𝕋ō𝕣𝕦 𝕆𝕚𝕜𝕒𝕨𝕒: 𝔹𝕠𝕣𝕚𝕟𝕘 𝕘𝕚𝕣𝕝 ℙ𝕋.𝟙
Boring girl
Palabras: 1978
Advertencias: ninguna.
Un sonido similar al de una explosión me hizo sobresaltar mientras pasaba frente al gimnasio de volleyball.
Ni siquiera debía preguntar quién había sido el autor del sonido, porque los muchos gritos y chillidos de las mujeres me lo informaron.
Suspiré negando con mi cabeza antes de continuar con mi camino hacia la salida. Las actividades del club de dibujo habían sido canceladas ese día, por lo que el resto de la tarde lo tendría libre y no tenía nada mejor que hacer que ir a mi casa y dormir todo el día.
— ¡Cuidado!
Mis pensamientos deseosos por un descanso se vieron interrumpidos por un grito y después por un fuerte impacto en mi nuca que me hizo tropezar y caer al suelo.
— Maldición, la vida definitivamente me odia. — Susurré llevando una mano a mi nuca adolorida.
Varias pisadas acercándose llamaron mi atención y al levantar la mirada me encontré con tres hombres acercándose con rapidez para ver cómo me encontraba.
— ¿Estás bien? Lo siento mucho, no pude controlar el balón correctamente.
— Bien no estoy. — Tomé la primera mano que vi cerca mío y que me ayudó a ponerme de pie de nuevo. — No hay de qué preocuparse, fue un accidente.
— De verdad lo lamento.
— ¿Estás segura de no querer ir a la enfermería? Fue un golpe fuerte. — Desvié mi mirada del pelirrojo que se disculpaba y observé a otro chico pelinegro que me habló. — Oikawa te llevará.
— ¿Ah? ¡Yo no fui el que casi le despega la cabeza del cuerpo! — Se quejó un castaño, el pelinegro le observó sin decir nada. — Bueno... Creo que es el deber de un capitán responder por las acciones del resto del equipo.
— No es necesario. — Tomé mi mochila y sacudí el polvo que se había adherido a ella. — Estoy bien, no puede pasar nada más grave que un dolor de cabeza.
— No, es mejor que vayas a la enfermería. — Insistió el pelinegro. — Oikawa.
— Sí, Iwa-chan.
Las manos del castaño se posaron sobre mis hombros y comenzaron a guiarme por el camino hacia la enfermería en contra de mi voluntad.
— De verdad no es necesario, están exagerando.
— Bueno, como puedes ver, si no hago esto yo seré el que pierda la cabeza por un golpe de Iwa-chan.
Finalmente sus manos soltaron mis hombros, el castaño se posó a mi lado, caminando hombro con hombro.
¿O debería decir codo con hombro? Pues no era hasta ese momento en que era realmente consciente de la gran altura de aquel hombre.
Mis humildes ciento cincuenta y dos centímetros de altura eran una burla para su estatura.
Cuando llegamos a la enfermería, él abrió amablemente la puerta para mí y juntos nos adentramos al lugar observando todo en busca de la amable enfermera que solía estar allí siempre.
Sin embargo, ahora mismo no había nadie más que nosotros dos.
— Maldito cliché aburrido. — Susurré para mí misma, el castaño, que si mal no recordaba se apellidaba Oikawa me observó con curiosidad.
— ¿Has dicho algo?
— No, nada. Lo siento. — Una risa escapó de su boca, elevé una ceja con confusión.
— ¿De casualidad eres nueva? Nunca te había visto por aquí.
"Por supuesto que no me habías visto, vivo mi vida huyendo de las multitudes y los jugadores de Volleyball y Basketball las atraen" pensé.
— No, soy de segundo año. — La sorpresa fue evidente en su rostro. — No me gusta llamar la atención.
— Me queda más que claro.
Le observé con curiosidad y algo de incomodidad cuando se acercó a mi lado, tomando asiento en la misma camilla que había decidido sentarme.
— ¿Conoces a nuestro equipo de volleyball? ¡Es increíble!
— Los conocí hoy y sí, creo que son increíbles volando cabezas. — Él rió. — Nunca he estado interesa en los deportes, no me gusta correr de un lado a otro o perder el aliento solo por pasar el rato.
— Ya veo. Entonces ¿A qué club perteneces?
— Al club de arte. Me gusta dibujar. — Le observé por unos segundos, sus ojos se encontraban sobre mí lo que me puso aún más incómoda.
Sentía como si ese hombre estuviera viendo a través de mis pensamientos en ese preciso momento.
Un chillido me hizo sobresaltar y observar a la puerta de la enfermería, un par de chicas se encontraban ahí señalando hacia mi dirección.
O bueno, su atención estaba sobre el chico a mi lado.
— ¡Oikawa-san! ¿Qué haces aquí? ¿Acaso estás herido?
— ¿Quién es la chica a tu lado? ¿Te ha hecho algo?
Mi entrecejo se frunció con clara molestia al sentir mis oídos doler debido a los altos niveles de ruido que producían las voces de esas mujeres.
Tomé mi mochila y me dejé caer de la camilla dispuesta a marcharme de ahí, después de todo no tenía sentido seguir esperando por la enfermera, la mujer incluso podría haberse marchado ya.
— ¡Espera!
Me giré para mirar al castaño, este estiraba su brazo tomando mi muñeca.
— Gracias por acompañarme a la enfermería, Oikawa-san; sin embargo, dudo mucho necesitar que me observen por un simple golpe. Me retiraré ahora. — Con ligera fuerza logré soltarme de su agarre, retirándome del lugar para dejar al castaño con sus fanáticas.
Llevé una mano a mi nuca, quejándome al sentir el dolor comenzar a apoderarse de aquella zona.
— Malditos jugadores de Volleyball, de seguro tienen fuerza sobrenatural. — Me quejé.
Cuando logré finalmente salir de la preparatoria me dirigí a casa exhausta por aquel pesado día que tuve y cuando llegué a mi hogar no hice más que dejarme caer en mi cama a descansar.
A pesar de ello, mi cabeza no dejaba de reproducir una y otra vez el rostro de aquel castaño y la sensación de su mano tomando mi muñeca.
— ¿Habré sido muy mal educada? — Hice una mueca mientras abrazaba al oso de peluche que me acompañaba todas las noches al dormir. — Ni siquiera le dije mi nombre.
Parpadeé un par de veces y al encontrarme a mí pensando en ese hombre sacudí la cabeza, quejándome segundos después por el dolor.
— Es un tonto, no lo pienses mucho... Mañana podrás agradecerle de todas formas. — Hablé para mí misma, dejándome llevar por el sueño que me invadía.
Mañana podrás agradecerle de todas formas... Sí.
— Oikawa, es tu turno.
La voz llamándole sacó a Tōru de su trance, su mirada se posó sobre su amigo y compañero de equipo: Iwaizumi.
El colocador se posicionó en dónde debía y tras elevar el balón tomó impulso para impactar su mano en él y enviarlo al otro lado de la cancha. No celebró ni se emocionó, después de todo, era lo normal viniendo de él.
Sus saques eran casi perfectos.
— Has estado muy distraído hoy ¿Sucedió algo? — Hanamaki se acercó al lado del castaño posando sus manos sobre sus cabezas mientras observaba al capitán con una ceja alzada.
— No, nada importante. — Iwaizumi también le miró; Oikawa suspiró. — ¿Recuerdan a la chica que Hanamaki casi asesina de un balonazo?
— Demonios, lo había olvidado. — Murmuró el pelirrojo.
— ¿Qué tiene? ¿Acaso era más grave de lo que pensamos? — Cuestionó Iwaizumi ignorando a su otro compañero.
— No es eso, es solo que... No la vi hoy en clases y me preguntaba en dónde se habría metido.
Pronto una sonrisa burlona reemplazó su expresión preocupada y el armador se alejó de sus compañeros para continuar con su entrenamiento como si nada le preocupara.
— ¿Piensas lo mismo que yo? — Hanamaki asintió de acuerdo con las palabras de Iwaizumi.
— Nuestro capitán no suele preocuparse realmente por ninguna chica. - Agregó el pelirrojo. — Aunque, quizá solo sea eso, preocupación.
— Puede ser, sí; sin embargo, creo que hay algo más debajo de esa máscara de tonto que lleva puesta y yo lo voy a averiguar.
Hanamaki rió observando al pelinegro seguir a su capitán para continuar con el entrenamiento, pronto, él imitó la acción de los otros dos.
La hora de entrenamiento acabó, todos se organizaron para ordenar y limpiar el gimnasio, dando finalmente por concluido el día. Oikawa tomó su bolso, saliendo del lugar solo para encontrarse con cierto grupo de chicas que no tardaron en rodearle para obtener su atención.
— ¿Oh? ¿No es muy tarde para que ustedes chicas sigan por aquí? — Cuestionó Oikawa.
— Sí, pero queríamos despedirnos de Oikawa-san.
"Ahí están las voces chillonas" pensó Iwaizumi para sí mismo antes de rodear a la multitud y continuar su camino. Oikawa lo notó, por lo que no dudó dos veces en despedirse.
— Lo siento, chicas, debo irme ¡Nos vemos mañana!
Bajo gritos y halagos, Oikawa alcanzó a su amigo para irse juntos a sus respectivos hogares.
Iwaizumi caminaba en silencio, no solía hablar mucho de regreso a su hogar, pero fue inevitable no querer preguntar a su compañero respecto a aquella chica de cabello (c/p) que habían herido accidentalmente el día anterior.
— ¿Por qué aún no ha aceptado mi solicitud de seguimiento? — Las quejas del más alto llamaron la atención del pelinegro.
Oikawa se detuvo y pronto se encontró mostrando a su amigo su móvil. Iwaizumi observó el teléfono, notando el perfil de cierta chica que justamente era la protagonista de sus pensamientos junto a su amigo.
5 posts, 175 seguidores, 287 seguidos.
No era alguien relevante ni famosa, tampoco parecía ser muy activa en las redes.
Entonces, ¿por qué Oikawa se encontraba haciendo una rabieta por una simple aceptación de seguimiento en Instagram?
— ¿Para qué quieres seguirla? - Oikawa le miró confuso. — No sigues a ninguna de tus fans, incluso a aquella que parecía tener futuro como influencer con sus... ¿Cuántos eran? ¿Ocho mil seguidores?
— ¿Qué quieres decir, Iwa-chan? Quiero seguirla porque es interesante ¿Por qué más lo haría? — El castaño guardó su teléfono en su bolsillo de nuevo, continuando su camino sin el pelinegro.
Iwaizumi rió.
— Oikawa, ¿esa chica te gusta?
— ¿Ah? — El capitán se giró con una expresión ilegible. — Apenas la conocí ayer, Iwa-chan, ¿cómo podría gustarme?
El pelinegro comenzó a caminar hasta su compañero golpeando su nuca en el proceso. Oikawa se quejó, pero de todas formas siguió el paso de su amigo sin rechistar.
El sonido de una nueva notificación viniendo del teléfono de Oikawa llamó la atención de ambos, especialmente la de Iwaizumi quien observó a su amigo sacar su teléfono con rapidez para ver qué era lo que había llegado.
La decepción fue evidente en el rostro de Oikawa, pues no había sido más que una nueva chica siguiéndolo por Instagram. El más bajo soltó una gran carcajada que hizo al castaño sonrojarse.
— No puedes ser más obvio.
— ¡Te he dicho que no me gusta!
Iwaizumi sacó su teléfono, Oikawa le observó con confusión. El pelinegro presionó el logotipo de Instagram y seguidamente se dirigió a observar sus seguidores, buscando el nombre de aquella muchacha la cual no tardó en aparecer. El capitán arrebató el teléfono de las manos de su amigo, observando el nombre y usuario de la chica.
Efectivamente era la misma chica que se negaba a aceptar su solicitud.
— Bueno... Solo te sigue, no es como que te haya aceptado.
Oikawa se detuvo al notar la sonrisa malvada de su amigo mientras se dirigía a sus seguidos y le mostraba el mismo perfil de la chica.
— ¿Qué tienes tú que no tengo yo? — Reclamó el castaño.
— Nada, simplemente fue casualidad comenzar a seguirnos por Instagram.
El colocador soltó un largo suspiro siguiendo su camino a su hogar.
Cuando ambos debieron separarse, Iwaizumi se tomó el tiempo para decirle al castaño que si realmente le interesaba esa chica, fuese tras ella, pero Oikawa insistía en que no gustaba de la mencionada.
— Cuando la veas con otro sujeto tomados de la mano no vengas llorando, te lo advertí.
Y así sin más, Iwaizumi se marchó. Oikawa se quedó de pie frente a la puerta de su hogar observando al suelo por varios segundos, de verdad se encontraba confundido en ese momento por culpa de su amigo.
¿Realmente le interesaba esa chica de aburrida actitud?
✧ ¿Siguiente personaje?
✧ Un voto y un comentario se agradece.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top