‡Ocho‡
Las semanas pasaban sin saber mucho sobre Oikawa.
Iwaizumi estaba tan acostumbrado a la presencia de Oikawa en su día a día que ahora resultaba extraño vivir sin él, sin que apareciera por las mañanas para caminar juntos hasta cualquier lugar o los insistentes mensajes por la noche.
Ya no lo sentía, no encontraba nada de él en el ambiente.
Ni su aroma, su sonrisa, su voz o las miradas de complicidad. Ya no existía ningúna de esas cosas, ni siquiera podía recordarlas con exactitud.
Oikawa iba desapareciendo cada vez más.
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