ʀᴏᴍᴇᴏ ʏ ¿ᴊᴜʟɪᴇᴛᴀ? (sᴏᴏᴛᴀᴇ)
School AU.
Advertencias: Ninguna.
SooBin: 16 años.
TaeHyun: 15 años.
☯︎Donde TaeHyun busca un Romeo, sin saber que sería cierto chico.☯︎
TaeHyun era un auténtico amante de la lectura, las historias de romance clásicas eran sus favoritas, Romeo y Julieta era de sus lecturas por excelencia.
Sólo había un pequeño detalle, le aburría que las historias más conocidas siempre fueran hombre y mujer, él quería más diversidad. Gracias a eso, conoció más historias muy bonitas; El Chico de las Estrellas, Heartstopper, Rojo, Blanco y Sangre Azul, Aristóteles y Dante Descubren los Secretos del Universo, entre otras.
Él quería un romance como el de los libros, hace bastante había aceptado que lo que él buscaba era un príncipe azul que lo ame mucho.
Y vaya sorpresa se llevó al verse imaginando a Choi SooBin, el chico más inteligente de la clase en que va, como aquel príncipe que le daría su beso de amor verdadero.
En este momento se hallaba en el comedor del colegio, suspirando enamorado al ver a SooBin entrando al lugar mientras acomodaba su cabello con algo de torpeza. El pánico se apoderó de él cuando Choi lo miró y se comenzó a acercar a su persona. Se detuvo frente a él.
—Hola, TaeHyun.—Sonrió el mayor por unos meses.
—Hola, hyung.—Tae le devolvió la sonrisa.—¿Necesitas algo?—Preguntó con amabilidad.
—De hecho, sí.—Dijo mientras que rascaba su nuca.—Quería saber si te gustaría hacer el trabajo de literatura conmigo.—Explicó el alto.
—Me encantaría.—Accedió el rubio, con las mejillas levemente pintadas de rosa.
—Genial.—Sonrió el mayor, tomando asiento frente a Tae.
—¿Te parece hacerlo en mi casa?—Preguntó Kang.
—Me parece perfecto.—Dijo sonriendo más aún, dejando relucir sus hermosos hoyuelos.
—Bien.—Tae le devolvió la sonrisa.
Siguieron platicando un rato hasta que tuvieron que volver a clases. Al final de la jornada escolar, se dirigieron a la casa del menor a paso tranquilo.
Llegaron y se acomodaron en la sala de estar, dispuestos a iniciar el trabajo.
—¿Qué obra deberíamos analizar?—Preguntó TaeHyun.
—Yo creo que Romeo y Julieta de Shakespeare.—Dijo SooBin.—Es una gran obra, con significado profundo y puedo ver que la tienes allí.—Resaltó, apuntando el libro que reposaba sobre un mueble.
Tae estaba asombrado, no creía que a Soo le llamara la atención.
—¿De verdad te gusta Romeo y Julieta?—Preguntó Kang.
—Claro, es de mis obras favoritas.—Respondió el alto, causando que las mejillas del menos de tintasen de rosa.
—La mía también, amo como a pesar de todas las adversidades, siguen luchando por su amor.—Sonrió Tae, desbordando interés e ilusión.
—Sí, a pesar de que su final es trágico, le da un tinte de realismo macabro, típico del gran William Shakespeare.
—Tienes razón.—Concordó TaeHyun.—Hay veces que sueño encontrar un Romeo y vivir un romance así de hermoso, obviamente sin las muertes.
—Sí, un momento, ¿Romeo?
—Oh, sí, un Romeo. Me gustan los chicos, soy gay.—Explicó en voz baja.
—Te entiendo, a mí también me gustan, pero yo busco una ¿Julieta? ¿Tiene una mutación a masculino?—Preguntó con una risita.
—Eh, ¿Julio?—Rió Tae.—Suena bastante raro.—Agregó.
—Sí, pero se entiende.—Sonrió Choi.—Bueno, mejor empecemos el trabajo.
Tal y como dijo SooBin, comenzaron a trabajar en lo que debían hacer. En dos horas estaban a punto de concluir.
Los padres de TaeHyun habían llegado hace rato y evitaban hablar de algo que no fuera el trabajo, TaeHyun le había explicado a SooBin que sus padres eran bastante conservadores. Grande fue la sorpresa del mayor al descubrir que fue la primera persona con la que Tae salió del closet.
Cuando finalizaron, TaeHyun llevó a SooBin hasta la puerta.
—Un gusto haber hecho el trabajo contigo, Tae.—Sonrió el mayor.
—Lo mismo digo, Soo.—Tae le devolvió la sonrisa con ternura.
—Oye, ¿Te gustaría venir mañana a mi casa? Para seguir hablando, claro.—Sonrió avergonzado.
—Por supuesto, me encantaría.—Confirmó TaeHyun.
Así fue como al siguiente día, luego de clases, Kang acompañó al mayor a su hogar. Cuando llegaron, Tae admiró el lugar.
Era precioso, todo en una escala de grises con perfectas decoraciones y un balcón que filtraba toda la luz natural, dándole una iluminación hermosa.
—Oye, Tae.—Lo llamó SooBin.—¿Qué te parece si recreamos la escena del balcón de Romeo y Julieta?—Preguntó con una sonrisa.
—Claro, será divertido.
—Genial, yo seré Romeo.—Rió Choi y el corazón de TaeHyun se aceleró.
—Me parece perfecto.—Dijo, sintiendo el color de apoderarse de sus mejillas.
SooBin dejó a Tae en el balcón y se dirigió a la salida. Dio la vuelta y se acercó al lugar donde empezarían su actuación.
—¡Ah, es mi chico, es mi amor!—TaeHyun se sonrojó ante el ver que Choi había cambiado el diálogo.—¡Ojalá lo supiera! Mueve los labios, mas no habla. No importa: hablan sus ojos; voy a responderles. ¡Qué presuntuoso! No me habla a mí. Dos de las estrellas más hermosas del cielo tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos que brillen en su puesto hasta que vuelvan. ¿Y si ojos se cambiasen con estrellas? El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse, como la luz del día a una lámpara; y sus ojos lucirían en el cielo tan brillantes que, al no haber noche, cantarían las aves. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano! ¡Ah, quién fuera el guante de esa mano por tocarle la mejilla!
—¡Ay de mí!
—Ha hablado. ¡Ah, sigue hablando, ángel radiante, pues, en tu altura, a la noche le das tanto esplendor como el alado mensajero de los cielos ante los ojos en blanco y extasiados de mortales que alzan la mirada cuando cabalga sobre nube perezosa y surca el seno de los aires!
—¡Ah, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres Romeo? Niega a tu padre y rechaza tu nombre, o, si no, júrame tu amor y ya nunca seré un Capuleto.
—¿Lo sigo escuchando o le hablo ya?
—Mi único enemigo es tu nombre. Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es «Montesco»? Ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo. ¡Ah, ponte otro nombre! ¿Qué tiene un nombre? Lo que llamamos rosa sería tan fragante con cualquier otro nombre. Si Romeo no se llamase Romeo, conservaría su propia perfección sin ese nombre. Romeo, quítate el nombre y, a cambio de él, que es parte de ti, ¡tómame entero!
—Te tomo la palabra. Llámame « amor » y volveré a bautizarme: desde hoy nunca más seré Romeo.
—¿Quién eres tú, que te ocultas en la noche e irrumpes en mis pensamientos?
—Con un nombre no sé decirte quién soy. Mi nombre, santo mío, me es odioso porque es tu enemigo. Si estuviera escrito, rompería el papel.
—Mis oídos apenas han sorbido cien palabras de tu boca y ya te conozco por la voz. ¿No eres Romeo, y además Montesco?
—No, bello mío, si uno u otro te disgusta.—Poco a poco SooBin comenzó a acercarse al chico que tenía delante.
Estaban cerca el uno del otro, Tae agradeciendo que el balcón se ubicara en el primer piso. Muy lentamente se acercaban más y más, sus rostros quedando a una distancia ínfima. Sus labios rozaban, ansiando algo más. Ambos jóvenes cerraron sus ojos y sus labios se encontraron, generando un hermoso contacto, digno de envidiar. Sus belfos danzaban complementándose el uno al otro. Cuando el oxígeno escaseó, se separaron, con las mejillas ardiendo en tonos cerezas y los ojos de Kang brillando cual galaxia.
SooBin miró esos ojos, le parecían tan hermosos que quería hacer que brillaran por siempre. TaeHyun miró a Choi, el cual acariciaba su mejilla con mucha suavidad.
—Eh... Yo...—Tartamudeó Tae.
—Tranquilo, no pasa nada.—Le sonrió el mayor.
Luego de eso volvieron adentro y se quedaron hablando y riendo mientras disfrutaban el rato juntos. La hora de volver a casa se aproximaba para TaeHyun, por lo que SooBin lo acompañó a su casa. Al llegar, fueron recibidos por la madre de Kang, la cual tenía un semblante serio.
—Pasa, TaeHyun. Tú, vete.—Le espetó a SooBin.
Tae obedeció confundido, se despidió de su amigo con la mano y cuando el alto estaba por irse, oyó a la madre del más bajo soltar con aspereza.
—No quiero volver a verte cerca de mi hijo.—Y sin permitirle al pelinegro decir nada, le cerró la puerta en la cara. Tae estaba sorprendido.
—¿Por qué le dijiste eso?—Preguntó mirándola, la mujer se volteó, fulminándolo con la mirada.
—Porque ese chico es una mala influencia para ti. El hijo de la vecina me envió está foto.—Dijo mientras le mostraba la foto de ellos dos besándose.—Y me dijo que él te forzó a ese beso. No voy a tolerarlo.
—Pero, mamá...—Alegó el menor.—Yo quería ese beso... Él... Él me gusta, y mucho.—Confesó en un suspiro.
—¡Kang TaeHyun! No me esperaba eso de ti, estoy muy decepcionada. Siempre fuiste un buen chico, no te consideré capaz de esto.—La mujer estaba molesta, su decepción era palpable a pesar de que no tenía sentido alguno.
—Pero, mamá, que me gusten los chicos no es un delito, no está mal, simplemente es mi forma de amar.
—Ya, suficiente, te vas a tu pieza. Y no quiero enterarme de que estás viéndote con ese chico, le pediré al hijo de la vecina que te vigile.
TaeHyun miró al suelo y rápidamente se fue a su pieza. Se encerró y se sentó contra la puerta para evitar que entraran, abrazó sus piernas dejando que las gotas cristalinas abandonaran sus ojos, haciendo un recorrido por su suaves piel para acabar cayendo en sus rodillas.
Poco a poco su llanto dejó de ser silencioso, los sollozos e hipidos salían sin restricción, dificultándole el paso del aire.
Lloró un largo rato, ni siquiera fue a cenar cuando su madre lo llamó, solo se quedó deprimido, pensando que había decepcionado a sus padres y además había perdido a Soo y que no podría volver a verlo. Cuando logró calmarse, se dio cuenta de que eran las cuatro de la mañana y que no había dormido absolutamente nada. Se recostó en su cama y, con sus ojos ardiendo y el pecho apretado, se dejó llevar por los brazos de Morfeo.
Se despertó sin mucho ánimo, bastante decaído en realidad. Se levantó y se vistió para luego salir de casa rumbo al colegio, no tenía ganas de desayunar, sentía un nudo en la garganta el cual no le permitía ni siquiera pasar saliva con naturalidad. Sentía como el chico designado por su madre lo seguía a la distancia, como odiaba a ese chico.
Llegó al colegio y lo que más le dolió fue tener que ignorar al hermoso chico que de había llevado su primer beso con él. Pudo ver la expresión de dolor en el rostro de SooBin, y eso sólo hizo que su corazón sufriera un duro apretón.
Así pasaron las siguientes semanas. Día viernes, último día de la semana, TaeHyun hablaba con RyuJin, una chica que sus padres le habían presentado con la esperanza de que comenzaran a salir, pero cuando entraron en confianza, RyuJin admitió estar saliendo con una chica de otro curso.
Volviendo al punto, charlaban tranquilamente sobre lo que les esperaba el fin de semana.
—Y tengo todo perfectamente planeado para poder pasar un gran fin de semana con YeJi, ¿Qué hay de ti, Tae?—Preguntó la chica luego de explicar su fabuloso plan.
—Yo voy a aprovechar, mis padres van a tener un fin de semana para ellos así que irán a un hotel y mi vecino está de viaje por lo que estaré todo el fin de semana haciendo lo que se me dé la gana.—Sonrió Kang.
—Genial, suena a un gran plan.—Halagó RyuJin.
Luego de eso siguieron su jornada escolar con normalidad. Al día siguiente, Tae se despidió de sus padres y se quedó viendo películas mientras asaltaba la nevera. La hora de almuerzo llegó, y TaeHyun decidió prepararse algo de comer.
Sintió como la ventana del balcón fue tocada, se asomó y para sorpresa, era SooBin quien aguardaba tras el cristal. Rápidamente abrió el balcón y miró al alto.
—¿Qué haces aquí?—Preguntó sorprendido, no esperaba que SooBin apareciera y menos viéndose tan guapo. Llevaba puesta una camisa negra con los dos primero botones sin abrochar, y unos jeans azul marino, dándole un toque informal, además de unos botines negros muy bonitos.
—Estoy aquí por ti, TaeHyun.—Dijo completamente seguro de sí.—No puedo permitirme estar lejos de ti.—Admitió y comenzó a recitar algo.—Ah, es mi joven, mi amor. Ojalá lo supiera. Hablan sus ojos, voy a responderles, qué presuntuoso, no me hablan a mí.
«Dos de las estrellas más hermosas del cielo tuvieron que ausentarse para brillar cual lucero fulgurante en sus ojos. Esos ojos que me miran e hipnotizan, llevándome a la locura si le agregas una sonrisa. Un pequeño toque basta para erizar mi piel y desear nunca dejarte ir. Por ti bajaría una estrella del cielo, y movería el mundo por hacerte feliz. Te he visto distante, tu mirada huye a la mía y con tristeza me evitas pero me encuentro culpable, pues fui yo quien osó a probar los suaves labios que posees. Más no puedo dejar de pensar en ti y en cuanto me gustas, la palabra amor no es suficiente para expresar lo que siento por ti. Siento que podrías decir la frase más simple del mundo y para mí sería más hermosa que la más dulce de las melodías habidas y por haber. Kang TaeHyun, eres el chico de mis sueños, ese tipo de chico con el que soñé mucho tiempo. Sé que tu familia me odia, no me quieren ver cerca de ti, pero no importa, yo te quiero a ti. Te observé mucho tiempo, buscando valor para hablarte y ahora no te quiero dejar ir. Por favor, permíteme amarte y adorarte como mereces, permíteme ser yo quien cuide tu corazón, quien te proteja del dolor de las personas de lenguas venenosas. TaeHyun, el chico más hermoso quien vi en mi vida, ¿Me consederías la oportunidad de ser tu novio? Juro que te haré feliz.»
Taehyun estaba sorprendido y fuertemente sonrojado, esa era la declaración de amor más hermosa que había visto y oído. No podía pensar con claridad, su mente era dominada por una sola imagen: Choi SooBin.
—Y-yo... Sí, te doy la oportunidad, SooBin, no me decepciones.
—No lo haré, mi amado.—Prometió para luego sellar la promesa con un beso.
El tiempo pasó, nuestros protagonistas ya llevaban seis meses de noviazgo. Los padres de Tae estaban convencidos de que salia con RyuJin por lo que ya no le pedían al chico vecino que lo vigilara.
Pero cuando TaeHyun salía, no era para encontrarse con aquella linda chica, si no para estar con su guapo novio que siempre lo recibía con algún detalle que hacía que su corazón saltara y bailara en su pecho.
Se encontraban uno al lado del otro, Tae con su cabeza recostada sobre el pecho de SooBin.
—Oye, bebé.—Llamó SooBin al menor.—¿En algún momento piensas decirle a tus padres sobre lo nuestro? Es decir, algún día se tendrían que enterar...
—Sobre eso, quiero decirles hoy, ¿Me acompañas?
—Claro que sí, nunca dejaría solo a mi pequeño~.
Luego de un rato de mimos y caricias, TaeHyun tomó valor para emprender camino a su hogar en compañía de SooBin. Ya en su destino, el más bajito golpeó la puerta con nerviosismo.
Choi, al notarlo, tomó su mano y dejó suaves caricias tratando de relajarlo. La puerta fue abierta, dejando ver a los padres del menor, los cuales de inmediato pusieron una expresión seria al ver al más alto.
—TaeHyun, ¿Qué haces con él?—Preguntó su madre con seriedad.
—Mamá, papá.—Suspiró Tae.—Él es mi novio.—Soltó, haciendo que sus padres lo miraran horrorizados, siendo su madre la primera en reaccionar.
—¡Kang TaeHyun! ¡Esto es inaceptable! ¡Pensé que ya habías olvidado tu capricho!
—No es un capricho... Es amor...—Contradijo TaeHyun.
—¡No lo es, el amor romántico solo nace de un hombre y una mujer!
—Señora Kang, yo realmente amo a su hijo, sólo quiero protegerlo.—Explicó Choi.
—No me interesa lo que digas, sólo quieres llevar a mi Tae por mal camino.
—¡Mamá! Basta, por favor. Yo realmente amo a SooBin, sólo quería decirles que estamos en una relación, no venía a pedir permiso. No lo voy a dejar.
—Bien.—Habló por primera vez su padre, completamente serio.—No dejarás de ser novio de ese chico, pero dejarás de ser nuestro hijo.—Soltó con frialdad.
—¿Q-qué?—Preguntó, totalmente incrédulo frente a lo que había oído. Sus ojos llenándose de lágrimas.
—Lo que dije, si quieres ser novio de un chico deberás olvidarte de que somos familia. No quiero ser padre de un niño que cree amar a otro chico.
—Hyunnie...—Dijo SooBin.—Será mejor que me vaya a casa...
—No, tranquilo.—Lo detuvo.—¿Puedo pasar por mis cosas?
—Sí.—Dijo el hombre, siendo sumamente tajante.
TaeHyun pasó a su habitación, llevando a SooBin con él. Lo adentró a su habitación, cerrando la puerta con seguro para luego sacar una maleta y comenzar a empacar.
—Tae, ¿Tenías todo planeado?
—No, planeaba irme a los dieciocho, pero estaba medianamente preparado.—Explicó.
Cuando acabó de empacar, se dirigió a la salida. Se despidió, más ninguno de sus progenitores le dirigió la mirada, con el dolor en el pecho salió con su novio de aquella casa que alguna vez fue su hogar.
Caminaron un rato, cuando llegaron a un parque, Tae se sentó en una banca y rompió en llanto.
—N-no sé qué hacer... No te-tengo donde ir...—Sollozó escondiéndose en sí mismo.
—Puedes quedarte en mi casa, sabes que mi madre te ama y entenderá la situación.
—¿D-de verdad?
—Sí, TaeTae, de verdad. No pienso dejarte solo.
TaeHyun lo abrazó con fuerza, refugiándose en el cuello de su novio.
—Prometo que lo compensaré, pagaré todo.
—No es necesario, mi amor, yo te cuidaré.
Y así fue. TaeHyun fue recibido sin problemas en el hogar del alto, la madre del mismo lo cuidó como si de su hijo se tratase. Poco después, Kang consiguió un trabajo de medio tiempo con el cual comenzó a cubrir sus propios gastos.
Unos años después, junto con SooBin, salieron del colegio y decidieron las carreras que querían ejercer. TaeHyun eligió modelaje y SooBin eligió diseño de modas.
Sabían que sería difícil, pero se tenían el uno al otro, un amor incondicional, como Romeo y Julieta, pero mucho mejor, con un final feliz.
Romeo y ¿Julieta? Mucho mejor.
SooBin y TaeHyun.
☯︎Donde TaeHyun buscaba un Romeo, y encontró algo mucho mejor.☯︎
Hola :D. Aparezco uwu. Espero que les haya gusto, me tardé mucho en hacer este OS. Si quieren de alguna temática en específico pueden comentar <3.
Recuerden lavarse las manitos y tomar awita.
-Hyxnꨄ︎.
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