𝟮. 𝗠𝗔𝗫 𝗩𝗘𝗥𝗦𝗧𝗔𝗣𝗣𝗘𝗡










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DEDICADO A ccaxr2

ADVERTENCIA: CAPÍTULO LARGO















"𝗗𝗢 𝗡𝗢𝗧 𝗗𝗢 𝗜𝗧"






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Narrador omnisciente

29/10/2022
📍Ciudad de México, Mexico.

Soltó una vez más un suspiró.

Era consciente que lo tenía todo, y a su vez, sentía que no.

Max Verstappen, un joven prodigio con tan solo 25 años y ya se titula como uno de los tantos campeones del mundo de la fórmula 1, exitoso y con una vida llena de lujos. Aquellos que, a su vez, consideraba que no se comparan con la frustrante idea irreal que vagaba por su mente día y noche.

Y si algo estaba seguro Max, era que la razón de sus constantes suspiros y anhelos tenía nombre y apellido.

Eliza Peréz.

La hermana mayor de su compañero de equipo, Sergio Pérez.

Después de haber dado por terminada su relación con Kelly Piquet por una infidelidad, Max había decidido dejar atrás las relaciones. Sin embargo, al verla por primera vez en el box del equipo sonriéndole, no pudo evitar sentir como su corazón acelera casi similar a la velocidad en la que generalmente vivía en carreras.

Y todo se convirtió en color caoba en todo su entorno.

Como sus ojos, su cabello, sus pestañas.

Desde aquel entonces, Max trataba de hacer todo lo posible para hacerse notar, siendo el primero en darle los buenos días como las buenas noches; invitando a salir cada vez que tenía hambre, dedicándole sus mejores victorias y consigo, coqueteando sin vergüenza cada vez que la veía por los pasillos.

Sería mentira decir que a Eliza le molestaba la compañía del neerlandés. Si bien, tras el paso del tiempo ya lo consideraba como alguien importante en su vida; de coqueteos e insinuaciones, Max también vivía pendiente porque no le faltara nada, la cuidaba sin importar que tan ocupado se encontrará y trataba de calmarla cada vez que tenía alguna pelea con su hermano.

Sin embargo, el trato que le daba Eliza para Max no era suficiente.

Él quería ser el primero en su vida, quien le diera amor y tuviera el título de noviazgo. Algo que, ella no podía garantizar.

Eliza temía a los comentarios de las personas, vivía en la aceptación social y consigo, en él qué dirá su hermano al respecto por la diferencia de edad o el haberse metido con una de las personas con las que trabajaba.

Max nunca creyó que sería tan tortuoso un 14 de febrero, y todo, porque en un mirar y cerrar de ojos la mujer de su sueños llegó al box presentando a un cualquiera como su novio.

No obstante, pese a los múltiples "pero" que podría encontrar, para Max no era impedimento alguno el seguir intentando conquistarla. Era poco relevante la diferencia de edad, a fin de cuentas, tan solo eran unos números irrelevantes; le llevaba 11 años de diferencia, y según mal no recuerda había parejas en el mundo de Hollywood con más diferencia.

Por otro lado, le importaba poco el que tuviera novio. Constantemente Max la veía aburrida, algo decaída. Dudaba mucho que esa relación pudiera a salir a flote en la tormenta que habitaba; la veía más feliz las veces que la molestaba que las pocas veces en las que su novio venía a visitarla.

Max soltó un suspiro con sus ojos cerrados. Algo que hacía antes de irse hacía su monoplaza era pensar en los bellos ojos caoba de Eliza. Era como una especie de "buena suerte" que empezó a utilizar desde aquel momento en que la vio.

Y vaya que le ha funcionado.

Se encontraba descansando en su habitación antes de salir a disputar la clasificación. No se sentía nada inseguro, desde luego, ganaría la pole a como diera lugar como solía de hacerlo; quería impresionarla, que ella saltará en sus brazos eufórica al verlo cada vez que ganaba, que le sonriera y que esas dulces caricias ajenas fueras suyas.

Daría todo lo que estuviera a su alcance para materializar aquellos sueños con la castaña.

En eso, escucha como alguien golpea la puerta sacándolo de sus pensamientos. Posteriormente, Max responde tranquilamente un "pase" a quien sea que fuera la persona.

Max sonríe al voltear a ver a la persona, pensando en que la suerte estaba de su lado.

Se trataba de Eliza.

—¿Disfrutando la vista?—levantó Max una de sus cejas al encontrarla filmando para la página del equipo. —Si quieres puedes tomarte la libertad de tomar las mejores tomas. Y si gustas, puedes ver otras en privado, kers.

Trago saliva nerviosa. Eliza sintiendo sus manos temblar, como pudo, apretó el botón para dejar de grabar de su cámara; Max la veía con una sonrisa de lado en su rostro, relamiéndose sus labios juguetonamente al verla.

Eliza se quedó muda intentando no caer en su juego y mirarlo a sus llamativos ojos zafiro, los cuales, asumió que tenían un brillo de picardía; no quería caer, no más de lo que ya estaba de él.

Y aunque no lo admitiera en voz alta, Eliza adoraba cada vez que de apetecibles labios de Max destacaba su exquisito acento, junto con el apodo que le había colocado desde su primera interacción en el equipo.

Cerezas.

Aquella fruta que se había convertido en la favorita para Max el 1 de enero. Era el sabor y color de labial que generalmente utilizaba Eliza al llegar al paddock.

Negó sonrojada con los ojos cerrados. El efecto que tenía el neerlandés sobre ella era casi indescriptible, en especial, encontrándose sin camisa y con la parte superior de su traje amarrada en el comienzo de su cadera.

—¿Podrías vestirte? No quiero que me regañen por estar filmando a un intento fallido de actor noporn. —dice Eliza intentando no fijarse en cómo se enmarca su cinturón de adonis o mejor conocido como la "v" a su costado abdominal.

—¿Nerviosa?—le preguntó divertido. Para él, si fuera necesario quedarse todo el tiempo sin camisa lo haría con tal de hacerla sentir de esa manera.

Max soltó una carcajada al verla como intentaba taparse con su mano izquierda sus ojos para caer en el intento de indagar en su torso tonificado, y agradecida mentalmente que estuviera haciendo bastante calor en la habitación.

Posteriormente, Eliza soltó un quejido al abrir nuevamente sus ojos, y todo porque tenía una vaga esperanza en que el neerlandés se pusiera algo encima.

Max sonrió cada vez más enternecido, le parecía muy tierno el color que estaba empezando a adquirir su mejillas y sentía como poco a poco le encantaba aún más.

—Dios, apártate de mi niño. —exclamó sintiendo como sus mejillas se enrojecen el doble de lo que ya estaban. —¿Podrías dejar de ser tan fastidioso por unos momentos? —le pide Eliza, sin embargo, pocas ganas tenía Max en hacerlo. Le gustaba verla enojada, y por ello, decidió acercarse aún más hacia ella, tomando su mano disponible guiandola hacía su desnudo pecho.

Eliza sintió un escalofrío en su cuerpo al sentir el contacto de su mano con la cálida piel del neerlandés; su pecho era fuerte, trabajado, y un poco sudado por el calor que brotaba la habitación.

—Fuerte, ¿no?—continuo divertido.—Esto podría de ser todo tuyo, kers.

Al escuchar una pequeña risa por parte de este, Eliza volvió a la realidad y rápidamente se separa de Max colocando su mejor cara de pocos amigos.

—Eres un caso perdido. —Es último que dice Eliza, volteándose para irse del cuarto. Se maldecía mentalmente, y todo porque le encantaba en secreto un chico menor que ella.

—¡No lo sería si tan solo aceptaras una cita conmigo!—exclama Max a lo lejos. Eliza sin voltearse le muestra su dedo índice, provocando que este carcajeé. —¡Yo sé que me amas!




[...]




Como siempre, Max había conseguido la Pole Position.

El box de la Redbull estallaba de la felicidad al ver como su piloto estrella daba una vez la certeza que aquella victoria estaba a nada de concretarse; por otro lado, Checo Perez no se quedaba atrás, había conseguido posicionarse para la carrera en el tercer lugar.

Un posible 1-2 se aproximaba, y para Eliza, no podía evitar sentirse como la mujer más afortunada al poder trabajar con el equipo, tener un hermano menor tan talentoso y bueno, a Max en su vida.

Al ver a ambos pilotos fuera de sus monoplazas, saltó hacia ellos para abrazarlos eufóricamente.

Estaba claro que los adoraba con todo su corazón.

—¡Lo hiciste!—le dice Eliza a Max ya estando solo los dos en el abrazo. Checo se había separado para poder hablar con su esposa, Carola.

—Pues claro, Kers. —respondió. —Lo hago, y todo porque tú estás en mis pensamientos dándome el apoyo que necesito.

Eliza sintió como su corazón empezó a palpitar rápidamente. Y sin poder evitarlo, se aferró más hacia el cuerpo del neerlandés en forma de agradecimiento por el cumplido.

Tanto Max como Eliza se hubieran quedado por horas juntos ante la comodidad que juntos se brindaban. Sin embargo, a sus espaldas se escucha como alguien carraspea, obligándolos a separarse.

—¿Cariño?—pregunta Eliza confundida al ver a su novio.

—Amor. —sonríe hacia Eliza. —Hola niño. —saludo Santiago hacia Max.

Max rodó los ojos con fastidio. No sabía que era peor, si el que estuviera presente el novio de Eliza estorbando su momento especial con él o el hecho de que acaba de llamarlo niño.

—¿Qué haces aquí? Llegué a pensar que estabas ocupado. —preguntó Eliza confundida.

—Lo estaba, pero quería preguntarte algo que me ha venido pasado por mi mente desde hace unos días...—continúa nervioso. —Ya llevamos buen tiempo juntos, y creo que te he insinuado en estos últimos meses esta propuesta, sin embargo, no las has captado aún y siento que es el momento para hacerlo. —relame sus labios. —siento que podemos de dar un paso más a nuestra relación, y me preguntaba si... ¿Quisieras casarte conmigo?—fue aquella pregunta que salió de los labios del estadounidense arrodillado con un anillo de oro en medio del box de la redbull. Provocando que el corazón de la méxicana latiera con más fuerza.

Claramente ninguno se la había visto venir.

La presión social que estaba sintiendo Eliza en estos momentos era tan grande, que por dentro estaba deseando que alguien hiciera algo para poder escapar de la mirada de todos a su alrededor.

Y al cabo de una buena espera, inconscientemente asintió con su cabeza, provocando que tanto ingenieros, su hermano, amigos y entre otras personas gritaran con euforia asumiendo que aquel movimiento era un claro "sí".

De repente se escuchó un fuerte estruendo por los pasillos al igual que un quejido, provocando que Eliza dejará de lado su atención en los demás para buscar con la mirada a cierto neerlandés.

Sin embargo, no había señal de él.

Max se había ido.




[...]






12/11/2022
📍São Paulo, Brazil

Enojo.

El enojo e impotencia que sentía en mi cuerpo era casi indescriptible.

Con dolor en mi pecho como si se tratara de una constante apuñalada. Una punzada sin fin, y todo al no poder quitar de mi mente aquel momento.

Odiaba a ese chico.

Con todo mi ser.

Después de haber ganado el premio de Mexico, no era capaz de dirigirle la palabra a Eliza. Se la pasaba de lado y lado con aquel infeliz hombre, y algo que pude darme cuenta fue que a pesar de intentar disimularlo, ella no se veía feliz a su lado.

Suelto un bufido inconforme, y en un arranque a pesar de las horas que eran, decido irme en dirección a su cuarto.

Dudaba mucho que Checo dejará al novio quedarse con ella estando el compartiendo cuarto con Eliza. Así que sin dudarlo, tocó con apuro 5 veces su puerta.

Pasan un par de minutos y escucho un "ya voy" por parte de ella. Y al abrir la puerta, frunce el ceño al verme.

—¿Qué estás haciendo aquí a estás horas?—me pregunta Eliza confundida. Sonrió irónicamente y como puedo, me adentro hacía su habitación.

Inspeccionó con la mirada esta, y me doy cuenta de algo.

Había mucho silencio y no estaba la maleta que solía utilizar Checo cada vez que salía para algún lugar.

Estaba sola.

Sonrió a mis adentros por ello.

—¿Eres consciente que puedo sacarte a patadas?—me dice enojada. —¿Qué carajos quieres ahora?

—¿Le dijiste que sí?—le preguntó.

—¿Disculpa?

—Que si le dijiste que sí al idiota ese. —pregunto enojado. —¿Aceptaste su estúpida propuesta?

—¿Y eso a tí qué?—contrapregunta. —Poco debe de importante.

—Debería, pero no es así. —sonrió. —Me interesa saberlo, ahora.

Ella suspira ante mi insistencia.

Espero impaciente una respuesta. Sin embargo, veo como ella no es capaz de responderme, ni mucho menos, verme a los ojos.

—No te vas a casar. —murmuró audible para ella. —definitivamente no lo harás.

—¿Y por qué no?—pregunta. —Puede darme la estabilidad que estoy buscando.

—Dudable. Tú no lo amas, Eliza. —afirmo. —No lo haces y estoy totalmente seguro de ello porque te portas más extasiada estando conmigo que con ese cualquiera.

—ríe sin gracia. —Más dudable aún el creer todo lo me estás diciendo, Niño.

—bufo. —Me importa un comino. Así seas anciana o bebé, te amaría de la misma manera en que lo hago ahora; ¿qué si me importa la opinión de los demás? Jamás, ¿la de la prensa? menos, ¿qué dirán por meterme con una mujer casi comprometida? hay peores cosas que eso.

Eliza se queda totalmente callada. Mirando hacia todos lados excepto hacia mí.

—Y aún así no puedes verme a la cara. —ironizó. —No es correcto para ti o para las malditas personas de nuestro alrededor? Decide por lo que sientes, no por el qué dirán Eliza. —continuó aún enojado. —Seré menor que tú, pero soy casi un poco más maduro que tú novio.

—Aun así sigues siendo un niño. —se excusa. Provocando que nuevamente ruede los ojos irritado. No tenía más argumentos que ese, y poca era la paciencia que tenía. —¿Por qué debería hacerte caso?

—Porque yo siempre tengo la maldita razón en lo que digo, Kers. —le respondo acercándome aún más hacia ella.

Era mi oportunidad.

No quiero escucharla hablar más, así que en aquel instante en el que veo que va a objetarme una vez más me acerco con prisa hacia su rostro y acuno con mis manos hacia su mejilla y entrelazo sus labios con los míos.

Escucho como Eliza suelta un pequeño gemido audible para mí; rápidamente me corresponde, sorprendentemente yendo al mismo ritmo que él mío.

Mentiría si no estaba esperando el momento adecuado para hacerlo.

Era un beso con deseo, con desesperación. Lo sentía, y sabía bien que ella sentía lo mismo que yo por cada movimiento que hacía sus labios sobre los míos; sonrió mis adentros.

Ella no quería casarse.

Y su cuerpo estaba hablando por ella.

Nuestras respiraciones se mezclan cada vez más, y siento mi corazón acelerarse cuando siento sus frías manos colocarse por debajo de mi camisa, sintiendo el ardor que brindaba sus manos al contacto de mi abdomen. Eliza no pierde el tiempo y en cuestión de segundos siento el frío del sereno choca mi pecho al momento en que sus manos despojan con audacia mi camisa de encima; el uso de la razón se va perdiendo dentro de mi ser, quedando totalmente cegado ante la destreza de sus deleitosos labios saboreaban con hambre los míos.

Lo estaba disfrutando.

Y ella parece disfrutarlo.

Acunó en un movimiento su cara entre mis dos manos para profundizar aún más el apasionado beso que ambos disfrutamos, pero le devuelvo la mordida que él me dió hace solamente algunos minutos y un pequeño gemido brota de su garganta llena mis oídos mientras deslizo sus manos en un vaivén sobre su camisa ahora arrugada, para luego quitársela de encima.

Me separo de golpe de ella para poder apreciarla; Eliza se encontraba con tan solo su corpiño y un chándal holgado gris.

Perfecta para mis ojos.

Muerdo mi labio inferior tratando de contenerme un poco para no ir más allá. Al menos, no por el momento.

Primero necesitaba que me dijera que no quería estar con aquel hombre, escucharlo de sus dulces labios, y si fuese necesario, empezar a planear bien como detener una boda con estilo.

—¿Te parezco muy niño ahora?—le pregunto con una sonrisa conforme. Ella no podía despegar su vista sobre mi torso. —¿O es que quieres que te lo haga saber de otra manera?

Trago saliva nerviosa.

Sonrió.

Y todo porque la veo muy inquieta. Quedando totalmente callada y a mi merced.

—Vaya, ¿quién diría que ahora no objetas nada lo que digo?—sonrio.—Sé que disfrutaste el beso tanto como yo, y estoy ansiando el momento para volver a hacerlo. Sin embargo, primero tengo que asegurarme de una cosa y es esta vez espero que seas totalmente sincera conmigo, kers. —relamo mis labios. —¿Estás segura de querer casarte con alguien a quien no amas?















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MAX AND ELIZA | 2022





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DISCLAIMER

🫧 MUCHAS GRACIAS POR PARTICIPAR EN EL VIDEOJUEGO DE FRENKIEGF, HAS LLEGADO HASTA EL FINAL DE ESTE EPISODIO ❤️. ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y NO DUDEN EN VOTAR Y COMENTAR LO QUE QUIERAN

🫧 Recree a Max de esta manera y actitud por la temática, espero que no se sientan incómodas, y de ser así, déjenmelo saber. De igual manera, me influencio escribirlo así porque presiento que ccaxr2 le guste su actitud.




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¿Les gustaría la segunda parte?

SI | NO

¿Leerían una historia de Max?

SI | NO

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Nos vemos en el siguiente episodio, el cual será de Antonie Griezmann al ser el tercer comentario 🫀.

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