que había llegado el club de danza en años anteriores.
— "Oi, Kageyama. Escuché por ahí que estás saliendo con ___".
Las cuatro chicas que me acompañaban de detuvieron de golpe, cerré los ojos imitando su acción. No era necesario adivinar, sabía lo que se venía.
— ¿Acaso escuché Kageyama y ___ en una misma oración? — Preguntó una de mis superiores.
— No, escuchaste mal, senpai. — Respondí. Me giré para observarlas, todas tenían una enorme sonrisa en sus rostros.
— Deja de mentir y cuéntanos ya, ¿acaso Kageyama es ese chico de primer año que se hizo famoso por el equipo de volleyball?
Pronto fui rodeada por mis compañeras bombardeando mi cabeza con preguntas. Intenté responder cada una de ellas, ignorando el calor que se situaba en mis mejillas y orejas.
'¿Desde hace cuánto se conocen?' Nos estamos conociendo.
'¿Es un buen chico?' Así es.
'¿___-san, acaso no le gustaban los mayores?' Se supone que así era.
Después de tantas preguntas terminamos por llegar al salón de danza.
Habían pasado aproximadamente unas dos o tres semanas desde que Kageyama se había acercado a mí para confesar sus sentimientos, si bien en un principio no tenía grandes esperanzas de lograr progresar con él, me sorprendí a mí misma llevándome bien con él.
Los rumores decían que Kageyama era un sujeto orgulloso, egocéntrico y terco, sin embargo me encontré con un muchacho reservado, tímido y que solía esforzarse por aquello que quería obtener.
Y aún tenía mucho más por conocer de él.
— ___. — Elevé la mirada terminando de colocarme mis zapatillas, Kyomi se encontraba frente a mí de brazos cruzados.
¿Acaso había hecho algo mal?
— Tenemos que hablar. — El resto de las chicas reían en el fondo. La expresión seria de nuestra líder cambió repentinamente a una sonrisa. — ¡Cuéntanos sobre Kageyama!
Volteé a ver a las chicas con las cuales había ido hasta el salón, todas se escondían detrás del resto de compañeras.
— Vaya que los chismes corren rápido por aquí. — Me puse de pie con la ayuda de mi superior. — Kageyama es solo... Uhm... No sé cómo explicarlo.
— ¿Tu futuro novio?
Aparté la mirada soltando una risilla, todas las chicas gritaron con entusiasmo.
Después de aquella vergonzosa situación comenzamos a practicar como todos los días.
La hora de club solía pasarse demasiado rápido cuando disfrutabas de danzar, por lo que cuando creíamos estar en un nuevo descanso, Kyomi anunciaba la finalización de la práctica. El sol ya estaba cayendo y los otros estudiantes que formaban parte de otros clubes se retiraban de la preparatoria.
Recogí mis pertenencias decidiendo no cambiarme de vuelta al uniforme e irme con la ropa deportiva que utilizaba para bailar, después ayudé a limpiar el salón, saliendo junto a las demás chicas cuando todo estuvo listo.
— Vamos, vamos. — Me sorprendí al ser empujada por una de las de tercer año.
— ¿A dónde vamos? — Pregunté.
— A dejarte.
Sonreí a la vez que negaba con la cabeza, no tenía prisa alguna, pero parecía que las chicas eran todo lo contrario a mí. Junto a la gran mayoría nos dirigimos hasta donde se encontraba el gimnasio de volleyball, los chicos del club también se encontraban saliendo.
Las chicas se quedaron a unos metros atrás mientras yo me acercaba a los jugadores, todos ellos me saludaron amablemente; sin embargo, no observaba al chico que buscaba cerca.
— Creo que a quien buscas todavía está dentro del gimnasio, puedes pasar, ___.
— Gracias, Sawamura-san.
Me adentré por las grandes puertas del gimnasio buscando con la mirada a aquel muchacho alto de cabellos oscuros hasta encontrarlo en una esquina terminando de recoger un par de balones.
Me acerqué en silencio hasta estar a su lado notando la sorpresa en su mirada al encontrarse conmigo.
— Hola. — Saludé sonriente. — ¿Volverás ya a casa?
— ___-san. — Sus ojos se movieron por todo el lugar con rapidez antes de asentir y correr a tomar sus cosas. — He terminado, podemos irnos.
— Andando.
Comencé a caminar de vuelta a la salida, pero fui detenida al sentir como mi mano era tomada desde atrás. Volteé sobre mis talones encontrando a Kageyama con su rostro totalmente sonrojado.
No pude evitar reír.
Tomé su mano del mismo modo acomodando mis dedos entre los suyos antes de continuar con nuestro camino hacia afuera.
Ni siquiera había terminado de sacar mi nariz del gimnasio cuando una serie de gritos y aplausos me hicieron sobresaltar.
— ¡Esa es mi chica!
— ¡Excelente jugada, Kageyama!
Sentí todo mi rostro enrojecerse deseando desaparecer por un segundo.
— Ignóralos. — Escuché un susurro en mi oído antes de ser tirada de la mano para continuar con nuestro camino.
Me despedí con la mano de los demás continuando con mi camino de regreso a casa junto a Kageyama. Solté un suspiro apoyando mi cabeza en su hombro.
Era una noche silenciosa y tranquila, la ausencia de palabras y una conversación no era incómoda, al contrario, disfrutaba del silencio a su lado.
Cuando llegamos a mi hogar, observé el portón de la entrada por unos segundos antes de girarme y mirar a Kageyama estirando mi mano para acariciar su mejilla.
— Nos vemos luego, Kageyama. — Me despedí.
— Puede dejar las formalidades ya, ___-san. Llámeme por mi nombre. — Asentí con una sonrisa. — Hay algo que debo decirle.
— Deja las formalidades también, Tobio.
Él carraspeó antes de continuar.
— ___-san... Es decir, ___. — Elevé una de mis cejas esperando a que continuara. — ¿Crees que es muy pronto para... Formalizar?
Le miré con sorpresa por un par de segundos, después lo pensé, ¿era pronto para continuar con el siguiente paso?
"Deja de pensar tanto, ___. La vida se vive una sola vez".
Sonreí volviendo a mirarle directo a sus ojos, parecía encontrarse ansioso por una respuesta, pues sus labios se encontraban presionados entre sí y sus mejillas tenían un leve tono rosado.
— Bueno, creo que podríamos arriesgarnos ¿No crees? — Una enorme sonrisa se estiró en su rostro antes de asentir con emoción.
Sin embargo, una mueca apareció momentos después en su rostro.
— ¿Qué debo hacer ahora? — Susurró para sí mismo, aunque terminé por escucharle.
Tomé su rostro con mis manos y me coloqué en puntillas presionando mis labios contra su mejilla izquierda.
— Vayamos lento, no te presiones. — Susurré sonriente.
Me alejé despidiéndome con la mano antes de entrar a mi hogar dejando atrás a un Kageyama totalmente sonrojado e incapaz de procesar todo lo que había sucedido en menos de diez minutos.
Esta vez, al parecer, había tomado una buena decisión.
✧ ¿Siguiente personaje?
✧ Un voto y un comentario se agradece.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top