5. 𝗚𝗘𝗢𝗥𝗚𝗘 𝗥𝗨𝗦𝗦𝗘𝗟𝗟
🫀
MOTH TO THE FLAME
DEDICADO A therealrussellgf
🫀
But does he know you call me when he sleeps?
But does he know the pictures that you keep?
But does he know the reasons that you cry?
Or tell me, does he know where your heart lies?
🫀
13 de octubre del 2021
📍Londres, Inglaterra.
—No te imaginas las ganas que tengo de decirle "cuñadito" a tú querido hermanito. —mencionó aún acostado con ella en mi cama, y con un gesto, la invitó a recostarse en mi desnudo pecho; ella aceptó gustosa. —Si él nos ve de está manera, creo que moriría de la risa al ver su rostro.
Natalia soltó una fuerte carcajada. Su risa, era bonita. Me atrevo a decir que la más preciosa de todas; era el motor de mis días.
Mi cuerpo reaccionó agusto a su compañía. Por lo cual, la bajó un momento de mi pecho e inclinó mi rostro en búsqueda de saciar esa sequía que proporcionaba mi ser al no deslizar sus labios con los míos; era suave, tierno, no tenía nada de prisa que se acabara ese virtuoso momento.
No después de haber sido algo... agresivo y demandante horas antes.
Con ella podía ser yo misma, lo tenía todo.
¿Lo único malo de todo esto? Era que no podía presumir que aquella chica bajada del cielo era mía. Charles, desde aquel día que la trajo por primera vez al paddock había amenazado a cada piloto en no meternos con ella.
Muy injustos para mí, porque ella era MUY de mi tipo de mujer.
Nos habíamos conocido por su hermano mayor, desde mi primera carrera oficial con williams en mundo de la fórmula 1; finalmente caí ante ella. Su belleza y radiante personalidad me había cautivado en cuestión de días
Y me atrevo a decir que ya era suyo. Era suyo desde aquel momento en el que sentí sus labios chocar mis mejillas dulcemente como forma de agradecimiento por ser caballeroso, atento y amoroso con ella; desde ese entonces, entro nosotros empezaron a surgir las primeras citas a escondidas, llamadas hasta la madrugada, besos robados y una que otra situación más allá.
Hasta que llegó el 13 de octubre del 2019, el mejor día de mi vida.
Ella me había dado la oportunidad de ser su pareja, su todo.
¿Mis momentos favoritos? Estar a solas con Natalia Leclerc.
Detestaba tener que disimular aparentar no ser nada de ella en las mañanas y tardes en semana de carrera. La quería, conmigo. A mi lado dándole todo el amor que se merece, atención y demostraciones de afecto para que todo el mundo sepa que el dueño que habita en el corazón de la pequeña Leclerc era yo.
Únicamente, yo.
—¿Te das cuenta que eres un experto para arruinar momentos, señor Russell?—bromeó. Una fuerte carcajada sale de mi garganta y ella sonríe por ello. —Que romántico que me saliste.
—Así te encanto, cariño. —comentó con voz ronca. —Ven aquí.
¿La amaba?
Con todo mi corazón.
Nuevamente deslizo mis labios contra los suyos, pero esta vez, con más necesidad que ternura; Natalia suelta un suspiro audible para mis oídos, el más hermoso.
Mi cuerpo se estremece y no pierdo el tiempo para colocarme encima suyo. Natalia me sonríe estando abajo mío. Traviesa, acuna mi rostro y me devuelve el beso pero con un par de tirones a mi labio inferior que se siente jodidamente caliente.
—Soy toda tuya, George William Russell.—murmura extasiada.
Sonrió deleitado, emprendiendo un camino de besos por todo su desnudo cuerpo.
Y lo único que no sabía, era que aquella tarde sería la última que tendríamos.
Una última caricia,
un último beso.
[...]
10 de abril del 2022
📍Australia, Melbourne
Estaciono mi auto al llegar. Y antes de salir de este, busco en mi mochila mis auriculares y me aseguro que no se me quede nada; salgo, y colocó una de las canciones que me gustaba de escuchar antes de entrar en acción: "Party Monster" de uno de mis artistas favoritos, The Weeknd.
Saludo a las personas de mi alrededor agradecido por su apoyo y buen recibimiento en el equipo. Me siento grande, fuerte, competitivo. Con una mentalidad totalmente distinta cuando estaba en Williams, desde luego, la llegada al equipo de Mercedes era algo que había soñado hace muchísimos años atrás.
Volteo a mirar a mi dirección y encuentro a mi novia llegando a la par con mi cuñado. Sonrió un poco al verla, me agradaba el hecho que viniera tan lejos para apoyarme.
Era un apoyo que necesitaba, desde que Natalia Leclerc desapareció de mi vida. Y todo, por mi maldita culpa; había conocido a Lucille en una discoteca cinco meses después de mi ruptura con la menor de los Leclerc por mi estúpida borrachera.
¿Y si soy sincero? en realidad no la amo del todo. La quiero, es alguien que me ayudó a pasar momentos de crisis y está para mí cuando la necesito. Sin embargo, no es lo mismo.
No siento nada más que aprecio, costumbre y el presunto miedo de volverme a quedar solo.
—¿Estás listo para la carrera?—preguntó. Asiento con un movimiento, quería mantenerme concentrado en ello.
Sin embargo, cuando ya estábamos próximos a llegar al box de mi escudería, se escuchan las bullas y cientos de flashes de personas hacía dos personas en específico.
Suelto un suspiro al reconocerlas.
Y para mí, no podía ser cierto.
Después de tanto tiempo sin verla tras la ruptura, que no se presentará a las primeras carreras de la temporada, finalmente ella aparece y aloca con facilidad mi corazón.
Ella está ahí, tan dolorosamente perfecta, hermosa e impecable. Tanto, como cuando estábamos juntos; ella estaba caminando con estilo a un lado de su hermano, Charles.
Suelto un suspiro al verla tan lejos, pero a su vez, tan dolorosamente cerca de mí; Natalia como siempre, demostraba aquel porte elegante que solía desprender de sí misma, seguridad, su rostro impecable con facciones marcadas.
Sus atractivos pómulos destacándose por el poco-no exagerado- rubor, su cabello castaño con juegos de iluminaciones rubias resaltando cada vez más por la luz del sol; aquellos ojos hazel que tanto me entretienen en ver, estaban más verdes que ambar.
Su cuerpo,
su jodido cuerpo.
Mentiría si dijera que no me estaba perdiendo y sufriendo al ver como aquel vestido rojo se acentuaba tan bien a sus voluptuosas curvas; Natalia era proporcionada, una cintura muy pequeña y el resto de su cuerpo acorde con su estatura de 1.67 centímetros.
Ella sonríe a las cámaras junto a su hermano,
y fue ahí cuando me sentí desvanecerme.
Su sonrisa, su maldita sonrisa contagiosa era la que más dolor me provocaba al saber que no era dueño de ella; sin dudas, Natalia Leclerc era la completa definición de una mujer de ensueño, modelo que toda marca quisiera tener y nunca dejó de ser mi perdición.
—¿Pasa algo?—preguntó mi novia, Lucille al verme tan perplejo, perdido. No la culpaba, si estuviera en su lugar hubiera hecho la misma pregunta al ver lo idiotizado que estoy. —¿Amor? ¿Quieres que te traiga algo?
—Nada, no me pasa nada. —comentó intentando que se escuchará creíble para ella. —No te preocupes, tan solo... Tengo nervios por la carrera. Es todo.
"Claro, la carrera" me burlo a mis adentros por la primera excusa que se me viene a la mente. Claro que no estaba nervioso y mal por la carrera, tenía un buen auto y en las últimas había podido entrar en el podio.
Tenía una buena racha, cosa que agradezco un montón.
Pero supongo, que todo no lo puedo tener como quisiera,
y una de ellas, es el no poder acercarme como quiero a la mujer que verdaderamente amo.
—¡Por fin llegas!—la voz animada de Lando Norris me sacó de mis pensamientos, provocando que le sonriera. —Llegué a pensar que te cogieron las sábanas encima.
—Lando, deja de inventar tanta cosa. —comentó divertido.—Sabes que entre todos, soy el más responsable en mis obligaciones. Por algo yo soy el administrador del grupo que tenemos de Whatsapp.
—Maldito engreído y de paso exhibicionista.
—¿A qué viene lo segundo?—preguntó confundido observando mi ropa. —Alex, no estoy mostrando nada, no seas exagerado, de por dios. Ya sé que le encanto a todo el mundo cuando me quito la camisa, pero cálmate por favor.
Rueda los ojos divertidos, golpeando mi hombro amigablemente.
—¿Si vieron lo nuevo en el paddock? La princesita Leclerc por fin se dignó en volver. Así que no se imaginan lo feliz que me encuentro al llegar a pensar que volverá el dúo de bromas por aquí. —comentó contento Lando.
—¿Todo bien?—me preguntó Alex al verme nuevamente con la mirada perdida. ¿Y cómo no hacerlo? si ella era la causante de que mi actitud fuera tan cambiante. —¿George?
—Si si si, estoy bien.
—No parece, hermano. —mencionó preocupado Alex. Chasqueo mi lengua en negación. —Te pusiste pálido cuando escuchaste el apodo de Natalia.
—Me siento enfermo, Alex. —me excuso una vez más. —Tengo algo de gripa y resfriado por algo que pasó la semana pasada, es todo.
—Esperen un maldito segundo... —comentó sorprendido Lando al ver como Max se acercó hacía los dos hermanos Leclerc sonriente. Saludo primero a Charles, y luego, se acercó hacía mi chica-aunque ella no lo sabía-para depositarle un pequeño pico en sus labios. —¿La novia de Verstappen no era Kelly?—preguntó mi novia a un lado mío. Lando asintió confundido, al igual que Alex; por mi parte, solo sentía como mis puños inconscientemente se cerraban y ejercen hasta no más poder fuerza en ellos.
—Sí... creo que no les había comentado para evitar rumores. —Apareció a nuestro lado un Carlos sonriente. Volteo a mirarlo rápidamente en busca de respuestas, y el maldito, tan solo sonríe burlón aún más al ver como me encuentro: Padeciendo. —Max terminó con Kelly hace tiempo, y cuando vio que Natalia estaba sola, aprovechó. No son novios, pero están saliendo según lo que tengo entendido por boca de ambos hermanos. —voltea a mirarme con burla. —Lindos, ¿no, George?
Muerdo mi labio con el fin de no decir nada. Tenía rabia, y era consciente que si dejaba que saliera a la luz, las palabras podrían ser utilizadas en mi contra; no era tonto.
El karma en definitiva, era una perra.
Ella ya me había olvidado,
y yo como un tonto que no supo ver lo que tenía, por más años que pasaran y tiempo con Lucille, no podía olvidarme de ella.
[...]
Me siento como un maldito campeón,
un próximo campeón en Mercedes.
No mentiré que estaba disfrutando hasta más no poder la mala carrera que tuvo Verstappen; a decir verdad, tanto profesionalmente daba ventaja de sobresalir y emocionalmente me sentía contento al saber que compartiría podio con Charles.
Lo cual, estaba más que claro que el amor de mi vida me vería.
Estaba en lo correcto. Al subir a recibir mi premio por el tercer lugar, la veo a ella, a mi luz resaltando entre todas las demás personas en las que se encontraba; sonriente.
Y sin que se diera cuenta su hermano, el cual, se encontraba más feliz hasta más no poder, desvió mi mirada conectando con la suya. Observó como Natalia se estremecía, por lo que sonrió pícaro; le guiño el ojo en una maniobra rápida, dándole a entender un "extrañe verte, cariño".
Las mejillas de Natalia se enrojecen, y por ello, sonrió victorioso; la hora de tomar champaña llega, y no pierdo el tiempo para arrojar la mayoría del contenido a Charles y a Checo.
Estaba feliz,
y no solo por mi rendimiento de la carrera.
[...]
Al bajar del podio con mi premio, mi ánimo cambia por completo al verla abrazada de la cintura por el neerlandés. Max estaba sonriéndole, mientras ella depositaba pequeños besos en su mejilla.
Cómo detestaba esto.
Él que debería estar ahí en su lugar debería de ser yo.
Ellos se separan y me percató de algo que me dejó intrigado,
no la veía sonriendo.
Al menos, no como cuando estaba conmigo. No la veía suspirando por un beso, por una caricia, por una palabra como las veces que nos aguantabamos las inmensas ganas de hacerlo, pretendiendo en público no ser absolutamente nada.
No quería sacar mis propias conclusiones. Ni mucho menos, ilusionarme.
Pero me era imposible no hacerlo,
no la veía satisfecha, y era por ello, que me daba una pequeña gota de esperanza en todo mi ser; su corazón, en lo probable, seguía siendo mío.
No era ético de mi parte el intentar apartarla de hombres al tener novia. Era consciente de ello, pero si ella me diera la oportunidad, tan solo una, dejaría absolutamente todo.
Me sentía solo.
¿Dónde estaba ella cuando más la necesitaba?
Simple, en los brazos de otro hombre por lo idiota que fui al no valorarla en su momento.
[...]
—¿Diga?—preguntó con la voz adormilada. Honestamente no sabía quién me estaba llamando a estás horas, pero por lo que estaba escuchando, la música era lo que más se apreciaba. —¿Con quién hablo?—preguntó un poco fastidiado. Habían interrumpido mi preciado sueño, y poco ánimo tenía de hablar con alguien después de ver a mi chica con otro hombre.
—George...—resonó una dulce voz por el altavoz de mi teléfono. Mis pelos se erizaron al instante.
—¿Natalia?—preguntó ahora ya más despierto al oírla mal. Mi corazón empezó a palpitar más rápido al escuchar un "sí" algo entrecortado, provocando que mi preocupación subiera. —¿Dónde estás? ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?
—No se donde estoy y... —sollozo por el desespero. —Por favor ayudame. No quiero estar más aquí.
—Tranquila mi amor, tranquila. —murmuró dulce, intentando que ella se concentrara tan solo en el tono de mi voz. —Mandame tú ubicación a whatsapp y te juro que llegaré lo más pronto posible para ayudarte, ¿si?
En eso, ella asiente y el sonido de una notificación llega a mi celular. Le cuelgo, y tomó las llaves de mi Mercedes para ir lo más rápido posible a la ubicación.
Me importaban poco los límites de velocidad, al igual que las personas que me maldecían al intentar pasarme; era ella lo único que me importaba; no me demoré nada en llegar a la discoteca en la que me señalaba el celular, por lo cual, estaciono mi auto justo en la entrada encontrando al amor de mi vida sentada en la orilla de esta.
—¡Georgie!—me saludó eufórica al verme bajar del auto. Frunzo el ceño confundido al escuchar el apodo. Si bien, desde hace mucho tiempo no resonaba en mis oídos. —¡Estás aquí!
—Si amor, estoy aquí.—sonrió. —Vamos, debes de estar cansada de tantas cosas que pasaron allí en esa discoteca.
Natalia asintió, intentando parar del suelo. Sin embargo, observo cómo se tambalea, por lo cual, la sujeto con mis brazos y le ayudó a subirse dentro de él; la ubico dentro de este, acomodando el asiento para que pudiera recostarse un poco, abrochado su cinturón de seguridad.
—¿Qué estabas haciendo ahí?
—Se supone que fuimos a celebrar la victoria de mi hermano. —balbuceo ya quedándose algo adormilada. —Mi hermano se fue temprano, le dije que no pasaría nada conmigo pero supongo que me pase algo con los tragos hasta terminar en este estado, Georgie.
—Y, ¿dónde está Max?—pregunté aún con los ojos en la carretera.
—No lo sé, durmiendo quizas.—murmuró divertida. —La verdad te llame a tí porque eres la primera persona que se me vino a la mente. Pues claro, como vives en ella, tiene sentido.
Arqueó una de mis cejas curioso ante su declaración, sintiendo mis mejillas sonrojarse. Aunque no estuviera del todo cuerda, no puedo evitar sentirme especial y con esperanza.
Al menos eso, ya con eso confirmaba un poco mi teoría de que me seguía amando.
Punto positivo para mí.
No nos demoramos nada en el trayecto hacía el hotel, y con cuidado a que no se caiga, decido llevarla entre mis brazos para que no tenga que hacer algún esfuerzo en caminar.
Abro la puerta de la habitación como puedo, dirigiéndome sin tanta prisa como antes hacía mi cuarto. La recuesto con sumo cuidado sobre mi cama para que pudiera descansar; posteriormente, me arrecuesto a un lado de ella, pendiente por si necesitará algo o para poder velar por su sueños por si se alarmaba en medio de ellos.
"Es increíble lo mucho que te amo y te extraño, Natalia Leclerc" musito en voz baja, depositando un casto y pequeño beso en su frente arropando con las cobijas que tenía mi cama para que no sintiera frío.
Hablaría con ella apenas de despertara. No era hora para hacerlo en estos momentos.
Porque muchas preguntas sí tenía que hacerle al respecto.
[...]
—¿Cómo te sientes?—le pregunté dándole una taza de café al verla ya despierta. Ella murmura un "gracias" audible para mí desde mi cama, y no puedo negar que por más desordenada que este, se sigue viendo preciosa para mis ojos.
—Ya mejor que antes—admitió.— gracias por estar para mí, William.
Asiento observándola.
—¿Por qué?
—¿Por qué...?—me preguntó confundida.
—¿Por qué estás con él si aún piensas en mí, cariño?—preguntó con interés, sentándome a un lado de la cama. —¿Sabías que está mal hacer ese tipo de cosas?
—George... Fue una equivocación. Yo... iba a llamar a Max y terminé llamándote a tí. —se excusó.
—Sí claro. —ruedo los ojos incrédulo. —Creo que hay una diferencia grande entre la "G" y la "M", cariño. —continué. —Además, te resaltó que al dejarte dormir en mi cama murmuraban mi nombre mientras dormías; decías lo mucho que me querías y extrañabas.
Natalia se quedo callada, jugando con las manillas que su hermano mayor había hecho para ella. La conocía, y sabía que se encontraba nerviosa ya que cada vez que lo estaba, optaba por hacer esos gestos.
—Dime. —le pido nuevamente.
Ella decide quedarse en silencio una vez más. Pero está vez, con la mirada fija en mí.
—¿Él lo sabe?—pregunté. —¿Él sabe que a tan solo una llamada mía, un toque, un beso, y una palabra sé que te pondré de regreso a mí? —pregunté ahora aún más cerca de ella. Podía sentir su aliento chocar contra el mío. Podía sentir la delgada capa de ropa que poseía su pijama de tela lisa con bordes de encaje. Podía sentirlo todo, y estaba claro, que lo quería TODO. —¿Él sabe que eres leal a mí?
Natalia queda en silencio, sin embargo, no se aparta ni pelea en poder quitar mis manos acariciando su pequeña cintura; tomó eso como una buena señal, acunando su rostro con una de mis manos, chocando sus labios con necesidad con los míos.
Suelto un gemido audible para ella al sentir lo suaves que era, y así mismo, porque ella me estaba correspondiendo con la misma intensidad que poseía.
Y lo que pasó después entre nosotros, es otra historia que contar.
🫀
DISCLAIMER
🫧 MUCHAS GRACIAS POR PARTICIPAR EN EL VIDEOJUEGO DE FRENKIEGF, HAS LLEGADO HASTA EL FINAL DE ESTE EPISODIO ❤️. ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y NO DUDEN EN VOTAR Y COMENTAR LO QUE QUIERAN
🫧 Espero que te haya gustado! therealrussellgf
🫧
LOADING...
LOADING...
LOADING...
🫀
¿Les gustaría la segunda parte?
SI | NO
¿Leerían una historia de George?
SI | NO
🫀
¡Nos vemos en el siguiente episodio!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top