03: Take it Out

Los días en Nueva Yugork pasan como una neblina borrosa ocasionada por el smog que desprenden las fábricas de robots; la única señal de tiempo que parece ser correcta siendo las constantes llamadas por el altavoz de la estación para abordar el próximo tren rumbo a Scare Port.

La primera tonada suena mientras Nine se encuentra en su taller haciendo cálculos, las raciones de la (¿semana?) semana (¿anterior?) degradándose todavía casi intactas en su pequeño mini refrigerador que él mismo construyó.

El erizo cobalto no había vuelto a aparecer desde la última vez cuando lo conoció, y a Nine no le importaría este hecho en lo más mínimo si no fuera porque su cerebro había empezado a crear proyecto tras proyecto sin respaldo o fundamento que garantizaran un mínimo porcentaje de tener algún tipo de éxito.

Los resultados que había obtenido con anterioridad gracias a su escáner se encontraban desglosados en la pantalla que colgaba sobre su cabeza, hipótesis que habían estado rondando en su cerebro desde que leyó con detenimiento las respuestas ahora decoraban el cristal en tinta color verde.

Para Nine las horas de sueño siempre fueron pocas desde que tiene memoria y en estos días se habían empeorado al tener tantas preguntas sobre la energía que parecía contener el erizo; y si bien esta no fue la primera vez que no durmió por demasiado tiempo seguido, pudo admitir que estos días los efectos secundarios del insomnio fueron más notorios en particular ya que se volvieron diferentes, pues de un momento a otro las sombras que caminaban por los bordes de su visión y los recuerdos vividos de tiempos aún más oscuros fueron intercambiados por una voz demasiado molesta que sonaba dentro de su cabeza para opacar el silencio.

Esa voz, se dio cuenta Nine como por el tercer (¿Quinto?) día, no pertenecía a quienes lo atormentaron hace tantos años, o eso descubrió cuando empezó a hacer demasiadas preguntas estúpidas en vez de los comentarios usuales sobre que lo mejor sería terminar con todo induciendo su propia muerte.

Y si bien el cambio debió darle alguna especie de alivio (después de todo, recordar su pasado no era algo divertido), en realidad no lo hizo, pues Nine ya estaba acostumbrado a pasar días en vela con las constantes desagradables voces como única compañía, por lo tanto, que una nueva voz energética de pronto tomará lugar diciéndole sobre "construir piernas robóticas que den velocidad" en realidad sólo logró hacer que la inquietud apareciera más rápido de lo usual al no poder avanzar por no contar con los datos necesarios para tener éxito con sus proyectos ni siquiera iniciados.

En resumen: la voz era molesta. O cuando primeramente la escucho ese fue su primer pensamiento.

—¡Hey, amigo!, ¿Que haces? —volvió a hablar la voz después de lo que se sintieron como segundos, y Nine inhaló y exhaló de forma ruidosa en un intento de calmarse para no hacerse daño.

—cállate ya. —gruño para seguir mirando con resolución sus anotaciones, su mente resolviendo cálculos que no llevaban a nada aún y con este constante bache en su camino.

—gau, ¿Despertaste del lado equivocado? —la voz calló por medio segundo y Nine sintió una ráfaga de viento pasar por su costado. —Vaya, eso es... ¿¡Si vas a hacer mis piernas de metal!?

La voz gritó con emoción directo en su oreja y Nine intentó atenuar el daño utilizando sus manos como un amortiguador, por la velocidad de esta acción una o dos piezas cayeron en un estrépito en algún lugar debajo de su mesa de trabajo.

—ups, perdón, ¿Estás bien amigo? —su silla giró 90 grados, y Nine jurará con su vida que su reacción de gritar y optar por ponerse en posición fetal se debió ante el sueño postergado de estos días. El erizo le regaló una mirada confundida y mantuvo su silla estática mientras la agarraba por los reposabrazos. —¿Te asusté?

Parpadeo dos veces, porque si bien escuchar voces era normal, nunca había experimentado que una visión moviera las cosas, pues usualmente solo eran borrones que pasaban a su costado en un intento de atormentarlo. Con una de sus extremidades de metal tocó con vacilación el brazo que lo acorralaba en la silla. El erizo exclamó un pequeño "auch" cuando la cola puntiaguda hizo contacto con su piel, y Nine abrió en grande los ojos cuando su mente finalmente pudo sumar dos y dos.

El erizo era real. Real como de carne y hueso y no una alucinación ocasionada por falta de sueño.

¿Cómo había entrado? Una mirada alrededor de su taller respondió su pregunta.

La puerta estaba abierta. Nine paso con furia una mano por su rostro como un débil intento de alejar el sueño que envolvía su cerebro y gruñó al recordar que el erizo sabia la contraseña para entrar, habiendo olvidado ese detalle importante ese día y por ende dejando el mismo código.

No era común que él fuera tan descuidado, pero teniendo en cuenta lo mucho que ese día salió de su cotidiana rutina, supone que tiene sentido su despiste.

—¿Con permiso de quién entraste? —pregunto osco para levantarse del asiento, chocando de paso su hombro de forma brusca contra el erizo que se encontraba en medio de su camino. Lo siguiente lo susurro entre dientes: —no podrías al menos cerrarla.

Después de todo, lo que menos deseaba es que la gente entrara pensando en que era una invitación a husmear, pues aunque esto fuera Nueva Yugork no quitaba del todo la posibilidad. Nine cerró con un portazo y se volteo con las manos en la cadera para darle al erizo su peor mirada; el que no era producto de su subconsciente se rasco las púas, visiblemente ante él como culpable.

—¡Perdón!, ¡Pero estuve tocando y nunca respondiste, así que recordé la contraseña y después de todo me conoces y yo te conozco, así que no vi problema al entrar por mi cuenta! —se disculpó rápido, demasiado rápido para su mente nublada por el insomnio que tenía en estos momentos.

El erizo por alguna razón siguió soltando disculpas y moviendo sus manos como si intentará tranquilizarlo, y si bien en otro mejor día Nine lo hubiera sacado a rastras de su taller, se dio cuenta que no contaba con la energía suficiente para hacerlo en estos momentos.

Apretando el puente de su hocico con fuerza para evitar un dolor de cabeza, Nine exhala lentamente. El erizo aparentemente notando su frustración, gracias a un poder superior se calla finalmente.

—déjame reformular... ¿Qué haces aquí? Te dije que no regresaras.

Puntúa lentamente, palabra por palabra para que el erizo entienda con claridad. El cobalto ante eso le frunce el ceño.

—¿Qué?, tu nunca dijiste eso.

Nine volvió a respirar hondo, preparándose para el dolor de cabeza que sentía se avecinaba con está conversación.

—sí, lo hice.

—no, —contestó demasiado seguro de sí mismo. — no lo hiciste, lo recuerdo bien.

—sí,lo dije.

—no.

—sí.

—no.

—¡Que sí!

—nu uh, sólo me dijiste que le dijera a Knucks que-

—¡Cállate y dime de una vez que necesitas! —Nine gritó con la paciencia llegando finalmente a su escaso límite. El erizo se encogió visiblemente ante su arrebato y en definitiva no se siente culpable porque eso sería tonto.

—wow, que humor... sólo quería pasar tiempo contigo, ¿Y así me lo agradeces? Deberías avergonzarte. —dice todo dolido y melancólico, Nine alza una ceja, nada impresionado y sin creer este parloteo de amigos, amigos. Notando que sus palabras no ocasionaron la reacción que esperaba, el erizo juega con sus dedos en un intento de contrarrestar el nerviosismo ocasionado por el hecho de que Nine se había acercado con la intención de intimidar al cobalto para que dijera la verdad. —Agh, bueno, es algo complicado así que... —el zorro merodea a su alrededor como un depredador y el erizo toma una exhalación nerviosa. —...Knucklesquierequemehagasotrofavor.

Nine detiene su caminar en círculos por lo que cree que escucho, su cerebro no lo suficientemente despierto para digerir la información.

—¿Qué? —el erizo abre la boca para responder, pero Nine lo interrumpe antes de que sufra otro dolor de cabeza. —esta vez fórmula.

—agh... —el de púas azules pisotea el suelo con un pie en una velocidad de una milla por segundo, al parecer poniendo empeño a seguir su orden. —Knucks quiere enviarme a misiones de reconocimiento, ya sabes por la super velocidad y por qué soy el mejor, pero no puede porque los robots del consejo de calvos me detendrían al dar dos pasos normales por la calle, así que necesito tu ayuda para que hagas tus cosas tecnológicas y-

Nine ni siquiera debe escuchar el resto para saber su respuesta.

—no.

—yo pueda salvar a... Espera, ¿No?, ¿Porque no? Pensé que lo harías ya que me ayudaste antes.

No puede evitar poner los ojos en blanco por el fastidio; varias razones se le vienen a la mente en un segundo, la principal de todas ellas siendo el hecho de que él ya saldó su deuda y por eso ha sido expiado de sus errores, pedir que haga más sólo por la bondad de su ser es estúpido; se pregunta qué habrá pasado por la mente del equidna para que pensara que aceptaría después de todo. 

—como tu dijiste: te ayude, verbo pasado. —dice en un intento de dejarlo claro. Nine se acerca a la mesa y con ayuda de sus extremidades metálicas recoge lo que por accidente tiró al suelo. — Esa ayuda fue única, no era para que te acostumbraras.

—¡Vamos Nine!, —pide el erizo de forma irritante, ¿Que no conoce lo que significa no? — ¡Según Knucks tu eres el único que sabe cómo hacerlo!

Si bien el pequeño cumplido hizo maravillas con su ego,  eso no significaba que de pronto su respuesta fuera positiva.

—ya dije que no. —repitió con un gruñido. Una rafaga de viento movió su flequillo y ahora tenía a un erizo con ojos suplicantes en frente.

—¡Pero somos amigos!, —dijo con demasiada confianza, Nine empeñado a ignorarlo se sentó en su silla y le dio la espalda.—hazlo por mi, ¿sí? Ya estoy harto de pasar todos los días en el cuartel, es super aburrido.

—no somos amigos, ni siquiera conocidos. —el erizo hizo un sonido como si le quitaran el aire y Nine tuvo que aferrarse a la poca paciencia que tenía para evitar tirar al de púas en las vías para que un tren lo atropellara.  —si lo único que tienes es el discurso de amistad, mejor ahorratelo y lárgate.

Tras eso no hubo respuesta, y Nine cantó victoria en su mente por un momento antes de que el cobalto abriera la boca.

—sabes, creo que en realidad no puedes hacerlo.

¿Qué?

Nine se da la vuelta lentamente para verlo con los ojos entrecerrados y un gruñido irritado entre labios.

—¿Qué insinuas erizo? 

—lo que escuchaste. —dice en un encogimiento de hombros demasiado burlón, una sonrisa en su rostro que hace que el pelaje de Nine se erize por la rabia. —no puedes hacerlo, por eso te niegas, ¿No sería mejor admitirlo?

¿Quién se cree? 

Nine tuvo que morderse la lengua para evitar dejar salir palabras que lo único que lograrían sería condenarlo a tener que ayudar todo por querer demostrar que era más que capaz en completar la tarea. Él era demasiado inteligente para caer en ese tonto juego.

Tomando una respiración profunda intentó calmarse, no quería a los rebeldes persiguiendolo por un homicidio.

—se que es lo que intentas... y no funcionará.

El erizo alzó las manos en un gesto frustrado sin sentido que Nine debió haber hecho por principio.

—agh... ¡Vamos!, ¿Que se necesita para que me ayudes? —pidió de forma tan patética pero que a la vez lograba sonar en serio, como si realmente fuera capaz de hacer lo que fuera con tal de que aceptara la tarea.

Y bien, Nine en un mejor día habría arrojado al erizo a las vías del tren por haberse colado en su taller, pero hoy no era su mejor día (aunque tampoco el peor), y en realidad había una cosa que necesitaba. Sólo por eso fue que la idea de aceptar se volvió aceptable, pues aunque usualmente hubiera intentado encontrar una solución externa, en realidad en estos momentos no se le ocurría algo mejor para conseguirlo.

Al parecer tardó demasiado para hablar, lo suficiente para que el erizo notara su debacle y la emoción del cobalto fue palpable cuando se dio cuenta que logró su cometido.

 —... ¿Qué te parece un trato? —dijo como si las palabras no se sintieran como clavos en su garganta.

—¡Me parece genial!, —dijo el erizo antes de que pudiera terminar, y Nine se preguntó en el fondo de su mente que es lo que habrá vivido para actuar así. —¡Gracias amigo, sabía que me ayudarías!

El zorro lo miró abiertamente confundido y un poco sorprendido, ¿Quién acepta un trato sin saber cuál era el trato?

—... ¿No te gustaría saber qué es lo que pido? —preguntó aunque en realidad no tenía razón para hacerlo, después de todo la fácil aceptación era lo único que necesitaba.

—¿Ah?... sí claro, ¿Por qué no? —contestó con un encogimiento de hombros que quitaba importancia al asunto. Pésimo instinto de conservación.

Nine apretó con sus dedos el puente de su hocico para evitar el dolor de cabeza y cerró los ojos con fuerza.

—agh... Es fácil, yo te ayudo a entrar a la base de reconocimiento de cada robot que se encuentre en la ciudad y tú me dejas estudiar tu velocidad, ¿Aceptas?

El erizo no lo pensó ni dos segundos para asentir rápidamente.

—¡Claro!

Nine rodó los ojos, fastidiado y sorprendido con su facilidad para acceder; Nine no podía entender cómo con esa actitud había sobrevivido tanto tiempo.

—bien, es un trato. —y sólo por ser formal extendió una de sus colas metalicas. Sabía que debía estrechar las manos para cerrar el acuerdo, pero Nine no estaba tocando un extraño.

El erizo lo miró raro por un momento para después tomar la extremidad, y cuando Nine iba a sacudir la mano de arriba y abajo (como le habían enseñado) un tirón de parte del de púas hizo que perdiera el equilibrio.

Fue como si el mundo se detuviera, el zorro vio con horror como el cobalto extendía sus brazos a sus lados y cuando su cerebro salió del estupor se dio cuenta que estaba participando en un abrazo.

En un mejor día eso hubiera ocasionado que la resistencia encontrará un cuerpo inconsciente en sus puertas, y si bien era cierto que no se encontraba en su mejor día, eso no le impidió empujar al erizo lo más fuerte que pudo y darle un golpe en la cabeza.

—¡EY!, ¿¡Porque fue eso!? —gritó el erizo mientras acariciaba el lugar donde definitivamente se formaria un bulto.

no me vuelvas a tocar. —siseo, reflejando cada nota de furia en su voz. El de púas lo miró con ojos abiertos y balbuceo antes de soltar un:

—¿¡No te gustan los abrazos!?, ¡Pero eso hacen los amigos!


En definitiva, no eran amigos.


 olaa

okey, historias graciosas. Mi cerebro estuvo como un mes tirandome escenarios para escribir esto, despues me olvide que lo habia escrito y un día sin internet que me acorde XD

idk, Nine esquizo canon, todavía siento q escribo al sanik y al Nine un poco OC, sorry por eso, lo intento pero al chole siento que hago a Sonik bien hiperactivo y a Nine edgy. En otro punto, escribiendo esto me di cuenta que se pierden muchas cosas al ser redactado desde el punto de vista de Nine, así que aja.

Otras noticias y dejo de divagar, ¿porque nadie me dijo que el separador se veía del culo con el fondo negro y las dos rayas rojas? Tipo, abri wattpad en mi compu y lo vi y quede, porque en mi mente era una buena idea 😔😔🔫🔫

y ya, creo que es todo. Gracias por leer, perdon por el capitulo medio flojo. tambien veo pertinente decir que las actualizaciones seran lentas, mi mente ahora  es un embrollo de ideas para fanfics de diversos fandoms y me confunde a la hora de escribir

chaoo 💐💐💐

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