19
— ¡Buenos días alegría! — Saludó Tōru entrando a la casa del azabache quién sonrió y se acercó a dejar un beso en su mejilla como saludo.
— Gracias por venir, Tōru. — Keiji tomó su mano y lo guió hasta la sala de estar, en donde tomaron asiento. — Yo... Quería pedirte ayuda con algo.
— Oh, oh. ¿Es algo malo? — Keiji se encogió de hombros. — Bien, dime que es.
Oikawa no tenía mucho tiempo si era sincero, debía de ir a ver a Shōyō quien ya estaba en su segundo mes de embarazo, y su vientre crecía increíblemente rápido. Por su parte, ahora tenía a Akaashi pidiéndole ayuda. ¡Solo tenía dos brazos, por todos los cielos!
Akaashi tomó de la mesa frente a ellos una caja pequeña, caja que Oikawa reconoció de inmediato y jadeó.
— ¡Keiji! — Exclamó. — No puede ser.
— Sí puede ser. — Rió nervioso. — Tōru... He estado sintiéndome algo mal, y, si soy sincero sí quiero quedar en cinta.
— ¿Qué estás esperando? Ve a mear. — Akaashi sonrió negando antes de ponerse de pie. Tomó a Tōru del brazo y le arrastró consigo hasta el baño. — No creo que a Bokuto le agrade la idea de que te vea haciendo esto. — Se giró, dándole la espalda.
— Hay confianza, Tōru, no creo que sea tan malo. ¿No has visto un pene en tu vida?
— Oh, he visto muchos créeme. — Ambos rieron. — Date prisa, estoy ansioso.
— Espero que sea positivo. — Susurró Keiji, siguiendo las instrucciones de cómo utilizar la prueba.
Después de unos minutos, Akaashi dejó la prueba sobre el lavamanos y esperó junto a Oikawa, quien caminaba de un lado a otro. "Positivo, positivo, positivo, que sea positivo" Cruzaba sus dedos el castaño. Por su parte, Akaashi sólo se mantenía sentado sobre el retrete, esperando a que pasaran los diez minutos para que el resultado de la prueba se revelara.
Oikawa, desesperado, tomó la prueba y comenzó a verla fijamente, esperando a que las barras correspondientes salieran. Si era una, sería negativo, si eran dos, positivo.
— Apúrate cosa del demonio. — Tōru miró a Keiji. — ¿Solo compraste una?
— Tengo otra.
— Hazla de una vez. — El ojiazul asintió, fue a buscar la otra prueba y al volver hizo el mismo procedimiento. Oikawa dejó la prueba en sus manos en un sitio en donde ninguno supiera lo que saldría, esperaría a que estuvieran las dos pruebas listas, era mejor prevenir que lamentar.
— Listo. — Tōru tomó la otra prueba y la guardó en el mismo sitio, después colocó una alarma para que sonara dentro de quince minutos. — Creo que tú estás más ansioso que yo.
— Por supuesto que estoy ansioso. — Oikawa se sentó en el suelo, abrazando sus piernas mientras esperaba a que la alarma sonara.
Los minutos se sentían tan eternos en aquel momento.
— Me volveré loco si el tiempo no pasa rápido. — Susurró, a los pocos minutos, la alarma sonó. — ¡Gracias a los dioses!
Fue a buscar ambas pruebas y las tomó, cubriendo los resultados. Junto sus manos y suspiró rogándole a los dioses.
— Si es negativo, no importará, tengo mucho tiempo aún para quedar en cinta.
— Me pondré a llorar como niño si es negativo. — Aseguró Tōru. Se acercó a Akaashi y reveló el resultado.
Ambos sintieron un escalofrío y los ánimos caer abruptamente.
— Negativo. — Oikawa sollozó dramáticamente. — Vamos, Tōru, no hagas eso, lloraré yo también.
Oikawa lanzó las pruebas a la basura y abrazó a Keiji, quizás estaba siendo exageradamente dramático, pero no quería imaginar lo que Akaashi sentía, él quería tener un niño, estas cosas lograban ilusionarte demasiado, y un negativo provocaba un sentimiento horrible.
Suspiró y tras unos minutos, se alejó.
— Seguiré intentándolo, estoy seguro de que pronto lograré quedar en cinta. — Aseguró Keiji mientras acariciaba los cabellos de Tōru.
— Por supuesto... ¡Yo seré la madrina de ese niño!
— Uhm, no. Creo que serás madrina del bebé de Hinata. — Oikawa lo recordó, era cierto.
— ¿Se puede ser madrina de dos niños? — Akaashi se encogió de hombros, Tōru sonrió y ambos salieron del sitio. — Debo de irme, Akaashi, Shōyō me espera, prometí cuidar de él hoy.
— ¿Ahora eres niñera?
— Claro, es mi sobrino el que nacerá en cuatro meses, debo cuidar de él bien. — Se abrazaron en despedida. — Cuídate, y por favor no respondas llamadas cuando estés en medio acto.
— Diablos, no me lo recuerdes. — Oikawa rió y salió del lugar, llamando a un taxi.
Al cabo de unos minutos el vehículo llegó, subió y le dió la dirección al chófer para que le llevara a la casa de Kageyama.
(...)
— Quédate quieto, Shōyō. — Regañó Tōru mientras volvía a sentar al pelinaranja en su sitio.
Caminó de nuevo junto al azabache y terminó de limpiar las ventanas. Había aprovechado ese día para cuidar de Hinata y de paso ayudarles a ambos a limpiar la habitación, pronto sabrían el sexo del niño, en unos dos meses o menos, y debían de tener todo preparado para saber cómo decorarían el lugar.
— Podrían poner la cuna del niño por ahí. — Propuso Tōru señalando una esquina.
— Me parece bien. — Hinata iba a levantarse nuevamente, pero Tobio lo impidió.
— El armario puede estar por ahí, y creo que es muy temprano para pensar en juguetes. — El castaño se acercó al menor y pellizcó suavemente sus mejillas. — Ya quiero que nazca.
— Fo fambién qfuiefo fe nafca. — Oikawa sonrió soltando sus mejillas. — Pero estoy más ansioso por saber si será niño o niña.
— Por alguna razón siento que será niño. — Comentó Oikawa yendo a tomar las cosas que utilizó para limpiar. — ¿Cómo se llamará si es así?
— Ryo o Yuu. — Respondió el azabache. — También podría ser Tadashi.
— Me gustan, son nombres lindos. — Oikawa salió del sitio, yendo a dejar en su sitio los productos de limpieza.
— Tobio. — Hinata tomó la mano del mayor y sonrió, acariciando sus nudillos. — Gracias. — "Ha llegado el momento sentimental" Pensó Kageyama.
— Gracias a ti, Shōyō. — Sé inclinó a besar su mejilla. — Por darme el privilegio de tenerte como pareja y pronto, padre.
Ambos se abrazaron con fuerza.
— Demasiado amor volando por el aire. — Tōru hizo como si espantara algo del sitio. — Bien, Tobio, puedes irte tranquilo, me quedaré hasta las tres.
— Gracias, Oikawa. — El castaño revolvió los cabellos del azabache quién hizo una nueva antes de retirarse del sitio, no sin antes depositar un beso en la frente del menor.
— Tōru. — Oikawa se acercó y tomó las manos de Shōyō. — Estos días he estado pensándolo mucho... — Hinata apretó sus labios. — Quiero tener sexo con Tobio.
La mandíbula del mayor cayó tras escuchar la confesión de Shōyō. ¿Sexo? ¿Qué le detenía?
— ¿Lo dices por tu embarazo? — Hinata asintió. Tōru soltó un suspiro buscando una respuesta que le ayudase. — No creo que esté malo tener sexo en estos días, solo deben de ser cuidadosos y utilizar preservativo, nada de sexo duro.
— Pero me gusta el sex-
— No lo digas, por favor. — Cerró sus ojos con fuerza tras recibir en su cabeza la imagen de aquel par teniendo relaciones sexuales, sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos. — Deberás de conformarte con algo suave y cuidadoso, alégrate, Tobio te hará el amor muchas veces.
— Supongo que es bueno por esa parte. — Tōru asintió. — Gracias.
— Bien, ahora debes de comer. — Ayudó al pequeño a ponerse de pie y fueron a la cocina. — ¿Qué se te antoja?
— Creo que hoy quiero comer pasta.
— Pasta será. — Oikawa tomó un delantal y se lo colocó, preparándose para cocinar una deliciosa pasta a su mejor amigo.
— Tōru. ¿Sabes algo de Suga? — Preguntó Hinata desde su sitio.
— Sí, creo que junto a Daichi están haciendo los trámites de adopción, pero no hay nada asegurado aún, según lo que me contó, quieren adoptar a un recién nacido. — Respondió Oikawa mientras colocaba el agua a hervir. — Creo que tienen en la mira a una mujer embarazada que dará en adopción al bebé, ella no puede con los gastos que conlleva criar un niño. El pequeño nacerá en un mes.
— ¿Es varón?
— Así es. No le digas a Kōshi que te conté, — Posó sus manos sobre sus caderas mientras sonreía. — Pero le pondrán Yuu.
— ¿¡Eh!? ¡Traidor! — Tōru rió, segundos después Shōyō lo hizo también.
— Es un nombre muy hermoso, pero no lo decidieron ellos del todo. — Hinata elevó una ceja. — La mujer que le dará a luz había decidido ponerle Yuu tras saber el sexo del niño a pesar de estar consciente de que no lo criaría ella, a Daichi y Suga les gustó el nombre.
— Hm~ Entiendo. Entonces creo que ya no tendremos a Kageyama Yuu, sino a Kageyama Ryo.
— Suena bien ¿Sabes? — Tomó un cucharón y comenzó a mover la pasta, el aroma a comida comenzaba a inundar el lugar. — ¿Qué hay de Kageyama Tadashi?
— Oh, ese lo escogió Tobio, en realidad me gusta bastante, pero sigo prefiriendo Ryo. — Tōru asintió comprensivo.
— Veamos... — Estiró su brazo para tomar un par de salsas que después vertió junto a la pasta. — ¿Te gusta con queso?
— Creo que no hay problema. — Oikawa asintió. — ¿Qué hay de ti e Iwaizumi? ¿Nada de matrimonio aún?
— No, nada. — El castaño fue al refrigerador a tomar unas cosas. — Estamos bien así, hemos hablado del tema de los niños ya.
— ¿Qué dijo?
— Esperará a que esté listo, es comprensivo con respecto a que él no será el que dará a luz. — Volvió a la cocina, terminando con los últimos detalles. — Akaashi quiere quedar en cinta también. Es gracioso, todos mis amigos están en yendo por el mismo camino, excepto yo. Me siento como el bicho raro de los omegas.
— No debes de sentirte así. — Comentó Hinata. — Quieres hacer una vida antes de tener un niño, estudiar, viajar, casarte... Es normal, me alegra que Iwaizumi sepa comprender eso y no quiera obligarte a nada. Si algún día intenta hacerlo, avísame, la patearé las pelotas.
— Créeme que lo haré primero. —Sirvió la comida en un plato y tomó unos palillos, entregando ambos a Shōyō. — Con cuidado, está caliente.
— Gracias, Tōru. — Agradeció el menor, comenzando a comer. — Diablos, está delicioso... ¡Enséñame a cocinar así!
— Primero debes aprender a NO hablar con la boca llena. — Regañó el castaño, tomando asiento al lado de Shōyō. — Me alegra que te guste, dejé algo para Tobio.
— ¿No comerás? — Oikawa negó.
— No tengo hambre, comeré algo después. — Respondió sacando su teléfono, sintiendo al mismo vibrar. — Oh, es Iwaizumi.
Oikawa tomó la llamada, llevando su teléfono a su oreja. Escuchó ruido del otro lado de la línea, mas nadie habló nunca.
— Debe de haber sido un dedazo. — Susurró, colgando y dejando su teléfono a un lado. — Ahora, deberíamos de hablar sobre tu grandiosa boda. ¿Han planeado algo ya?
— Por ahora no mucho. — Limpió su boca con una servilleta. — Le dije a Tobio que me gustaría que fuera en un sitio al aire libre, pero que a su vez sea privado. ¿Entiendes?
— Claro, suena perfecto.
— Estamos buscando sitios con esas características, además, enviamos a preparar las invitaciones, sabemos que será después del parto, probablemente dos o tres meses después. — A Tōru le brillaron los ojos.
— ¡Genial! Quiere decir que no falta mucho para eso. Diablos, debo de ir a buscar un traje adecuado. — Tomó las manos de Shōyō y le miró a los ojos. — ¿Usarás Chaqué o vestido?
— Probablemente vestido. — Tōru volvió a chillar, quizás él estaba más emocionado que su amigo, pero era inevitable teniendo en cuenta de que sería "El día más feliz de su vida". — Me gustaría que me acompañes a escoger lo.
— Por supuesto, dime un día y hora y libraré mi agenda. — Hinata sonrió, estaba en lo correcto a escoger a Tōru como su padrino de bodas, definitivamente fue una de las mejores elecciones de su vida.
— Yo... Sé que falta bastante, pero estoy nervioso. — Mordió su labio. — Pensar que me casaré con Tobio al fin, es algo aterrador y hermoso a su vez.
— Será tu día, Hinata, disfrútalo al máximo, ese día tú serás el rey del mundo.
Shōyō asintió con una sonrisa, por supuesto, no debía de romperse la cabeza con eso, debía de disfrutar al máximo y celebrar que compartiría su vida junto a Kageyama hasta el final.
(...)
Daichi tomó la mano de su pareja, dándole apoyo emocional mientras ambos esperaban fuera del hospital. Habían acordado ayudar a la mujer en todo mientras durara su embarazo, la fémina se los agradeció infinitamente.
Solo había un detalle, un riesgo que ella debía de tomar a la hora de dar a luz.
— Por todos los dioses, espero que no suceda nada malo. — Susurró Kōshi mientras abrazaba al azabache. — Es una buena mujer.
— Lo es. Estoy seguro de que todo saldrá bien, confía en los médicos. — Sugawara asintió.
Ambos se pusieron de pie al ver a la castaña salir de la sala y mirarles con una sonrisa tranquilizadora.
— Todo está bien, el doctor ha dicho que el pequeño nacerá en menos de tres semanas. — Comentó, siendo ayudada por Sawamura a salir del hospital.
— ¿Tres meses? Es bastante rápido.
— Demasiado, diría yo. — La mujer rió. — ¿Qué tal les está yendo a ustedes?
— Está casi todo listo, digamos que lo único sería contraer el matrimonio civil y completaríamos todo.
— Juro por los dioses que creí que estaban casados. — Habló con sorpresa la fémina. — ¿En serio no están casados?
— No, no realmente. — Kōshi rió. — La mayoría lo cree, pero sólo hemos sido unidos por el destino. De hecho... — Sugawara sacó de su bolsillo un sobre. — Queremos que asistas a la boda, será pequeña, solo invitaremos a los más cercanos, mis amigos, madre y los amigos de Daichi.
— ¿De veras? — La mujer abultó los labios para después abrazar a ambos. — Gracias, no creí que tendría una conexión tan fuerte con los futuros padres de mi pequeño, se los agradezco demasiado.
— Gracias a ti por darnos la oportunidad de crear una familia. — Agradeció el azabache.
— Bien, debo volver a casa, tengo un hambre insaciable. — Estiró su mano y llamó a uno de los taxistas que allí se encontraban. — Nos vemos luego, chicos, cuídense.
— ¡Lo haremos! — Sugawara movió su mano en despedida, viendo a la castaña subir al automóvil y marcharse del sitio. — Ah~ Estoy tan nervioso.
— ¿Ya les dijiste a Hinata, Tōru y Akaashi sobre la boda? — Kōshi rió nervioso.
— Me asesinarán al enterarse de que me casaré en una semana. — Daichi asintió de acuerdo. — En especial Tōru, es un dramático, apuesto que llorará por no saber que vestir.
— No, creo que esta vez será Shōyō quien llorará.
— Ambos. — Sonrieron abrazándose. — Vamos a casa, Daichi.
— Andando.
Subieron al vehículo del mayor, quien comenzó a conducir hacia su hogar. Kōshi miraba por la ventana mientras sonreía imaginando al pequeño en sus brazos, cada vez faltaba menos, y se sentía grandemente agradecido con Nishinoya por permitirles tener a su pequeño, y criarlo como su hijo.
— Cariño. ¿Quieres que pase comprando algo de comida rápida?
— Sí, creo que estará bien. — Sonrió el albino saliendo de sus pensamientos.
Sacó de su bolso la caja que la mujer les había dado, en ella había unos pequeños zapatos azules que le había pedido a ambos que conservaran cuando el pequeño Yuu naciera. Kōshi quería ya conocer a su hijo, estaba ansioso.
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