Capítulo 29.

Sus ojos luchaban por no derramar sus diamantes. A través de aquella ventana del avión; observaban cómo poco a poco las nubes cubrían la visibilidad de la tierra que los vio nacer.

En las nubes, cerca de aquel cielo estrellado; TaeHyung y NamJoon se despedían de su país, de sus omegas, sus lunas, sus amores.

TaeHyung se limitó a escuchar los aullidos de su lobo, acompañando con sus lágrimas la promesa de mantener intacto aquel anhelo de volver a tener en sus brazos a su amado destino.

NamJoon por su parte, le pedía a la Diosa Luna que cuidara de su amado. Rogaba para que logrará calmar el dolor que sentía por su perdida.

Así inició el viaje de dos alfas con sus corazones adoloridos, sus lobos clamando fortaleza y sus almas prometiendo volver por aquellos seres que eran su vida entera.

Las tierras extranjeras les dieron la bienvenida.

El aire que inhalaban se sentía pesado, los asfixiaba. La necesidad de estar en su país, en el mismo suelo que sus lunas; los ahogaba sin contemplación.

Su estadía no sería nada fácil.

Estando en su país, al menos tenían en consuelo de que de alguna manera estaban cerca de aquellos seres que les aceleraban el corazón en demasía. Pero ahora, no tenían nada. Sólo distancia, kilómetros y kilómetros de lejanía y soledad.

¡TaeHyung! Abre la puerta.

¡Dime que ese omega ya no se encuentra en nuestra habitación!

Ya me encargué de ello.

¿Sus feromonas...?

Aún queda un leve rastro de ellas...

Nam, no regresaré a esa habitación. Gruñó dentro del cubículo de aquel baño. N-no quiero... no soporto que ese aroma profane el recuerdo de mi omega.

TaeHyung, te llevaré a un hotel.

¡Ahg! Nam, esto duele cómo el infierno. Con dificultad limpió el sudor de su frente.

Toma los supresores.

Odio esto... ¡Maldita mierda! Abrió la puerta y se apoyó en su primo. ¿Por qué demonios tienen que irrumpir en mi espacio y tratar de meterse en mis sábanas?

Es porque eres guapo, un alfa que muchos desean como su pareja...

¿Y eso qué? Jadeó ante la oleada de calor. Yo no quiero a nadie que no sea mis ojitos destinados.

Debiste dejar que le arrancara la garganta a ese omega resbaloso. Acotó Tata, furioso, y aullando en suplica por su omega. Maldito resbaloso...

Primo, definitivamente tienes pegue para los intensos que no entienden tu negativa. Le alcanzó la botella de agua para que se bajara el supresor. Vamos, tómala rápido y esperemos que tu aroma se estabilice un poco.

¿Qué sucedió?

Desde que TaeHyung llegó a aquella universidad, muchos ojos se posaron en él. Más de uno se propuso tenerlo como pareja. Ignoraron el hecho de que el alfa siempre los dejara hablando solos, e incluso pasaron por alto; todas las veces en que el lobo hacia acto de presencia, y les advertía que si de nuevo se atrevían a intentar esparcir su aroma cerca de ellos, les rasgaría la garganta por resbalosos.

TaeHyung y NamJoon lograron que les asignaran el mismo dormitorio. Así se cuidarían uno al otro. Además así no tendrían que exponerse a aromas que el alfa azabache repelida con todas sus fuerzas.

Pero no tomaron en cuenta que cierto omega esperaría el momento indicado para lograr su objetivo.

Y esa noche, NamJoon salió a buscar los supresores de su primo. Juraba que tenía reservas, pero cuándo el ciclo del azabache se presentó; no los encontró.

Dejó a TaeHyung bajo llave, diciéndole que no tardaría.

El alfa se encontraba en su cama, intentando controlar el fuego de su interior. Suplicaba por su omega, lo llamaba constantemente. Abrió sus ojos cuando percibió un aroma y presencia extraña.

Gruñó en molestia cuando aquel omega inició a desnudarse, diciéndole que lo ayudaría con su celo. Enloqueció cuando sus fosas nasales fueron atacadas por una oleada de intensas feromonas.

¡Largo!

Alfa, no me rechaces. Fingió un puchero. Yo te puedo ayudar.

¡Dije que te largues!

No me iré... Desnudo frente al azabache; inició a acariciarse. No pienso irme de aquí. Después de todo el esfuerzo que hice para irrumpir cuando no estaban, deshacerme de tus supresores, sacar una copia de la llave, y lograr que NamJoon te dejara vulnerable para mí...

¿Vulnerable? Gruñó Tata. Vulnerable mi cola. Sus colmillos se asomaron. ¡Largo de mi maldita habitación! La mano de TaeHyung agarró aquel cuello, apretándolo.

Tata, no. Los ojos del azabache cambiaban de color.

Ah~, me encanta lo salvaje de tu lobo.

Le arrancaré la...

¡No! Tomó control de su cuerpo, y deshizo el agarre. Te vuelves a acercar y te juro que dejaré que mi lobo te arranque esa resbalosa y ofrecida lengua. Se alejó del omega. Nadie obtendrá el lugar de mi destino. Salió de aquella habitación, a tropezones, y mensajeando a NamJoon para informarle su nueva ubicación.

Después de aquel altercado, los primos decidieron dejar los dormitorios. Alquilaron un lugar en donde cada uno tenía una habitación.

Reportaron al omega y fue expulsado de la universidad. Aun así, TaeHyung no se arriesgaría de nuevo, así que se terminó de aislar de todo y de todos, únicamente permitía la cercanía de NamJoon.

Inició a bañarse con un jabón inhibidor.

En sus siguientes celos; NamJoon lo cuidó. Cada ciclo era peor que el otro, su lobo luchaba por salir, y así buscar la manera de volver a su país y encontrar al dueño de sus aullidos.

Ante los hechos, tomaron la decisión de que los supresores serían inyectados.

En el último día de su ciclo, TaeHyung permitía su transformación. Lo habló con Tata, y este estuvo de acuerdo con el trato planteado.

En ese día en específico, aquel lobo, lloraba y aullaba por su luna. Jurando que soportaría cada punzada, ardor y dolor que lo atacaba en esos días. Pero que jamás permitiría que alguien ocupara el lugar que solo le pertenecía a aquellos ojos estrellados.

Fue duro, realmente aquel alfa batalló con sus instintos, pero el amor que sentía hacia su destino era más fuerte que cualquier deseo lujurioso.

Nam, ¿Podrías esperarme aquí?

¿Por qué? Ladeó su cabeza curioso.

Tengo que hacer un pedido antes de nuestro regreso... Informó mirando hacia aquella joyería.

¿Por qué no puedo acompañarte?

Porque eres capaz de copiar mi idea, y lo que voy a hacer es algo que algún día le entregaré a mi omega.

No soy copión...

Pues no me quiero arriesgar, así que por favor espérame aquí.

Tsk, alfa gruñón y desconfiado, yo quería ver el chisme...

TaeHyung sonrió de lado. No serás copión, pero lo chismoso sí que brota por cada poro de tu grandulona piel.

Entra de una vez, y apúrate, que aún nos faltan cosas para el viaje de regreso.

Tenemos dos semanas para los preparativos, pero tu desde ya andas afanando.

No quiero dejar todo para última hora. Empujó a su primo dentro de la joyería. Mueve tu gruñón trasero.

Después de tanto tiempo, para ser exactos; cuatro años. TaeHyung tomó la decisión de volver. Terminaría su carrera en su país, y no descansaría hasta encontrar al dueño de aquellos ojos que en todo ese tiempo; siguió apareciendo en sus sueños.

Ojos azules, pertenecientes al lobo de su omega. Azabaches luceros con estrellas que lo acompañaban en sus dolorosos sueños. Día a día, aquellos orbes le dieron fuerzas para soportar aquel asfixiante destino. Se aferraba a la idea de volver a ver esos estrellados ojos, y abrazar con fuerza el cuerpo de su amado destino.

Durante el relato, JungKook abrazó fuerte al alfa, y junto a su lobo; gruñeron ante la mención de aquellos omegas. Sin dudarlo, impregnaron su esencia en el cuerpo de TaeHyung.

No sabían que eran tan posesivos; hasta en ese momento.

Inevitablemente su estado de ánimo fue la representación de una montaña rusa.

— No llores, hermosura... — Pidió al percibir la cristalina gota que murió en su cabellera. — ¿Por qué lloras? — Lentamente, alejó su rostro de la curvatura del cuello ajeno.

— Tú, Tata... — Acarició el rostro del alfa. — Sufrieron, lloraron, sintieron que...

— Shh, eso ya pasó. — Su dedo se posó en los finos labios. — Ahora estamos juntos, y nadie nos separará.

— ¿Nadie? — Inclinó ligeramente su cabeza. — ¿Estás seguro? — Inquirió recordando cada una de las personas que han estado cómo algún tipo de obstáculo en su encuentro.

— Estoy contigo, ahora puedo perderme en tus estrellados ojos, embriagarme en tu aroma. — Besó la mejilla. — Ninguna persona que se nos acerque, lograra separarnos de nuevo...

— Eso me recuerda... — Se levantó de la cama, empujando ligeramente al alfa, y limpiando sus lágrimas.

— ¡Hermosura! — Se quejó al quedar solo en la cama. — ¿Qué haces?

— Buscar mi celular. — Informó hurgando en los bolsillos de su maleta.

— ¿Para qué lo buscas...? — Los ojos del omega se posaron sobre el alfa. — ¿Por qué me miras así? — Inquirió al ver un destello azul.

— Voy a arrancar una cabellera. — Deslizaba su dedo en la pantalla del móvil.

— ¿Qué...?

— Uy humano descerebrado, huelo peligro.

— Voy a llamar a Jimin. — Sonrió en malicia, y sus ojos de nuevo destellaron azul.

— ¿Para qué llamaras a ese Minion?

— No es Minion. — Gruñó. — Y lo voy a llamar para que me acompañe a dejar pelón al tal BoGum.

— ¡Apoyo la idea! — Gritó Tata.

— ¿Qué? Hermosura... — Se levantó de la cama en casi un salto. — Tata, tú no apoyes esas ideas.

— No debió meterse en tu habitación, atacarte con su aroma... lo voy a desgreñar.

— Cooky, ¿Qué están diciendo? — TaeHyung se dirigió al lobo, pero un gruñido fue la respuesta.

— ¿Les digo su dirección? — Aulló Tata, muy animado ante la idea de su omega.

— Sí. — Respondieron al unísono.

— No. Hermosura, ¿Qué vas a hacer a estas horas de la madrugada? — Se acercó al omega.

— Dame ese celular. — Lo miró desafiante.

— No vas a salir de esta cabaña. — De una mano a otra; pasaba el objeto, evitando que el omega lo recuperara. — Cooky, creí que tú eras el que pensaba las cosas antes de...

— Claro que pienso las cosas, soy el que mantiene a raya a mi humano asustadizo. — Respondió en medio de gruñidos. — Pero cuando se trata de dejar en claro que no deben marcarte o atacarte con sus aromas, allí apoyo a mi humano.

— Me gusta ese lobo. — Celebró Tata.

— Le enseñaré que con mi alfa nadie se mete. — Se abalanzó sobre TaeHyung, moviendo sus manos para recuperar su móvil. — Y luego viajamos para encargarme del resbaloso que...

— Quieto... — Apresó el cuerpo del omega. — Hermosura, quieto. — Lo recostó en la cama.

— ¡Muévete! — Pataleó, intentando salir de la prisión que había formado el alfa contra la cama. — Ta-Tae...

— Te lo pido, quédate quieto. — Acercó sus labios a los ajenos.

— So-sólo será una desgreñada. — Dijo nervioso ante aquella cercanía.

— ¿Prefieres ir a buscar a esa garrapata, a estar en nuestro nido, abrazado a mí?

JungKook se sonrojó en demasía. La respiración del alfa le generaba cosquilleo sobre su piel, y aquella mirada lo hacía olvidar lo que estaba a punto de hacer.

— ¿Pues qué pasó? — Inquirió Tata ante el comportamiento de su humano. — ¿Lo estás seduciendo?

— ¿Me estás seduciendo? — JungKook humedeció sus labios.

— Nos está distrayendo muy seductoramente. — Acotó Cooky al perderse en aquella coqueta mirada.

— Contesta, ¿Me dejarás aquí? — Con su nariz acarició la mejilla ajena. — ¿Hm? Quiero escuchar tu respuesta, hermosura. — Pidió cerca del oído, susurrando suave. — Mira, tendremos que rehacer nuestro nido, con el forcejeo lo destruimos. — JungKook observó el lugar. — No escucho lo que dices. — Avisó al percibir los bajos tartamudeos del omega.

— Ta-Tae...

— Hermosura... — Con sus ojos, escaneó el rostro, y le sonrió.

— Qui-quiero arreglar el nido, y dormir en tus brazos. — Acotó perdido en aquella sonrisa.

TaeHyung celebró internamente. No le importaba lo que le fuera a hacer su omega a Park, pero sí le importaba que su destino terminara corriendo peligro por andar a aquellas horas en un camino solitario. No importaba si iba acompañado de Jimin o de él mismo, no dejaría que su omega saliera y terminara lastimado.

Tenía que detener la idea del castaño.

— Repítelo. — Lentamente humedeció sus labios. — No escuché bien.

— Humano, ¿A qué juegas?

— No intervengas lobo loco. — Regañó. — Hermosura, no veo que tus labios se muevan. — Habló cerca de los finos labios, causando cosquilleos.

— Me quedaré en nuestro nido... — Esperó a qué el alfa lo besara. — ¡TaeHyung! — Se quejó al no recibir su anhelado beso. — ¿Qué haces...?

— No obtendrás beso. — Avisó alejándose del omega.

— ¡¿Por qué?! — Un puchero de decepción se dibujó en sus labios.

— Porque no me dijiste que tenías tu celular.

— Tú no preguntaste si lo tenía. — Se cruzó de brazos. — Quiero mi beso.

— Dale su beso a mi niño.

— No te metas Tata.

— Alfa malo, mi humano se entristece... — Aulló Cooky.

— Hermosura, no hagas trompitas. — Se sentó en la cama y subió en su regazo al omega. — Sólo estaba jugando, tendrás muchos besos. — Acarició los labios. — Pero primero...

— ¡¿Ahora qué?! — Sobre el pecho ajeno; empuñó la tela. — ¿Me besaras o no?

— ¿Le muerdo una pata? — Interfirió Tata.

— Mejor dale un zape. — Agregó Cooky.

— Mejor me voy a buscar a Jimin y duermo con él.

— ¿Qué? — Afianzó su agarre en la cintura. — Ninguna de las opciones.

— Quiero mi...

Los labios del omega fueron atacados por los pomposos del alfa. Sin pausa, sus belfos se unieron en un beso en donde TaeHyung lo dejaba sin aire. El pensar en que su omega se fuera a dormir con Jimin lo hizo sentir celos, muchos celos. Así que con cada movimiento de sus labios, le tatuaba en la dulce y húmeda piel; el claro mensaje de que no permitiría que esos labios se alejaran de su vista y presencia.

— Pero, ¿Qué te pasó? — Inquirió observando la delgada línea de saliva que los unía. — Eso fue un beso dementor, mis pulmones arden por la falta de aire.

— No me gusta que duermas con Park minion Jimin. — Juntó sus frentes. — Lo siento, eso fue obra de mi lobo. Yo no soy así.

— ¡Yo soy inocente! — Alegó Tata. — ¡Difamador!

— Tae, no le eches la culpa al lobito. — Dejó un piquito en los suaves labios. — Me gustan esos besos...

— A mí me gusta como correspondes a esos besos. — Lo abrazó fuerte por la cintura.

Se quedaron en silencio, escuchando los latidos de su corazón. Relajados, ahora se sentían livianos. Pensaban en todo lo que pasaron, y sentían paz al saber que ya se habían liberado de las cadenas que los habían limitado desde su primer encuentro.

Aún tenían que liberarse de ciertos hombres, pero eso no les quitaba la dicha de que ahora estuvieran juntos, libres de secretos. Con tormentas persiguiéndolos, sí, pero al menos estaban uno junto al otro.

— Tae... ¿Me devuelves mi celular?

— ¿Me lo prestarías para una llamada? — El omega asintió. — Espérame aquí, ya vuelvo. — Lo sentó en la cama.

— ¿Por qué no puedo escuchar la llamada?

— Porque eso arruinaría mis planes. — Lo besó en la comisura de los labios. — No tardo, hermosura.

TaeHyung salió de la habitación con camino a la puerta principal de la cabaña. Necesitaba privacidad para su pedido. Con el celular en su oído, llamó a la persona que le confiaría su vida.

— < Diré esto rápido. — Una mirada rápida hacia el interior de la cabaña le dio la señal de que su omega no escuchaba.

— < ¿Tae?

— < Ese mero, tu primo.

— < ¿Dime que no te acosta...?

— < Parece que no me conocieras. — Sobó el puente de su nariz. — Cierra la boca, y por favor ayúdame con algo.

— < Sigues igual de gruñón, eso indica que aun eres virgen y...

— < NamJoon...

— < Ya, perdón.

— < Anota bien todo lo que te pido. — Inició a recitar sus instrucciones.

— < Puntual tendré listo el lugar.

— < Gracias, primo... — Sus dedos iniciaron a jugar con la cadenita que llevaba en su cuello. — Antes de colgar, dime, ¿lograste contactarte con Jin? — Una negativa fue la respuesta. — Bueno, ya miraré como lidiar con el gruñón de tu omega. Ojalá no me castre. Nos vemos luego. — Colgó la llamada.

Antes de ingresar a la cabaña, TaeHyung miró hacia el cielo.

— Humano, ¿Lo haremos verdad?

— Sí, sólo debemos esperar a que amanezca por completo.

— ¡Qué emoción! — Aulló eufórico.

TaeHyung llegó a la habitación, sonrió al ver a JungKook sentado en el centro de su desordenado nido. Se acercó y acuclilló frente a la cama.

— Hermosura, ¿Estás listo para descansar? — El castaño asintió. — Ok, no te muevas, juntos arreglaremos nuestro nido.

Deshaciéndose de sus zapatos, se subió a la cama, sentando en medio de sus piernas al omega. Juntos iniciaron a acomodar las prendas, sonriendo cada tanto; al rozar sus manos.

Cuando se sintieron satisfechos con lo que veían sus ojos; se recostaron en la cama. Frente a frente, acariciaban sus rostros y liberaban sus aromas. Permitiendo que sus cuerpos fueran cubiertos en aquella burbuja de serenidad que causaba la mezcla de feromonas.

— No creas que aún no pienso en desgreñar a ese tal BoGum.

— Diablos, tendré que seducirte nuevamente...

— No funcionara, porque seré yo el que te seduzca para que me dejes la vía libre, y así arrancar cabellos.

— No quiero que te lastime.

— No lo hará.

Poco a poco sus ojos se cerraron, esperando el amanecer.

Hola, Kokoros darks 🤟🏻🖤

Los vírgenes fresitas lxs extrañaban un montón.

Uy, canijo, ¿Qué le pasó a Tae? 😳
Quedé igual que Tata cuando lo vio acorralando a su hermosura. 🤣

Nos leemos en una próxima actualización.

Se les quiere un montón. Besitos púrpuras 💋 💜

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