𝔸𝕥𝕤𝕦𝕞𝕦 𝕄𝕚𝕪𝕒: 𝕀𝕟𝕤𝕖𝕔𝕦𝕣𝕖
Insecure
Palabras: 1224
Advertencias: ninguna.
Cuando dejé la secundaria e inicié la preparatoria lo último que pensé fue en enamorarme y tener una relación, sin embargo, aquí me encontraba, observando a mi pareja frente a mí mientras una expresión de molestia decoraba su rostro y yo me encontraba sentada observándole con confusión desconociendo el motivo de su molestia.
Miya Atsumu; la primera vez que lo vi fue en el pasillo de la preparatoria, me dirigía a mi clase de literatura y una aglomeración de chicas hacía un alboroto alrededor de lo que parecía un jugador del equipo de volleyball. La situación o el personaje principal de esas mujeres no era relevante para mí, por lo que seguí mi camino prestando nula atención a lo que a mi lado sucedía.
Sin embargo, por casualidad u obra del destino mientras me adentraba a mi salón un chico iba saliendo también y terminamos chocando.
Inmediatamente llevé mi mano a mi nariz mientras soltaba un quejido y tras subir la mirada me sorprendí al encontrarme con el mismo chico.
— Lo siento, no te vi. — Se disculpó inclinándose hacia el frente.
Mi mirada confusa debió llamar su atención, pues incluso después de haberse disculpado yo continuaba con mi mano sobre mi nariz observándole como si me hubiera encontrado con el presidente de nuestro país.
— Tú... — Susurré entrecerrando los ojos. — Te acabo de ver atrás mío.
Señalé; me giré hacia donde lo había visto antes, llevándome otra sorpresa.
¡Eran dos!
La risa del chico frente a mí llamó nuevamente mi atención así que le observé, notando al fin que había algo que diferenciaba a los dos hombres: su cabello.
— Estoy seguro de que te has encontrado con mi gemelo. — Comentó.
— Eso creo. Por dios, me llevé el susto de mi vida, estuve a punto de empezar a creer que estoy loca. — Ambos reímos a la vez. — Disculpa las molestias, soy ___, ___. Mucho gusto.
— Miya Osamu, el gusto es mío.
Estrechamos nuestras manos cordialmente antes de ser interrumpidos por una tercera persona, o quizá debía decir, el doble de Osamu.
— ¿Eh~? ¿Tan rápido empezaste a ligar con las de primer ingreso, Samu? ¡Qué descarado eres!
La bulliciosa risa del otro gemelo se escuchó por todo el pasillo, Osamu le observó con evidente molestia soltando un fuerte golpe al abdomen de su hermano sin dudarlo.
— No soy como tú, imbécil.
Con una leve risilla, los ojos color almendra del rubio se posaron sobre mí, seguramente cuestionándose qué preguntarme a mí para molestar a su hermano.
— Ha sido un gusto conocerte, Osamu-san, espero llevarnos bien en el futuro. — Pronuncié. Con una reverencia me despedí de ambos, dejando al otro gemelo con las palabras en la boca.
— La asustaste, idiota.
— ¿Ah? Seguro se asustó con tu horrible cara de amargado.
— Te recuerdo que tienes mi cara.
— ¡Tú tienes mi cara!
De esa manera conocí al rubio de los gemelos Miya, a quien ahora tenía mirándome con molestia mientras se cruzaba de brazos.
— Atsumu... ¿Ha sucedido algo? — Pregunté algo confusa. Sus ojos seguían fijos en mí, mas no se movía ni hablaba. Parecía una escultura.
Tras suspirar, dejé la botella que sostenía en mis manos a un lado y me puse de pie estirando mis brazos para acariciar sus hombros suavemente antes de subir a sus mejillas y mirarle con seriedad.
— Cariño ¿Qué es lo que te tiene tan molesto? ¿Quieres hablarlo en un lugar más privado?
Atsumu se tensó por un par de segundos tras escucharme por segunda vez, sabía que esa era su debilidad, hablarle con aquel tono suave, pero seguro y agregarle un tono cariñoso que lo hacía volver débil.
O en el peor de los casos, podía lograr que sus hormonas despertaran y yo terminara totalmente arrepentida de usar tal arma de doble filo.
Sus labios se separaron por unos segundos deseando decir algo, pero al final guardó silencio.
No me sorprendí cuando tomó mi muñeca y comenzó a arrastrarme consigo hacia algún sitio en dónde no hubiesen tantas personas caminando de un lado a otro.
Después de unos metros observé frente a mí la puerta del gimnasio el cual debía encontrarse vacío, pues no era hora de las actividades de ningún club y por horario los profesores de educación física debían estar almorzando.
Suspiré recitando en mi interior el deseo de no verme involucrada nuevamente en un escándalo sexual dentro de la preparatoria.
El caminar de Atsumu se detuvo, yo imité su acción colocándome frente a él para mirarle.
Su mirada aún expresaba molestia, pero ahora parecía estar más calmado que antes. Iba a volver a preguntar si se encontraba bien, pero fui interrumpida por él.
— Tú... — Pude percibir la duda en su hablar.
— ¿Yo?
— Tú qué sientes por mi hermano. — Le observé con sorpresa por un par de segundos ¿Qué diablos intentaba decir?
— ¿Qué se supone que sienta por Osamu-san? — Respondí con otra pregunta. Sus ojos no me observaron, sabía que él no hablaría hasta que respondiera lo que anteriormente había preguntado. — Atsumu ¿Acaso piensas que yo puedo sentir algo por Osamu-san que no sea amistad?
Reí por lo bajo antes de tomar una de sus manos y llevar sus nudillos a mis labios, depositando un corto beso en ellos.
— Osamu-san es mi amigo y también mi cuñado. — Recordé. Sus ojos finalmente se posaron sobre mí. — Así que no debes dudar de él o de mí, entre ustedes dos siempre te voy a escoger a ti.
— Pero tú... Has estado muy cerca de él los últimos días. — Susurró evadiendo nuevamente mi mirada. — Las personas incluso piensan que terminamos y ahora andas con él.
— ¿La gente dice eso? — Atsumu asintió. Solo pude suspirar con molestia. — Diablos, la gente es demasiado molesta.
— ¿Realmente no te gusta Samu ni un poco?
Solté su mano y caminé hasta sentarme en una de las bancas que allí había. Palmeé un par de veces el espacio a mi lado invitando al rubio a sentarse, cosa que hizo sin reclamar.
— Osamu-san es una buena persona y estoy segura de que la mujer con la que esté en el futuro será muy afortunada. — Aseguré volviendo a tomar sus manos. — Sin embargo, no es el tipo de hombre con el que me gustaría estar. Prefiero a los tipos revoltosos que agreguen un poco de emoción y felicidad a mi aburrida vida.
Atsumu chasqueó la lengua a la vez que rascaba su nuca.
— Quedé como un idiota ¿No?
— No, no lo hiciste. — Reí inclinándome a besar su mejilla. — Entiendo que te sientas inseguro, pero puedes estar seguro de que yo te amaré siempre, no importa cuantas versiones diferentes de ti existan, escogeré siempre esta versión tuya.
— Aw, eso fue jodidamente cursi.
Golpeé suavemente su hombro y me levanté caminando hacia la salida, el auténtico Atsumu Miya estaba de regreso.
Un par de manos en mi cintura me detuvieron repentinamente y seguido sentí sus labios en mi nuca.
— Te recompensaré esta noche por el escándalo que armé, preciosa.
— Nadie te ha invitado a mi casa, olvídalo.
Las puertas del gimnasio se abrieron, un hombre de contextura gruesa y vestido de traje nos observó por unos segundos antes de maldecir.
— ¿Otra vez ustedes aquí? ¡Les dije que hagan sus porquerías en su casa!
Miré a Atsumu, él hizo lo mismo antes de soltar una carcajada y tomar nuestras manos saliendo del lugar ignorando las quejas del subdirector de la preparatoria.
Iniciamos con un nuevo libro, esta vez decidí hacer algo diferente para ustedes los fans de Haikyuu.
Aclaraciones:
✧ Los pedidos están cerrados; sin embargo, pueden dejar ideas que quieran para los siguientes OS en los comentarios, los tomaré en cuenta de igual forma.
└ Requisitos: solamente dejar el nombre del personaje, escenario y si desean que sea soft, smut, lime, entre otros.
✧ Al final de cada capítulo abriré un espacio para que comenten con cuál personaje desean que cree un nuevo one shot.
✧ Si sienten mucha pena por comentar alguna idea para un siguiente OS son libres de escribirme un mensaje privado, también lo tomaré en cuenta.
✧ Para culminar, tener paciencia, intentaré aprovechar al máximo mis vacaciones para escribir lo que ustedes deseen.
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