Capítulo Doce

Entré al estudio de Chan casi emocionada, apenas hace algunos minutos me había llamado acerca de haber terminado la pista, así que me apresuré hacia el famoso "Channie's Room".

— ¡Chan es increíble! — objeté completamente emocionada una vez que la había escuchado.

Me había fascinado.

—Gracias, gracias— agregó con cierto aire de orgullo — ¿Tú has terminado la letra? — negué, la verdad me había reservado pensar tanto en ello estos días, tan sólo había avanzado una que otra línea que había borrado.

—Chan— se escuchó la voz de su Manager fuera de la habitación —Oh, Hola t/n— le mostré mi mejor sonrisa y devolvió su mirada a Chan —Ha llegado el tipo que arreglará lo de las puertas, pero no encontramos al director ¿Sabes dónde está? — le indicó, mi amigo asintió y me mostró una sonrisa de disculpas mientras se ponía de pie.

—Lo ví hace rato salir de su oficina, mencionó que se dirigía hacia...— y se fueron.

Iba a quedarme allí, pero apenas escuché una melodía muy pegadiza me puse de pie y caminé hacia ella.

Me detuve frente a una de las puertas y asomé un poco mi cabeza dentro de la habitación, para encontrarme con el principal causante de mis inseguridades.

Se encontraba bailando de una manera tan lenta y sensual, con cierta fuerza y agilidad, sus movimientos eran hipnotizantes.

Verlo bailar se sentía tan escalofriante, tan increíble.

En uno de esos segundos su vista chocó con mis ojos por medio del espejo y entonces me mostró una pequeña sonrisa, para después detener la música.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó.

—Estaba viendo lo de la pista con Chan, pero tuvo que hacer algo— me encogí de hombros entrando completamente y cerrando la puerta detrás de mí.

Me sentía de cierta forma nerviosa.

Por fin estábamos a solas, sin cámaras, sin otras personas.

—Bailas tan bien— lo elogié.

—Lo sé— se encogió de hombros, al mismo tiempo que colocaba mis ojos en blanco.

—Se dice gracias, idiota— sonreí falsamente, para luego soltar una risita.

La verdad me encantaba, amaba que fuera tan seguro de sí mismo, que fuera tan cautivante, me fascinaba que lo supiera y no le avergonzara reconocerlo.

— ¿Sabes bailar? — preguntó aún de pie a lado del computador del cuál estaba colocando música.

—Poco, pero no soy tan buena— le respondí acercándome a él.

— ¿Te gustaría que te enseñe? — se ofreció.

— ¿Por qué eres tan amable conmigo? — cuestioné cortándole.

— ¿A qué te refieres? Siempre soy amable con todos— murmuró pensativo, sin mirarme.

— ¿Soy como todos para ti? — di un paso hacia él, aquella pregunta logró dejarlo mudo.

— ¿Cómo? — estuve a punto de responderle, pero me interrumpió —Debo hacer algunas cosas, quizás puedas explicármelo luego— me mostró otra de esas preciosas sonrisas que me mataban y se dirigió a la puerta pasando antes por recoger sus cosas.

Trató de abrir la puerta, esta no obedeció a su función y se mantuvo cerrada, él intentó hacerlo de nuevo, pero no pasó nada. Comenzó a desesperarse, pero no se abría, estábamos encerrados.

—No creo que haya forma de abrirla, genio— mi voz sonó arisca, estaba molesta por su evidente intento fallido de huir de esta conversación.

— ¿Qué es lo que sucede contigo? — se acercó a mí con su ceño fruncido, la verdad no se veía molesto si no que preocupado.

— ¿Qué sucede conmigo de qué? — incliné mi cabeza hacia un lado haciéndome la desentendida.

—No estoy seguro, pero últimamente actúas muy raro...— hizo una pausa para analizar mi expresión, la misma que se mantenía seria —Es como si estuvieras molesta conmigo, adelante, puedes decirme lo que sea, incluso si es que hice algo yo...

— ¿Algo como qué? — le interrumpí.

—No sé, tal vez dije algo que pudiera joderte o mis acciones te afectaron, quiero disculparme— se veía arrepentido verdaderamente, pero de su boca no salían más que estupideces que me molestaban más y más.

— ¿Cómo te disculpas por algo que no sabes con seguridad? — emití como un quejido.

—Pues entonces dime lo que te sucede para poder solucionarlo de una vez por todas— intentó acercarse, pero me alejé.

—Me gustas— solté de golpe mirándolo directamente.

Admito que esperaba que su expresión fuera de una de sorpresa insuperable o por lo menos de gracia, creyendo que le estaba haciendo una broma, pero no fue nada parecido a ello, tan sólo se puso rígido y soltó un suspiro, como si ya lo esperara.

Cómo si ya lo supiera.

—Pero supongo que esto no es algo que no supieras, ¿no? — mi voz se quebró un poco debido al dolor y la rabia que empezaban a crecer, por mucho que quise sonar fuerte y segura, no pude, sentía cómo empezaba a crecer en mi pecho un grueso nudo de ramas espinadas.

—Sí, lo sospechaba por lo menos— apuesto que un rechazo hubiera dolido muchísimo menos.

— ¿Lo sospechabas? — ahora mis ojos estaban cristalizándose — ¡Lo sospechabas y aún así tú seguiste con todo ese juego, fingiendo que te gustaba, fingiendo que teníamos algo! — tomé mi garganta evitando que mi voz se escuchara más quebrada de lo que ya.

—En ningún momento quise llegar tan lejos— aclaró queriendo tomar mi mano para que lo mirase, lo alejé de un empujón en el pecho.

— ¿Por qué lo hiciste? — ya no pude contener las lágrimas.

—Yo no planee esto, sólo empecé bromeando y cuando ví el apoyo de nuestros fans seguí y seguí, sin medir que podría lastimarte— su mirada estaba clavada en sus zapatos.

— ¿Y por qué no te detuviste? — entonces levantó su mirada, por sus mejillas se deslizaban delgadas lágrimas.

Podía contar con una sola mano las veces que había visto llorar a Minho, y créanme, que no pasan de dos dedos. Me sorprendí, pero estaba herida, no iba a ir corriendo a consolarlo cuando yo era su víctima.

—Quería proteger a alguien, la persona que amo para ser más preciso— mi pecho no podía doler más.

No argumenté nada, dejé que siguiera con su explicación.

—Sé que suena horrible que te haya usado, pero fuiste la primer opción y simplemente no pensé en las consecuencias— bajé mi cabeza, él estaba llorando tanto que podría conmoverme, yo tenía que ser egoísta, por amor propio debía hacerlo —Soy un idiota y completo cobarde, no te lo niego. Vi la solución más rápida, pero habían sospechas de que estábamos en algo y me estaba desesperando.

—Nunca te hubiera negado mi ayuda si me hubieras dicho desde el principio— suspiré, limpié mis lágrimas con la manga de mi abrigo.

—Ahora sé que pude haberlo hecho, me siento tan mal porque con esto te lastimé, arruiné nuestra amistad, me lastimé y también lo lastimé a él— contestó con rendición, volví a mirarlo.

¿Él?

Entonces la puerta fue abierta.

—T/n...— entraron dos personas a la sala de práctica, mis ojos casi salen de órbita cuando vi a quien me nombró, cayendo en cuenta que pude haberlo notado antes; recordé los vídeos, cuando él confesaba que no nos quería juntos, que esa oposición no era porque yo le gustase, aquellos vídeos que borré y no subí porque creí que eran bromas muy privadas de ellos.

Los momentos en que se sumían en conversaciones silenciosas, cuando eran tan sólo ambos, no existía nada o nadie más.

Todo esos momentos en los que creí que eran simplemente amigos.

Eran pareja.

Él no me amaba a mí porque yo era sólo su amiga, en cambio Jisung era su alma gemela.

Para Minho, Jisung era su todo.

Me lastimó, me mintió a mí, a sus fans y a los medios, hizo de todo por salvar su relación con la persona que amaba.

Había cometido muchos errores, sin embargo, tan sólo lo hizo por amor.

¿Podría perdonar eso?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top