𝟰. 𝗖𝗛𝗔𝗥𝗟𝗘𝗦 𝗟𝗘𝗖𝗟𝗘𝗥𝗖








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"WILDEST DREAMS"

DEDICADO A spideysainz






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𝗥𝗲𝗱 𝗹𝗶𝗽𝘀 𝗮𝗻𝗱 𝗿𝗼𝘀𝘆 𝗰𝗵𝗲𝗲𝗸𝘀,
𝗦𝗮𝘆 𝘆𝗼𝘂'𝗹𝗹 𝘀𝗲𝗲 𝗺𝗲 𝗮𝗴𝗮𝗶𝗻,
𝗘𝘃𝗲𝗻 𝗶𝗳 𝗶𝘁'𝘀 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗶𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘄𝗶𝗹𝗱𝗲𝘀𝘁 𝗱𝗿𝗲𝗮𝗺𝘀






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20/03/2023
Tiempo actual.
📍Montecarlo, Mónaco.

Estaciono mi auto sin prisa, inhalando un poco de aire para poder comportarme; en la madrugada, Pierre había sido bastante insistente llamándome.

Tenía a alguien importante para presentarme, por lo cual, no puedo dudar en pensar que se trata de otra chica más de la larga lista que últimamente ha venido creando; no es que pensará mal de mi amigo o algo así por él estilo, pero es muy común su inestabilidad en las relaciones.

Suelto un suspiro apagando el motor de mi auto, para luego bajarme de este y entrar al restaurante lujoso donde habíamos quedado hacer una reservación.

Sin embargo, el hombre se niega a dejarme pasar.

Frunzo el ceño por su acción, pidiéndole una explicación. El hombre me muestra aquella lista de reservaciones, en la cual, no estoy yo.

—¿Cómo que no está mi nombre ahí?—pregunté confundido. —Debe de ser un error, ¿podría revisarlo de nuevo?

El hombre asiente, yéndose a verificar en el sistema mi petición. En la espera de unos cuántos minutos después, llegó viéndome totalmente apenado, dejándome pasar al lujoso restaurante.

—Señor Leclerc, nuevamente le reitero mis disculpas por el malentendido. —continua. —¿Desea pedir algo mientras llegan los demás?

Niego lentamente. No solía ser del tipo de personas que comía o bebía algo antes que llegarán los demás; supongo que es algo de educación o costumbre que aún tengo por mis padres.

Al paso del tiempo y de las canciones, estaba empezando a sentir ansioso, aburrido, y a su vez, enojado. Odiaba que las personas llegarán tarde.

Más aún, odiaba esperar por mucho tiempo.

Ruedo los ojos al ver lo tarde que ya está en mi reloj. Tentado en dejar todo e irme a pesar que sonará un poco mal y egoísta de mí parte; para ser honesto, pocos ánimos tenía en aceptar, entre ellas, el mal comienzo de una temporada.

Sin embargo, estaba aquí. Y todo porque, en primer lugar, Pierre era mi amigo desde hace muchos años, y segundo, me había insistido múltiples veces. 

Sin embargo, al ya estar casi decidido en tomar mis cosas e irme, chocó con una persona y una risueña risa se cuela en mis oídos colocando cada parte de mí ser de punta.

Su risa, era bonita. Me atrevo a decir que una de las más preciosas que en lo que llevo de vida he podido apreciar; era una de las que suelen contagiarse en días nublados convirtiéndose en soleado.

Mi cuerpo reaccionó y mi atención no pudo evitar posarse en ella; a simple vista, era una mujer de porte elegante, de un metro setenta y uno, con un vestido ceñido a su cuerpo resaltando sus curvas,  un armonioso rostro, y sobre todo, una sonrisa reluciente.

Mis ojos no tardaron en tratar de buscar su mirada con anhelo. Me sentía necesitado de conectar miradas. Me sentía como un tonto, embobado. No necesitaba verme en un espejo para asumirlo; su risa nuevamente llegó como una flecha directa a su corazón, contagiando de sonreír inevitablemente por la gracia y delicadeza que está proporcionaba.

—¿Ups?—bromeó. Su dulce voz y tono hicieron que cerrará los ojos lentamente, disfrutando del extraño sentimiento de paz que me proporcionaba en mi cuerpo.

Pude darme cuenta que tenía algo de frío. No tenía ningún abrigo puesto, y la manera en cómo se abrazaba a sí misma en su cuerpo al sentir el gélido aire chocar contra ella era algo notorio; aprovechó la situación y posó mi blazer sobre los desnudos hombros de ella, disfrutando la cercanía que ahora tenía.

—Gracias, Charles. —musita mi lentamente mi nombre.

Joder.

Se había sentido jodidamente bien mi nombre saliendo de sus labios. Aquella mujer suelta una vez más una pequeña risa, por lo que frunzo el ceño confundido sin perder mi sonrisa de lado en mi rostro; ella me señala el rostro, por lo cual, desbloqueo mi teléfono y voy directo a verme en la cámara de este mismo.

¿Desde cuándo me sonrojo? es la pregunta que pasa por mi mente. Mis mejillas estaban muy enrojecidas, y sorprendentemente por tan solo su actitud.

Ignoro aquel detalle sintiéndome avergonzado, intentando encontrar las palabras para poder preguntarle su nombre, saber de ella e indagar más. Sin embargo, cuando estuve a punto de gesticular algo, siento como alguien a nuestras espaldas empieza a llamarla.

"Alexandra" era su nombre.

Saboreó letra por letra mente. Un nombre que, a lo mejor, quedaría grabado en mi mente por la belleza que desprendía aquella mujer.

—¡Charles! ¡Con que aquí estás!—escuchó ahora más cerca la eufórica voz francesa de mi amigo, al igual que, en unos pocos minutos después un cálido abrazo. —Veo que ya se conocieron.

Frunzo el ceño confundido aún estando abrazado.

¿Cómo?

—No del todo amor. —admitió dulcemente al ver a Pierre separándose de mí, llamando toda mi atención por aquel apodo que había salido de sus carnosos labios. —Me encontré a tú amigo hace unos pocos minutos. Traía una cara de perro enojado perdido al chocarse conmigo y me fue inevitable no reconocerlo por la descripción que me diste físicamente.

¿Amor?

—Nada raro de Charlie. Suele empezar a estar de mal humor cada vez que le llegan tarde a una salida o algo. Es muy puntual con sus cosas. —continuó sonriente. —Te pido perdón por llegar tarde amigo, pero está señorita de acá. —la señala. —Se demoró mucho en arreglarse.

Volteó nuevamente-y siendo algo insistente a mi parecer- la búsqueda de su mirada y atención. Alexandra se encontraba nerviosa, jugando con los anillos que tenía en sus manos al igual que el juego de sus pulseras.

—Just an inchident. —suelta nerviosa. Inevitablemente una sonrisa se cuela en mi rostro por más avergonzado que me sintiera por recordar aquel icónico momento.

—suelto una pequeña carcajada sin poder dejar de ver aquellos luceros azules. —Just an inchident.







[...]





28/04/2023
Tiempo actual
📍Azerbaiyán, Baku.

—¿Mal día, campeón?—preguntó. Su suave voz nuevamente llenó de calma todo mi ser.

"Sí, malo. Lo era hasta que llegaste tú a cambiarmelo por completo" pensé sintiendo como mis ojos se iluminaban al verla; los días pasaban y cada vez para mí era imposible esconder el brillo en mi mirada hacía Alexandra Spencer.

—Antes, pero creo que ya no. —sonrió. —Me alegra saber que viniste.

—No podía dejar a mis dos chicos solitos en esto, Charlie. —sonrió enternecida. —Felicidades por la Pole, aunque bueno, a decir verdad desde un comienzo había apostado por tí, tan solo no le digas eso a Pierre que se pone un poquito celosito.

"Yo también apostaría todo por tí, Alex" pienso deleitado al verla sonreír. Claramente eran aspectos diferentes al que ella planteaba, pero me fue imposible no pensar que daría todo por estar con ella; en especial, más aún si durante todo el transcurso de la clasificación no deje de incentivarme con el recuerdo de su sonrisa y su voz alentando en donde quiera que estuviera.

Suelto inevitablemente un suspiro.

Ella era la dueña de mis desvelos, y victorias. Lo cual, dolía.

Dolía mucho no tenerla. Ella estaba tan jodidamente lejos de mí, pero a su vez, tan jodidamente cerca.

La brisa chocó contra nosotros. Alexandra tenía las mejillas enrojecidas por él frío, con uno que otro mechón rebelde cubriendo su rostro; traía un maquillaje muy sencillo, con un pantalón de tela blanco y un crop top de un azul cielo.

Se veía hermosa.

Todo el jodido tiempo se veía hermosa.

—Estás preciosa. —murmuró mientras estiró una de mis manos hacía unos cuantos mechones rebeldes que reposaban sobre su rostro, apoyándolos en el cuenco de su oreja derecha. —¿Ya te lo habían dicho?

—negó. —No, la verdad es que no. Eres el primero en hacerlo, Charlie.

Chasqueó mi lengua en desaprobación.

—¿Y Pierre?—pregunté aún con el ceño fruncido. —¿Qué hay con él?

Noto como la actitud de Alexandra cambia de repente, pasando de un estado feliz a algo decaído. Mi preocupación se activa de golpe, acercándome un poco más a ella para hacerla sentir que no está sola.

—¿Pasó algo?—preguntó intrigado. —Dime, a lo mejor yo puedo ayudarte a solucionarlo.

—No lo sé. —suspiro. —Últimamente ha estado... raro.

—¿Raro...?—pregunté intentando saber un poco más.

—Raro de... no lo sé, últimamente siento que está lejos. Que las cosas se están complicando y... se está alejando un poco. —continuó. —No quiero hacer conjeturas apresuradas, a lo mejor sea cosa mía y esté estresado por la temporada.

Relamo mis labios lentamente.

Dudaba mucho que fuera eso.

Pierre no tenía muy buena fama, y me daba poca espina el asunto.

—¿Sabes? Es raro verte soltero. —comentó tratando de desviar el tema. No objeto, ni mucho menos intento indagar más sobre ello, no la quería sentir incomoda; y si ella no se sentía apta para hablarlo, no era quien para obligarla. —Pensé que solías ser el chico que andaba en relación a relación, pero me doy cuenta que no es así.

—niego divertido. Claramente estaba en lo incorrecto. No me gustaba ser el chico de persona que andaba detrás de una mujer para luego tirarla e irme con otra por simple placer. —Dios... no. Para nada, por favor quita esa imagen de mí. —continuo divertido. —La verdad es que no. No tengo a nadie.

—¿Ni siquiera alguna afortunada?—preguntó. Niego al instante al ver lo incrédula que se encontraba. —Oh vamos Charlie, a alguien debes de tener. Eres muy guapo como para estar así de soltero.

"Guapo" fue la palabra que aceleró mi corazón. Ella me consideraba atractivo, y no puedo evitar sentirme en el cielo por ello.

—Es verdad. No estoy con nadie, tan solo... no se me dan las cosas. ¿Alguna recomendación o consejo que quieras darme para conseguir a la afortunada?

Acercó con algo de prisa una de mis manos hacía las suyas; y Alexandra no se molestó en tomarla. Ella sabía que cada vez que lo hacía, era porque me sentía nervioso, y de alguna u otra manera, infería que era de ayuda para tranquilizarme.

Sin embargo, la verdad es que tan solo quería sentirla cerca de mí, así fueran por unos cuantos minutos.

—Podría, creeme —ladeo su cabeza sonriente. —Aunque no veo la necesidad de hacerlo. Tienes a miles de mujeres detrás de tí, Charlie. Veo poco improbable que no puedas conquistar a alguna de ellas con la gran persona que eres.

"Todas, menos tú" pensé dolorosamente al verla sonreirme con ánimo. Tan solo la quería a ella, el resto, me importaba poco; por más que intentará sacarla de mi ser, me era imposible.

Quería reclamarle, decirle, expresarme que soy todo suyo; que me vea, que se de cuenta de lo rendido que estoy a sus pies. Sin embargo, el corazón quiere lo que quiere, y Alexandra, no me quiere a mí.

Ella no lo sabía, pero desde aquel momento en el que choqué con ella ya me había proclamado completamente suyo.

A su merced.

Suyo, y de nadie más.








[...]





Me acomodo bien los bordes de mi camiseta saliendo del Paddock, yendo en camino hacía el estacionamiento donde se encontraba mi auto para poderme ir de una vez por todas a mi casa; no tenía ningún plan, pues, a pesar que había ganado la Pole, no había cuadrado nada como celebración.

Supongo que será bueno descansar. Una carrera se viene por delante, y lo mejor será que me mantenga concentrado para no perder la oportunidad de ganar de una vez por todas en esta temporada.

De repente, veo la silueta de una mujer a lo lejos, y por su vestimenta, me es fácil reconocer que se trataba de Alexandra.

¿Lo extraño? es que estaba aún en el paddock sola a estás horas, sin rastros de Pierre.

Me acercó con curiosidad hacía ella. Alexandra estaba sentada, cubriendo su rostro con su antebrazo, y si mal no me fallaba mi sistema auditivo, se escuchaba uno que otro doloroso sollozo y respiración entrecortada.

—¿Pelearon otra vez?—pregunté infiriendo la respuesta. Alexa asintió confirmando con un movimiento en su cabeza, provocando que la sangre me hirviera de la rabia de verla de esa manera tan vulnerable. —Vamos.

—¿A dónde?

—A distraerte. —suelto un suspiro hondo, tratando de tranquilizarme y no ir hacía la casa de Pierre para reclamarle hasta más no poder por hacerla sentir de esa manera a la chica de mis sueños. —Pierre podrá ser mi amigo, pero no hay cosas que no puedo soportar, y una de ellas es verte de esa manera, Alex.

Alexandra empezó a sollozar nuevamente, y sin importar lo tarde que era, me siento a un lado de ella y la abrazó con fuerza para hacerle saber que tenía un pecho, un hombro, y un corazón donde apoyarse cada vez que se sintiera de esa manera.

—Fue mi culpa. —continuó con sollozo. —Yo... traté de hablar con él pero se encontraba tan frustrado por el resultado de hoy que las cosas se complicaron. Me ha dejado sola, y supongo que todo se trata de mi tonta idea de arreglar las cosas en momentos de tensión.

Mi mandíbula se tensó al instante.

Definitivamente Dios le da pan al que no come.

¿Qué si tengo ganas de acabar a golpes a Pierre? Claro que sí.

¿Qué si tengo ganas de besarla, hacerle saber que estoy aquí y que no necesita a nadie más? Indudablemente.

Sin embargo, por más que quisiera, no quería aprovecharme de su confianza, ni mucho menos, del estado en el que ella se encontraba.

Trago saliva intentando sacar todos esos impulsos de mi mente,

al menos, por ahora.

—Mírame. —le pido dulcemente, acunando con mis manos su bello rostro, el cual, en estos momentos a pesar que se encontrará adornado de cientos de lágrimas, se seguía viendo perfecta. Al menos, para mí. —Tú no tienes la culpa de nada, quisiste arreglar las cosas y Pierre se comportó como un niñato que no sabe valorar la mujer que tiene al frente suyo; él se lo pierde, no tú.

—O tal vez yo sí, Charles. —murmura decaída. —Él es todo lo que yo quiero, y anhelo.

Un crujido sonó dentro de mi ser, para ser más exactos, mi corazón. Nuevamente volvía a una realidad, en la que no me encontraba en el tercer, segundo, y mucho menos en el primer lugar en el corazón de Alexandra Spencer.

No negaré que se sintió feo. Sin embargo, trago mi dolor y vuelvo a insistir en irme con ella. No quería dejarla sola, mucho menos si ya estaba anocheciendo.

—Vamos—pido una vez más. —Te prometo que la pasaremos bien, yo invito lo que quieras. Pero por favor, no estés más triste. No por él.

—Llevame contigo.











[...]









—Bienvenida a mi humilde morada. —comentó divertido al llegar al cuarto del hotel en el que me estaba quedando. Tenía los ojos brillosos, y todo, porque había optado días atrás en comprar videojuegos que a ella le gustaban. —¿Quieres que te preparé algo de comer?

—¿Tienes algo fuerte para tomar?—preguntó de golpe. Arqueo una de mis cejas sorprendido, para luego asentir e ir por un par de copas y una que otra botella diferente trago. —Yo digo que preparemos juntos algo de comer, y luego, tomemos un par de copas. No me vendría mal pasar el tiempo así con un amigo.

"Amigo"

Suelto un quejido disgustado por aquella palabra. Era una realidad que no quería recordar, al menos, no en estos momentos cuando estaba a solas con ella y quería animarla de alguna u otra manera.

—A tus ordenes, Mon Cheri.—murmuró suave y lentamente, mirándola de reojo mientras destapaba la champaña. Observó como Alexandra traga saliva y relame sus labios.

Sonrió.

—Charles... no me digas así que se escucha terriblemente atractivo. Tú sabes el efecto que causa en mí cada vez que escucho a alguien hablando en Francés.

—suelto una carcajada. —No estoy haciendo absolutamente nada comprometedor, señorita. Tan solo estoy siendo sincero contigo, y la realidad es que estoy a tus ordenes, Mon Cheri.














[...]











—No puedo creer que hiciste eso Charlie.—continuó divertida, soltando fuertes carcajadas hasta más no poder de la risa. —Dios, la dejaste en su lugar.

—Ciertamente puedo decir que el amor es una perra conmigo. —comentó. Sentía cada vez más como las anteriores copas de diferente trago hacían estragos en mi cabeza, provocando que mis impulsos se colaran una vez más. —En algún momento llegué a pensar que llegaría la indicada, y llegó, extrañamente llegó pero no de la manera como deseaba.

—¿Por qué lo dices, Charlie?

—Me fascina una mujer. —continuó. —¿El problema? es que ella no lo está de mí.

—¿La conozco?—preguntó interesada. Alzó una de mis cejas divertido, ignorándola mientras tomaba un poco de lo que sobraba de champaña en mi copa.  —Ay dime, tal vez así pueda ayudarte con ella.

—Oh creeme, la conoces MUY bien. —remarcó sonriente. —Bastante diría yo.

—¿Cómo se llama?—me pide nuevamente con curiosidad. —No entiendo Charlie, ¿por qué esa mujer no te prestaría atención? Mírate, eres todo un galán y un buen hombre. Debe de estar ciega esa chica.

"Sí, no te negaré que estás muy ciega Alexandra"

—Porque está con alguien más. —bufó.—Sin embargo, ese hecho no hace más que incentivar mis ganas de cruzar la línea de confianza y amistad para dejarle en claro que sus elecciones son incorrectas.

Alexandra traga saliva, sin decir absolutamente nada, quedándose quieta en su asiento.

—¿Aún quieres saber quien es?—pregunto acercándome lentamente hacía ella; Alexandra asintió nerviosa, y yo sonrió antes de responderle. —Nunca sentí interés por alguien con pareja, pero debo decir que me prende muchisimo ahora mismo la mujer de Pierre Gasly, una tal Alexandra Spencer.

—Ya veo... —murmuró intentando alejarse de mí, sin embargo, no se lo permito y de un jalón la acercó hacía mi pecho. —Charles... eso ciertamente está mal.

Ruedo los ojos.

En este punto, ya poco me quedaba de uso de la razón y el impulso cada vez más tomaba fuerza sobre mí.

—¿Y?—preguntó incrédulo. —Me importa poco en estos momentos Pierre. De verdad Alexandra, desde hace tiempo me dejo de importar cada vez que te hacía llorar y te trataba de una manera injusta. No te valora, en cambio yo sí podría hacerlo.

Con una de mis manos acaricio suavemente su rostro sin perder el contacto visual que teníamos; su mirada se encontraba nublada, dilatada. Provocando que dentro de mí se esmeraba aún más en hacerla sentir como debería de ser tratada.

—Está mal...—es lo único que sale de sus labios lentamente al sentir mis manos explorando su silueta. —Muy mal...

—Concuerdo. —comentó acercándome hacía su cuello, depositando uno que otro beso húmedo sobre este. Siento como Alexandra se eriza, y como de su garganta suelta un suave suspiro por mis caricias. —Pero aún así no quieres que pare, ¿verdad?

Alexandra soltó un jadeo cuando sintió mis labios recorrer desde su cuello hasta la media luna de sus labios; siento como ella, con su mirada, acuna mi rostro en un movimiento y desliza los suyos sobre los míos.

Joder.

No pierdo el tiempo, cargo su cuerpo con mi brazos yendo hasta mi cuarto con apuro, pensando que aquel momento iba a desaparecer.

—Charles...—gimió audible mi nombre al dejarla sobre mi cama suavemente y colocarme encima de ella.

Y fue eso, lo que rebalsó la gota de la copa del vaso.










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DISCLAIMER

🫧 MUCHAS GRACIAS POR PARTICIPAR EN EL VIDEOJUEGO DE FRENKIEGF, HAS LLEGADO HASTA EL FINAL DE ESTE EPISODIO ❤️. ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y NO DUDEN EN VOTAR Y COMENTAR LO QUE QUIERAN

🫧 Espero que te haya gustado!




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¿Les gustaría la segunda parte?

SI | NO

¿Leerían una historia de Charles?

SI | NO

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Nos vemos en el siguiente episodio, el cual será de Pablo Gavi porque quedaba pendiente y subí antes el de Charles porque gano hoy la pole position 🫀.

Por cierto! Pueden seguirme en Instagram como frenkie_gf para poder interactuar, que les lleguen las notificaciones más rápido y unos spoilers

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