Capítulo 30.

Hola mis kokoros darks. 🖤🤘🏻

Hoy está de aniversario mi bebé mayor, mis virgenes fresitas aromáticos. 🐺🐺🍓 El 23 de septiembre del 2021, publiqué su primer capítulo. 🤧 Santa Ramona, 😅 ya sé, jajaja, estoy demorada en terminarla, pero es que tengo atención dispersa.😵‍💫

Y como si el destino quisiera que celebráramos bien bonis su aniversario. Pues que les traigo el cap 30, con algo de amors y dulzura. O eso intenté.

Les recomiendo que cuando lleguen a la parte de los emojis (🎶) , escuchen la canción.

Las leo en las notas al final del capítulo. 👀

TaeHyung arrugó la nariz al sentir el cosquilleo en su piel, abrió los ojos con pereza, sonrió al verse atrapado en aquellos brazos. Movió su rostro intentando retirar la cabellera castaña que le causaba cosquillas en su nariz.

— Humano descerebrado....

— No molestes lobo loco.

— Yo solo iba a decir... que... ya no necesitaremos esas almohadas para dormir.

— No me deja respirar.

— No seas dramático. ¿Si te das cuenta que está en nuestros brazos, aferrado como un lindo koala? Tierno, adorable, besable y abrazable, así se ve.

— Claro que me doy cuenta, lobo demente. — Besó la cabellera castaña. — Y estoy muy feliz por ello.

— Entonces no te quejes por no poder expandir tus pulmones virginales.

— Lobo virgen, loco y fastidioso.

— Humano descerebrado, virgen, quejetas y gruñón.

— Oigan, ustedes dos... ¿Podrían dejar de pelear? — Cubrió sus ojos al ser atacado por el rayo de sol que se filtró por la ventana.

— Él empezó, mi niño.

— Hermosura, es culpa del lobo loco.

— ¿Sus tres almohadas tienen que aguantarse esto todos los días? — Rascó sus ojos al verse vencido por la incomodidad de la luz.

— ¡¿Qué?! — Gritaron al unísono.

— Y gritan, tan temprano. — Se quejó. — Ya no me gusta este alfa, Cooky.

— ¿Qué dices humano asustadizo?

— Ves lo que logras, lobo demente.

— Mi niño ya no me quiere por culpa del gruñón. — Aulló.

— No se alteren, estoy bromeando. — Sonrió inocente. — ¿Por qué no me dejan dormir? — Acarició el rostro del alfa, centrándose en el lunar debajo del ojo. — Me gusta este puntito.

TaeHyung se paralizó ante el contacto, Tata brincó y giró varias veces en el mismo eje. Aullaba emocionado.

— A mí me encanta ese lunar que tiene en el pómulo.

— Y el de su nariz, mira Cooky, provoca darle muchos besitos en esa zona.

— Seamos sinceros, humano, cada uno de sus lunares nos encantan.

— Ni como negarlo, los quiero besar. — Sus labios se empinaron para iniciar a atacar cada pintita. — ¿Puedo...?

TaeHyung se paralizó, perdido en el destello de aquellos luceros.

— Responde, humano baboso.

JungKook y su lobo sonrieron divertidos.

Se nos bugueo el alfa.

— ¡Humano! Habla, mueve esa trompa.

— Mi... Yo... ¿Cómo era?

Sí puedes. — Tata tomó el control. — Nuestros lunares son todos tuyos.

— Nos gusta escuchar eso. — Lobo y humano sonrieron complacidos.

— Mendigo lobo, no tomes el control cuando se te dé la gana. — Tata rodó los ojos. — Hermosura, no me agarres desprevenido que luego quedo como...

— ¡Menso!

— Tata, cállate.

— Así nos hiciste quedar.

— Mensos o no, voy a besarle los lunares.

JungKook se giró rápidamente, posando su cuerpo sobre TaeHyung. Apoyando las manos sobre los pectorales; se inclinó hacia el rostro.

— Her-hermosura...

— Shh, solo te voy a besar, no te voy a desayunar...

— ¡Ah! El desayuno. — Lo tomó de las caderas y lo acostó de espaldas en el colchón.

— ¡Déjame besarte! — Puchereó.

— Suave con mi niño bonito, humano baboso, me le removiste las ideas.

— Hermosura, necesito que nos arreglemos rápido. — Ignoró a Tata.

— ¿Por qué? Yo quiero besar...

— Uy verdad. — Brincó en sus patas traseras. — Mi niño bonito, ¿Podrías besar al humano feo después?

— Feo tú. — Gruñó.

— Ustedes dos se pusieron raros... — Aguantó la carcajada que quería escapar a causa de las caras que hacía TaeHyung al sentirse ofendido.

— Dizque feo. Lobo loco, feo tú y tus patas.

— ¡Ay no puedo! — Sonrió. — Tae, perdóname pero te ves gracioso con tus berrinches.

— ¿Sí? ¿Muy gracioso? — Sus labios rozaron con los del omega.

— No te enojes...

TaeHyung no lo dejo seguir hablando, silenció sus labios con los propios, delineando cada milímetro, humedeciendo con su lengua los finos belfos. Acunó el rostro, rozó sus narices y lentamente llevó su nariz al cuello del omega.

— El lunar bajo tus labios es inspirador. — Acarició la piel con la punta de su nariz. — Despierta tantas cosas dentro de mí.

— Tae...

— Me inspira a abrazarte, admirarte, cuidarte, mimarte, protegerte, molestarte. — JungKook gruñó ante lo último. — Pero lo que más me enloquece es que me inspira a besarte. Robarte la vida en un beso, y devolvértela con una caricia. — Sus dedos delinearon el labio inferior. — Hermosura... Inspiración y tentación, eso despierta esta bella pintita tuya.

— Tae-TaeHyung... — Pronunció sintiendo su cuerpo desfallecer.

— Necesito mostrarte algo. — Besó la comisura de los labios. — Corrección, necesito pedirte algo. — Se levantó. — Acompáñame por favor.

— ¿A dónde me vas a llevar?

— Confía en tu alfa. — Lo tomó de las manos. — Ve a cambiarte, ponte ropa cómoda. Caminaremos un poco. — JungKook asintió en silencio, perdido en aquella sonrisa geométrica. — Tomaré prestado tu celular de nuevo. Cuando estés listo, te esperaré en la entrada de la cabaña.

— ¿Dónde te vas a cambiar?

— En la sala. — Salió del lugar. — Nos vemos, hermosura.

El omega buscó ropa, aturdido ante las palabras que se repetían en bucle en su mente. Cooky brincaba más que feliz, aullaba y esparcía su aroma como muestra de la gran cantidad de emociones que lo arrollaban.

— ¿Tú sabes algo?

— No. Pero presiento que alfa nos va a sorprender.

TaeHyung intentaba no temblar al enviar aquel mensaje, esperó la respuesta, y suspiró intentando calmar su acelerado corazón.

— Primero que todo, ¿Qué fue eso de allá arriba?

— Lo que sentimos cuando lo vemos, ¿No?

— Sí, humano, pero lo escupiste tan de repente, que hasta yo me quedé tieso.

— No lo pude evitar, con él algo dentro de mí se descontrola. — Se sentó en un intento de no caer al suelo. Sentía que sus piernas no lo sostendrían.

— Humano, inhala y exhala, no te puedes desmayar.

— Tata, creo que me va a dar un infarto.

— No digas babosadas... Es solo nervios. A ver inhalamos fuerzas, y exhalamos ganas de no espantar a nuestro omega.

Sus pasos hacían crujir las hojas secas de aquel sendero. La brisa mañanera; acariciaba sus rostros. El alfa cada cierto tiempo, detenía sus pasos para acunar el rostro ajeno, frotándolo con suavidad y eliminando un poco de aquella sensación fría que atacaba las mejillas del omega.

— No me molesta que hagas esto, pero... si seguimos así, no creo que lleguemos pronto a donde me quieres llevar.

— ¿Impaciente? — Se retiró su chaqueta beisbolera, y la colocó en los hombros ajenos.

— Para que te digo que no, si la verdad es lo contrario. — Entrelazó sus manos.

¿Será así de impaciente para todo? — De su hocico se escapó una sonrisa pícara.

Tata, no pienses cochinadas.

Uy, pues es que se me salió el lado curioso pervertido.

Calla el hocico.

— ¿Por qué no me dejan escuchar lo que andan hablando? — Entrecerró los ojos. — ¿Qué ocultan?

— ¡Hermosura! ¡Mira una mariposa!

— ¿Dónde?

— Ya se fue. — Rascó su cuello.

— Jumm, Tata... Dime qué hablaban. — Sus ojos buscaron aquel brillo. — ¿Tata?

— Lo siento mi niño, en este momento Tata está fuera de cobertura...

— ¡Cooky este alfa...!

— No insistas, seguro no es algo decente.

— A la madre, ya nos descubrieron.

JungKook se cruzó de brazos y puchereó.

— Calla ese hocico, lobo loco y desvergonzado.

— ¿Desvergonzado? Quiero saber, díganme.

— Hermosura, vamos, ya casi llegamos. — Besó el dorso de la mano.

— Cuando tú y yo estemos enlazados, ya no podrás ocultarme esas conversaciones.

— Eso no lo habíamos pensado, humano baboso... Y yo me abriré como libro.

— Mi Tata no me ocultará nada.

— Yo bien abierto para mi omega, si señores. — Aulló.

— Por mi pelaje, ese alfa mío está bien deschavetado. — Expresó Cooky. — Paciencia Tae, ya aprenderás a manejar a ese par.

— ¡Diosa, ayúdame! — Cubrió su rostro con la mano. — Continuemos con nuestro camino, hermosura.

JungKook observaba el sendero, sonriendo y cortando pequeñas flores silvestres. Algunas las guardó en sus bolsillos, otras las colocó en su cabellera con ayuda del alfa.

Por su parte, TaeHyung rogaba a la Diosa Luna para que su destino no saliera corriendo cuando identificara el lugar. Su mano apretó el tirante de la mochila que llevaba en su hombro. Con pesadez, expulsó gran cantidad de aire que sus pulmones ya no podía retener.

— ¿Qué pasa? — Inquirió cuando se detuvieron. — ¿Ya llegamos...? ¡No! ¡Alfa! ¿A dónde me llevas? — Retrocedió al reconocer el sendero en el cual se iban a adentrar.

— Hermosura, ven, no temas. — El castaño negó. — ¿Crees que te haría daño?

— No. Pero es que por allí...

— Humano asustadizo, tu confía en nuestro alfa.

— Escucha a tu lobo, mi niño bonito.

— Allí solo estaremos nosotros, confía en mí, yo jamás te haría daño. — JungKook observó el sendero, miró hacia atrás y pensó seriamente en huir. — Sé que ese lugar te trae malos recuerdos, pero hermosura, allí también hicimos una promesa. ¿Podrías acompañarme? Necesito mostrarte algo. Por favor.

— Nuestra promesa... recordar nuestro aroma hasta que el destino nos uniera. Mi aroma es tu destino.

Te prometo que todo es seguro...

— ¡Vamos! — Se abalanzó sobre el alfa. — Pero si me siento en peligro, te voy a patear en los bajos y huiré de allí.

— Con nuestros hijos no te desquites. — Expresó Tata. — Mejor le pegas en la nariz.

— ¿Hijos? Cachorros renacuajos de mi alfa...

— ¡Tata! Ya hiciste que se pusiera a pensar cosas. — Regañó Cooky.

— ¿Renacuajos?

— Sí, Tae, renacuajos, así son los espermatozoides que llevas allí. — Señaló la zona abultando sus labios.

— ¡No inventes! Cada día me gusta más mi omega. — Se carcajeó Tata.

— No hablen de mis espermatozo... Digo, dejen eso quieto. —TaeHyung lo tomó de la cintura, una de sus manos acarició un mechón castaño, y besó con ternura la frente. — ¿Dejarías que te vendara los ojos cuando estemos cerca? — JungKook asintió. — Bien, vamos hermosura.

Las manos del castaño se tornaron húmedas, su agarre con las del alfa se tornó resbaladizo. Ambos sudaban a causa del remolino de emociones. El omega sentía que se ahogaba con cada paso que daba hacia aquel lugar, intentaba pensar en que no pasaría nada malo. Pero el dolor que sintió aquella noche lo atacaba.

TaeHyung intentaba poner en orden sus pensamientos, se repetía una y otra vez las palabras que deseaba decir. Se regañaba por no haber elegido otro lugar, pero lo habló tantas veces con su lobo que ambos estuvieron de acuerdo que para ese paso; sería una buena idea ejecutarlo en el lugar donde realizaron tantas promesas, en donde suplicaron conocer a su destino, donde lo encontraron y lo perdieron, y en donde se vincularon a través de sus miradas y lágrimas.

Cuando el alfa vio el árbol que le indicaba la proximidad de su rumbo; se detuvo, abrazó al omega y besó con delicadeza cada parte del rostro. Le susurró que todo estaría bien. Lo cubrió con su aroma, acercó la suave tela al rostro, y vendó los luceros de su destino.

Abrazándolo por la espalda, enrollando sus manos en la cintura, y besando el cuello; dio inicio a su caminata en donde paso a paso procuraba evitar algún tropezón.

— Unos cuantos pasos más. — Le susurró, y JungKook posó sus manos sobre las del alfa.

— Hola, primo...

— ¿NamJoon? — Intentó retirase la venda.

— Quieto hermosura.

— Hola, JungKook. — Se acercó. — Aquí tienes, me hiciste correr.

— Gracias. — Guardó el objeto en uno de los bolsillos.

— Quiero ver, no me gusta estar a ciegas.

— Tranquilo, yo te cuido.

— Yo ya me voy, por favor no tarden.

— Sobre eso... Ya que tu omega no contesta, ¿Podrías ir a su casa, y avisarle que llevaré a JungKook a la clínica?

— TaeHyung...

— Por favor, primote....

— Aish, de acuerdo, pero si me golpea por tus ocurrencias, te las cobro.

— Ay si, ajá, como si te disgustara que ese omega gruñón te dé un zape.

— Me voy. — Renegó. — Adiós JungKook.

— Listo, hermosura, estamos solos.

— ¡No vayan a coger en el bosque! — Gritó a lo lejos.

— ¡Piérdete árbol ambulante! — Sus mejillas se tornaron rojas. — No le hagas caso.

— ¿Coger? ¿No vamos a coger? — Fingió tristeza. — Yo si quería...

— ¡Jeon JungKook!

— No me regañes. — Puchereó. — Ya déjame ver... Huele a... ¿Chocolate?

— Es que tú también y esos comentarios.

Si mi omega quiere coger, yo lo complazco, a ver si así dejas de ser tan gruñón.

Haré de cuenta que no te escucho, lobo calenturiento y loco. — Sus ojos se iluminaron al ver que el lugar estaba como lo había pedido. — Chocolate y muchas cosas más. — Con delicadeza le dio un empujoncito para continuar su recorrido.

— ¿Cuánto falta? Me duelen los pies. — Se quejó.

— Ya llegamos. Abre los ojos lentamente. — Pidió quitando la venda.

Los rayos de sol se colaban por los árboles, el agua chocaba contra las rocas del río, el trinar de los pájaros armonizaba el ambiente del lugar. Sus ojos viajaron a sus pies; en donde el suelo estaba cubierto de pétalos de flores amarillas.

— Este... este lugar...

Caminó hacia el gran tronco que reposaba en la orilla del río. Sus luminosos orbes se perdieron en aquella mesa improvisada en el tronco talado; que lo recibía con una gran variedad de alimentos.

En sus dedos tomó una de las flores que reposaban en la mesa. Olfateó los pétalos, y con sus ojos acuosos miró al alfa.

— Junto a Tata pensamos que es nuestro lugar, ¿Te gusta? — Adentró una de sus manos en el bolsillo de su pantalón y jugó con la pequeña caja.

— Yo... Esto es muy hermoso. — TaeHyung se acercó con lentitud y acunó el rostro. — ¿Nuestro lugar? — Ladeó su rostro, cerrando los ojos y disfrutando de las caricias.

— Hermosura... — Suspiró. — Desde que te encontramos y te perdimos en este lugar; declaramos que sería nuestro espacio.

— Es nuestro rincón del destino. — Agregó Tata.

— Nuestro punto de partida, en donde con la Luna como testigo; te prometimos nuestro corazón sin tenerte al frente. Haremos lo posible para regalarte un recuerdo inolvidable.

Humano asustadizo, dile algo, bésalo...

¿Esto es un sueño? Cooky, estamos soñando.

¿Los asustamos? Tata, creo que fue muy mala idea traerlo aquí.

¿Será? Pero su aroma me dice que está feliz...

Bésanos, por favor danos un beso para que mi humano vea que no es un sueño.

El azabache, acarició los delgados labios, mostrando en sus ojos el reflejo de su lobo en respuesta al lobo de su omega.

JungKook abrió los ojos, encontrándose con aquel destello rubí, Cooky aulló llamando a Tata, y TaeHyung unió sus labios en un suave beso.

Nuestro lugar... Tae, ¿Este será nuestro refugio? — El alfa asintió juntando sus frentes. — Me gusta. Nuestro sendero del destino es hermoso.

TaeHyung lo abrazó con fuerza, le besó las mejillas y con delicadeza lo levantó un poco del piso; sentándolo en el mantel de picnic.

Sin pronunciar palabra alguna, iniciaron a desayunar. Se alimentaron mutuamente, sonriéndose en cada bocado. Devoraron cada tostada, fruta que encontraron en los platos. El jugo de naranja y el chocolate fueron un dulce aderezo a los tiernos besos que se regalaron.

— ¿Estás satisfecho? — Con sus dedos peinó la cabellera castaña; dejando reposar una rosa en la oreja. — Precioso, eres increíblemente precioso.

— Muy satisfecho. — Contestó dejando un beso en la mejilla. — El guapo alfa no se queda atrás. — Expresó tímido. — Eres hermoso, gruñón e insoportable a veces, pero guapo.

— ¿Insoportable? — Levantó una ceja y sonrió de lado.

Todo es por tus intentos de coqueteos en la universidad, ¿ahora quién le saca esa idea de la cabeza?

No eran coqueteos, era... ay no sé qué era. Pero no importa, seré el insoportable que jamás le quitará los ojos de encima.

En eso estoy de acuerdo contigo, humano.

— Ujum, muy insoportable... ¡Tae!

— Agárrate fuerte, quiero que veas las nubes conmigo... — El alfa lo levantó en brazos, guiándolo para que enredara las piernas en sus caderas. — Aquí, desde el tronco que muchas veces me acompañó en las pláticas con la Diosa.

Con delicadeza, lo acostó en la manta que cubría parte del árbol caído. Sus manos se encargaron de acomodar la cabeza en la superficie; asegurándose de que no se fuera a lastimar.

JungKook humectó sus labios, tragó saliva intentando controlar su corazón. La vista del alfa sobre él, aprisionándolo y observándolo sin parpadear; lo dejaba sin palabras.

TaeHyung ante el gruñido de Tata, decidió acostarse junto al omega. Al transcurrir el tiempo, el castaño se acurrucó sobre el cuerpo contrario. El alfa jugó con los cabellos, delineó el lunar del cuello y lo marcó con su aroma en respuesta a la fragancia que esparcía el omega.

Lobo, ¿Estás listo...?

Sí, pero no la vayas a...

¿Qué tanto piensas? — Se sentó observando al alfa.

— Hermosura, tengo algo que preguntarte.

— ¿Qué buscas? — Curioso observó como el azabache adentraba las manos en la canasta de picnic.

— ¡Aquí está! — Se dirigió a la orilla del río. — Ven, hermosura... — Extendió una de sus manos. — Por favor escucha atentamente. — Tomó una de las manos. — Lo que te voy a cantar. Corrección. Lo que vamos a cantar, es lo que sentimos desde que iniciamos a ver tus ojos en nuestros sueños.

Humano, no he calentado la voz.

Concéntrate, Tata.

Estoy concentrado, solo lo decía para calmar tus nervios. Estás temblando como gelatina.

— ¿Tu cantas? — Cubrió su boca al ver como el azabache se arrodillaba frente a él.

— No mucho, pero esta canción fue mi compañía todos estos años. Y quiero cantártela.

Los trinos de las aves se silenciaron por un momento, los árboles se mecían de lado a lado; el agua fluía con tranquilidad, el rayo de sol se posó sobre la pareja. El ambiente parecía confabular para crear el escenario perfecto.

Con manos temblorosas, TaeHyung adentró el cassette en aquella grabadora. La melodía de I Think They Call This Love; inició a reproducirse, y sus labios se movieron acompañando la sinfonía.

🎶

Dicen, que sabes cuándo lo sabes

Entonces, seamos realistas

Me tuviste desde el "hola"

La vacilación nunca ayuda

¿Cómo podría esto ser algo, cualquier cosa?

Cuando todo lo que sueño son tus ojos

Todo lo que anhelo es tu caricia

Y cariño, algo me dice que eso es suficiente

Puedes decir que soy un tonto

Y que no sé mucho

Pero creo que a esto lo llaman amor.

Una sonrisa, un beso, dos corazones solitarios

Es todo lo que se necesita

Ahora, cariño, estás en mi mente

Cada noche, cada día

Las buenas vibraciones se hacen fuertes

¿Cómo podría esto ser algo, cualquier cosa?

Cuando todo lo que sueño son tus ojos

Todo lo que anhelo es tu caricia

Y cariño, algo me dice que eso es suficiente

Puedes decir que soy un tonto

Y que no sé mucho

Pero creo que a esto lo llaman amor

Oh, creo que a esto lo llaman amor.

¿Qué podría ser esto entre tú y yo?

Todo lo que sueño son tus ojos

Todo lo que anhelo es tu caricia

Y cariño, algo me dice

Me dice que es suficiente

Puedes decir que soy un tonto

Y que no sé mucho

Pero creo que a esto lo llaman...

Oh, creo que a esto lo llaman...

Sí, creo que a esto lo llaman... Amor

Amor.

🎶

Grandes perlas cristalinas murieron en las manos del alfa. Los luceros de su destino estaban nublados y le impedían ver aquel deslumbrante brillo.

Una de sus manos jugó con la cadena que colgaba en su cuello, Tata le aulló pidiendo que se apresurara a sacar aquel objeto.

— JungKook... — Se levantó y acarició el rostro. Llevándose con sus caricias cada lágrima. — Quizás sea muy pronto... Hermosura, tal vez esté saltándome los tiempos para un cortejo, pero qué más da...

— La canción... Tae, ¿tú me amas? ¿Con solo haber visto mis ojos me amaste?

¡Vamos Tae, pídele lo que deseamos!

Yo... ¿Cómo te lo digo...? Hermosura...

¡Humano! No divagues. Déjame yo le digo. — Tomó el control del cuerpo. — Mi niño bonito, nosotros te amamos. Nos enamoramos de tus ojos, esos lindos luceros estrellados que nos llamaban cada noche en sueños...

¡Tata! Devuélveme el control de mi cuerpo.

La lucha entre humano y lobo inició.

— Nos amas, me amas. — Sorbió su nariz, y en su mente se reprodujo cada palabra de la canción, su piel se erizó ante el recuerdo de las caricias que le regaló. Su corazón brincó ante la imagen de los ojos que destellaban en rubí y cambiaban a su color natural, esos ojos que lo miraban gritándole que darían la vida por él.

— Hermosura, ¡¿Quieres ser mi luna?!

TaeHyung gritó en medio de su pelea con Tata.

— ¿Yo? ¿Tu Luna?

El miedo de ser rechazados los atacó, la mirada perdida del omega los dejó desconcertados.

Tata retomó el mando, y caminando hacia atrás, se adentró al río, aullando por una respuesta; se subió a la gran roca. Luchando con TaeHyung para mantener el dominio.

Nos va a rechazar, mi niño nos va mandar a freír espárragos.

Tata, mi cuerpo...

¿Fue demasiado pronto? ¿No seremos suficientes para él? — Movía sus pies sobre la roca. Intentando no resbalar. — ¡Omega! ¡Quiero que seas mi Luna! — Sacó la cajita de terciopelo. — Si es porque cantamos feo. No lo volveremos a hacer... Pero se nuestra luna, nuestra vida en la tierra y nuestro destino en las siguientes vidas.

¡Kim Tata! — Gruñó TaeHyung cuándo retomó el control de su cuerpo. — Hermosura, te amamos. Permítenos ser tú alfa, solo tuyo... ¡Ah, la caja! — Se quejó al caer al agua.

— ¡TaeHyung! — Intentó adentrarse al río. — ¿Tata...?

Abrió sus ojos en grande, el crujir de los huesos y la ropa haciéndose añicos lo dejó atónito.

El gran lobo de pelaje azabache; salió del río, abalanzándose sobre el castaño. Tumbándolo en el piso, y empapándolo con las gotas cristalinas que escurrían de su pelaje.

— Wow...

Ignoró el dolor ante la caída, sonrió en grande ante la presencia. Sus manos acariciaron las orejas, deslizándose hasta el cuello; en donde detalló aquella cadena dorada que se escondía entre el pelaje.

El hocico del lobo se abrió para dejar caer la cajita sobre el pecho del omega.

— ¿Te lastimé? — Lamió el rostro.

— ¿Tata? ¿Tae?

— Ambos, somos los dos, hermosura. — Habló en perfecta sincronía.

— ¡Les entiendo! ¿Cómo hacen eso?

— Después te enseñaremos.

— ¿Por qué te transformaste? — Acarició el hocico.

— Hermosura...

Se apartó, tomando en su hocico la cajita. Dándole espacio al omega para que se levantara. Ya de pie; el alfa realizó una reverencia. Agachando su cabeza, estirando sus patas, y empujando la cajita a los pies del omega; se sentó en sus patas traseras, moviendo su cola de lado a lado, le señaló el objeto.

Las manos del castaño la tomaron, abriéndola despacio. Los ojos azabaches destellaron azul al ver el contenido.

— Ante la bendición de la Diosa Luna, en este lugar en donde juré esperarte, y con mi corazón latiendo a mil por hora; te pido a ti, mi amado destino, que seas mi Luna, mi omega, el amor de mi vida en esta vida y todas mis reencarnaciones.

JungKook acarició el contenido de la caja, dejando que su lobo aullara tan fuerte como nunca lo había hecho.

No podía explicar el sinnúmero de emociones que lo atacó ante el detalle. Aquella cadena con los dijes de lobos. Cada uno era la viva representación de sus animales, y sus ojos reflejados en aquellas piedritas que hacían homenaje a sus almas lobunas.

Lágrimas incontrolables se deslizaron por las mejillas, algunas muriendo en los labios, y otras cayendo directamente en aquella inscripción del dije.

Mi amado destino.

Palabras que se estaban tatuando en el corazón del castaño.

— Con esta joya, sello la promesa de amar cada parte de tu existencia, ahogarme en el azul de la inmensidad de los ojos de mi Cooky, perderme en la oscuridad estrellada de tus orbes mi JungKookie. — Se acercó, y olfateó las manos del omega. — ¿Quieres ser mi novio, mi amado destino...?

— ¡Sí! — Se agachó aferrándose al pelaje. — Acepto ser tu Luna. — Un aullido de felicidad celebró aquella respuesta. — Soy tu omega, y tú eres mi alfa. Eternamente mi corazón será tuyo, alfa.

El gran lobo lamió el rostro con notable euforia, grabándose en su memoria aquella sonrisa con la cual el omega los acepto.

— ¡Diosa Luna! ¡Aceptó! ¡Mi amado destino aceptó! — Gritó dando vueltas alrededor del castaño. — Mis ojitos estrellados, mi niño lindo, oficialmente es mi omega. Te voy a cuidar, amar, mimar, proteger, atesorar con mi vida, lo juro.

— Tae... alfa. — Se sentó esperando que el lobo detuviera sus movimientos. — Ven. — El alfa posó su hocico sobre las piernas. — En este sendero de nuestro destino; prometo entregarte mi corazón por completo, mis ojos siempre se perderán en los tuyos. — Deslizó uno de los dijes e inició a ponerlo en la cadena del alfa. — Mi lobito te acompañará día y noche, así como tú vives en mis pensamientos desde que te cruzaste mi camino. — Apuntó la cadena y procedió a colocarse la suya. — Mi aroma siempre pertenecerá al tuyo, los aullidos de mi lobo siempre clamaran por ti, y tú siempre serás mi destino.

Los escenarios que se imaginó al planear aquella sorpresa y propuesta, jamás llegaron a acercarse a la realidad que ahora vivía. En su mente celebraba lo perfecto que salió, con todo y la lucha con su lobo. Pero eso lo hacía aún más maravilloso. Su omega lo aceptaba con todo y la locura de Tata.

Tanta fue la emoción del alfa, que decidió cederle el control total a su lobo. De nuevo tumbó al castaño, recorriendo el cuerpo con su hocico, ocasionando cosquillas en cada fibra de la piel. Con su nariz, delineó los labios del castaño, sus patas lo aprisionaron con suavidad, bañándolo con su aroma, y prometiéndole la vida con sus besos lobunos.

Volvieron a la manta, allí JungKook se acurrucó en el vientre del lobo. Disfrutando del palpitar de aquel corazón. Sus dedos acariciaban las grandes patas; sonreía al ver el movimiento de la cola, y se avergonzaba cuando el lunar de su cuello era atacado por la larga lengua.

Pasaron gran parte de la mañana en aquel río. Se adentraron en el agua, el alfa aun en su forma lobuna. Nadaron dejándose llevar por la paz del lugar.

— No vayas a voltear, hermosura.

— No veo, lo juro alfa. — Cubrió sus ojos, luchando con la curiosidad de ver.

— Deberías dejar que nuestro omega dé un vistazo.

— No seas exhibicionista. — Subió sus pantalones.

— Eso digo yo, pero alfita gruñón no deja echarme un taco de ojo. — Puchereó.

— Para ser honestos, yo también quiero ver.

— ¡Cooky! No te contagies de la calentura de ese par.

— Eres un antichévere, solo una mirada. — Hablaron los tres.

— ¡Ya terminé! — Se acercó con la toalla. — Ven hermosura, sécate y cámbiate de ropa.

— ¿No me vas a ayudar a desvestir?

— No.

— Yo si te desvisto y visto.

— Cállate, lobo patas largas.

— Se intentó, pero el virgen le tiene miedo a que si te vemos en cueros, te almorzamos.

— ¡Lobo demente!

— De mente caliente por mi omega, ese soy yo... — JungKook se carcajeó. — Mi niño bonito, no miraré por respeto. Pero las ganas las tengo.

— Diosa Luna. — Cooky cubrió su hocico con las patas.

— Hermosura, no lo escuches, el totazo que se metió al caer de la roca lo dejó más baboso de lo que era.

— ¿Baboso? Si soy, pero es porque babeo por mi niño lindo, es lo más hermoso, precioso y perfecto del mundo. — Aulló.

— Manos a los ojos. — Ordenó. — Alfa... — Se acercó con sigilo. — ¿Seguro que no quieres ver? — TaeHyung asintió. — ¡Ah!

— ¿Qué pasó? — Abrió sus ojos rápidamente. — ¡JungKook no juegues! — Cerró los ojos al ver los pantalones que se deslizaban por las blanquecinas piernas.

— Es que casi me caigo, por eso te dije que mejor me desvistieras.

— Te sostendré, pero sin ver.

— Bueno, al menos me vas a manosear. — Posó las acaneladas manos en sus caderas. — Bromeo, tranquilo.

Hasta aquí la actualización 💜

¡Por todas las fresas! Ese Tae y Tata son preciosos 🤧✨

Gracias a cada un@ de mis Kokoros darks que me han acompañado en estos años con mis vírgenes.
No saben cuánto amo está historia y sus personajes, pero amo aún más a cada una de las personitas que han llegado hacerle compañía a mis aromáticos.

Si más que decir... ¡Feliz tercer aniversario mis vírgenes fresitas aromáticos! 🐺🍓💚💜

Ya casi dejarán de oler a palo santo 😅

Besitos púrpuras 💋 💜
Nos leemos después. 🤘🏻


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