🏩Safety is first!🏩

Decidí que después de todo esto será un ThreeShot. Porque esto me estaba quedando demasiado largo :(

Also, el siguiente capítulo tendrá un cameo que mi bella novia quería ver, y me pareció buena idea(?)

Me callo y los dejo disfrutar del capítulo 👀✨

💙 Glad you came - Boyce Aveue 🎶

00:43 ——•———————— 3:13
🔂◀️⏸️▶️🔀

Si de algo se arrepentía Jeremy era de escoger tan erróneamente las palabras en los momentos más críticos, cuando era demandante un mínimo grado de sentido común, o que no aterrara a su pareja con un "Tenemos que hablar".

Había estado ansioso por hablar con Michael sobre algo muy importante a lo cual le había dado vueltas toda la semana, decidiéndose si decírselo o no. Pero claro, el muy estúpido no tuvo una mejor idea que mensajearle mientras estaba en clase de teatro con Christine porque era el camino más fácil para el cobarde. Michael estaba en clase de biología, no suponía que leyera el mensaje porque en esa clase el desgraciado dormía como oso pardo en invierno, sin embargo apenas lo envió recibió respuesta de su parte.

You: Hey ¿Michael? Tenemos que hablar cuando vayamos a mi casa.

Micha: ...Oh, mierda.

¡No esperaba que respondiera tan pronto! La idea era que lo viese apenas saliera, tal vez un par de minutos antes de encontrarse para ir a casa de Jeremy, pero no. Le envió un mensaje a su novio en clase, y para colmo con la frase más temida por todo aquel con una relación estable: "Tenemos que hablar". Una frase, tres palabras, infinita angustia y pavor en el lapso de tiempo donde se desconoce la causa, miles de ideas.

Jeremy no pretendía causar ese efecto. Sabía que Michael creería cualquier cosa, desde que quería terminar con él, hasta que tenía una enfermedad terminal ¿Cáncer de útero tal vez? No estaba seguro, lo más probable es que Michael pensara en algo más alocado. Como que su Squip había cobrado vida y estaba devorando su cerebro o algo así.

Pobre, tuvo que ver su expresión rígida de temor todo el camino a casa y ni siquiera bebió un sorbo del slushie que había comprado en el camino. De milagro no se llevó un poste por delante por estar enfrascado en sus pensamientos. Había sido tentador aclarar las cosas ahí mismo, pero en serio quería estar totalmente a solas con él, sería súper incómodo estar en medio de esa conversación ingresando a la casa y que Evan o su padres lo escucharan. Dicho sea, solo hablaron cuando saludaron a los mencionados de paso, y subieron las escaleras hacia el cuarto de arriba.

Evan estaba en el de al lado haciendo una video-llamada con Jared. Connor estaba ahí haciendo tarea de la universidad, así que no hablaba. Maravilloso, ellos no aparecerían tirando abajo la puerta para sorprenderlos hablando de cosas que no le incumbían.

Cerró la puerta con seguro, solo por si acaso, y se sentó sobre la cama al lado de Michael, dicho sea... Estaba moviendo la pierna derecha tan ansiosamente contra el suelo que podía sentir la vibración en el colchón y cerca de su pie.

–Michael, yo...

–Quieres terminar conmigo ¿Verdad? –Soltó al instante. Jugaba tan rápidamente con los dedos que parecía que fuesen a enredárseles en cualquier momento, y su mirada baja y vidriosa prevenía lo peor.

–¿Qué? ¡No, no...! –Trató de corregirlo, pero volvió a saltar con otra idea, aún más alterado.

–¡Estás molesto por lo que te dije el otro día! ¡¿Verdad?!

Jeremy parpadeó con confusión. Creería recordar algo como eso. –¿Qué? ¿Qué me...?

–¡Cuando dije que me valía rábanos una secuela de Zootopia no estaba insinuando que la primera era mala! ¡Te lo juro! Es cierto que no sabes hacer guiones, pero... ¡No te enojes conmigo por mi crítica objetiva y mi desinterés por los furrys! ¡Nunca había tenido un novio furry!

Vale, sí, que Jeremy estaba siendo lo más suave que podía para desembuchar de una buena vez y evitar que su novio se siguiese mortificando solito, pero esto ya le sacaba un tic y muchas ansias de dejarlo hablando solo como castigo. Así ya ni ganas le daban de consolarlo.

–¿Por qué sigues pensando que soy un furry? Cómo sea, no. Quería hablarte de otra cosa. No estoy molesto contigo, te lo prometo. Pero lo estaré si sigues llamándome furry. –Advirtió seriamente. Estaba harto de esa extraña suposición de sus amigos de que era un furry ¿Qué era eso para empezar? Michael sí se calmó un poco tras sus palabras, aunque no perdió ese brillo atento a una tragedia en su mirada.

–Uh... ¿Seguro que esto no se debe a que estás molesto conmigo porque usé tu binder como bandera de paz el otro día? ¿O porque le dije a Rich que no se te acercara porque estabas frustrado con el final de Star vs las fuerzas del mal?

–Joder, es que yo te mataba. –Masculló, ya impaciente. Respira, Jeremy, no quieres arruinarle la cara a tu novio a golpes, no quieres quitarle lo guapo. Los dioses no le dieron esa cara preciosa para que la desperdicies así con tu cólera. –No, no estoy molesto.

–Tienes cara de estarlo.

–¡Porque no me dejas hablar! ¡Cierra el pico!

Seguido a sus gritos, se escuchó al otro lado de la puerta unos golpecitos y la voz de su hermanastro llamando con tono preocupado.

–¿Todo bien ahí?

–Sí, Evan, todo bien. No nos hagas caso. –Respondió rápidamente, soltando un suspiro de resignación. No culparía a su hermano mayor de aparecerse con un crucifico un día de estos si seguía discutiendo a los gritos con Michael de esa forma. Se puso en postura seria, una vez tuvo la certeza de que el aludido de ojos verdes se había despreocupado y había regresado a su habitación. Se volvió hacia Michael, ablandando su expresión. Así le dieran ganas de ahorcarlo de vez en cuando, no era tan cruel como para dejarlo angustiado. –No podría molestarme por esas tonterías. Solo, uh... Q-Quería hablarte sobre...

–¿Sobre?

–T-Tú sabes, uh... Llevar nuestra relación a... Uh... ¿El próximo nivel?

No sabía si se estaba expresando correctamente, si la vergüenza lo estaba apendejando o si seguía apegado a la jerga de los geeks, pero eso fue lo mejor que se le ocurrió decir. Michael pareció entenderlo, o al menos eso le indicaba su mirada sugerente y sonrisa ladina.

Oh, Jesucristo, lo había entendido.

–Ah, ya sé a qué te refieres. –Habló en un tono que casi pudo derretirlo, al tiempo que se acercaba de frente y repentinamente le abrazaba del hombro. –¡Quieres que asistamos a la convención del próximo mes disfrazados de SpiderMan y DeadPool!

Okay, olvídenlo. Michael no entendió.

–Q-Qué... Convención... Yo no estaba...

–No sé por qué te pusiste tan serio para decirme, pero... Sabía que tarde o temprano me lo pedirías. –Alardeó, por fin sintiéndose tan tranquilo y seguro como para beber por fin del bendito slushie. Madre santa, se había pegado un susto de muerte solo para esto, pero se sentía feliz, lástima que Jeremy le tendría que reventar la burbuja.

–No, este... ¿Cómo te lo digo? –Se miró los zapatos, incapaz de verle a la cara, aunque por el sonido del sorbete sabía que todavía estaba bebiendo como si nada mientras él se seguía consumiendo los sesos para hablar con propiedad. –Relaciones... Q-Quería hablarte de eso, de que tengamos sexo.

Por lo visto era lo último que se le cruzaba por la cabeza a Mell, claro, a menos que ese ahogamiento de su parte con el slushie se haya debido a un pedazo de hielo en su garganta o algo así. Por un momento consideró que tenía que entrar en pánico y hacerle la maniobra de Heimlich, no obstante se calmó un poco cuando lo escuchó toser a garganta despejada y tornándose completamente rojo, lo que era menos alarmante que el azul. Eso sí, se preguntaba si ese sonrojo furioso se debía a la vergüenza o a la falta de aire ¿Quizá ambas? Puede ser, es que ese color perduró en su rostro incluso después de haber tosido todo lo que tenía que toser.

–Uh... ¿Estás bien? –Preguntó algo preocupado, viendo que todavía trataba de recuperar el aire y daba un sorbo ocasional a su bebida helada, tal vez para apagar el incendio que seguía quemando sus mejillas.

Y es que... El pobre joven Mell no había esperado un pedido como ese. –¡E-Estoy perfecto! ¡E-Es que...! ¡¿QUÉ?! N-no digo que sea algo malo pero... P-Pero... ¡¿Qué?!

Jeremy ya no sabía si enterrar el asunto para siempre escapándose por la ventana o simplemente continuar, luego recordó que estuvo cuatro pinches días armándose de valor para sacar el tema a la luz con Michael y dejó de creer que quebrarse las costillas con la caída valía la pena con tal de ahorrarse la vergüenza que significaría hablar seriamente de esto.

–Sí, yo... Creo que ya estamos saliendo hace mucho... Y nos conocemos desde hace mucho ¡Y nos tenemos mucha confianza! Pensé que entonces podría ser el momento indicado. –Se explicó. Su mirada se iba lejos de Michael en cuánto tenía la oportunidad. No soportaba verlo a la cara luego de esa reacción tan alterada al sugerirle algo con lo cual habían bromeado infinidades de veces en el pasado sin haber estado saliendo. Sabían bien que bromear era diferente a plantearlo como algo serio.

No malentiendan a Michael por su reacción. La idea no le desagradaba en lo absoluto y de hecho lo había considerado un par de veces, aunque no tenía suficiente coraje como para sugerirlo. Odiaría hacer creer a Jeremy que quería forzarlo, o que se sintiera obligado a hacerlo por ser su novio.

Es cierto, eran adolescentes calenturientos con las hormonas alborotadas y ya habían tenido momentos dónde la pasión hervía tanto que podría haberse pasado de los límites. Sin embargo algo siempre los detenía, algo les decía que era mejor parar. Lo aludía a que todavía no estaban listos y era mejor seguir con las pajas cada quién por su lado, pero a veces pensaba que era algo diferente que todavía no terminaba de descifrar de su parte.

El sexo en sí era una realidad completamente diferente a esa llamada inusual que habían compartido tras un accidente, en el que Michael llamó a Jeremy en el peor momento posible y eso desencadenó en sexo telefónico.

No era lo mismo. No se tocaban mutuamente, no podían verse, ni siquiera compartían el mismo espacio o estaban seguros de poder cumplir con las expectativas de aquello que se decían a través del teléfono. Era algo completamente distinto que nunca habían explorado y tampoco habían planteado explorar.

–Tú... ¿No crees que debamos todavía? –El de pecas preguntó algo incómodo, pues Michael no había dicho nada desde su explicación y la única forma de la cual podía interpretar su silencio y expresión era una respuesta negativa.

–N-No es eso, simplemente me tomaste por sorpresa. –Suspiró, ya más calmado y con la cabeza fría para pensar con claridad. –Es que... Uhm... ¿Hay algo que debamos hacer antes? –No venía mucho a su mente más que comprar condones y ponerse de acuerdo para ir a dónde nadie les interrumpa o moleste, no obstante si Jeremy había sacado el tema probablemente era él el de las ideas. Eso lo hizo pensar... No estaría diciendo esto ahora porque quería hacerlo ya y allí ¿Verdad? –Espera... ¿Acaso quieres hacerlo ya?

–¿Qué? No. –Dios y la Virgen no quieran que ambos tiraran ahí mismo. Para empezar no tenía un solo anticonceptivo a mano, y no le parecía muy sensato robarle a su padre porque se daría cuenta y si así era pasaría por un bochornoso momento, aún más si lo cachaban en pleno robo. Y además... La casa tenía gente ahora mismo, no se sentiría cómodo con ello aún si la cerradura de la puerta estuviera reforzada con titanio y una clave secreta en mandarín, pues nada borraría el hecho de que los escucharían. –Solo quería decírtelo por si estabas bien con eso... Y para estar preparados.

–Bueno, eso me parece bien. –Michael sonrió ya más tranquilo, abrazando a su novio cariñosamente por la cintura mientras empezaba a analizar internamente todo lo que necesitaría buscar con antelación. –¿Dónde crees que debería ser?

El de pecas se detuvo a pensar. Era muy fantasioso al respecto, mas nunca se concentraba tanto en el lugar. La mayoría de veces que soñaba o imaginaba cosas se perdía en las acciones y pocas veces reparaba en el lugar, y cuando lo hacía era algo demasiado cursi o muy simple como su habitación. –Si de mí dependiera sería en una pradera bajo la luna y el cielo estrellado pero... No creo que encontremos eso ahora. –Michael ante ello asintió, aunque se recordaría anotar eso para otra ocasión. –Supongo que un motel estaría bien. –No era muy exigente, solo quería privacidad y el resto vendría por sí solo. Mientras no fuera en un establecimiento de mala muerte que no cumpliera los requisitos mínimos de sanidad estaba bien con lo que sea. Todo recuerdo sería perfecto siempre que no hubiese ninguna rata incluida.

–Creo que puedo conseguir eso. Tú sólo déjamelo a mí. –Anunció muy seguro. No creía que fuese tan complicado encontrar un motel cerca de allí que fuese barato y decente. Si había podido conseguir miles de cosas descontinuadas a el menor precio posible entonces esto no era absolutamente nada. Y sobre lo demás... Todo estaba en ir a una farmacia y ya está.

–¿En serio? –Jeremy le miró sorprendido y asintió, aunque no parecía convencido. Y no es porque no confiara en él, sino más bien era porque le sabía mal dejar todo el trabajo sobre sus hombros y no aportar nada. –Yo puedo ayudar si quieres.

–Jeremy, no te preocupes ¿Sí? ¡No es la gran cosa! Hablas con Michael Mell, quien consiguió una soda descontinuada de los años 90 ¿Lo olvidas? –Bromeó, notando que su rostro se tornaba rojo al recordar el incidente de la obra escolar y cómo Michael a veces picaba su paciencia hablando de sus "maravillosas decisiones en la vida". –Encontrar dónde quedarnos será sencillo.

–Eso espero. –Si Michael no quería ayuda entonces no insistiría, aunque se decía internamente que él también se encargaría de buscar un sitio apropiado por su lado si era posible. Ya de todos modos estaba aliviado porque había podido hablar el tema tranquilamente con él y todo había resultado perfecto.

–Espera ¿Tendría que comprarte píldoras o algo? Ya sabes, por si acaso. –Entró en dudas en cuánto la incertidumbre lo picó. No podía olvidar que seguían siendo jóvenes y evitar la cigüeña en domingo siete era fundamental. Lo que menos quería era joderle la vida a Jeremy, quien por cierto en cuánto la pregunta llegó a sus oídos pareció desconectarse del mundo y experimentar el error 404. Michael sudó en frío ¿Acaso Jeremy no sabía nada de ellas? –¿Jeremy?

–Uh... Yo... Nunca he tomado una de esas. –Murmuró nervioso al ver la expresión alarmada de su novio. –Para serte franco yo... N-Ni siquiera sé cómo se toman. –Se siguió riendo nerviosamente, pero solo para no llorar.

Así es, señores. En sus diecisiete años de vida, y sus dieciséis años siendo una chica ante los ojos del mundo, Jeremy nunca había tenido en sus manos una tableta de píldoras anticonceptivas. Primero que nada... Su escuela al igual que muchas le daba una educación bastante básica en cuanto a sexualidad donde se limitaban a explicar cómo se forman los bebés. Nunca había tenido una charla con su padre al respecto porque no eran cercanos y creía que era penoso ir y preguntarle así de la nada. Tercero... ¡Nunca había tenido sexo con nadie! ¡¿Se supone que aun así debería saberlo?!

–E-Estamos un poco jodidos entonces. –Respondió Michael, aunque enseguida se le ocurrió algo. –¿Y si buscas en internet? Creo que la página de "Planned parenthood" tenían información.

–Eso no es lo que me preocupa exactamente. –Ya tenía mala experiencia tragando píldoras de las cuales desconocía propiedades, en especial hablando de las ilegales, no estaba dispuesto a volver a meter la pata por no hablarlo con alguien experimentado antes. Así le diera mucha vergüenza hablar de esto tan directamente con adultos... Nadie tenía por qué saber nada sobre sus planes. Podía simular estar interesado como todo buen adolescente curioso ¡Podía hablar en tercera persona! –Veré cómo preguntarle a Heidi sin que se den cuenta de nada ¿Sí?

Michael todavía estaba un poco dudoso, no obstante prefirió confiar en las palabras de su novio y se calmó. No debería preocuparse tanto ¿Verdad? Algo como esto no debería ser misión imposible para ninguno de los dos. –De acuerdo ¡Entonces está dicho! Solo... ¿Lo fijamos si consigo un lugar? –Sería mejor así. No quería empezar un ciclo sin fin de "cancelar" y "des cancelar" con migraña extra.

–Por mí está bien. –Sonrió al dar por finalizada la planeación base y besó a su novio cariñosamente antes de que cambiaran de tema a sobre qué videojuego deberían jugar antes de que perdieran otro segundo juntos.

Jeremy se sentía muchísimo más aliviado. Ahora que lo había hablado con Michael solo era cuestión de preparar todo y fijar la fecha. No necesitaban tantas cosas más que el lugar, los anticonceptivos y una excusa conveniente para no volver a sus casas hasta el día siguiente ¿Qué tan difícil podría ser?

💙 Buttercup - Jack Stauber 🎶

00:40 ——•———————— 3:26
🔂◀️⏸️▶️🔀

Jeremy cambiaba de parecer, esto era más difícil de lo que creía.

Estaba ayudando a levantar la mesa junto a Evan y Connor mientras Jared mantenía conversación con Heidi y Paul. El joven Kleinman había llegado hace bastante para visitarlos y quedarse para la cena, pero él no lo notó por estar muy enfrascado jugando videojuegos con Michael hasta que lo despidió en la puerta.

La idea era hablar con Heidi cuando la encontrase sola después de comer, sin embargo Kleinman había complicado las cosas con solo estar ahí, por no mencionar a Connor y Evan que se quedaron ahí con ellos luego de terminar su labor, charlando con su padre y madrastra de cosas de la universidad y quién sabe qué más. Por mucho que quisiera unirse a la conversación con cualquier tontería, seguía analizando cómo meter el tema sin que fuese sospechoso o sacado de la nada, cosa difícil ya que Jared solo se quejaba de un profesor de su universidad que se la pasaba faltando, mientras que Evan comentaba sobre algunas plantas venenosas de las cuales había aprendido y Connor les explicaba una técnica nueva que aprendió para pintar en lienzo con óleo.

Se quedó ahí en su silla, callado y deseando poder prestar atención a lo que hablaban. Sabía que no tenía que tomarse tan a pecho su "investigación" pero en serio quería aportar al igual que Michael, por no decir que le picaba mucho en el ego imaginar que él ya estaría encontrando el motel con facilidad y resolviendo lo de los gastos.

Casi gritaba victorioso cuando Heidi quedó apartada por un momento, pues Paul era ahora a quien le explicaban algo. Por lo que ni lento ni perezoso, Jeremy tanteó el brazo de la mujer para llamar su atención. Ella volteó todavía animada hacia él. –¿Pasa algo, querido?

–Heidi ¿Puedo hacerte una pregunta?

–Seguro ¿Qué es?

Ahí es cuando Jeremy se quedó hecho hielo al no poder decidirse sobre cómo hablar casualmente de eso ¿Había forma de hacerlo? No lo creía, no después de haber ido directo al grano. –Este... ¿Sabes cómo se usan las...? Ya sabes.

Heidi alzó una ceja para demostrar que no entendía. –¿Las qué?

–Las píldoras anticonceptivas. –Finalizó por fin, aunque había hablado muy rápido y en susurro con esperanza de que nadie más que ella lo escuchase.

–¿Eh? ¿Por qué la pregunta? –Ella no se oía alarmada, sino más bien interesada. Eso no le quitaba los nervios al tener que buscar una excusa creíble y notar que Evan se unía a preguntar con amabilidad, probablemente porque quería ser de ayuda para su hermano.

–¿Alguna amiga tuya necesita?

Viendo la oportunidad, Jeremy asintió entusiasmadamente. –¡Sí, exacto! Y-Yo le prometí a Brooke que lo averiguaría porque a ella le da pena preguntar a sus padres. –Explicó tratando de sonar convincente, lo que dio resultado mas no hizo el efecto que quería. –No sabe de qué marca usar y... Todo eso.

–Si es así debería hablar con sus padres aunque le dé vergüenza para hacer una cita con un médico. –Connor se alzó de hombros, para hacer evidente que era algo muy simple y que él no debería hacerle mandados a nadie. –Cada cuerpo es diferente, y tú no sabrás qué marca de píldoras le conviene preguntando a Heidi.

–Connor tiene razón, cariño. Pero aun así es lindo que trates de ayudar a tu amiga.

Jeremy sudó en frío, necesitaba inventarse algo para insistir. –E-Es que es la primera vez que estará con su novio y... Nunca habló de esto con sus padres.

Antes de que alguien más abriera la boca para responder, Jared abrió los ojos de par en par como si se hubiese dado cuenta de algo y prácticamente gritó impresionado, golpeando la mesa con ambas manos en el proceso. –¡¿Vas a acostarte con Michael?!

–¡JARED! –Evan por poco le daba un buen golpe en la nuca para reprocharle por preguntar de ese modo. –¡No seas estúpido! ¡Jeremy solo intenta ayudar a...! –Luego tuvo que tragarse las palabras al ver a Jeremy completamente rojo dejando caer su cabeza sobre la mesa soltando un largo y patético quejido apenado. Abrió más los ojos mirándose con Connor sorprendido, Heidi y Paul hicieron lo mismo y luego volvieron su atención a Jeremy. –Espera... ¿En serio?

–¡No puedo creerlo! ¡Creí que ya habían pasado a segunda base! –Volvió a chillar Jared, el cual tuvo que ser callado por Connor con su mano sobre su boca y un regaño silencioso.

Heidi seguía algo consternada por el dato, aunque no le hacía sentir incómoda, de hecho esto hacía despertar su instinto maternal y conmovido. –Ay... Jeremy, no tienes por qué sentir pena por eso ¿Sí? El sexo es algo muy natural, y era de esperarse que pases por eso viendo que ya estás grandecito. –Habló muy tranquila. Evan estaba entre el orgullo de tener una madre tan comprensiva y el miedo preventivo de que algún día él estaría en el lugar de Jeremy.

–De todos modos entiendo que no haya querido delatarse. Así son los jóvenes. –Soltó Paul, alzándose de hombros. No le veía lo raro al asunto, mucho menos viniendo de Jeremy.

–En serio, yo estaba seguro de que ya habían hecho todo el Kama Sutra. –Volvió a decir Jared, volviéndose a ganar un golpe del joven Murphy. –¡¿Qué?! ¡Es cierto! ¡Rich y yo apostamos el otro día y no pienso devolverle mi dinero!

–Bueno, a ver... No deberías sentir pena, querido. –Siguió tranquilizándolo Heidi, ayudándolo a despegar lentamente su enrojecida cara de la mesa. – Somos adultos, sabemos por experiencia. Además, si has tenido ya la charla con tu padre no creo que deberías sentirte cohibido de preguntarnos cosas.

Automáticamente tras mencionar "la charla" que supuestamente Paul tendría que haberle dado a Jeremy, ambos hombres del lado Heere de la familia se miraron un segundo y luego se hundieron en sus asientos desviando la mirada a otro lado. Jeremy fingió demencia silbando una canción y Paul disimuló bebiendo largamente de su vaso, logrando que así el resto de presentes se quedara callado de la impresión. No se necesitaba ser tan perspicaz para caer en cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo.

–¿Paul? –Ella le llamó, su tono de voz se tornaba severo y preparado para darle el regaño del siglo y con muchas razones válidas para hacerlo. –¿Hablaron tú y Jeremy alguna vez de esto?

–U-Uh... Bueno... Jeremy yo no éramos cercanos cuando él se hizo adolescente. –El hombre se sobó la nuca, algo atemorizado ante el brillo hostil en los ojos azules de su esposa y también sintiendo bochorno por ver este momento finalmente llegar. –Nunca hablamos de eso. Él no tenía dudas y... Yo no veía que se metiera en cosas raras.

–Oh por Dios. –Dijo decepcionada entre dientes. –Bueno... Escucha, Jeremy. No estoy segura de si deberías tomarlas estando en tratamiento hormonal. –Ella opinó. Sin embargo solo era eso, una opinión, porque realmente no tenía certeza de sus palabras. No era experta en ese campo. –Pero si es eso lo que te preocupa podríamos hablar con una ginecóloga ¿Eso estaría bien para ti?

Jeremy se quedó callado para pensarlo mejor. Por mucho que odiara llevar su problemática más allá de los límites de su hogar y su relación, es cierto que no quería arriesgarse a hacer algo impulsivo sin haber hablado con alguien profesional antes. Era embarazoso, no mentiría, pero su yo del futuro agradecería su interés en evitarle algún problema. –Bueno... Eso supongo.

–Fabuloso, cariño. Y si tienes más preguntas no dudes en venir a hablar conmigo o tu padre. –Ambos sonrieron amablemente para inspirar confianza. –¿Te parece si seguimos la conversación más tarde?

El pecoso esbozó una ligera sonrisa al sentir que era libre de gran parte de la presión que ataba su estómago. –Está bien.

Bueno... Lo había logrado ¿No? Su parte ya estaba hecha, solo le faltaba ayudar a Michael a encontrar un lugar donde quedarse en la noche predestinada. Es más, puede que no llegase a ayudarle ¡Estaba hablando de su novio, por Dios! Probablemente él ya había encontrado algo. Aunque sabiendo eso de todos modos se preguntaba qué tal le iba ahora mismo.

❤️ Sweet boi - Chevy 🎧

00:35 ———•——————— 2:20
🔂◀️⏸️▶️🔀

¿Recuerdan que Michael dijo que se las arreglaría sin problemas para encontrar un motel perfecto? Bueno, olvídense de eso, porque estaba teniendo muchos problemas.

Se consideraba a sí mismo un experto en coleccionar los objetos descontinuados y viejos más difíciles de conseguir, un amo de las compras, un maestro en el arte de la investigación y un navegante valiente de las insólitas profundidades del internet. Entonces... ¡¿Cómo es que una puta búsqueda de motel lo estaba haciendo pedazos?! ¡Esos malditos establecimientos se los encontraba a la vuelta de la esquina y aun así no había uno solo a tres kilómetros a la redonda que cumpliera los requisitos necesarios para que ambos se quedaran una noche!

Y no, no es que no existieran sitios decentes, es simplemente que no podía pagar por ninguno de ellos. Ya había hecho como seis llamadas para preguntar a los recepcionistas cuánto costaba estar una sola noche, ya iban seis veces en las que le daban un precio que no podía costear y se excusaban con su excelente calidad y con las pocas habitaciones disponibles que tenían últimamente ¿Acaso a todo el mundo se le había dado por coger masivamente o qué? ¿Era 14 de febrero y no se enteró?

Y probablemente pensarán ¡No son tan caros! Bien, el problema recaía en que Michael no solo planeaba llevar a Jeremy a tirar y ya está. La idea era darle una especie de luna de miel adolescente ¡Ya saben! Cena, paseo... No quería simplemente ir al grano y ya, eso no era de su estilo "romántico empedernido" y podía apostar su colección de discos de vinyl a que Jeremy se sentiría aún más feliz si demostraba que esto para él significaba algo más que simplemente tener sexo. Y eso es porque para Michael era mucho más que eso.

Quería que para ambos fuese especial, aunque eso demostrara a mundo que eran un par de vírgenes con las hormonas alborotadas y demasiadas novelas de amor leídas.

Necesitaba que su novio se sintiera muy especial. Y sí, él era el primero en defender la inexistencia del tonto concepto de la virginidad, y que una primera vez no era más valiosa que muchas otras. Simplemente... Al recordar cómo Jeremy se lo preguntó e imaginar el coraje que habría reunido para decírselo, podía leer entre líneas que para él era algo especial. No por ser su primera vez, sino más bien por ser la primera para ambos estando juntos.

No, ni loco dejaría que su adorable y pecoso novio se conformara con la cereza ¡Tendría todo el jodido pastel! El dilema era si él y Jeremy podrían pagar por todo, incluyendo los anticonceptivos que también iban a comprar. Y también lo era el hecho de que no quería hacerlo esperar, no cuando lo había convencido de que confiara en él.

En momentos así Michael lamentaba no haberse conseguido un empleo de medio tiempo en Pinkberry el verano pasado.

No se rendiría, claro está. Todavía le quedaba una alternativa para salvar la noche y por más que le pareciera un suicidio no le quedaba de otra.

–¿Ma, mamá? ¿Puedo...? ¿Preguntarles algo? –Les llamó al terminar de juntar la mesa con ellas, en lo que ambas se ocupaban de la labor de lavar los trastes y él de secarlos.

–¿Qué pasa, Michael? –Lisa preguntó sin verlo, más concentrada en tratar de sacar una mancha imborrable de un plato.

–Este... ¿No sabrán de casualidad de algún motel que sea barato y decente?

Tania lo pensó. –Uhm... Eso depende mucho del presupuesto de algunas personas ¿No te parece?

–Pero considerando que hablamos de un adolescente que solo depende de la mesada de sus padres... Entonces creo que debe haber alguno. –Continuó Lisa. Michael por dentro gritaba de alegría porque no creyó que sería tan sencillo sacarles información sin tener que pasar por el interrogatorio. –Aunque considerando que haya gastos extra creo que... Deberías preguntarnos si podemos prestarte dinero para llevar a Jeremy ¿No?

–¡Exacto, yo...! ¡¿Qué?!

Suspirando, Lisa se dio la vuelta hacia su hijo secándose las manos con una toalla, lanzándole una mirada seria y acusadora. Era la típica mirada de madre cuando descubre que hiciste algo malo y te da tiempo para explicarte o para que huyas de su zapato volador antes de que te deje un feo chichón en la cabeza. –Somos tus madres, Michael. Cuando tú fuiste, nosotras fuimos y venimos dos veces.

El aludido sudó en frío tratando de disimular sus nervios con una risita nerviosa. Lo habían acorralado al igual que un ciervo herido, no obstante todavía no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer. –¿Q-Queeeé? No lo decía por eso. Jeremy y yo no...

–Le dijiste que te harías cargo de esto sin problema alguno y ahora temes decepcionarlo por haber fallado, así que viniste a preguntarnos a nosotras esperando que encontraras algo ¿Acerté?

–¡¿Cómo sabes todo eso?! –Ok, sus madres siempre habían sido intuitivas y perspicaces cuando se trataba de él, pero esta exactitud con la cual adivinaban y la seguridad con la cual lo decían era algo aterrador. Él no se consideraba un libro abierto o fácil de entender, pero les daba el mérito a ambas mujeres por descifrarlo como si fuese un libro de texto para niños de primaria.

–Soy tu madre, yo sé todo sobre ti. –Concluyó posándose ambas manos sobre la cadera como gesto decepcionado. –Planeabas hacer esto sin que nos diéramos cuenta ¿No?

–¡Yo nunca...!

–¿Qué fue lo que te dijimos cuando te advertimos que este día llegaría? –Secundó Tania, adoptando la misma actitud que su esposa solo para ver cómo Michael suspiraba fastidiado y relajaba su postura para citarlas a ambas de mala gana.

–Que era algo normal, que no debía sentirme avergonzado. –Masculló con voz automática, rodando los ojos.

–¿Y?

–Ugh... Y que si alguna vez eso pasaba tendría que acudir a ustedes dos.

–¿Por qué?

–Porque ustedes son mayores, tienen experiencia y quieren lo mejor para mí. –Finalizó con un quejido exhausto, listo para sus reclamos. –¡Mamá, no es la gran cosa! ¡Solo necesito un lugar donde estemos solos!

–Michael Mell, no le hables así a tu madre, menos a mí. –Regañó la castaña. –Y sí es la gran cosa ¡Ni loca voy a dejar que embaraces a ese pobre chico por no tomar las precauciones necesarias!

–¡¿Podrías no decirlo de ese modo?! –Chilló el joven, sintiendo su cara enrojecer terriblemente. Dios, debió suponer que acudir a sus madres era una pésima idea.

–Michael, no es que no confiemos en ti. –Habló Tania mucho más tranquila, acercándose a su hijo para sentarlo de nuevo con ella en la mesa. –Es que... No confiamos mucho en la educación que les dan en la escuela ¿Te han enseñado algo de utilidad allí?

Michael abrió la boca para quejarse y negarlo todo, pero entonces recordó sus pésimas clases de educación sexual donde el profesor ni siquiera podía hablar explícitamente y usaba términos como "banana" o "durazno", sumándole al hecho de que cuando le preguntaron por los condones se hizo el loco y fingió que tenía que salir. –Yo... No, no realmente.

–Bien, escucha. Haremos lo siguiente. –Anunció Lisa, tomando su celular. –Te conseguiremos una cita con un sexólogo, y hasta entonces quiero que vayas pensando en todo lo que quieras saber y lo anotes para hablarlo con él ¿Sí? Entonces y solo entonces te ayudaremos con el dinero.

El de gafas se quedó dubitativo un rato. No le agradaba tanto pensar en hablar con un extraño de esto, sin embargo sonaba mejor que cometer un error irreversible, además de que no negaría que sabía muy pocas cosas con respecto al tipo de cuerpo de Jeremy y le aterraba que ese desconocimiento le jugara en contra. –Uh... Está bien. –Suspiró derrotado y dejó que Tania le abrazara, fijándose en que su otra madre buscaba algo en su teléfono y luego se lo llevaba a una oreja. –¿A quién llamas?

–A Heidi.

–¡¿QUÉ?!

💜 Mysterious Messenger - MM 🏳️‍🌈

00:30 ——•———————— 3:53
🔂◀️⏸️▶️🔀

–Espera ¿Dices que llamó a mamá para contarle? –Quiso que el contrario recapitulara, en lo que él terminaba de ponerse los zapatos con el teléfono entre el hombro y el oído complicándosela. Tenía que balancearse hacia atrás solo para que no se le cayera al suelo, resultando que era más cómodo colocarse el calzado recostado y con el teléfono posado a su lado.

–Sí... Dios, qué puta vergüenza. –Escuchó a Michael al otro lado de la línea y eso lo hizo reír. No esperaba que Lisa realmente hiciera eso a pesar de que siempre la consideró una mujer impredecible capaz de hacer cualquier cosa por miedo a algo que perjudicara a Michael. –¿Te dijeron algo?

Jeremy creyó escuchar a Michael un poco agobiado, así que intentó demostrar que no estaba tan alterado con todo lo que ocurría. Y lo cierto es que no lo estaba, al menos no tanto como su novio. No sabía describir bien sus emociones recientes, pero de algo estaba seguro y es que eran bastante neutrales. –Bueno... Luego de que llamaras ella dijo que me haría una cita con un sexólogo. –Recordaba que en el momento no le había molestado o sorprendido mucho, y todavía estaba bien con ello, solo tenía curiosidad. –¿A ti te molesta esto? –Quiso ser cuidadoso con la pregunta, al menos con el tono de su voz al hacerla. Notaba fácilmente que Michael no estaba feliz.

–Ugh... Solo un poco. –Admitió soltando un bufido. –No quería que ellas se involucraran en esto. Es tan...

–¿Extraño? ¿Bizarro? ¿Bochornoso?

El filipino soltó un par de risas, logrando sacar una sonrisa a su novio. Le aliviaba poder hacer reír a Michael incluso cuando lo veía tan molesto. –Todo eso. Lamento si solo logré que te hicieran pasar vergüenza.

–No te preocupes tanto por eso ¿Sí? Al menos ahora tenemos certeza de que tendremos un lugar en donde pasar la noche. –Se habían sacado varios pesos de encima para la practicidad y eso lograba mantenerlo tranquilo. –¿Son acaso los moteles así de caros ahora?

Creyó escuchar a Michael toser al otro lado de la línea, también que su voz se tornaba nerviosa, mas no le tomó mucha importancia y lo dejó pasar. –Sí, es complicado... En fin ¿No quieres venir? Temo que si me quedo solo aquí... Mis madres me sentarán en la mesa a darme una clase de educación sexual.

Jeremy abrió más los ojos por la impresión. –¿Te darán clases? Sé que las que nos dieron en la escuela eran un asco, pero...

–Lo sé. Pero ellas insistieron en... Uh... Ya sabes, enseñarme un par de cosas sobre "el tipo de cuerpo con el que voy a estar" y eso.

Extrañamente, aquella aclaración le hizo reír. Olvidaba veces lo cauteloso que era Michael a la hora de tocar ese tema. –¿No quieres estar preparado para lo que vas a ver, galán? –Murmuró queriendo sonar sugerente, aunque la risa lo venció al final de la oración. Poner nervioso a Michael no era difícil si se lo proponía. Cuando bromeaban sobre sexo muy raramente lo lograba, sin embargo el que ahora fuese una realidad para los dos se lo volvía más sencillo.

–¡N-No es eso! –Chilló nervioso. –No necesito explicarme, tú sabes que es raro que tus padres te hablen de eso.

–Supongo que lo es. –No mentiría tratando de mostrar una superioridad moral que no tenía solo para convencer a Michael de aguantar esto por ahora. Él también se sintió incómodo cuando la revelación los golpeó a todos en la cara anoche, aunque aludía aquello al mero hecho de que no acostumbraba a tocar esos temas con los adultos, pues al final Heidi y su padre habían conseguido que se calmara. La pequeña incomodidad siempre estaría allí, mas no valía nada al lado de su necesidad de información y apoyo paternal. –Pero es mejor a que nos digan que esperemos hasta estar casados ¿No te parece?

–Jeremy, esas personas que te dicen que está mal el sexo hasta el matrimonio están extintas como los dinosaurios. –Reprendió el de gafas.

–Te sorprenderías al ver el tipo de gente que me encuentro en Facebook. –No faltaban diez de ellos en publicaciones referentes al aborto y todo lo que tuviese que ver con la nueva generación de "liberales y promiscuos" que supuestamente acabarían con los valores de la iglesia y la familia tradicional. –Yo solo digo que... Por mucho que esto nos moleste un poco... Creo que es lindo que quieran ayudarnos. –Comparada a la ayuda severa que su Squip le había dado tiempo atrás esto era muchísimo mejor y preferible. Recordaba perfectamente que una vez se ofreció a enseñarle un par de "trucos" que encantarían a hombres y mujeres si es que lograba llevarse a alguno a la cama en su clímax de popularidad, y también recordaba haber pasado de ello por pura mojigatez momentánea. Ahora se arrepentía un poco. –¿Michael? ¿Sigues ahí?

Después del corto silencio, el joven Mell volvió a hablarle. –S-Sí, lo siento. Creo que tienes razón pero... –Inhaló hondo, como buscando la paz interior que le faltaba con urgencia. –¡Sigo pensando que esto es raro! ¡Por favor ven a salvarme!

–Por mucho que me gustaría ir a salvarte de unas intensas clases de sexualidad con tus madres... Tendré que sacrificarte esta vez. –Declaró tras un par de risas, oyendo un grito indignado en el teléfono.

–¡¿Qué clase de traición es esta, Jeremy?!

–¿Crees que eres el único que tiene que aprender cosas ahora? Mamá me fijó una cita con la ginecóloga. Dice que ella podría ayudarme a no volver a cometer el error fatal de tragar píldoras de las cuales desconozco sus efectos. –Dijo lo último con sarcasmo, no obstante creía que era una decisión bastante sabia luego de sus experiencias. –Luego tengo la cita con el sexólogo, así que no estaré disponible hasta la noche, lo siento, Micha.

–Ugh... Está bien, no importa. Tienes que ir. –Suspiró resignado. Jeremy se sintió más tranquilo con Michael aceptando esto. –El lado bueno es que ya tengo fecha.

–¿En serio? –No estaba sorprendido, al menos no después de que las señoras Mell decidieran ayudarlos con el dinero para el motel. –¿Cuándo?

–Tendrá que ser pasado mañana. Yo iré al sexólogo mañana y estaré algo ocupado con eso y un par de cosas más. –Explicó. –¿Te molestaría ir a la farmacia mañana por lo que debamos comprar?

–Mh... En serio estarás ocupado, no me estarías pidiendo eso sino. –Se rió por lo bajo. La falta de negación de Michael le afirmó que había pegado en el blanco y también despertaba su lado chismoso e impaciente. –Seguro, cuenta con ello. Aunque ahora estoy bastante curioso sobre lo que te tendrá taaaan ocupado ¿Quieres sorprenderme con algo en particular, Michael?

El filipino le siguió el juego del coqueteo, adoptando un tono que fingía inocencia al principio para luego volverlo malicioso. –No lo sé... No lo sé ¡Si te dijera no sería sorpresa!

–¡Oh, su lógica es indiscutible, señor Mell! –Chilló con un exagerado tono dramático, oyendo la voz risueña ajena en el teléfono. No insistiría en saber los detalles. Por muy ansioso que fuera, sabía que se agradecería a sí mismo por no sacar spoilers. El encanto de Michael era ser misterioso y sorpresivo, y no pensaba arruinarle aquella característica que lo había locamente enamorado de él. –¿Es extraño que te diga que no puedo esperar?

–Oh por Dios. Jeremy, sé que soy irresistiblemente guapo, pero tampoco te aloques antes de tiempo. –Volvió a bromear él, aunque esta vez el de pecas creía estarse riendo por pura pena. –Pero no es raro, siento que es una noche de bodas anticipada ¡Aunque probablemente para ese entonces podamos hacerlo en un prado como querías!

–Y te acuerdas de todo. Serás un buen marido sin duda alguna. –Dijo con intenciones de seguirle la broma, pero con más ánimos de hablar en serio que otra cosa. De verdad tenía mucho pasando por su cabeza por todo el asunto, y no sabía si era normal estar sobre pensando tanto las cosas cuando solo iba a tener sexo y ya. No se supone que se hiciera un mundo por algo tan simple ¿Verdad? –Pero, este... Aun así estoy un poco nervioso ¿Tú no?

–¿Uh? Por supuesto que sí ¿Quién no lo estaría sabiendo que pasará la noche con alguien como tú? –El pecoso asintió para sí mismo, lo que provocó un corto silencio para el filipino, a quien olvidaba que no podría verlo hacer tal gesto. Quizás en ese efímero tiempo se había dado cuenta de que su coqueteo no salvó a Jeremy de sus cavilaciones preocupantes. –¿Por qué la pregunta? ¿Algo te molesta? ¿Crees que es muy pronto?

Como despertando del trance, se incorporó sobre la cama, llevándose el teléfono cerca del oído en el instante. –¿Ah? ¡N-No! No, no es eso, en serio. Yo...

Michael le interrumpió, sonaba nervioso. –No quiero que te sientas forzado a hacer nada si todavía no estás listo. En serio, sabes que siempre esperaré por ti todo lo que necesites y nunca intentaría aprovecharme de ti. El sexo no me importa más que tú.

–Michael. –Trató de detenerlo, mas él seguía hablando cada vez más aceleradamente.

–Puedo pedirle a mamá que lo cancele y lo deje para otro momento.

–Michael. –Volvió a decir su nombre, esta vez más fuerte para que captara que quería que le dejase hablar. –Todo está bien, no necesitas cancelar nada ¿Sí? Estoy bien con esto. Supongo que solo tengo nervios comunes ¿Sí?

–O-Oh, hahaha... Lo siento. –Se disculpó soltando más risas nerviosas para luego suspirar. –Simplemente no me gusta pensar que te estoy presionando o algo así.

–Sé que nunca harías eso, tranquilo. –Y no lo decía por decir. Conocía a Michael desde que era un niño, le constaba que él nunca haría algo para lastimarlo. –Tan solo espero que todo salga bien... Y que no termines traumatizado luego de hoy. –No pudo evitar soltar ese comentario burlón para aligerar el ambiente, lográndolo con éxito tras el lamento alargado y exagerado del joven Mell.

–La desgracia me persigue. –Se quejó frustrado. –Los dioses me maldijeron.

El de rizos casi se ahoga con una carcajada repentina. Oh, esto pintaba ir por buen camino. –¿Ah sí? ¿Por qué será?

–No lo sé, creo que a Afrodita no le hace gracia que esté saliendo con el hijo más guapo que ha conseguido tener ¿Tú que piensas?

De más está decir que Jeremy se sonrojó hasta las orejas y deseó tener a ese adorable tonto a su lado para plantarle un beso, y tal vez un golpe en el hombro adicional. –Eres un idiota.

–Corrección, soy tu idiota. Y de paso es tu culpa porque me traes pendejo.

–Tendré que hacerme responsable. –Suspiró con fingida resignación. Iba a decir algo más, pero entonces escuchó en el fondo a las madres de Michael llamarlo. Una sonrisa traviesa se pintó en su rostro, y una carcajada burbujeando desde su estómago le obligó a morderse un labio para no dejarla salir. Podía imaginar perfectamente el rostro de Michael frunciéndose de fastidio antes de contestar a ambas mujeres.

–¡Que sí! ¡Que ya voy! Ugh... Debo irme. El infierno para mí comienza ya.

–Ow, trata de verle lo divertido. No viene mal aprender cosas nuevas. –Intentó animarlo, con más intenciones de burlarse, y Michael le tomó por sorpresa reaccionando más sereno de lo que esperaba.

–Si tú lo dices... Es cierto que este galán tiene que estar preparado para lo que va a ver ¡Tanta belleza no será fácil de digerir!

Tras negar con la cabeza, Jeremy rodó los ojos y se dispuso a despedirse. Él también tenía que irse con Heidi en un rato. –Oh por Dios, solo cállate y ve.

–Tus deseos son órdenes. –Soltó con galantería. –Nos vemos después, Jer-Bear.

–Nos vemos después, Micah.

Fue justo cuando la llamada se cortó, que la sonrisa de Jeremy se deshizo y se volvió a dejar caer sobre el colchón con el teléfono a un lado.

No comprendía qué estaba mal con él. Debería de sentirse aliviado de poder prepararse adecuadamente para su "noche mágica" con Michael y de que sus padres los estuvieran ayudando tan atentamente con algo que consideraba que era muy trivial como para hacerse problemas con eso.
Tendría que estar saltando y gritando de emoción porque, después de años de pura masturbación y fantasías con su crush, por fin cumpliría todos esos sueños picantes y tentadores que lo molestaban desde que supo que tenía hormonas.

¿Y estaba feliz? por supuesto que lo estaba. Simplemente había algo que neutralizaba toda su euforia y lo confundía demasiado ¿Por qué? Maldita sea. Él era prácticamente un ninfómano con decencia y autocontrol ¡Pero no! ¡Ni su propia mente lo dejaba serlo!

De nuevo estaba ahí ese sentimiento que solo nacía cuando parecía que las cosas con Michael iban a avanzar.

La ocasión más reciente que venía a su cabeza era aquella vez que había decidido quedarse a dormir en casa de Michael. Había sido hace unas tres semanas creía él.

Sus amigos les habían hecho compañía un rato antes, viendo películas y comiendo palomitas hasta que cada quien se fue a su casa, exceptuando a Rich y Brooke que posiblemente habían ido a meterse mano hasta el amanecer en la casa de la última, aprovechándose de que sus padres estarían haciendo lo mismo pero en otro lado.

Era demasiado obvio. Ese par de calenturientos encontraron cada excusa para besarse durante la película, argumentando que era porque era romántica. Que sí, que lo era, nadie negaba que Shrek 2 se la rifaba a la hora de hacerte envidiar la vida amorosa de los ogros, pero... Estos dos ya se pasaban.

Algo le decía que habían estado en abstinencia por los exámenes, y la impaciencia pudo más.

Aun así no podía quejarse de ellos o juzgarlos, porque en cuanto todos se fueron y se quedó solo con Michael, ambos siguieron el ejemplo del otro par y también empezaron a besarse como si fueran un par de zombies muertos de hambre que no hinchaban el diente desde hace décadas.

Jeremy consideraba a Jake, Chloe, Brooke y Rich, gente a la cual podía envidiar un poco. Ellos la pasaban de maravilla con sus parejas en la intimidad, y a veces hasta lo restregaban en su cara sin darse cuenta ¿Él no tenía derecho a echarse un polvo con Michael también?

Creyó que esta vez sería ideal, es decir... Sentía la adrenalina y el salvajismo en cada beso, y las manos hormigueantes ansiosas de tocar cualquier rincón que encontrara de su novio. Lo mismo podía decir de él, ya que pocas veces se emocionaba tanto como para caer con él a la cama sin detenerse a pensar en si la puerta del sótano estaba cerrada o en acomodarse los lentes. Michael solía ser cuidadoso con eso cuando querían privacidad, pero solo cuando nacía este lado de él se olvidaba de todo lo que le rodeaba.

Le sorprendió que esta vez no fuesen Lisa o Tania quienes los detuvieran, sino él mismo.

Los besos habían subido de tono muy rápido, cosa que apenas y llegó a llamarle la atención. No obstante su calma se rompió en cuanto Michael se atrevió a ir más allá de su camiseta y los besos perdieron su camino encontrándose con la zona que unía su hombro con su cuello. Algo se había detenido de Jeremy. Si su cuerpo fuese un horno eléctrico, entonces compararlo con desconectar el cable era lo que más pegaba, porque la calentura había caído en picada tan rápido como llegó.

Una mezcla extraña de vergüenza y miedo lo hizo tensar sus dedos sobre el hombro y el cabello ajeno. Curiosamente no había sido esa la razón por la cual Michael se apartó, porque en medio de su propio trance confundido fue capaz de notar que él también se había detenido de hacer cualquier cosa, tanto así que apenas sentía su respiración.

Fue una reacción inmediata al verse a la cara. Ambos se apartaron rápidamente por cada lado de la cama, incorporándose y arreglándose la ropa. Michael tenía una sonrisa nerviosa en el rostro y tenía ese tic que conocía de él, cuando se acomodaba las gafas sin necesidad. –U-Uh... Este... C-Creo que deberíamos limpiar todo el desastre que hicimos.

–S-Sí, me parece bien. –Respondió, intentando que no se le notara mucho la forma en la que le temblaban las manos. De todos modos no hacía falta, ambos se daban la espalda y evitaban de cualquier manera hacer contacto visual.

–¡V-Voy a buscar una bolsa, ya regreso! –Tan veloz como pudo, Michael desapareció por la puerta del sótano, dejando a Jeremy solo y dándole la oportunidad de respirar tranquilo.

Inhaló profundo y dejó salir todo en un suspiro lamentable mientras se pasaba una mano por el cabello y se preguntaba a sí mismo qué tan malo sería fumar marihuana antes de hacer cualquier cosa. Su desesperación recaía en que si se pusiera a recordar todas las ocasiones en la que Michael y él elevaban la temperatura para luego quedarse helado y frío, estaría ahí recostado dos días seguidos y sin descanso.

Esto lo frustraba ¿Era él el del problema? ¿Era asexual y no lo sabía? No creía que fuera el caso. Podía poner las manos al fuego por afirmar que le traía ganas a Michael más que nadie, además juraría que no era él el único que pasaba por esto ¿O puede ser que se estaba convenciendo para no sentirse tan mal? ¿Por qué Michael haría eso a propósito? ¿Estaría nervioso? ¿Él tendería la forma en la que se sentía?

Dios... ¡No se supone que este tema fuese tan complicado! No se supone que adolescentes calenturientos como él sobre pensaran tanto las cosas cuando ya habían conseguido pase directo para dar chance a sus más bajos y mundanos deseos ¡No se supone! ¡Además había sido él el pelmazo que le propuso a Michael hacer esto! ¿Por qué de repente se sentía cohibido si antes de pedírselo había estado tan ansioso porque dijera que sí?

Dejó que el brazo le cubriera los ojos por un rato hasta escuchar el llamado de Heidi para que bajara pronto para ir con el doctor. Se incorporó tomando el teléfono y antes de salir, se detuvo un momento a recordar la conversación de hace rato.

Le espantaba creer que eso era, pero... Puede que... A pesar de que quería esto, fuese él en realidad el que no estaba preparado para que Michael lo viera.

💜 Butterfly on your right shoulder [Lin • Flin] 🏳️‍🌈

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Espero que por ahora les guste. Lo cierto es que este capítulo iba a tener también las visitas al sexólogo y ginecólogo, pero me iba a quedar demasiado largo.
Espero no haberlos hecho esperar demasiado :(

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