‡Veintidós‡

Iwaizumi era un chico fuerte, no dejaría ver su dolor. Sus ojos no lo delatarían.

La mañana de ese sábado la pasó acostado en el suelo, con el pestillo echado en la puerta, ignorando olímpicamente cuando Oikawa lo llamaba desde el otro lado de la puerta.

Pasó así hasta que el reloj marcó las 10 y su estómago rugió furioso.

Se encontraba decidido para salir, pero lo sorprendió la forma en que Bokuto, el amigo de Kuroo y Oikawa, terminó abriendo la puerta desde afuera, entrando con todo el ruido del mundo tras de él.

Y lo animó.

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