1⚜️|Dulce Elia.

































Había algo más que el miedo en sus ojos; era el pavor en su forma más cruda, un terror tan absoluto que parecía ahogarla. Los gritos desgarradores fuera de los aposentos resonaban como un eco de muerte inminente, mientras que los suyos propios se quebraban en el aire, impotentes y horrorizados. El hedor de la sangre y el destino sellado impregnaba cada rincón, envolviéndola como una mortaja invisible. El pequeño en sus brazos se agitaba, inquieto, perturbado por los alaridos desesperados de su hermana, que desgarraban el silencio como espadas en la oscuridad.

Elia había llegado a Desembarco del Rey por orden del rey, pero esa decisión, maldita desde el principio, selló un destino que nadie podría deshacer.

Elia Martell, tan resplandeciente como el sol del sur, tan dulce como la miel más pura, ahora apenas podía sostener a sus hijos, susurrándoles palabras de consuelo que ni ella misma creía. El valor que alguna vez la adornó se había desvanecido; lo único que le quedaba era alzar su mirada a los cielos, suplicando por una salvación que se hacía cada vez más imposible.

Pero sus súplicas se perdieron en el aire, débiles, insignificantes. Las puertas se abrieron de golpe, revelando a dos hombres cubiertos de sangre, como si la muerte misma hubiera tomado forma en ellos. El llanto de su hija se convirtió en un alarido desgarrador, y el llanto de su pequeño resonó con una desesperación que parecía traspasar los muros. Los hombres, crueles y desalmados, rieron al verla en su desamparo. Sin piedad, arrancaron a su hija de sus brazos, y frente a sus ojos, le arrebataron la vida de la forma más brutal imaginable, sumiendo a Elia en un abismo de horror del que jamás podría escapar.

Solo escuchar los gritos de terror de su pequeña y la carne y huesos ser cortados le horrorizó, la paralizó y solo pudo ver con ojos vacíos como su pequeño ser era asesinado.

Así mismo paso con el bebé en sus brazos, aunque lucho por que no se lo arrebataran, dos eran más fuerte que una, el pequeño solo lloro una vez, eso basto para que el llanto de terror y dolor quedarán grabados en su mente.

Y aun con las manos y cuerpo llenos de sangre, uno de los asesinos la tomó, la tomó por la fuerza y terminó de desgarrar su alma.

Pero ya no había nada más porque pelear, su pequeña hija, su pequeño bebé, sus almas habían sido salvajemente arrebatadas y solo le quedaba escuchar como el hombre se satisfacía con su cuerpo.

Solo veía la sangre y los cuerpos de sus hijos, no veía a aquellos hombres, solo podía ver la cabeza separada de sus hijos, y como uno de ellos tomaba la cabeza de su bebé y se burlaba.

Aquel día murió Elia Nymeros Martell, murió de la peor forma junto a sus hijos, Rhaenys y Aegon.

Para Elia ver todo aquel desastre era horrible, su mente revivia aquel momento una y otra vez.

Se supone que había muerto.

¿Pero porque su mente seguía reviviendo aquel suceso?

Estaba muerta.

¿Pero porque escuchaba a Rhaenys llorar?

Había sido violada y asesinada.

¿Pero por que el sonido del cuello siendo cortado de Aegon se seguia escuchando?

¿Por qué el sonido de su carne ser cortada era tan vivido?

Una luz cegadora se presentó en la temible oscuridad, sus ojos parpadearon para quitar la molestia y un nuevo día le llegó.

El lugar era irreconocible ¿por que estaba viva? Se preguntó, el ruido del mar, el olor marino y el mareo se sintieron.

Al sentarse observo el lugar ¿no estaba muerta? ¿Por qué parecía estar un barco?

—Mi señorita despertó - una mujer ingresó, sus ropas eran familiares, pero su rostro no. —Le diré al príncipe, no se mueva.

Elia tocó su cabeza y varias imágenes llegaron a ella, todas dolorosas.

¿¡Dime quien te dio la orden!? ¿¡Quién!? ¡No solo la mataste, la violaste y mataste a sus hijos!

Que dolor sintió al escuchar a su amado hermano pedir respuestas, quiso ir por el y abrazarlo, pero el reflejo en el espejo la asusto.

Piel pálida, ojos azules, piel pálida y ojos azules.

Esa no era ella, pero por más que pellizco su rostro no cambió en nada.

Era pálida y de ojos azules, no de piel oliva y ojos negros.

—¿Qué es esto? - el miedo inundó aquellos
ojos azules

—Bealyria al fin despertaste - su boca se abrió con indignación, su nombre es Elia.

Elia Nymeros Martell, la esposa de aquel vil hombre.

—¿Estas bien? No finjas hermana, se que es difícil para ti, pero es por la paz.

—¿Hermana? - el hombre pareció indignarse, la dama detrás de él entró en pánico.

—Basta Bealyria, es tu deber, es tu deber con Dorne, con todas las casas - Elia suspiro ¿de que hablaba ese loco? ¿En donde estaban Aegon y Rhaenys?

—¿Quien eres? - el hombre la miro mal.

—Prepara a Bealyria, ya estamos cerca del puerto, debe de ser la novia más hermosa- ella quiso gritarle pero un susurro la detuvo.

"Tienes una segunda oportunidad Elia, cambia el destino de todas"

La mujer frente a ella le pidió que fuera comprensiva con su hermano, gracias a su lengua suelta pudo descubrir que su nombre era Qoren, Qoren Martell, y ella se casaba en lugar de su sobrina, quiso reír, ¿que tenía que ver ella?

No quería casarse con otro Targaryen y menos con Viserys I, ¿no se supone que la reina era aquella Hightower?

Tal vez el destino la coloco ahí, pero casarse con un Targaryen era terrible, horrible y cruel, una suicia jugarreta del destino.

—La princesa Rhaenyra le lleva unos años, pero si se llevan bien podría ayudar a su estadía.

—¿Rhaenyra?

Era aquella Rhaenyra que no quedó en los libros de historia como reina, si era esa podría cambiar su destino, el viento se lo dijo "cambia el destino de todas"

Todas ellas, Rhaenyra, su hermana Helaena y otras mujeres que tuvieron destinos terribles, pero Aemma murió ¿ella no valía acaso?

Pero su muerte desencadenó la ambición de Otto Hightower, así que sin Alicent posiblemente podría cambiar todo.

Pero sabía que el destino era cruel, algo malo se vendría.

—Esta hermosa -un vestido dorado, dorado símbolo de dorne, había bordados con el sol y su cabello estaba recogido elegantemente.

Por su reflejo en el espejo pudo distinguir una joven edad, Rhaenyra le lleva unos años dijo la mujer, entonces estaba entre sus catorce o quince años, a esa corta edad tendría los hijos de un viejo rey de treinta y tantos.

El solo pensarlo le dio asco, pero era una princesa, su deber aunque no fuera correcto, era su deber, desposar a un viejo por la paz.

A un Targaryen, ellos traían calamidad.

—Sube al palanquin - la joven al bajar del barco fue ordenada, su hermano fue amable pero era un soberano, debía obediencia.

Las personas en su recorrido se amontonaban para verla, las damas iban dando oro todos, algunos gritaban pidiendo su salud, otros pidiendo armonía y otros pidiendo que fuera la reina más amable, igual a Aemma.

—Una esposa devota - suspiro, eso fue antes, devota y tirada, la dejaron por otra mujer y murió de la peor manera. —Incluso si Viserys cae ante esa Hightower, yo haré a Rhaenyra una reina, lo prometo, por mis niños, por mis inocentes niños, ellos serán mi motivación.











































Primer capítulo listo ¿que les pareció?

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