‡Diez‡

Fue su misma madre la que, alarmada, había llamado a Oikawa.

-Tooru-chan, ¿Podrías hablar con él?- pedía-. Se ve muy mal.

-No se preocupe, lo llamaré en la noche- promete Oikawa, sereno.

Y, justo como había dicho, llamó esa noche a su amigo de la infancia. Primero había sido difícil hacerlo hablar de forma normal pero, poco a poco, fue soltandose de nuevo. Iba regresando a la normalidad mientras recordaba como era Oikawa y las fuertes sensaciones que le provocaba.

La llamada terminó con ambos sonrientes y dormidos.

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