El rostro de Elena perdió color, el emperador pedía un baile pero más que eso había algo detrás, algo que la haría morir.

Tuvo miedo.

—Claro... - Darius tomó su mano y la llevó al centro de la pista, Elena trató de apartar su mirada, pero el emperador la tomó de la cintura y la acercó.

—Eres la joven más bella del imperio, un deleite para la vista - ella asintió, sentía asco.

—Si...

—Es una lastima que un jovencito cualquiera vaya a ser tu esposo.

Ella le miró, Darius la observo de pies a cabeza, Elena quiso alejarse pero el agarre del mayor era fuerte y pesado, sentía asco, su mirada era de pura perversión, analizaba su cuerpo con deseo.

—Sigamos con otra canción. - Elena quiso negarse pero temía que su padre se viera mal, así que siguió bailando con el emperador dos canciones más.

—Haz algo papá, mira su mano en donde está- Kaiser negó colérico, la mano del emperador estaba más abajo de la cintura.

—No puedo interrumpir, maldita sea -el mayor se tomó la cabeza con enfado —Mi niña no puede pasar por ello.

—¡Papá! -el marques miro a Maximilliam y a Jubelian con suplica.

—Iré a decirles -el joven se alejo.

Max se alejo de Jubelian y se acercó al emperador, al principio el mayor era reacio a soltar a Elena pero finalmente Max logró que este se apartará.

—Gracias a los dioses -murmuró Kaiser —Espero no le moleste Lady Jubelian.

—Para nada, todos nos sentimos incómodos con ese momento. - Kaiser asintió, ambos observaron a Elena quien sonreía amable a Max, mientras que el emperador miraba de mala manera a su hijo.

—Que horror - Kaiser suspiro y se perdió entre la multitud de damas que pedían bailar con él.

Regis observo todo en silencio, no podía ir y arrebatarla de su lado, probablemente el emperador hubiera encontrado la manera de humillarlos a ambos.

—Iré a tomar algo hija, ten cuidado - Jubelian asintió y lo vio irse.

Todos en la fiesta murmuraban sobre el desplante que le hizo a la hermana del marques y eso le incomodaba, pero era su karma por haberla abandonado.

—Helena, no tendré tanta vida para pedirte perdón - soltó un suspiro y se llevó la copa a sus labios.

Pero a pesar de ello, las damas soleras y viudas se acercaban a él para pedir un baile o salir, sus antecedentes no importaban cuando era el soltero más codiciado del imperio.

El emperador se acercó al marques para hablar con él, ante la vista de todos nada bueno podría salir de la boca podrida del emperador.

—Elena ya es toda una adulta, una joven en edad de casarse.

—Así es majestad- Marcus tuvo miedo, sabía que algo malo saldría de ello.

—La emperatriz esta enferma y ha envejecido.

—Es lamentable. - Marcus trago en seco, planeaba matarla seguramente.

—No me dio herederos dignos, he pensado en deponer la y casarme nuevamente - el rostro de Marcus se torno pálido.

No Elena, no su niña.

—Ya veo majestad.

—Quiero que Elena sea mi esposa - su corazón se aceleró de manera anormal, quiso desmayarse pero debía de encontrar una excusa para salir de aquello.

Dijo sus palabras tan alto que todos escucharon, murmuraban sobre aquel tema y si se negaba les iría mal a todos.

—Majestad...

—Espero aceptes, seria mi cuarta esposa.

Marcus miro a todos lados, se sentía presionado y perdido, no pudo adivinar esto antes, solo así podría haber protegido mejor a su hija, a su niña, jamás permitiría aquello, se negaba a perder a su hija de la misma manera en que perdió a su hermana.

—No creo que eso sea posible  -finalmente hablo, el emperador lo miro mal, podía sentir el aire tenso, lo matarían  — Elena ya esta comprometida con alguien.

Todos comenzaron a murmurar, algunos dándole el visto bueno y otros diciendo que moriría por mentirle al emperador.

—¿Ah si? ¿Quién? - Marcus miro a todos lados en busca de alguien —Morirás si mientes y de todos modos Elena será mi esposa.

—Esta... esta comprometida con Ploen - el emperador abrió sus ojos, Regis quien iba pasando escucho todo y le miró con sorpresa, el rostro de Marcus era un poema.

Regis capto la indirecta y se acercó.

—Si... queríamos mantenerlo en secreto.

Una risa macabra salió de los labios del emperador, Marcus miro a fijamente a Regis en busca de ayuda.

Pensó que era un idiota, le pedía ayuda a la persona que abandono a su hermana, la que dio inicio a un sin fin de desgracias en su familia.

—¿Ploen? ¿El Ploen que abandono a su hermana? - ahora todos le veían.

—El tema con mi hermana ya fue cerrado, hablamos y se que ambos tienen sentimientos por el otro - le pediría perdón luego a su hija, ahora debía de salvarla del emperador.

—Así como Helena - Marcus apretó sus puños. Odiaba la manera en que hablaba tan libremente de su hermana.

—Si majestad, Lady Elena y yo nos amamos y nos casaremos en unos meses - Dairus trato de encontrar la mentira en ellos, pero Regis lucia convencete y Marcus seguro.

—Bien, espero que esa invitación llegue primero a mi -se dio la vuelta y salió a grandes sancadas, Marcus pudo respirar con calma.

—Espero que esta mentira no te llegue lejos Marcus.

—No me hables como si fuéramos amigos, lo hice para salvarla de él, no dejaré que mi hija tenga el mismo final que mi hermana, no -Marcus salió al jardín, Regis le siguió.

—Yo siento tanto lo que paso...

—No te desvivas por sentirlo Regis, te cuento algo, te he odiado tanto y si no te he matado aún, es porque Helena me lo pidió antes de morir, me pidió que te perdonara y te dejara der feliz, pero no puedo, así que espero que mantengas esta mentira hasta que encuentre algo que hacer para alejarla del emperador.

—Darius jamás se detendrá, ve en ella a Helena y sobretodo ve la magia de Helena en tu hija.

—¿Entonces que? ¿Debo dejar que muera en sus manos?

—Casarnos hasta que elimine a Darius puede funcionar...

—¿Y someterla a los recuerdos de mi hermana? Jamás.

—No tocaré a Elena jamás, pero es una medida, una vez Darius muera nos divorciaremos. - Marcus suspiro. —Mira esta oportunidad como una para alejarla de él, para protegerla.

—¿Y quién la protege de ti?

Y exploto la bomba ¿Qué creen que pase?

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