Capítulo 32.
Las risas y voces que se escuchaban al otro lado de la puerta; le indicaron que de nuevo el espacio de su hogar sería invadido.
Rápidamente se adentró en la cocina, buscando las bebidas para el grupo de chicos que parecía jamás querer abandonar aquella casa.
— Vamos JK, dime qué es lo que andabas leyendo.
Uno de los brazos del rubio reposaba en los hombros del omega, atrayendo el cuerpo a más cercanía. Caminando en perfecta sincronía y secreteándose cerca del oído.
— Shh, ya te dije que te lo diré después — introdujo la llave en la cerradura de la puerta—. No menciones mis lecturas frente a...
— Así de intensa estaría tu distracción; que te pone nervioso que cierto alfa se entere de tu secreto lector.
JungKook giró levemente su rostro, divisando a TaeHyung. Jimin sonrió travieso al ver el rojo carmesí en las mejillas de su amigo.
— Cállate, te voy a desplumar si sigues molestándome.
— Ya, ya. No te pongas agresivo — lo tomó de las mejillas —. Ven, dame un besito para aliviar la tensión.
— ¡¿Qué demonios estás haciendo, Minion?!
TaeHyung gruñó y frunció el ceño, poniendo la palma de su mano en los labios del omega.
— Besar a mi amigo. ¿No es obvio?
Los colmillos del azabache hicieron acto de presencia. Sus ojos destellaron en carmesí.
— Existen días en donde quiero freír a ese pollo garrapatudo que solo quiere babear a mi niño lindo.
— Compremos el aceite, lobo loco.
— Alfa... — susurró, acariciando con sus labios la piel acanelada —. Yo lo desplumo. No le pongas cuidado, sólo quiere molestarte.
— ¡Nada de desplumadas! — Abrió la puerta e ingresó —. No se aguantan una broma.
— ¡No! No la aguanto — siguió con los ojos los movimientos del rubio —. No beses a mi omega.
— Yo sólo quería darle un besito... — el gruñido que salió del pecho de TaeHyung lo hizo enderezarse en el sofá — ¡Era en la mejilla! Por la madre Luna, bájale de espuma a tu chocolate, y no me gruñas como si me fueras a arrancar la...
— Lo haré.
— ¡¿Qué?! — Expresaron al unísono el par de amigos.
— ¿Otra vez peleando por el conejo? — Hoseok cerró la puerta, y se retiró los audífonos.
— Es que ese Minion me lo llena de gérmenes.
— Íralo, más gérmenes tienes tú, pulgoso gruñidor.
— Ya dejen de pelear, o no les hablaré por una semana.
— Por un mes, deberías dejar de hablarles por un mes — acotó Hoseok, pellizcándole la mejilla —. Mejor te la pasas conmigo.
— No te busques que te sacuda el polvo solar. — Lo señaló con el dedo, para después apoderarse de la cintura del omega, y alejarlo de sus amigos.
— Me sacudes el polvo, y te juro que te robo al omega...
La puerta de la cocina fue abierta, generando que todos guardaran silencio por completo. Los ojos del omega azabache escanearon el lugar; cuando no encontró a la presencia que buscaba, su lobo aulló en decepción.
Intentó sonreír, se acercó a los chicos y les ofreció un vaso de jugo.
— Hyung, Nam no pudo venir porque...
— Mocoso, yo no estoy preguntando por ese alfa.
— Pero yo sí. — Aulló.
— Solo lo decía por el vaso...
— Es para mí — dejó la bandeja sobre la mesa —, cuando terminen lo que sea que vinieron a hacer; recogen el desorden y lo llevan a la cocina —. Y por favor, no hagan tanto ruido que me duele la condenada cabeza.
— Mentiroso.
— Tú también, no hagas ruido. — Se tomó el contenido del vaso, y salió del lugar.
— ¿Vamos a ayudar a ese par? — Hoseok limpió los residuos de líquido de sus labios.
— Yo sí quiero ayudarlo. No me gusta verlo fingir que está bien con la ausencia de Nam, cuando sus feromonas atacan mi olfato, y su aroma a tristeza hace que me duela el corazón de pollo.
— Sí eres un pollo. — Hablaron los tres al unísono.
— Dejen de compararme con un pollo.
— No lo sé, cada vez que le mencionamos a mi primo; nos mira como si quisiera darnos con el sartén.
— Gallina.
— Tenías que meter tu hocico, ve a dormir, y no te metas.
— Te recuerdo, humano, que quizás si logramos que ese par se junte de nuevo, y arreglen sus asuntos como se debe; podríamos estar con más libertad con nuestro niño lindo.
— Tú quieres mantener al omega gruñón ocupado, para poder andar mordisqueándole el cuello a mi hermosura, y no correr riesgo de castración.
— Es que no nos deja pasarle bien la lengüita...
— Yo digo que no sólo por eso deberíamos ayudarlos.
— ¿Cuánto tiempo llevas escuchando la conversación? — TaeHyung abrió los ojos en grande.
— Lo necesario para apoyar la idea de mi amado Tata.
— ¿Qué idea? — Expresaron curiosos.
— Ninguna idea.
— Seguramente es algo reproductivo. — Jimin los miró con una sonrisa pícara.
— Pero Tae aún no se quiere reproducir. — Se burló, y su particular risa escandalosa los atacó como rayos de sol.
— ¡Cállense! — Tomó la muñeca del de piel blanquecina y lo jaló para iniciar a caminar —. Esperen aquí, y no nos espíen.
— Ya se van a hacer simulacros de reproducción.
— Ya quisiera, Jimin, ya quisiera, pero ese humano descerebrado no me deja.
TaeHyung apresuró los pasos y desapareció de la vista de sus amigos.
Estando en la habitación del omega, jaló sus cabellos, gritando internamente y gruñendo bajito.
JungKook lo observaba con una gran sonrisa, conteniendo las ganas de carcajearse.
Después de unas cuantas maldiciones, el de piel canela se sentó en la orilla de la cama e invitó al omega a sentarse en su regazo.
— Hermosura, no le sigas las ideas al lobo loco. — Apoyó la frente en el hombro ajeno.
— Pero yo sí quiero que me pasen su lengüita.
— ¡Omega!
— Alfa... Pásame la lengüita.
— Yo lo hago. ¡Déjame salir, Humano!
— Cállate, lobo loco y hormonal.
— Deja de pelear con Tata.
— Y tu deja de darle cuerda — besó los delgados labios —, mueve ese hermoso cuerpo, y guardemos los libros para ir a encontrarnos con el árbol ambulante.
— Le quitas lo divertido a nuestra vida — sus labios rozaron el cuello acanelado —, ¿tu primo se cansó de insistir con mi Hyung?
— No lo sé... — Colgó la maleta en su hombro — No ha querido tocar ese tema.
Los cuatro chicos salieron rumbo a la cafetería donde trabajaba JungKook, allí pasarían parte de la tarde estudiando. O al menos eso intentaron, pero no lo lograron.
NamJoon se encontraba decaído ante la ausencia de su omega. Pero no deseaba incomodarlo más. Le daría un poquito más de tiempo. Su lobo aullaba clamando por su luna. Y esa acción hacía que su aroma con notas de tristeza atacara los sentidos de sus amigos.
Así que por esa tarde, dejaron de lado los temas de la universidad, y se enfocaron en intentar despejar la atormentada mente de su amigo.
— Árbol con patas, no te rindas, mi Hyung te quiere, solo que le hace falta sexo para pensar un poquito mejor. — Expresó palmeando la espalda del alto.
— ¡JungKook!
— No me regañes, alfa, estoy diciendo la verdad — entrecerró los ojos—, es más, todos en esta mesa necesitamos sexo.
— No me vayas a gruñir, Tae... pero apoyo a tu omega.
— No tendrás sexo con mi omega, Hoseok.
— ¡¿Cómo dices que dijiste?! — Lo miró torciendo el gesto — No seas menso, yo no dije que quería con tu omega... pero si él quiere, pues...
— ¡Te mato, Hoseok te voy a...!
— Tengo Harem de alfas. — Bromeó JungKook.
— Por tu culpa humano descerebrado, mi niño lindo ahora quiere orgías, porque tú no lo manoseas como fruta de mercado.
— Yo no — soltó al aire —. Yo ya tuve, y el maldito casi me deja sin caminar.
— ¿Qué dijiste, Mimi?
— Nada.
— Entonces, sí eres el pasivo. — Expresaron al unísono.
— No nos mientas. — Hoseok lo miró con intensidad.
— ¿De dónde sacan eso?
— Jimin, lo que estabas pensando, salió como confesión sin filtros.
NamJoon sonrió, y sus hoyuelos iluminaron aquel gesto, por un momento la tristeza abandonó sus ojos.
— ¡No inventes, Nam!
— Carajo, al pollo lo rellenaron, y lo tenía bien guardado.
Todos en la mesa se rieron a carcajadas por las palabras de TaeHyung.
— No me rellenaron.
— ¿Ah no? — JungKook sonrió, mirándolo con curiosidad. Deseaba saber que se sentía —. Entonces, ¿sólo te acomodaron las caderas?
— No estábamos hablando de mí.
— Ahora sí — se sentó junto al rubio—. A ver, dinos, ¿qué tan fuerte fue la acomodada de caderas?
— Yo... digo...
— Pollo relleno, creo que te están llamando. — Hoseok abultó los labios, señalando el celular.
— Uy, al parecer es el que le acomodó las caderas. — Expresó NamJoon con picardía.
JungKook y TaeHyung dirigieron sus ojos a la pantalla del aparato.
— Íralo, dizque, "el empalador". — Dijo al leer el identificador de llamadas.
— Cállate virgen gruñón... — Se alejó de la mesa.
— Mimi, quiero escuchar la voz del que te acomodó las caderas con bonus de relleno, por fis.
— ¡No! — Salió apresurado del lugar.
Minutos después, Jimin regresó, tomó sus pertenecías, y se despidió sin darles tiempo de que le siguieran preguntando por el causante del dolor de sus caderas.
— Tae... ¿tú también serás un empalador? — Humedeció sus labios y mordió con delicadeza.
— Mi amado destino, ¿Qué son esas preguntas? — Sus mejillas se encendieron en un rojo intenso. Juró que su rostro se estaba derritiendo por la intensidad del fuego invisible que lo incendiaba en vergüenza.
— Hora de irnos, Hoseok. — NamJoon prácticamente se lo llevó a arrastras.
— Si lo vas a empalar, asegúrate de que quede una astilla enterrada — expresó burlón desde la entrada del lugar —. Si SeokJin castrador te agarra, te tala el palo, y adiós retoños.
— No lo ayudas...
— ¡Ya llévatelo, Nam!
— Yo sí, mi niño, yo quiero ser tu empalador.
— Ves, alfa, Tata si quiere. — Puchereó.
— ¿Por qué se comunican para las perversiones? — Cubrió parte de su rostro con la mano.
— Para ver si algún día logramos quitarnos el aroma a virgen. — Expresó juguetón, y Tata aulló apoyando con entusiasmo.
— Nada de empaladas. Nos vamos, ya es tarde.
— Asustadizo, deja de ser pervertido.
— Gracias a la luna, apareciste Cooky — entrelazaron las manos —. Ayúdame. No puedo...
— Yo quiero...
— Hermosura, por favor, no digas que quieres ayudar de esa manera.
— Sólo iba a decirte que quiero un besito.
— ¡Tómala, malpensado! Ya andabas pensando en ayudadas húmedas y palpitativas.
— Quiero sacudirte las pulgas, lobo loco.
— ¿Y si mejor sacudes mis caderas?
— ¡NO! — Expresaron al unísono.
— Ni modo Tata, ellos nos quieren mantener vírgenes. Seremos aceite de oliva extra virgen.
Los ojos azabaches observaban con algo de temor el camino por donde transitaban. Un suspiro profundo escapó de su pecho al ver la entrada de aquella gran casa.
El motor del auto se detuvo, y su corazón pegó un brinco como recordatorio de lo que había pasado a las afueras de aquella mansión.
TaeHyung apretó con delicadeza la mano que en todo el recorrido había estado unida a la suya.
— Hermosura, trataré de no tardarme — besó el dorso —, ¿estás seguro que no quieres entrar?
JungKook se forzó a pasar saliva. Asintió con un movimiento de su cabeza, y sonrió bonito.
— Tómate el tiempo necesario — suspiró al sentir la separación de los gruesos labios de su piel —, estaré bien, me siento más seguro en el auto, que allí afuera.
— No tenías que venir, sé que estar en esta casa y por estos caminos te traen muy malos recuerdos...
— Tenía que venir.
— ¿Por qué? Sigues sin darme una razón...
— Porque quiero ver si aparece el garrapato que te acosa — internamente dibujó una media sonrisa, y su lobo movió la cola apoyando el pensamiento. — ¿No te parece una buena razón querer pasar más tiempo contigo?
— Me parece la mejor razón — besó la mejilla —, pero sé que no es solo eso. No me engañas tan fácil, amor bonito.
JungKook abultó los labios buscando distraer los pensamientos del alfa. Acarició el lunar en la mejilla y besó con dulzura los labios.
— Te espero aquí. — Liberó su aroma.
— Traje tus snacks — sonrió abrumado por la fragancia —, por favor no las vayas a usar como armas.
— ¡Mis zanahorias! — Le arrebató el paquete — No prometo nada —, bromeó dándole un gran mordisco al tubérculo —. Me quedaré aquí juicioso, leyendo...
TaeHyung ladeó la cabeza en curiosidad. — ¿Me dirás que lees?
— Nou, luego me tomas como pervertido.
— Eso ya lo hago cuando te unes con el lobo loco.
— Ya vete.
— Mi omega me echa de mi propio auto, increíble.
JungKook soltó una risa nasal al ver como su alfa se alejaba renegando.
Cuando perdió de vista el cuerpo de su destino; decidió sacar su celular, buscando aquella página donde podía perderse en sus lecturas. Sonrió en grande al ver que habían subido una gran cantidad de capítulos.
Mordisqueando una zanahoria, inició a deslizar el dedo por la pantalla, murmurando sus pensamientos hacia los personajes, y gruñendo cuando se tardaba en cargar el siguiente capítulo.
— ¡A la madre!
— No inventes, humano asustadizo, ¡Esa cosa no es de este mundo!
— Cooky, va a partir en dos al pobre omega.
— ¿Partirlo? — Cerró sus ojos — Le va a perforar el útero.
Siguió deslizando, abriendo sus ojos en grande al ver cada panel.
— ¡Pausa, pausa!
— ¡No! ¡¿Cuál pausa?! — Se quejó — Quiero saber si el omega no se desmaya con tremenda...
— ¿Crees que el de nuestro alfa sea así como el de...?
— ¡No me hagas pensar en eso!
— Tenemos que pensarlo, y hasta imaginarlo.
— ¿Para qué o qué?
— Pues para prepararnos psicológicamente para cuando...
Sus palabras quedaron a medio camino, apretó el celular y mordió con notable molestia la última zanahoria del paquete.
Su lobo mostró los colmillos, liberando una fuerte cantidad de su fragancia.
— Yo lo desgreño — arrojó su celular en el asiento del conductor —, este cree que mi alfa es fruta de mercado.
— Nos lo surtimos, lo arrastramos por el jardín y le partimos sus garras...
Se bajó del auto esbozando una sonrisa casi aterradora, azotó la puerta con la fuerza suficiente para llamar la atención del par de chicos.
Caminó firme, desbordando seguridad y poder.
— No sé tú, pero yo, mejor doy unos pasos al costado. — Sugirió Tata al ver el brillo azul en los orbes de su destino.
— ¿Quién es ese? — Se aferró aún más a la espalda del azabache.
— Humano, aleja de una buena vez al garrapato, o nuestro omega se lo va a surtir...
— Park, carajo, ya deja la intensidad y aléjate. — Se deshizo del agarre en sus pectorales.
— Tarde, muy tarde. — Tata sonrió al ver como los ojos de su omega volvían a su color natural.
El castaño acortó distancia, alargando su mano por sobre el hombro de su pareja; tomó por los cabellos a Park, lo jaló con fuerza, gruñendo y dejando ver a su lobo en sus oscuros ojos. Los cuales cambiaban de color constantemente.
Afianzó el agarre, logrando que el otro se quejara. Miró a su alfa, y nuevamente liberó su aroma; buscando marcar el cuerpo de su destino.
— Cuanto deseo verlo así de territorial en su forma lobuna. Diosa luna, se vería aún más sexy. — Sonrió enormemente, imaginando la transformación de su amado.
— Tata no pienses en eso en este momento...
— Nadie pedalea mi bicicleta, ¿oíste? — Hablaron al unísono. Cooky mostró sus colmillos.
— ¡Suéltame! — Intentó tomar la mano que le producía dolor en el cuero cabelludo — TaeHyung, alfa, ¡dile que me suelte!
— Mala palabra, ahora sí, lo van a fumigar por garrapato.
— ¿Tu alfa? — Bufó — Es mi alfa. ¿No entiendes que no debes intentar montarte en bicicleta ajena? — Jaló con tanta fuerza el cabello, que logró arrancar unos cabellos.
— ¡Te voy a partir esa cara! — Con dolor, se zafó del agarre.
— ¡Hermosura! — Lo alzó por la cintura, alejándolo del alfa que sobaba su cabeza con molestia — Aléjate, ni se te ocurra tocar a mi omega — Advirtió mostrando sus colmillos.
— Es mío, ¡mi bicicleta! — Pataleaba.
— ¿Tu bicicleta?
JungKook lo miró por sobre el hombro, gruñó, rodó los ojos en molestia y manoteó intentando propinar un golpe a Park.
— Si serás lento, humano baboso.
— No ayudas, Tata —. Miró con desafió a Park — Ni lo pienses, le tocas una sola pestaña, y te juro que dejo que mi lobo te destroce la garganta.
— ¡Deja que mi niño lo deje pelón...! Espera, sí, déjamelo a mí... — Acarició sus colmillos con la lengua — Yo me lo surto.
— Ya te había explicado lo de la bicicleta, ¡concéntrate, alfa!
TaeHyung posó sus labios en el blanquecino cuello, dejando un rastro de humedad al tacto. Logrando que el cuerpo del castaño se desestabilizara.
— Sigo sin entender lo de la bicicleta.
JungKook y Tata negaron con la cabeza.
— Deja así — se soltó del agarre —. Mira tú, alfa resbaloso... — Lo señaló con el dedo —. Ese alfa de allí, es mío, sólo mío — miró a TaeHyung, sus ojos destellaron azul — ¡Aquí el único que va a montar a Tae, soy yo!
— ¡Omega!
— ¿Qué? — TaeHyung pudo escuchar la voz de Cooky, molesto y gruñendo sin parar — No voy a permitir que este imbécil siga jodiendote la vida, le haré entender que no tiene oportunidad contigo.
— ¿Qué estás haciendo? — BoGum abrió los ojos en grande al ver como el omega abría la boca cerca del cuello de TaeHyung.
— ¡Muérdeme! — Aulló.
— Her-hermosura...
— Tranquilo alfa, sólo te haré un chupetón...
— ¡¿Qué sucede aquí?!
— ¡Mi madre!
— ¡Mi suegra! — Se escondió tras TaeHyung.
— Señora, ese omega demente...
— BoGum, tú ya no eres bienvenido en esta casa, estoy cansada de decírtelo.
— ¡Te lo dije! Pero te metes como la humedad en las paredes. — Acotó Jiyu.
— Mi cuñada... — Susurró apenado por el espectáculo.
— Hola, bonito — acomodó al Can en uno de sus brazos, y saludó con la mano libre —, es un placer conocer al omega de mi osito gruñón —. Le sonrió enormemente —. Ya lárgate Park, o le diré a Tannie que te vuelva a morder.
— ¿Señora...? — Con ojos suplicantes esperó a que Kim Mi-Suk lo ayudara.
— Adiós Park, por última vez te pido que no vuelvas a nuestro hogar. Y deja en paz a mi cachorro.
Jiyu sonrió junto a JungKook, disfrutando como el alfa se alejaba del lugar.
— Tae, vámonos... — Se ocultó de la mirada de la alfa.
— Hermosura, aprovechemos para presentarte...
— ¡Nooo! — Corrió hacia el auto — Qué vergüenza, perdónenme por el espectáculo, pero ese garrapato estaba magullando las carnitas de mi TaeHyung. — Expresó mientras se adentraba al automóvil.
— Lo siento madre...
La fémina sonrió con dulzura, alargó la mano hasta el rostro de su cachorro y le regaló unas caricias.
— Dile que me siento orgullosa de mi hijo — besó la mejilla —. Y que lo estaré esperando para que me dé tips para espantar viejas resbalosas.
— ¡Acaban de darles la bendición! — Celebró Jiyu — Tienes que pasarme el número de mi hermano, voy amar conversar con él —, le entregó al Can — ve Tannie, nos vemos en unos días. Cuida a tu papi omega, y dale muchos besitos de lengua.
TaeHyung sonrió sin poder creer la actitud de su madre, jamás pensó que sonreiría de tal manera al conocer a JungKook. Y mucho menos después de lo sucedido.
— Anda, ve con tu omega, creo que le dará dolor de espalda al estar escondido en forma de bolita dentro del auto.
— Cuídalo muy bien, osito gruñón, ese chico es perfecto para ti.
El azabache arrastró la maleta que había ido a buscar, y junto al Can se dirigieron al encuentro con el omega.
— Las amo.
— Nosotras a ti.
Desde el balcón; el señor Kim observaba a su hijo con una gran sonrisa, agradeciendo a la Luna por haberle permitido presenciar aquel momento.
— Entonces, él es el dueño de los ojos que tanto repetías que eran tu destino.
TaeHyung percibió la mirada de su padre, y encendió el auto rápidamente.
— Hermosura...
— No digas nada, llévame a casa, y no menciones a tu familia, porque juro que me va a dar un colapso.
— Te amaron — le entregó a Tannie —. Les caíste tan bien que tienes una cita con mi madre para que le des tips para espantar viejas. Por favor no le enseñes a atacar con zanahorias.
— ¡TaeHyung! — Escondió su rostro tras el pelaje del Can.
— Y mi hermana quiere mensajearte.
— ¡Universo! ¿Por qué no impediste que me bajara del auto? Podías haber hecho que me torciera un tobillo, o algo.
— No digas eso — sonrió divertido —. ¿Entonces me ibas a chupetear el cuello?
— Sí. Porque marcarte lo haré cuando estemos en la cama haciendo...
— ¡¿Qué la cama qué?!
— Digo, ¿y tu padre? ¿Él...?
— No lo sé. Ya sabes que mi relación con él es algo... Pero, te estaba mirando mucho, no sé qué pensó, pero creo que lo hiciste sonreír.
— ¡Qué gran manera de presentarme como tu omega! — Expresó sarcástico.
— A mí me gustó.
— Si, ajá, parecía omega salvaje.
— No te preocupes, a nosotros nos gusta lo salvaje. — Le guiñó un ojo.
— Yo solo querer espantar suripantos de mi alfa — se carcajeó —. Espera, eso es cavernícola.
— Cavernícola, salvaje, caníbal, o como sea... a mí me gustas mucho, mi niño lindo.
JungKook se relajó, sonrió enormemente. Acomodando al Can en sus piernas; entrelazó su mano con la del alfa, y cerró los ojos para dormir un poco.
La gran cantidad de feromonas, hacían que el ambiente se sintiera pesado, casi asfixiante para cualquiera que se atreviera a asomar su nariz por aquella habitación. Por cada segundo que pasaba; el omega intensificaba su aroma. Por su parte, el alfa intentaba calmarlo con pocas cantidades de su esencia.
Sentados en la mullida superficie, con sus piernas abiertas y juntando sus frentes, realizando una especie de tijera con sus extremidades inferiores; el azabache acariciaba las mejillas, enamorándose aún más del dueño de aquellos pucheros.
— Hermosura, deja de gruñir, y cálmate.
Con su cabeza negó eufóricamente, abrazando aún más fuerte la cintura de su alfa; acercó sus labios al cuello y gruñó.
— Sigues oliendo al árbol con patas — susurró olfateando la zona —, todo por culpa de las que querían montarse en bicicleta ajena.
— Ya, mi amado destino, no sigas renegando. — Besó el blanquecino cuello.
— ¿Cómo no voy a renegar? — Cerró los ojos, y aspiró la fragancia que emanaba de la curvatura acanelada — Hueles a omegas resbalosas, y a Nam intenso, no me gusta, no quiero que huelas a ellos.
— Pero precioso, fue inevitable, tenía que interferir — acunó el rostro y se miraron a los ojos —, como tú dices, se querían montar en la bicicleta de tu Hyung, y no podía permitir eso. Aunque Nam podía manejarlo.
— Debiste dejar que las siguiera atacando con mis poderosas armas.
— ¿Más? — Sonrió con ternura — Hiciste un desastre de zanahorias...
— Te tocaron, y le metían mano a Nam como si fuera un aguacate en oferta — la fuerte carcajada produjo un ceño fruncido por parte del omega —. ¡Deja de reírte! — Empuñó sus manos sobre el pecho ajeno.
— Lo siento — besó cada mejilla —, es que me es inevitable reír ante tu forma tan peculiar de llamar a la manoseada que le estaban metiendo a mi primo...
El sonido de la bandeja estrellándose contra el piso, y los vidrios estallando en pedazos; llamaron la atención de la pareja.
— ¡Hyung!
— SeokJin, puedo explicar la posición...
El avance de los firmes pasos del omega, lo hicieron detener sus palabras. Aquellos puños cerrados, y los colmillos asomándose les provocaron escalofríos.
— ¿Qué fue lo que dijiste?
— Hyung, apacigua la mirada.
— Mocoso, no intervengas.
— SeokJin, calma tus feromonas, recuerda que a Kookie...
— Vas a repetir ahora mismo lo que dijiste — lo jaló fuera de la cama —, y no quiero repetir la maldita pregunta — gruñó, y sus ojos destellaron verde—. El par de tontos hermosos que están abajo, se negaron a decirme la razón por la cual olían a mi alfa, y ahora ustedes dos tienen esta habitación hecha un desastre de feromonas — entrecerró los ojos —. La nariz me pica, pero eso no me importa ahora. Ese alfa grandote, no ha venido aquí en dos semanas, y ahora resulta que sus amigotes y mi niño huelen a él...
— Hyung, suelta a mi alfa, no lo agites como yogurt de vasito.
— ¡Contesten! — Zarandeó el cuerpo acanelado.
— Mierda. Humano, ese omega nos va a golpear, castrar y enterrar.
El aroma de SeokJin inició a salir con intensidad, los gruñidos no paraban de resonar desde su pecho, y sus ojos gritaban que sería capaz de golpear a aquel alfa para obtener respuestas.
— No quiero morir en manos de este omega gruñón. Tata, ayúdanos, no podemos decirle...
— No lo vayas a golpear, por favor, Hyung, yo te digo.
— No lo hagas. Hermosura, NamJoon dijo que...
— Mocoso, dímelo todo.
JungKook posó su mano sobre la muñeca del de delgados labios, inhaló profundo y por un momento miró los ojos de su alfa.
— Lo siento — expresó hacia TaeHyung —. Nam entró en celo, unas omegas locas se le abalanzaron y le tocaron el cuerpote, TaeHyung se metió para salvarlo de las garras suripantas, y todos terminamos cubiertos del aroma del árbol con patas; porque lo llevamos al apartamento donde lo esperaba esa chica.
— ¡¿Qué hiciste, Jeon?! Le dimos nuestra palabra.
— Yo no le prometí nada. Te dije, y le dije que tenía a mi Hyung, es su omega y él lo podía ayudar, ¿Por qué esa mujer tiene que quedarse con él en su celo? — Posó sus puños cerrados en la cintura, y lo miró con seriedad — ¿Y me llamaste Jeon?
— La cagaste humano descerebrado. Mi niño lindo también nos quiere golpear.
— "Jeon"... "Jeon"... ¿Ahora no soy tu hermosura? ¿O tu amado destino?
— Si se van a pelear, lo dejan para después — intervino —. Me van a llevar a dónde está el grandote, me ayudaras a entrar a ese apartamento, y no le avisaras nada.
— Pero gruñón... — SeokJin apretó los puños — Perdón, SeokJin —, corrigió — Has dicho que no lo quieres ver, y ahora...
— Ahora sí quiero.
— Hyung, este Kim tiene llave del apartamento.
— ¿Este Kim? — Levantó una ceja indignado — Soy tu alfa...
— No sé, a mi pensar, mi alfa no me llamaría por mi apellido. Así todo seco y sin cariño.
— Hermosura...
JungKook sonrió internamente, disfrutando de la mirada penetrante que lo descolocaba.
— El alfa Kim se acordó cómo es que me decía.
— Mi niño lindo, no nos hables así. — Aulló ante el tono de hipocresía con que les contestaba.
— Pelearán lo que tengan que pelear en el camino — avisó alargando su mano —, muévete gruñón virginal, me llevaras ahora mismo con el grandote y la vieja esa.
— ¡Jin! Suéltalo, lo lastimas.
— ¡Mi oreja! — Se quejó ante el jalón — Suéltame, no seas tan agresivo.
— Se callan los dos — ordenó pateando los zapatos de la pareja —, apresúrense a calzarse, nos vamos a la voz de ya.
— Su orejita, Hyung, lo lastimas. — Sus ojos brillosos le suplicaba que aflojara el agarre en la piel ajena.
SeokJin aflojó un poco el agarre, bufando molesto porque estaban perdiendo tiempo. Su mente lo estaba bombardeando con escenarios en donde aquel hombre aliviaba su ciclo con quien sabe quién.
Su cuerpo sintió una electricidad calurosa, logrando erizar cada vello de su piel. Inhaló profundo, y estabilizó su cuerpo.
— JungKook, no veas. — ordenó al sacar la jeringa.
— ¿Es-estás en...?
El castaño apretó los ojos al ver el pinchazo en el brazo.
— Oye, gruñón, no debes salir si estás en ese estado.
— Voy a salir, y para eso estoy usando esta mierda. — Arrojó la jeringa al cesto de la basura.
Cuando estuvieron listos, de nuevo apretó y aseguró la piel de la oreja, e inició a caminar; sacando a rastras a TaeHyung.
JungKook lo seguía, intentando que no lastimara a su alfa.
Cuando llegaron a la sala, Jimin y Hoseok se levantaron al percibir el aroma.
— ¿Qué me miran? — Bajaron la cabeza ante el tono de voz — les sugiero que regresen a sus casas, ¿o desean que los agarre como al virgen de aquí, y los saque de mi territorio?
— ¡Le vas a arrancar la orejita a mi alfa! Hyung, ya deja de estirársela, no es chicle.
— Jin, ya suéltame, te voy a llevar, pero ya deja de...
— ¿No escucharon? — Gruñó — A sus casas.
Jimin y Hoseok se apresuraron a tomar sus cosas, y con una velocidad nunca antes vista; desaparecieron del lugar.
Dentro del auto, la pareja cruzaba miradas por el retrovisor.
— Ojos en el camino.
— Hyung, al menos debiste dejar que fuera al lado de mi alfa. Le dejaste su orejita toda roja — se cruzó de brazos y puchereó —, necesita besitos.
— Y los huevos de su primo quedaran peor.
— ¡Ya, Hyung! Deja la agresividad.
— Llegamos. — Avisó el alfa aparcando el auto.
— Bájate, vas a presentarme con el guardia, no quiero que le avise que voy subiendo.
— Yo voy con ustedes...
— Tú te quedas, mocoso — demandó —, y este alfa virgen, te regresara a casa. Mucho cuidado con dejar de oler a vírgenes porque me van a conocer.
— ¡Ya ten una sesión de sexo!
— ¿Qué dijiste, Jeon JungKook? — Giró su cuerpo en el asiento, y lo miró desafiante.
— Hy-Hyung, que debes apurarte, o se te van a cenar al alfa.
— ¡Hermosura! Mi primo va a morir.
— ¿Quién lo manda a llamar viejas para su celo? — Se encogió de hombros —. Entiende, alfa, ese primo tuyo; es la bicicleta de mi Hyung, y solo él lo va a montar. Igual que tú sólo serás montado por mí.
— Nadie va a montar bicicletas. — Regañó Jin.
Bajaron del automóvil, caminaron rápidamente hasta la recepción del lugar y allí TaeHyung les comunicó que el omega se disponía a darle una sorpresa a su primo. Y que por lo tanto no era necesario anunciar su llegada.
SeokJin desapareció de la vista del alfa cuando las puertas del ascensor se cerraron. Dentro de ese espacio, arregló sus cabellos, y pensó en los posibles escenarios en donde en cada uno de ellos; NamJoon siempre terminaba pateado en su virilidad.
— RJ, prepárate porque voy a patearle los huevos a nuestro destinado.
— Primero nos desgreñamos a la resbalosa que se atrevió a meterse con un alfa que tiene omega.
— Debimos marcarlo cuando obtuvimos su marca en nuestro cuello. — Gruñeron al unísono.
Hasta aquí la actualización virginal fresuda y aromática 🐺🍓
Mis kokoros darks, les deseo unas felices fiestas, y un próspero año nuevo.
Nos leemos el próximo año, y es literal 🤣🤣🤣
Hasta el 2025 vuelvo a actualizar esta bebé.
Se nos termina el año gente 🥹
Besitos púrpuras 💋 💜
L@s quiero muchote 🖤🤘🏻
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