LAMENTAR

CAPÍTULO VEINTINUEVE

Lamentar,

22 de febrero

Las voces comenzaron a resonar en el sitio, todos los miembros de la Tokyo Manji Gang se reunieron en su punto de reunión.

— ¡La reunión de emergencia de la Toman vs. Tenjiku empieza! — Exclamó Ryuguji, llamando la atención de todos.

Takemichi estaba seguro de su objetivo, iría por Kokonoi y lo traería de regreso, vencerían a Tenjiku, la nueva amenaza de Toman.

— Escuchen bien. Hoy 22 de febrero Toman y Tenjiku tendrán un enfrentamiento. — Avisó Draken, los murmullos comenzaron a inundar el sitio, siendo silenciados rápidamente. — La guerra comienza, prepárense, Tenjiku no es algo con lo que se juega, se autodenominan 'organización criminal' es seguro que utilizarán juegos sucios.

— Entonces Toman debería de hacer lo mismo. — Takemichi se giró, sorprendiéndose al ver a Hakkai. — De camino a aquí Taka-chan fue atacado junto a Smiley. — La sorpresa de todos fue evidente.

El informe de Hakkai fue el detonante de los demás miembros, quienes comenzaron a murmurar entrando en desesperación. De cierta forma era cierto lo que Shiba resaltaba, Toman estaba débil, demasiado para ganar a una pandilla como Tenjiku.

El apoyo de los miembros hacia Hakkai fue evidente, hasta ser interrumpidos por un rugir de motor. Peh-yan mostró su molestia.

— ¿Están tan asustados de perder que creen que les patearán el puto trasero por usar armas? — Peh recordó a su más cercano compañero. — "No quiero pelear con tipos como tú"... Es por eso que ahora estoy aquí, así que esta vez, como había dicho Mikey, no quiero pelear como un cobarde.

[...]

— ¿Qué...? — Los ojos de Yune se abrieron con terror y sorpresa antes de moverse con rapidez.

Sus pies le arrastraron a su motocicleta, y una vez arriba de esta comenzó a conducir con velocidad. Sacó su teléfono y marcó a un número, siendo contestado a los pocos tonos.

— ¿Yune?

— Jin, debes de ir al cementerio ¿Recuerdas? Donde se encuentra la tumba de mi hermano mayor. — Haitani esquivó un vehículo. — ¡Rápido! ¡Es Emma, si encuentras a una mujer rubia, cuídala!

— ¡Sí!

Su mandíbula se apretó con fuerza. ¿Qué mierda planeaba el bastardo de Kisaki? ¿Asesinar a su mejor amiga? Aun siendo parte de Tenjiku no permitiría eso, aún si Kisaki era su jefe, ella no permitiría que tocarán a la mujer que más amaba en ese mundo.

El labio inferior de Yune tembló, sintiendo su pecho doler antes de girar en una esquina tomando un atajo.

Jin conducía con rapidez ¿En serio estaba siguiendo las órdenes del enemigo? Sí, por supuesto que sí, y no era el enemigo, era su mayor, a la persona que más admiraba desde que la había conocido.

Yune había dado como obsequio el vehículo en el que Maeda iba, la menor no se lo creyó al principio, pero estuvo totalmente agradecida con la peligris.
Sus frenos se activaron antes de bajar de su motocicleta y correr hacia dos personas que estaban frente a ella, reconocía a Takemichi de siempre, y había visto en un par de ocasiones a la mejor amiga de su mayor.

— ¡Emma! — Jin estiró su brazo hacia la rubia, llamando su atención, sus ojos se abrieron con enorme sorpresa al notar una motocicleta pasar rápidamente a su lado.

Los pies de Jin se detuvieron de golpe, mirando hacia el suelo. Todo había pasado demasiado rápido, Emma estaba en el suelo, estaba sangrando. ¿Estaba muerta? ¿No había podido salvarla? ¿Qué le haría Yune ahora?

— ¿Emma....? — Takemichi se acercó a la rubia, tomándola en sus brazos, intentando que la mujer se despertara. — ¡Emma!

— Carajo. — Jin se acercó, mirando a la chica de cerca, había podido escuchar el golpe, como aquel maldito bate golpeaba la cabeza de la mejor amiga de su mayor.

— Emma, despierta... Sí mueres ahora... No podré salvarte... — Gimió Takemichi. — ¡Emma!

— ¿Emma? — Hanagaki de giró, aterrado. — ¿Qué pasó?

— Una moto apareció de la nada y golpeó a Emma... Fue Kisaki.

— Takemichi. — Mikey se inclinó. — Súbela a mi espalda.

Takemichi lo hizo, siguiendo a su líder hacia el hospital. Mikey hablaba con Emma, quien a penas y podía moverse, el ojiazul prestaba atención, apretando sus labios al escuchar la conversación volverse más y más depresiva, hasta que finalmente Emma se despidió de ambos presentes.

— ¡Les dije que no puedo! — Gritó Yune, mirando a sus dos hermanos. — ¡Necesito irme, mierda!

— Yune. — Ran frunció su ceño. — Haz caso.

La oji-violeta sintió sus ojos llenarse de lágrimas. Había sido detenida por sus dos hermanos, quien de camino se la encontraron y detuvieron, necesitaba ver si su amiga estaba bien, estaba entrando en desesperación.

— No puedo. — La menor intentó marcharse, Rindo le tomó de los hombros y le detuvo, mirándole a los ojos. — Rindo... Te mataré si no me sueltas.

— Entonces hazlo. — Rindo apretó su agarre. — Mátame si eres capaz.

Yune elevó su puño, golpeando con fuerza el rostro de su hermano mayor. Rindo cerró sus ojos debido al impacto. Después de unos segundos la chica ahogó un sollozo subiendo a su motocicleta, ambos hermanos imitaron su acción, dirigiéndose los tres hacia el punto de reunión.

Ran apretó sus labios, apenado, no quería ser duro con su hermana menor, pero no podía permitir que fuera echada de la pandilla, porque estaría seguramente en graves problemas.

Al llegar a su destino, ambos hermanos notaron a su hermana menor alejarse unos metros, sacando su teléfono de su bolsillo. Notaron cómo la chica hablaba por unos segundos antes de mirar fijamente a la nada, sus ojos sin emoción alguna, sin vida. Rindo miró a su hermano mayor, quien frunció su ceño.

— Estaremos en problemas si se vuelve loca. — Rindo asintió.

— Hablaremos después de esto. — Ambos acordaron centrarse en la situación, volviendo a la normalidad.

Yune volvió a acercarse a ellos dos, Ran le tomó de los hombros y no dudó en acercar a su hermana a su pecho en un fuerte abrazo, sintiendo como la chica tomaba con fuerza su camisa, más no derramó jamás ni una lágrima.

Por otro lado, los miembros confundidos de Toman esperaban por su jefe y subcomandante ¿En dónde se habían metido? Ya era hora de reunirse y ninguno aparecía. Inui apareció como un mensajero y Chifuyu no dudó en ir por su compañero, estaba seguro de que Hanagaki no se quedaría de brazos cruzados, nunca lo había hecho y estaba más que seguro que jamás lo haría. Una vez recogió al ojiazul, condujo rápidamente hacia el punto de reunión, angustiado. Al llegar, ambos caminaron hasta el frente del gran grupo que esperaba por su líder desaparecido, Chifuyu tomó una bocanada de aire antes de hablar.

— ¡Escuchen bien! — Llamó la atención. — Hace poco... La hermana del presidente falleció. — La sorpresa grupal no se hizo esperar, dando paso también a los murmullos. — Lo más seguro es que nuestro presidente y vicepresidente no puedan unirse a nuestra pelea de hoy contra Tenjiku.

El pelotón comenzó a mostrar su preocupación, no podrían pelear sin un líder ¿Cierto? Incluso Inui lo recordó, un ejército sin un rey no era más que un montón de gente desordenada sin saber qué hacer, sería una total derrota si se enfrentaban en aquel momento a un enemigo poderoso como Tenjiku.

— Es cierto, si nos retiramos tendremos tiempo de prepararnos mejor y tener una oportunidad. — Takemichi miró al frente, decidido. — Sin embargo, hoy Toman peleará contra Tenjiku.

— ¿Qué mierda estás diciendo? — Comenzaron a quejarse los demás miembros, de cierta manera podía entenderles, pelear con un grupo como Tenjiku sin su poderoso líder era un suicidio, no podían lograrlo sin el invencible Mikey a su lado. Todos se dieron la vuelta, comenzando a marcharse el sitio, no harían una locura como era.

— ¿Entonces...? ¿Qué es lo que harás?

— Aunque deba de pelear solo. — Aseguró Takemichi. — Aunque tenga que pelear solo, no abandonaré esta pelea.

— Tienes razón... Entonces hagamos un suicidio doble. — Takemichi miró con sorpresa a su amigo antes de suspirar y negar.

— Chifuyu, lo siento.

— No serán solo ustedes dos. — El ojiazul elevó la mirada, encontrándose con uno de sus mejores amigos. — ¡Estoy contigo, Takemichi! Siempre lo he estado.

— ¡Takemichi es la única persona que nunca huye! — Esa frase, esa maldita frase era tan cierta, y es que, aunque estuvieran a punto de morir siempre había una única persona que nunca huía, y ese era Hanagaki Takemichi.

— Este Takemichi... — Una risilla se escuchó de fondo, llamando la atención de todos. — Él no pelea para ganar. — Smiley estaba ahí. — Hey. Me escapé del hospital.

— Bueno, Takemichi es un idiota, es por eso que nunca huye. — Mitsuya también llegó, siendo ayudado por su compañero. Lleva a esos dos contigo.

— ¡Nuestras posibilidades de ganar son de cero a absolutamente nada! ¡Pero si huimos ahora considérenlo el fin de Toman! — Vociferó Chifuyu. — ¡Tenemos que probar que somos Toman! ¿No? ¡Aún si Mikey no está aquí, Toman nunca perderá!


— ¡Está noche se hará historia!... La noche en la que se unen las más grandes pandillas de Tokyo. — Yune observó a Izana bastante emocionado mientras hablaba.

— Izana, ya son las diez, parece que Toman no vendrá. — Informó Kakucho, Izana le miró.

Madarame comenzó informando sus aportes, siendo seguido por los demás. Yune no respondió de todas formas, todos debían de saber la razón, por lo que no preguntaron. La peligris se sentó sobre un contenedor, sacando de su bolsillo una lima para comenzar a arreglar sus uñas.

— Izana. Nosotros la s62 hemos sido catalogados como la peor generación, y habíamos perdido todos nuestros sueños... Ahora tú los has hecho realidad. — Izana sonrió. — Este es el fin de Toman.

— De ahora en adelante Tenjiku crecerá hasta la cima, vamos a conquistar todas las pandillas de Tokyo, involucrarnos en negocios clandestinos. No importa si es la yakuza, destruiremos a cualquiera que se nos oponga. — Izana elevó sus brazos con una sonrisa victoriosa. — Nosotros conquistaremos el mundo clandestino de Japón.

— Toman debe de ser un grupo inútil sin Mikey.

— Además nadie está viniendo... Qué grupo tan aburrido. — Rio Mochizuki.

— No. — Todos giraron sus rostros hacia Kisaki. — Ese chico definitivamente vendrá.

— ¿Qué quieres decir? — Cuestionó Izana.

— Shh. — Todos guardaron silencio, con el paso de los segundos un sonido sorprendió a todos, motores, fuertes pisadas, murmullos.

— Toman ha llegado.

Yune bajó del contenedor, acercándose al frente, cara a cara con los miembros de Toman, sus ojos perdidos, deseando solamente acabar con esa pelea e irse a su hogar.

— Yune. — La chica miró a Kakucho, quien posó una mano sobre su hombro. — Sabes qué hacer.

— Lo sé, no tienes que recordármelo, imbécil. — Respondió la peligris, apartando de un manotazo la mano ajena.

Kakucho miró a los dos hermanos, quienes le hicieron un par de señas para que no insistiera con la mujer o la pelea de Toman versus Tenjiku se convertiría en la pelea de Kakucho por intentar sobrevivir a los golpes de Yune.

— Cuatrocientos miembros de Tenjiku contra cincuenta miembros de Toman. ¿Cómo manejarán esta obvia desventaja? ¡Entretennos, Toman!... Shion, vas primero.

— Esto es demasiado aburrido. — Ran notó a su hermana girarse, caminando hacia algún contenedor para sentarse. Una pequeña sonrisa se estiró en el rostro de la mujer, mientras tronaba su cuello y comenzaba a estirarse, sintiendo la energía comenzar a llegar a su cuerpo, deseaba que Toman diese pelea y de esa manera poder hacer algo divertido aquella noche.

Yune solamente quería destrozar a algunos pocos hombres, aunque fuesen de su misma pandilla, y nadie le detendría de hacer eso.

— La perdimos. — Susurró Rindo, Ran solamente soltó un suspiro asintiendo.

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