‡Veintiocho‡
La promesa de que el tiempo curaría sus heridas le impulsaba a levantarse todos los días.
Pasaba las mañanas estudiando, las tardes trabajando y para la noche solo le quedaba como compañero el espeso vacío dentro de su pecho.
Oikawa
Pensaba en él casi todas las noches.
Oikawa
Se torturaba seguido con el retrato mental de su mejor amigo sonriendo radiante al lado de su novio.
Oikawa
Pero también se embargaba de satisfacción al notar la notificación que se presentaba en su bandeja de mensajes cada vez que iniciaba un nuevo día.
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