‡Cuatro‡
—Iwa-chan, me marcho a Tokyo —le terminó contando dos meses antes de hacerlo—. Necesito encontrar un lugar donde vivir.
Ese mismo fin de semana los dos habían tomado un tren que los llevaría a la ciudad, con las preocupaciones hasta el cuello, por lo menos para Iwaizumi. Oikawa se veía tranquilo, caminaba como si hubiese crecido en ese lugar, como si no existiera otro hogar abandonado a sus espaldas.
Al final encontró donde quedarse: Un apartamento para tres personas al que solo le quedaba una habitación, esa que tomó Oikawa.
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