𝐄-𝟏𝟔┆𝕬 𝖈𝖚𝖙𝖊 𝖇𝖔𝖞 𝖗𝖊𝖆𝖉𝖘 𝖒𝖞 𝖒𝖎𝖓𝖉

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Odiaba los autobuses. Siempre que estaba en uno terminaba en situaciones asquerosas, como ahora. El autobús privado que pagó Chase se quedó EN MEDIO DE LA NADA. Cuando unas harpías empezaron a perseguirnos, tratamos de evadirlas yendo a una especie de bosque que terminó en un DESASTRE y todos estábamos caminando por calles de Washington cubiertos de lodo. Tal vez sea esto uno de los momentos más humildes de toda mi existencia.

— Hay un centro comercial cerca, debemos de ir - propuso Chase

— Nos están persiguiendo harpías, no sabemos en qué momento regresen y nos atrapen, apenas logramos herir a una y eran cinco, nos ganan en cantidad. Además, ¿de qué nos serviría ir a un centro comercial? —argumento Deo

No sabía qué era más difícil en este momento, si cuidar a Deo u a Azami. Los quería demasiado a ambos, pero a veces llegaban a ser un poco... agobiantes. A veces pareciera que hablo demasiado, pero estaba segura de que no era cierto. Ellos dos hablaban mucho más de lo que hablé en toda mi vida en solo una hora. Cuando se estresaban o agobiaban, era imposible callarlos.

— Mira, chico listo. ESTOY CUBIERTO DE LODO, NO PUEDO MOVER MIS BRAZOS NI HABLAR CON ANNIE. ¿SABEN LO DOLOROSO QUE ES ESO?

— ¿Y eso qué tiene que ver con ir al centro comercial?

— NECESITO ENCONTRAR MI LUGAR FELIZ EN ESTE CAOS, Y PARA MI SUERTE ESE LUGAR ES UN CENTRO COMERCIAL.

Chase no soportaba estar sucio, mantenía todo limpio en la cabaña y si lo ensuciabas, bueno, durabas menos de cinco minutos vivo. Ahora estaba durando 1 hora, era un tiempo récord y peligroso. Todos lo seguimos, no queríamos una pelea que nos separara antes de siquiera recuperar un pergamino.















༉‧₊˚✧

Los autobuses no eran mis sitios preferidos en el mundo. Solían molestarme mucho en ellos, en realidad, en todas partes, pero especialmente en los autobuses, y tenía una pésima suerte en los asientos. El mundo definitivamente me odiaba. Pero si eras el mejor amigo de una Rossevelt, tenías los mejores asientos.

Conseguimos los mejores asientos, los de la segunda fila de adelante, tenían televisores en el espaldar de las sillas, y los asientos parecían sacados de uno de esos lugares de relajación que tanto necesitaba ir. La vida de un semidiós era ruda.

Duré solo cinco minutos despierto antes de caer profundamente dormido. Estaba en una playa, era familiar y a la vez no. No recuerdo haber estado aquí, pero sí estaba en mis recuerdos. Era ella. La chica rubia que a veces aparecía en mis sueños, que apareció en el Inframundo... Ella estaba ahí. Usaba una de esas antiguas ropas griegas, ahora parecía tener mi edad, tenía su cabello ondulado mucho más largo que en otras visiones y unos ojos celestes como el cielo despejado. Su cabello rubio llegaba a ser por momentos dorados, como los rayos del sol; de hecho, ella parecía un rayo de sol. Tenía una sonrisa cálida mientras corría por la arena.

Vamos, Zale, no te vas a ahogar en el agua - sonrió mientras me llamaba a acompañarla.

Como si ella pudiera controlarme, o tal vez solo me hipnotizo, me moví sin darme cuenta. Estaba feliz, realmente feliz. Una felicidad que era extraña se sentía mía, pero no lo era. No la conocía y estos recuerdos eran falsos, era un sueño.

Miré mi reflejo y caí en cuenta de eso. No era yo, para NADA. Era mucho más alto, moreno, con el cabello negro y ojos ligeramente más verdes. Lo único que se mantenía eran mis rizos. Seguía siendo hijo de Poseidón, aún sentía esa conexión con el agua, esa conexión inexplicable con el mar. Lo amaba.

La tranquilidad duró poco. Una tormenta apareció repentinamente y las olas se volvieron mucho más inestables. Alguien las controlaba porque se la llevaron. Traté de controlar las olas, pero la fuerza que trataba de llevársela era mucho más fuerte que las mías. Mi padre.

Ella luchaba, pero el agua poco a poco empezó a ahogarla y me apartaba de ella. Cuando ella empezaba a perder el conocimiento y yo entraba en pura desesperación, oí una voz.

— Percy

¿Quién era?

— Percy - replicó.

¿Adhara?

— Percy, despierta - me levantó abruptamente Lyssa

— ¿Qué pasó? - dije adormilado

— Estabas teniendo una pesadilla, llorando mientras dormías y acabamos de llegar. Lo único que repetías era "Hester, Hester, Hester, Hester, Hester, Hester"

¿Quién es?

— Yo... no lo sé. — suspiré, notando los restos de lágrimas en mi mejilla

Definitivamente, algo raro estaba pasado y tenía que descubrir quién era esa chica bonita de mis sueños... Esto se sentía un déjà vu. Lamentablemente.























✧*・゚*

El centro comercial era enorme, solo había pasado por fuera de ellos, pero nunca lo vi de adentro. Era como en las películas, quería ver todo, comer todo lo que vendían, no quería salir de aquí. Me sentía en un parque de diversiones, pero con más variedad y menos acción. Pero era increíble. Ahora entendía perfectamente el amor por Chase por los centros comerciales. Caminaba de un lado a otro mientras saltaba de la emoción. Todos los demás solo me perseguían y, aunque las personas del centro me miraban mal al ver lo sucia que estaba, no me importaba. Había tantas cosas que ver y poco tiempo.

Chase me compró un algodón de azúcar para que me calmara, y un helado, y unas crepes. En realidad, me compré muchas cosas.

— Muy bien, ahora que nuestra estrellita está tranquila. —suspiró—. Tenemos que ir a un SPA.

— ¿Por? - preguntó Deo

— ¿Qué dijo qué? —le susurró MaiMai a Deo

— UN SPA - le contestó Chase—. Miren, amo llamar la atención, pero no por estar asqueroso. Esto es horrible, estamos apestando y no creo que nos dejen entrar así de sucios a cualquier lugar en donde este el pergamino.

— Buen punto - traté de decir con señas mientras terminaba de comer todo el que me compraron.

— Ahora vamos a mi lugar favorito, dentro de mi sitio favorito.

























✧*・゚*

Lo único que recuerdo de mi primera experiencia en un spa es la PAZ, paz y tranquilidad, el cielo. Se sentía estar durmiendo en un montón de nubes suavecitas que huelen a lavandas y rosas. Nos miraron mal cuando entramos, pero al terminar, me sentía como nueva. Parecía una modelo, me arreglaron el cabello y definitivamente parecía una princesa.

Parecían trabajadores de Afrodita, porque nos trataron con suma amabilidad y siempre nos sonreían. Estar en este spa era tan acogedor como estar con mi abuela. Era simplemente un descanso mental de todo el caos que me rodeaba.

Amaba mi nueva apariencia, era más linda de esta forma. No es que odiara como me veía en mi cuerpo original, pero esta estaba mucho mejor. Chase salió de la sección de los chicos junto a Deo. El hijo de Afrodita lucía como un modelo. Aunque detestara admitirlo, era una viva imagen de su padre, era como una versión más joven y dulce que el señor Bennet. Nunca nos dijo su nombre y nunca me atreví a buscar, me bastaba con saber que jamás estuvo presente en la vida de mi mejor amigo.

Al ver a Deo me quedé sin aliento. El chico nunca había lucido mal, era lindo, muy lindo. Siempre lo había visto con cabello lacio, pero esta vez tenía el cabello ondulado. ¿Sería ese su cabello natural?

Después de unos segundos salió Mairin, dejaron sus rizos naturales, ella los detestaba. Parecíamos el grupo de cabello ondulado y Chase.

— Nosotros estamos divinos, pero esta ropa, a pesar de estar lavada, sigue rota. Necesitamos más.

— ¿No crees que nos estamos distrayendo demasiado? Tenemos que conseguir esos pergaminos lo antes posible —opinó Deo

— Esto es necesario, nadie dejará entrar a un museo, a unos chicos con ropa rota, sería muy sospechoso y hará que sea más difícil robar ese estúpido pergamino.

Mairin no le prestaba atención a la conversación, solo miraba sus rizos.



















༉‧₊˚✧

Durante el paseo nos dejaron un tiempo libre en un parque. Ly me tomaba fotos como si fuera uno de los sitios turísticos a los que íbamos.

— ¿Por qué nunca te tomas fotos?

— No me gustan las cámaras, por lo menos no en mí.

Lyssa había vivido gran parte de su infancia rodeada de cámaras. Cada vez que la escuela nos tomaba fotos, ella ya sabía cómo actuar, como si estuviera programada para ello, aunque después lucía tensa. La conocía y ella se notaba nerviosa en las fotos a pesar de ser muy buena disimulando. A veces trataba de tomarla de la mano para que se tranquilizara, funcionaba casi siempre, otras veces solo se ponía triste.

A pesar de eso, cada vez que tomaba una cámara, sus ojos brillaban de felicidad y devoción, le encantaba tomar fotos y buscar el ángulo perfecto. Era de las pocas veces que sonreía genuinamente, aunque no se diera cuenta.

Entonces deberías de empezar a pagarme por ser tu modelo principal.

Ella se acercó a mí y me dio un beso en las mejillas, bueno, mi cerca de la comisura de mis labios.

— Creo que ya te di mi tu primera paga - me sonrió antes de levantarse de la banca. — Vámonos, la profesora nos está llamando.

¿ME BESO? Bueno, no fue un beso, ni siquiera tocó mis labios, pero estaba muy cerca. ¿Me quería besar? Yo no quería que me besara, pero no la aparté. ¿Me gustó? No es que lo detestara, pero no lo pedí específicamente. No, definitivamente no me gustó, ¿o sí? Debía de estar alucinando. Era imposible que me había besado. ¿Quién me besaría?

Ella me tomó de la mano, me guio hacia el autobús, ya que mi mente dejó de funcionar por unos 10 minutos. Definitivamente, no me beso, pero no lo odié.



























✧*・゚*

Amaba la sección de los disfraces, los amaba. Nunca usaba uno, excepto en Halloween. Una vez me disfracé de Quiron que terminó pidiendo que nos tomaran una foto juntos, en sus palabras "era de los mejores homenajes que un semidiós pudo hacerle".

Me estaba probando todo, sirena, pirata, momia, ángel. Sin embargo, cuando vi el disfraz de princesa, supe que tenía que ser mío. Era un vestido verde con bordados florales y algunos detalles morados de estrellas. Era magnífico.

Chase ya había terminado de comprar la ropa y de vestirse. Usaba unos jeans, con una casaca de cuero y una camiseta de Lana del Rey. El hijo de Afrodita le escogió a Deo su ropa, no le quedaba mal y se asemejaba mucho a su estilo, pero con un toque de Chase.

—Realmente quieres ese vestido, ¿no? - dijo Chase desde atrás mío

Asentí mientras le suplicaba con la mirada.

— Bien, te lo compro y llévate otra ropa por si acaso, si los monstruos rompen tu vestido. —Suspiró, a lo que yo lo abracé emocionada —. Sí, lo sé, soy el chico más increíble y guapo del mundo.

Decidí usar el gorro de bruja; al final de cuentas, era una.









✧*・゚*

El Capitolio era magnífico. Entrar no había sido mayor problema y nos tocó dos guías muy lindas. No lucían muy mayores a nosotras. Tenían etiquetas con sus nombres en el uniforme, pero no lograban distinguir ni una letra, aunque se presentaron como Sophie y Lily. La primera era una rubia de ojos marrones con una mirada amable y la otra era una pelirroja con cabello rizado, ojos verdes y pecosa. La última no era muy amable, me miraba con una cara de "¿Qué quiere esta mosquita muerta?", y estaba muy cómoda hablando con Deo sobre el lugar. Deo sabía mucho más que ella, a pesar de ser la guía, dejaba que el hijo de Atenea le explicara absolutamente de todo y solo reía y lo tocaba como una idiota enamorada. No eran celos. Trataba de alejarlo de ella o de gritarle, pero esto de no hablar era horrible. Además, Mairin no me dejaba del todo, estaba muy concentrada mirando la escena.

Caminábamos entre los pasillos mientras Sophie nos explicaba todo, no podía concentrarme en lo que decía por el fuerte agarre que tenía Mairin sobre mí. Chase estaba muy distraído viendo a la rubia, no tanto como cuando veía a Annie, pero un poco. En un momento nos detuvimos a observar una pintura. Mairin se concentró en hacer un hechizo mental. No sabía que podía hacer eso, solo noté cómo le empezó a sangrar la nariz, volvió a ver a las guías y dio un grito de horro. Un grito que hizo que todo el mundo volteara a verla.

Las chicas delante de nosotras solo sonrieron en son de burla.

— Tenemos que irnos - me ordenó—. Sácalos de aquí.

— Cálmate, querida, no te haremos daño. Danos a ella y un buen almuerzo.

Traté de tomar a los Deo, de la mano, que estaba desconcertado, y quería permanecer cerca a la guía, al igual que Chase. Tuve que peñiscarlo para que reaccionara. Lily no me dejaba apartarlo.

— Me habían dicho que eras buena, pero realmente no le haces honor a tu nombre, Adhara Abernathy.

Saque mi daga, y siempre que la atacaba lograba eludirlo. Excepto un pequeño corte que le hice en el cabello.

— De verdad, fue muy divertido hablar con él. Te pareces más a tu abuela de lo que te pareces a tu madre. Cambiando de chicos cada día. Pareces una-

No logró terminar su oración antes de que le diera una apuñalada en su abdomen. Con un espantoso alarido, la criatura desconocida explotó en polvo que terminó ensuciando todo el suelo perfectamente cuidado del lugar.

Nadie insultaba a Afrodita enfrente mío.

— ¡ESTOS NIÑOS TIENEN ARMAS, QUE ALGUIEN LOS ATRAPE! - gritó Sophie molesta al ver que matamos a su compañera—. Bien, parece que tenemos que jugar a las malas.

Mairin tomó a Chase y yo a Deo, antes de empezar a correr, para escapar de Sophie y los guardias que llegaban a detenernos.

— ¿Qué eran? —preguntó Deo

— Solo sé que olían a rosas y a un caballo, pero era un olor embriagador. — respondió Chase

— Eran empusas, servidoras de Hecate que se alimentan de la sangre de hombres jóvenes, en realidad son criaturas horrendas que se parecen a vampiros con una pierna de bronce y otra de burro. — explicó Mairin mientras se habría paso entre la gente. Tienen un hechizo protector de... Hecate. Que las hace imposible de ver frente a otros semidioses a menos que hagas uno para apartar la niebla. Y dado que no puedo hacer ni un hechizo de habla. Me tardé en comprobar mis sospechas.

¿Eran de mamá? ¿Por qué querían llevarme?

La sangre seguía saliendo de la sangre de Mairin, no paraba y empezaba a caer por todo su rostro hasta manchar su ropa.

Los guardias no tardaron en alcanzarnos, y los cuatro nos dividimos por diferentes partes. Nos encontraríamos en la salida posterior del Capitolio. Solo eran guardias y una empusa con fuerza brutal, no era tan difícil, ¿no?

















✧*・゚*

Entre la confusión del momento, choqué con un chico que me logró sostener de la cintura antes de caerme y me aferré a sus brazos con miedo de caerme sin darme cuenta de que el gorro de bruja se me había caído.

— Ten más cuidado, brujita - sonrió el desconocido que era conocido

Sus ojos eran tan profundos como el mar. Te transmitían la sensación de ver las olas del mar chocar con la costa, la tranquilidad de ese momento; la paz que buscaba cuando me sentaba frente al lago esperando que todo saliera un poco mejor. Era un sentimiento que te hacía volver a la realidad, que era un consuelo ante el caos que nos rodeaba, como si por fin estuviéramos en una isla a salvo de la tormenta que nos rodeaba, de esa tormenta del peligro e incertidumbre. Él era el tipo de personas que eran la isla. Se notaba en sus ojos.

Conocía esos ojos, de alguna forma, pero los había olvidado... ¿Cómo podría olvidar unos ojos como esos? Eran tan bellos, tan hipnotizantes y cautivadores, que parecía imposible despejar mi mirada de ellos. Era rubio, tenía unos rizos que parecían ser pintados por un gran artista, perfectos. Debían de verse mejor en el sol, quería verlos en el sol, quería quedarme con él, tal vez solo un momento más.

Espera... ¿DIJO BRUJA? ¿Cómo sabía que era una? ¿Sabía mi secreto? No podía, era imposible. Ojalá que se refiera a mí de una forma positiva de las brujas, están las feas y malas, llenas de verrugas que atormentan a las personas y el cine se encargó de mostrarnos. Luego están mis favoritas, las que realmente somos, las normales. Las que son muy bonitas de alma.

— No pareces una bruja mala, ni nada de eso - comentó al ver mi vestuario de una princesa y cómo mis rizos caían por debajo de mis hombros—. Pareces un ángel.

Él notó mi cara de confusión y solo se rio.

— Un ángel que está vestida de princesa. ¿Qué pasó? ¿No hablas? — Luego noto mi silencio — Oh, no hablas. Lo siento tanto, pensé que el gato te había comido la lengua o algo así. Aunque no hay nada de malo sin un gato que te comió de verdad la lengua, sería extraño pero genial, una historia interesante para contar y-

Empecé a reírme al ver cómo trataba de encontrar las palabras indicadas, poniéndose cada segundo más nervioso, lucía adorable.

— Oye, no te reías - sonrió mientras me levantaba el sombrero - Será mejor que no uses esto. No va con tu disfraz y no pareces una bruja mala exactamente.

No sé cómo él notaba con solo mirarme a los ojos lo que quería decir.

— Sé que no soy un experto en brujas como para decir eso, pero luces más bonita como un ángel vestida de princesa. Aunque es una ropa un poco extraña para venir al Capitolio.

Solo suspire y lo mire DOS SEGUNDOS antes de que él supiera lo que quería decir. ¿ACASO LEE LA MENTE? Sabía lo que quería decir antes de que siquiera yo lo terminara de pensar bien.

— Asique eres una chica extraña. Bueno, tu misma te colocaste esa etiqueta - me extendió su mano, a lo que yo la sostuve - Soy Percy, Percy Jackson. ¿Cuál es tu nombre chica extraña?

Cuando toqué su mano sentí ese escalofrío nuevamente, lo sentía seguido. Me gustaba, esta vez no fue incomodo, fue... emocionante.

Para mi buena suerte había una niña no tan lejos de nosotros que sostenía una muñeca de sirena en su mano, una Barbie Sirena rubia con cola celeste. La señale al verla.

— ¿Barbie? - negué rápidamente - ¿Es por su cabello? ¿Azul? No, se nota que no. ¿Sirena? Es una sirena y... ¿asique que te llamas Sirena?

Asentí felizmente. Con él no tenía que esforzarme mucho en que me entienda como los demás.

— Tienes unos ojos bonitos - susurro Percy... ese nombre... lo conocía... conocía a Percy. - Como todas las chicas, y los chicos, todos en realidad, todos tenemos unos ojos muy bonitos. Haces sentir muy nerviosa a la gente, ¿sabes?

Rodé los ojos, negando divertida a su afirmación, a lo que él me sonrió divertido. Note que no había soltado su mano en ningún momento y no quería apartarla aún, él también lo noto, pero quiso disimularlo. Para su mala suerte, ese no era su mayor talento.

Me quede mirándolo demasiado tiempo y para disimular tuve que desviar mi mirada a unos niños que jugaban con peluches de gatitos, los gatitos adorables me seguían a donde estuviera. Él lo noto y sonrió.

— Te gustan los gatos? - asentí en respuesta - También me gustan, tengo uno, se llama Aquiles. Es muy travieso y mimado.

Yo solía tener un gato... que se llamaba Aquiles.

De su bolsillo sacó un bolígrafo, bonito... el bolígrafo era muy bonito, tenía detalles dorados. Sostuvo mi mano con delicadeza, tenía un tacto agradable, su piel era suave y un poco bronceada, él olía a mar lo cual parecía extraño al estar muy lejos de cualquier rastro de una playa, pero me gustaba el olor extrañamente, no recordaba estar en el mar o playa. Lo único que sabia es que era un toque refrescante y tranquilizador, cómodo. Note como tenía pintado una carita feliz en el pulgar de la mano izquierda.

Sin darme cuenta dibujo un gato rodeado de estrella en mi mano. Sonreí ante su gesto. Su estilo de dibujo se parecía al mío. Sonreía ante cualquier cosa que hiciera. Solo un pensamiento pasaba por mi mente en ese momento "CASATE CON ÉL".

En mi opinión, era totalmente entendible, casi nunca encuentras a un chico super lindo, que te trata bien y que parece el amor de tu vida... Ah, tenía novio. MUY MAL, ADHARA. TE VA A LLEGAR EL KARMA. No, no, no. Me retracto, en el fondo.

— Sé que no soy el mejor dibujante, pero una princesa merece algún regalo o.... bueno, algo.

Ambos nos quedamos mirando un tiempo mientras de fondo sonaba " You're losing me" de Taylor Swift, últimamente solo iba a un espacio a oscuras en el bosque, ponía mi reproductor de casete de Taylor Swift que me envió Silena y lo ponía a todo volumen mientras lloraba y me hacía bolita. Si iba a llorar alguna vez el resto de mi vida sería en secreto, lucía horrible cuando lloraba y la culpabilidad llenaba todo mi ser.

Nuestras miradas se conectaron, no era necesario decir algo, ya sabíamos que diría el otro. Sentía un revoltijo en mi corazón, como si faltara algo, como si todo mi cuerpo ansiara por hacer algo que ni yo sabía que era, era como si alma quisiera salir de mi cuerpo e ir a algún lugar, a buscar a alguien. No. Mi alma quería abrazarlo, quería quedarse con él, pese a que fuera un desconocido. Pese a todo.

Él sentía lo mismo porque me miraba con dolor, él no sabía por qué y yo tampoco, solo comprendíamos al otro. Nos quedamos inmóviles por cinco segundos, cinco segundos que se sintieron como una vida, cinco segundos de esperanza por un movimiento inesperado del otro, cinco segundos en donde esperaba que él hiciera algo, cinco segundos en donde el esperaba algo, cinco segundos antes de que ambos nos aferramos al otro, abrazándonos con anhelo y dolor, lo abrace como si no fuera un completo desconocido, como si lo hubiera conocido desde antes y esperado toda mi vida.

Rodeo sus brazos en mi cintura y yo por sus hombros, aunque se tuvo que agachar para que lo alcanzara con comodidad. Oculto su cara entre mi cabello y susurraba cosas incomprensibles.

En eso llego una chica, lo conocía porque lo llamaba repetidamente y él al oír su voz, se separó rápidamente de mí y volteo con una sonrisa de felicidad hacia la chica que sostenía dos cafés, uno en cada mano. Parecería una hija de Afrodita, tenía unos labios suaves y rosados naturalmente, una piel de porcelana tan clara que asemejaba a la nieve, no era pálida, pero tampoco era bronceada. Su cabello caía en ondas perfectas por sus hombros mientras bailaban en el aire cuando caminaba hacia nosotros. Sonreía ligeramente, no una sonrisa forzada, era real, se notaba felicidad en sus ojos marrones. Tenía rasgos asiáticos, y parecía una de las cantantes de Kpop de las que Lucy y Chase hablaban. Era de las chicas más lindas que había visto en toda mi vida y no podía separar mi vista de ella.

Era simplemente perfecta, y notando la sonrisa del rubio, parecía ser su novia. Sentía un sabor amargo en mi boca, lo odiaba. Todos mis sentidos parecían haberse activado y sentía que el aire se volvía más pesado. Era una molestia sin sentido, quería ser la chica... no, quería ser Percy. No eran celos, no podían serlo porque no sabía por cuál de los dos estaba celosa. ¿Eran celos? ¿Creo que solo me sentía el mal tercio... desde cuándo era el mal tercio? No me gustaba serlo. Y yo tenía novio, definitivamente no estaba celosa.

Tenía un gran novio, me gustaba su... bueno, sus... ojos, sus ojos eran bonitos, pero no tanto... tenía una belleza exótica. Tenía cabello ondulado, eso era muy bueno y lo hacía lindo, era rubio. Tenía salud, casi nunca se enfermaba y era bueno en deportes.

— Percy - lo llamó con una voz dulce y melodiosa, perfecta. ¿Por qué tenía que ser tan perfecta? La odiaba. - Disculpa, ¿quién eres?

Me quedé helada cuando me habló y miré a Percy rápidamente que quitó su sonrisa de idiota, notando mi mirada, a lo que se tensó. Debí de haberle dando una mirada muy mala para que se le borrara la sonrisa y se pusiera nervioso.

— Ella es... ella es... tú sabes que es humana... persona... un ser vivo muy chica... si, chica... chica... Sirena. Se llama Sirena

— ¿Es tu amiga?

— Algo así - le sonrió y luego a mi

Tenía una bonita sonrisa. Yo solo asentí

En eso note como ella rodeaba su brazo con el de él. Yo lo tome de la mano. Tal vez ella más veces que yo o tal vez no. Y lo abrace, eso cuenta.

Yo le sostuve la mano como por 5 minutos, era mucho tiempo y me dijo que parecía una princesa. Estaba bien, perfectamente bien, pero seguía mirando sus brazos unidos, ¿Por qué los miraba? ¿Y por qué trataba de disimularlo? Por qué notaba cada vez que se sonreían de vuelta y solo asentía mientras me hablaban. No los escuchaba en lo absoluto, todo se puso en silencio para mí y veía cada detalle entre ellos. Debian ser novios. Lucían bien juntos, adorables, muy adorables. Solo exageraba, es más apoyaba esa relación, ojalá terminen juntos toda su vida y estén felices para siempre. Es más, era fan de su relación.

El grito de un guardia me sacó de mis pensamientos. Tenía que irme.

— ¿Ya te vas? - me preguntó Percy

Asentí rápidamente.

— ¿Tienes número? ¿Algo? ¿Cómo puedo volver a verte?

Hice una seña, de dormir.

— ¿En mis sueños? ¿Te veré en mis sueños?

Asentí antes de irme.

Era la mejor idea de respuesta que había dado. Y sé que él aparecería en los míos, por parte del presentimiento de lo que volvería a ver y estaría en mis visiones.





























































































































































✧*・゚*

Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy. Percy.

Yo conocía a Percy Jackson.































⋆˚。⋆୨♡୧⋆ ˚。⋆

Holi, ¿cómo están?

Regrese después de mucho tiempo. Se cumplió lo prometido, el Adhercy se volvieron a ver.

Ady tuvo su momento Cardan.

No se olviden de votar y comentar que me ayudaría mucho <333

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