‡Dos‡
Tampoco recordaba cuando había comenzado a gustarle Oikawa.
Sabía qué, en algún punto de la mitad de su último año en preparatoria, dejó de pensar en cómo había sobrevivido a Oikawa desde niños. Lo dejó.
Entonces solía observarlo con demasiada atención, notando las razones por las que resultaba tan atractivo para las chicas. Comenzó por su voz, era demasiado dulce, imposible de ignorar, luego que el color de sus ojos, tenían algo que lo hacía destacar. De a pocos fue descubriéndolo.
Por último notó el insistente deseo por tomar su mano.
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