DESPEDIR
CAPÍTULO VEINTITRÉS
Despedir,
31 de diciembre
Ya era fin de año, Yune miraba atentamente las estrellas que decoraban el bonito cielo oscuro de la noche mientras apoyaba su cabeza sobre el pecho de su pareja, quien acariciaba su cintura de arriba hacia abajo suavemente.
— No puedo creer que el año se acabe ya. — Susurró la mayor. — Era poco más de medio año cuando salí del reformatorio, y ahora vamos a comenzar otro año... El tiempo pasa volando.
— Sí, tienes razón. — Baji sonrió. — Pero fue un bonito año.
— ¿Por qué lo dices?
— Aceptaste ser mi novia. — Yune rio, negando. — Aunque también fue un año de mierda... Casi te pierdo una vez.
— ¿Qué hubieses hecho? — Preguntó Haitani, a los segundos reformuló su pregunta. — ¿Qué habrías hecho si no sobrevivía?
— Creo que me habría vuelto loco. — Keisuke apretó sus labios, intentando no pensar a profundidad en esa hipotética situación. — Aprecio a Kazutora, pero habría perdido la cabeza, lo habría golpeado hasta la muerte, junto a todos los de Valhalla.
— Qué exagerado.
— No exagero, es la verdad. — Baji se sentó, la chica imitó su acción. — Yune... — La chica notó como el pelinegro movía sus labios queriendo decir algo, aunque se le hacía difícil.
— También te amo. — Keisuke le miró con sorpresa, la oji-violeta solo sonrió. — Te conozco desde niños.
— Siempre vuelves a recordarme por qué me gustas tanto. — Baji se abalanzó sobre la chica, ambos entre risas mientras se fundían en un nuevo beso, tomando las mejillas del otro.
Unas pisadas se escucharon desde lejos, acercándose lentamente hasta estar cerca de ellos. El pelinegro se alejó de la chica, buscando con la mirada a quien estuviese cerca.
— ¿Es alguien de la pandilla? — Preguntó Yune, mirando a todos lados, Baji negó.
— No veo a nadie.
Yune se colocó en pie, buscando a sus alrededores hasta encontrarse con un rostro muy familiar frente a ella.
— ¿Chifuyu?
— ¿Qué hace él aquí?
Era cierto, Yune lo había olvidado. Desde su 'Traición', Baji no había vuelto a Toman, mucho menos hablado con ninguno de los líderes, intentando trabajar desde las sombras e intentar eliminar a Kisaki, estando un par de veces cerca de ello, aunque siempre fracasaba.
— Chifuyu, no. — Muy tarde, el rubio se encontraba corriendo hasta el más alto, quien al tenerle al frente se sorprendió tanto como la chica, mirando a su amigo frente a él, observándole furioso.
Parecía que Matsuno deseaba golpear con fuerza el rostro de quien fue su líder en algún momento, pero simplemente no podía hacerlo, su puño se elevaba y volvía a bajar, fracasando cada vez. Keisuke soltó un largo suspiro antes de dar una pequeña sonrisa.
— Chifuyu. — El chico de cabellos rubios sintió sus ojos llenarse de pequeñas lágrimas que se negaba a dejar caer.
— ¿En dónde estuviste todo este tiempo? Te estuve buscando por todos lados, con Takemichi, pero nunca apareciste.
— No puedo volver a la Toman mientras Kisaki esté allí, deberías entenderlo. — Matsuno negó. — Si Kisaki se va de la Toman, volveré.
— ¿Lo prometes?
— Lo prometo.
— Chifuyu. — Yune se acercó a los dos chicos, mirando al más bajo de ambos. — Lo siento.
— ¿Siempre lo supiste? — Haitani asintió. — Supongo que debiste tener tus motivos. — El chico suspiró. — No estoy molesto, me alegra volver a verte, Baji.
— ¿Sí? Yo también me alegro de verte de nuevo. — Keisuke tomó a su pareja por la cintura. — ¿Les parece si vamos al festival?
— Todos están ahí. — Avisó Chifuyu. — Definitivamente serás descubierto si vas.
— Una aventura es más divertida si huele a peligro ¿No es así? — Los tres comenzaron a caminar juntos hacia el sitio en el que se llevaba a cabo el festival por el año nuevo. Al llegar al sitio, la multitud les sorprendió, eran cientos de personas en un mismo sitio.
— Soy muy social, pero esto me cabrea. — Comentó Yune, caminando junto a los otros dos chicos por el sitio. — Tengo una idea.
— ¿Qué cosa? — Preguntó el pelinegro. La chica desapareció por unos segundos, dejándole a solas con su amigo.
— Yune se ve diferente ¿Le hiciste algo? — Chifuyu sonrió con picardía. Baji le dio un zape.
— No le he hecho nada ¿Qué insinúas? No tocaría a mi chica nunca, no si ella lo quiere primero.
— Qué caballeroso y responsable novio. — Keisuke rodó sus ojos. — Todavía sigo esperando a conseguir una chica como Yune ¿Por qué no tenemos la misma suerte?
— Porque yo soy guapo y porque conozco a Yune desde hace mucho tiempo. — Matsuno suspiró con indignación.
Poco después la chica volvió a aparecer, acercándose a ambos chicos con una máscara en manos.
— Quizá sea más fácil que no te reconozcan así, aunque dudo que funcione.
— Tu cabello lo dice todo. — Notó Chifuyu.
— Da igual. — Baji tomó la máscara, colocándola sobre su rostro antes de volver a tomar la mano de la chica y seguir su camino por el festival junto a sus dos personas favoritas. — ¿Quiénes han venido?
— Me parece haber visto ya a Takemicchi, Hakkai, Yuzuha y Mitsuya con sus hermanas. — Comentó Chifuyu. — Pero creo que hay más personas conocidas por aquí.
— Podemos evitarlos. — Propuso Yune. — Caminemos por los sitios menos visitados.
— No, ahí es aburrido. — Keisuke sonrió. — Está bien si me ven, les pondré una excusa o los golpearé y saldré huyendo.
— Típico. — Chifuyu rio.
Poco a poco los tres fueron adentrándose más en la multitud. Primero fue Chifuyu quien desapareció de su lado, Baji le buscó con la mirada, pero el chico no estaba cerca de su campo de visión, y se le dificultaba gracias a las muchas personas presentes. Después fue Yune, quien iba a comprar un par de dulces y después no volvió a aparecer.
— Carajo ¿Ahora dónde se metieron? — Maldijo el pelinegro, buscando con su mirada a sus dos acompañantes, en especial a su chica, Matsuno podía cuidarse sólo y conocía a mucha gente, Yune también, pero... Pero era su chica y quería estar con ella. — ¡Yune!
Por otro lado, Haitani masticaba felizmente los dulces en su boca antes de chocar contra un pecho, frunciendo su ceño.
— Fíjate, idiota. — Reclamó, molesta. Al elevar un poco más su mirada, sus ojos se abrieron con impresión, notando a Ryuguji frente a ella, cruzándose de brazos.
— ¿Idiota? Qué forma de saludar a tu superior. — Bromeó el chico, Haitani sonrió negando.
— Sigues siendo un idiota. — Draken elevó una ceja. — ¿Vienes solo?
— No, en realidad vine con Mikey y Emma, pero los perdí de vista.
— Estamos en la misma situación. — La oji-violeta suspiró frustrada. — Perdí de vista a quienes venían conmigo. — La más baja extendió su caja de dulces. — ¿Quieres?
— Hm. — Aceptó el rubio, tomando un par de dulces, llevándolos a su boca. — Pronto será media noche, deberíamos de ir a caminar por allí y buscar a esos tarados.
— Andando.
Ambos comenzaron a caminar nuevamente entre la multitud, esta vez fue Draken quien se aseguró de tomar la mano de Yune y así evitar perder a alguien más de vista. La chica buscaba a su vez con la mirada a su pareja y compañero, quienes seguían sin aparecer.
Finalmente llegaron hasta un pequeño templo y suspiraron, dándose por vencidos.
— Creo que tendremos que celebrar año nuevo solo tú y yo. — Ryuguji rio, asintiendo de acuerdo.
— Faltan cinco minutos.
— ¿Tenemos que ponernos emotivos? — Yune sonrió, juntando sus manos y cerrando sus ojos mientras murmuraba un par de cosas. 'Un deseo de año nuevo' supo de inmediato Ryuguji, mientras imitaba la acción de la chica y hacía también una petición.
— ¡Yune! — La voz familiar de Keisuke llamó la atención de ambos, Ryuguji claramente mostró sorpresa al ver al chico acercarse, era imposible no reconocerlo a pesar de llevar una máscara de un diablo desagradable a la vista.
— ¿Baji? — Ambos chicos se miraron, el pelinegro pareció solamente ignorar al más alto.
— Mikey y Emma están por allá. — Señaló el chico, Draken lo entendió como una petición indirecta por que se largara del sitio, así que solamente se giró hacia Yune y le rodeó con sus brazos, despidiéndose y marchándose para volver con su grupo.
— ¿En dónde carajo estabas? — Keisuke rio, tomando a la chica de la cintura.
— Debería preguntarte yo eso. — Baji miró hacia arriba, en donde había un reloj marcando un minuto para año nuevo. — Yune...
— Oh, no. — Haitani negó. — Si tú te pones sentimental terminaré llorando y es lo último que quiero.
— Debo hacerlo. — La mayor suspiró rendida. — Gracias. Gracias por haber estado a mi lado este año, por volver a mí.
— Yo también estoy feliz de volver a estar a tu lado. — La chica quitó la máscara que cubría el rostro del menor. — Espero que sigamos juntos por mucho más tiempo, Keisuke.
Los brazos de Baji rodearon el cuerpo de la chica, fundiéndose en un abrazo. El calor que brindaba el cuerpo contrario era todo lo que necesitaban en aquel momento. Yune sintió sus ojos llenarse de lágrimas, el año nuevo solía ponerle algo sentimental a veces, era la despedida de un año de momentos inolvidables, y la bienvenida de un año con nuevas experiencias. Los brazos de Keisuke aferrándose al cuerpo de la chica aflojaron su agarre, alejándose un par de centímetros para así poder unir sus labios con los de la mayor, cerrando sus ojos y escuchando de lejos las campanas y festejos de los presentes, dando la bienvenida al nuevo año. Baji sonrió, sintiendo como el sabor salado de las lágrimas se mezclaba con el dulce toque de sus labios.
— Te amo.
Esa madrugada Yune fue quien dejó a Keisuke en su casa, ahí se encontró con su madre, quien intentó regañar al chico, pero al ver a la mayor, se abstuvo a hacerlo, quien sabe, cosas de madres. Yune se disculpó con la madre de su pareja por la llegada tardía sin avisar, asegurando que en un futuro le avisaría antes de secuestrar a su hijo y llevárselo consigo a un festival.
Después de una corta charla con la madre del pelinegro, Yune se despidió de ambos, con un abrazo de la madre del chico, y del menor con un fuerte abrazo y un delicado toque de labios. Volvió a su hogar, algo cansada y con sueño, deseando acostarse en su cama y dormir la hasta tarde de la mañana siguiente.
El motor de una motocicleta llamó la atención de ambos hermanos quienes se encontraban en la sala de estar, cada uno sosteniendo una lata de cerveza para "Festejar el año nuevo". Yune entró a la casa, encontrándose inmediatamente con los dos chicos quienes le sonrieron.
— ¿Ya decidiste volver? — Preguntó burlón Ran. — Creí que te quedarías todo el año nuevo junto a tu novio.
— No seas intenso. — La menor caminó hasta ellos, tomando la lata que sostenía Rindo y llevándola a sus labios, dándole un gran trago a la bebida alcohólica, haciendo una leve mueca ante el impacto del sabor del líquido con su lengua.
— Eres menor, no deberías beber alcohol. — Rio Rindo.
— Sí, como digas. — Devolviendo la lata de cerveza a su dueño, Yune se sentó entre ambos hermanos, sintiendo como estos se acercaban a ella, Ran apoyando su cabeza sobre su hombro, y Rindo rodeando su cintura con un brazo. — Feliz año nuevo, imbéciles.
— Feliz año nuevo, tarada. — Respondieron ambos mayores antes de sonreír y abrazar a la menor, cerrando sus ojos y disfrutando de la compañía del otro.
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