Capítulo 28.

¿Qué se puede esperar de un corazón que es atacado por el dolor? ¿Un alma atormentada puede salir a flote a pesar de estar ahogándose en los gritos desesperados que claman por un encuentro con su amado? ¿La esperanza de volver a encontrar a su adorado destino se fortalecerá o por el contrario poco a poco se irá esfumando?

Dos almas junto a sus corazones son marcados por una cadena ardiente que les recordara que a veces es necesario sentir dolor para superar sus límites.

Sentirán que se ahogan en lágrimas, que su piel es marcada con ardientes cadenas, su corazón es cortado poco a poco y que sus almas serán encadenadas a unos grilletes que se fortalecen con los fugaces pensamientos de rendirse en la búsqueda de su preciado destino.

El sentimiento de dolor y desesperación te acompañara día y noche. Pero la promesa de volver a estar junto aquel ser que te miraba como si fueras su vida entera; te dará la fortaleza para patalear ante el peso de las lágrimas y salir de aquel lago que no logrará ahogar los latidos de tu corazón.

El tiempo recolectara tus lágrimas, y en el proceso; la Luna te guiara por el camino en donde en algún punto del recorrido, encontraras a aquellos ojos que brillan como dos grandes constelaciones.

Solo no dejes de creer en lo que grita tu corazón.

— ¡Mi omega! ¡Mi destino sufre! — Sus ojos vidriosos conectaron con los de su madre.

— Ahora lobo, toma el control de tu humano. — Ordenó.

— ¿Nos llevaras con nuestro omega? — Inquirió Tata mientras luchaba por el control.

— Para eso estoy aquí, apúrate porque mi niño te necesita...

Un gruñido gutural logró que los presentes retrocedieran, los ojos de TaeHyung brillaron en un rojo tan oscuro como la sangre.

— ¡No te atrevas lobo! — El señor Kim se plantó frente al cuerpo de TaeHyung.

— La Diosa Luna ha hablado, y en este momento me iré a buscar al omega que le entregaré mi vida. — Mostró sus colmillos. Y con el control total del cuerpo de TaeHyung salió del lugar.

Todos los presentes se quedaron estupefactos, jamás imaginaron presenciar como aquel chico mostraría sus colmillos a su progenitor.

Al menos no de esa manera; los ojos carmesí habían destellado un brillo dorado que muy pocos entendían. Y el fuerte aroma, les indicaba que era mejor no meterse en el camino del alfa azabache.

— ¡Kim TaeHyung! — Expresó con autoridad. — ¡Controla a tu lobo!

— Yo intentaré alcanzarlo. — Informó NamJoon antes de salir corriendo.

— Cariño... — La omega mayor se plantó frente a su esposo. — Es hora de acabar con esta reunión. — Sus largos y delicados falanges se posaron en el brazo del alfa.

— Esta fiesta ya no va más. — Expresó Jiyu. — Por favor diríjanse a la salida.

En medio de murmuraciones; cada uno de los invitados abandonó el lugar.

— Voy a buscar a ese muchacho...

— Padre, deja a mi osito en paz. — La omega lo tomó del brazo. — Deja que Nam se encargue.

— Cachorra, despide a los invitados desde el portón principal. — Pidió la omega mayor.

La fémina asintió en silencio, y salió de la vista de sus padres.

— Tiene que regresar, y se va a casar con...

— ¡Ya basta! — Gruñó.

— No me grites, mujer...

— Solo te preocupa que se case. — Sus tacones resonaron en el piso. — ¿No te preocupa el dolor que sentía? Es la primera vez que lo veo sufrir como si lo estuviesen torturando. — El alfa se quedó callado. — ¿A caso no viste sus ojos...?

— ¿Su-sus ojos...?

— Cariño, su lobo estaba dispuesto a salir y arrancar gargantas. — Se sentó en una de las sillas del salón. — Sus ojos estaban llenos de dolor, y desesperación.

— ¿Desesperación?

— Tú conoces ese sentimiento... ¿Lo recuerdas?

— Será mejor que ese mocoso vuelva... — Evadió el punto al cual quería llegar su esposa. — Estaré en el despacho. — Se alejó. — Mi cachorro... — Susurró cuando cerró la puerta.

— Mi amor, deberías de contarle tu historia al cachorro, y quizás así entienda tu actuar...

La omega miró con tristeza como su esposo desaparecía de su vista.

Transcurrieron los minutos, y la omega observó en total silencio como sus empleados iniciaban a retirar las decoraciones de la fiesta.

— Por favor vayan a descansar, más tarde terminan con el trabajo. — Los empleados se retiraron. — Diosa luna, ayuda a mi cachorrito, él solo desea conocer al dueño de aquellos ojos que me describió con tanta ilusión...

— ¡Madre!

— ¡¿Por qué gritas, cachorra?! — Pegó un salto en su asiento. — No me asustes con tus gritos. — Regañó posando su mano en el pecho. — Y controla esas feromonas, parece que quieres matar a alguien de un ataque aromático.

— Perdón madre. — Habló bajo. — Es que el garrapato Park se niega a irse. — Apretó sus labios en notable molestia. — Dice que esperará a su alfa. ¡Su alfa!

La omega mayor se sobó las sienes, deslizó sus dedos por la larga cabellera y se levantó de la silla.

— Y aquí vamos de nuevo. — Caminó hacia las escaleras. — Déjalo.

— Pero no quiero que moleste a mi osito gruñón. — Persiguió a su madre que subía hacia la habitación. — Si sigue con ese acoso...

— Perderemos a tu hermano. — La interrumpió.

— Por culpa de ese garrapato, mi osito se puede alejar de nosotros.

— ¿Más? — Inquirió cansada. — Cachorra... Ya está alejado, y ahora ni sabemos dónde estará, y por qué se quejaba de ese dolor.

— Tengo miedo, madre...

Llegaron a la habitación principal, Mi-Suk se retiró los tacones y estiró su mano para invitar a su hija a subir a la cama.

— Esperemos que Nam vuelva con nuestro osito gruñón. — Acarició los cabellos de su hija.

— Solo desea ver a su omega...

— Y en verdad espero que lo encuentre pronto.

— No quiero verlo llorar.

— Algo me dice que no lo podremos evitar. — Expresó acariciando el rostro de su hija. — Mi corazón de madre me indica que algo va a pasar.

Ambas féminas observaron el cielo, y con sus luceros cristalinos; suplicaron ayuda para el deseo de TaeHyung.

No podían hacer nada más, solo esperar.

Esperar a que NamJoon lo encontrara, esperar a que se calmaran los gruñidos del alfa mayor, y esperar a que el azabache hallara su amado destino.

Las hojas secas de los arboles eran destrozadas por las pisadas apresuradas del azabache.

Un quejido tras otro, era su fiel compañero en cada paso dado. Podía sentir una punzada en el corazón, y lágrimas recorrer sus mejillas.

Con desesperación, deslizando sus dedos por entre el material de la máscara; frotó la piel en donde sentía la humedad, pero al ver sus dedos; no divisaba rastros del líquido cristalino que mojaba su piel.

— No son tus lágrimas. — Habló el lobo grisáceo que lo guiaba por el sendero. — Lo que percibes no son tus lágrimas...

— ¿Qué me está pasando? — Cayó al suelo.

— Levántate, mi niño te necesita, se está rindiendo.

— ¿Por qué me duele el corazón?

— Lobo, no te puedo responder ahora. — Aulló. — Sigue por el sendero, ya sabes a donde debes llegar, conoces el lugar.

— ¿Cuál lugar...? — Inquirió confundido ante la lucha interna que mantenía con TaeHyung.

— Ese lugar en donde vas a hablar con la Diosa...

— ¡No te vayas! ¡Lobo! — Gritó desesperado, buscando con sus ojos al grisáceo pelaje. — ¿A dónde fue?

En ese momento, el lobo se transportó hacia el lugar donde un rendido JungKook se decía que dejaría que Kai lo atrapara y lo matara.

La lucha interna fue una de las fuertes que habían tenido. Ni siquiera cuando entrenaban habían sido tan obstinados, tercos y difíciles.

TaeHyung exigía tomar el control de su cuerpo, pero Tata se negaba. No dejaría que aquel humano lo alejara de la señal que al parecer la Diosa Luna al fin les había enviado.

Avanzó hacia su destino, escuchando las hojas crujir, las ramas secas partirse, y su corazón latir como si le gritara que estaba a un bombeo de salir de su pecho.

Un alfa malhumorado y guiado por su lobo detuvo sus pasos cuando diviso el lugar donde lo había llevado su animal.

— Ya déjame tomar el control de nuevo. — Gruñó TaeHyung. — Ya estamos bastante lejos de la mansión, y hasta dejamos tirado a Nam.

— No quiero a Nam cerca de nosotros.

— ¿Por qué...?

— Porque se interpondrá entre nosotros y el lobo que nos guía con nuestros ojitos estrellados.

— Déjame dudar que lo encontremos aquí...

— Calla, humano... ¿No escuchas?

Movió su cabeza buscando el sonido que claramente no era parte del lugar.

— ¿Alguien está llorando?

— ¡Es nuestro omega! — Dijo emocionado cuando percibió el aroma. — Espera, humano, nuestro omega, huele a... ¿Sangre?

— ¿Nuestro omega? ¿Sangre? — Inhaló profundo y logró percibir el aroma. — ¿Por qué estaría aquí nuestro omega? Además oliendo a sangre y...

— Vamos allí...— Retomó su caminar. — Te dije que nuestro omega estaba cerca y nos necesitaba...

— Tata, cálmate. — Su piel se erizó al escuchar con claridad el llanto. — Por la luna, hay un chico en el Río.

— No hagas movimientos bruscos y controlemos nuestro aroma. — Indicó Tata. — No lo asustes...

Se detuvo al ver como el cuerpo del chico temblaba.

— Tata, no creo que sea nuestro omega, es solo un chico...

— Te digo que es nuestro omega, su aroma me lo dice... — Inhaló profundo y percibió unos aromas que lo hicieron arrugar su hocico. — ¿Quién se atrevió a profanar su aroma con su desagradable fragancia? — Gruñó.

— Tata, dame el control de mi cuerpo...

— No quiero, necesito ayudar a mi omega...

— Si me das el control de mi cuerpo, te prometo que ayudaremos al omega.

— Nuestro omega.

— Que terco, enserio sigues...

— Créeme, lo siento, su aroma es nuestro destino, su aroma me demuestra que es nuestro omega, aunque ahora esté mezclado con ese desagradable olor, y esté acompañado de tristeza y dolor.

TaeHyung cerró sus ojos, y su piel sintió un leve tirón, un aroma inundó sus sentidos y pudo escuchar por un leve momento un aullido que pedía por él.

— Tata, mi cuerpo ahora... — Sus ojos titilaban por la lucha interna que tenía. — Deja de luchar, vamos por el omega, pero yo llevaré el control.

— ¿En serio? ¿Lo vas a ayudar?

— Tata, estoy escuchando a su lobo. — Sintió una punzada en su pecho en el momento que el chico en el Río se quejó. — Lo ayudaré y lo llevaremos con nosotros...

— Confiaré en ti, por favor no permitas que siga llorando. — El lobo desapareció de los ojos de TaeHyung. — Mi omega, mi destino...

En la orilla del Río con su cuerpo sumergido en el agua y restregando su cuerpo como si quisiera arrancarse la piel, JungKook lloraba de asco y dolor, siseaba ante el ardor de sus heridas que eran lavadas por la cristalina agua.

— Sucio, doy asco, este aroma no se va. — Golpeaba su pecho en desesperación. — ¡Maldito aroma!

— ¡Se está lastimando! — Gruñó con dolor Tata.

— Shh, tranquilo, ya lo ayudaremos.

Desde la distancia observó cada movimiento del chico. Sintió su piel arder cuando el cristalino liquido lavaba la sangre de las heridas del omega.

Sin entender lo que le pasaba a su cuerpo; observó su piel, acarició las zonas en donde sentía el ardor, pero no había nada.

— Cachorro... No te asustes. — La presencia lobuna apareció como reflejo en el agua.

— ¿Qué?

JungKook se movió brusco, creando leves ondas en el agua, quiso tocar el reflejo, pero no le fue posible.

— Confía en el chico que te observa a tus espaldas. — JungKook giró su rostro por sobre su hombro y allí divisó la nueva presencia.

— ¡No me lastimes! Solo déjame ir... — Salió del Río y se aseguró de tener el antifaz, tomó su capa y cubrió su cuerpo empapado. — No me hagas sangrar, por favor de-déjame ir...

— ¿Sangrar? — Inquirió en un susurro TaeHyung. — Yo no lo haría sangrar...

— No hagas movimientos bruscos.

— Pero no lo voy a lastimar...

— Eso no lo sabe nuestro omega. — Tata aulló llamando a su lobito destinado. — Quítate la máscara, muéstrale tu rostro, quizás así confié en nosotros. — TaeHyung dirigió su mano hacia su rostro para cumplir con el pedido de su lobo.

— ¡No te muevas! Por favor, yo solo quiero salir de este infierno.

— TaeHyung, mejor quédate quieto. — El mencionado bajó su mano.

— Tata, necesito abrazarlo, sus ojos, sus ojos me lastiman... No quiero que me vea con miedo.

— Solo aléjese... — Se abrazó.

— Cachorro, no alejes a tu alfa. — La imagen del lobo de su padre apareció al lado de TaeHyung. — Deja que te ayude...

— ¿Mi alfa? — Sus ojos se cristalizaron.

— Ven cachorro... Es tu alfa.

— ¿En verdad encontramos a nuestro destino? — Inquirió TaeHyung. — Nos reuniste con nuestro destino. — Expresó hacia el lobo grisáceo y este sonrió un poco.

— ¿Eres mi alfa? — TaeHyung no supo que contestar. — ¿Por qué llegaste tarde? ¿Por qué no me salvaste de ellos...?

— ¡TaeHyung! Reacciona, dile algo, cálmalo...

— Me secuestraron, golpearon, tocaron, cortaron e inyectaron...

— Cachorro, acércate a tu alfa. — El lobo del padre del omega aulló. — Te quiere ayudar, pero tu reacción lo mantiene alejado.

— ¡Alfa! Mi lobo me dijo que vendrías por nosotros... — Su voz se quebraba. — Es-estás aquí, no quiero que me veas así. Ahora estoy sucio, marcado y doy asco...

— ¿Sucio? ¿Marcado? ¿Se da asco?

En cada palabra que repetía el azabache; el omega dejaba resbalar sus lágrimas con notable dolor.

TaeHyung sintió su corazón arder en dolor, y su lobo aulló lastimeramente. No resistieron y corrieron hacia el rubio.

— ¿Por qué no llegaste a tiempo? — Se aferró al cuerpo del alfa. — Ya no soy digno de ser tu omega, estoy manchado por aromas asquerosos.

El alfa se retiró su abrigo, cubrió el cuerpo del omega y lo abrazó. — Perdóname, debí escuchar a mi lobo... — Besó la cabellera rubia. — No soy un alfa digno para ti... Estabas sufriendo, pude haberte ayudado, pero...

— Quítame este horrible aroma. — Suplicó mirando al alfa a través del antifaz. — Por favor, tú aroma, imprégname con tu aroma.

— No debo hacer eso... — A través de la máscara, conectó miradas con el rubio. — No sé qué tan bueno sea para ti...

— No quiero seguir oliendo a ellos, por favor, por favor...

— Tata, ¿Qué hacemos?

— Libera nuestro aroma, pero lento, trata de calmarte y no le transmitas el dolor que estamos sintiendo.

— Cachorro, ya estás con tu destino. — El lobo de su padre le susurró al oído. — Moon, Haneul, ya pueden partir...

En la cabaña un aullido lastimero, seguido de un último respiro de vida; dio el aviso a la luna sobre la inminente partida de la cansada loba.

— ¿Qué? ¡No! ¡No! No me dejen por favor... — Ocultó su rostro en el pecho del alfa.

— No te dejaremos. — Habló TaeHyung, y liberó un poco de su aroma.

— Tu alfa te cuidara... — Expresó el lobo grisáceo, y de un momento a otro la imagen de Moon apareció junto al lobo del padre del rubio.

— Veo en tus ojos que lucharas por mi cachorro. — Habló Moon hacia TaeHyung.

— ¿Qué quiere decir con eso...?

— No me dejen, por favor, necesito de mamá y Moon. — Repetía desesperado.

— TaeHyung, nuestro omega, concéntrate en nuestro destino.

— Mi omega, nuestro omega. — Retiró su mirada de los lobos.

En ese momento el característico rubí apareció en los orbes del alfa, aulló haciendo una promesa silenciosa a las presencias que lo habían ayudado a encontrar a su amado destino. Cuando recibió sus aullidos en respuesta; sus orbes retornaron a la normalidad.

— Mírame omega... — TaeHyung acunó el rostro del rubio en sus manos. — Hola, soy Tata, el lobo de tu alfa. — Se presentó, dejándose ver en su forma animal a través de los ojos cafés del humano.

JungKook sonrió al ver tan bello lobo. — Hola Tata, mi lobito se llama Cooky. — Su dulce aroma a rosas, chocolate y fresa inundó los sentidos del alfa.

— Bonita sonrisa. — Expresaron lobo y humano.

— Tu aroma... — Inhaló profundo, buscando tatuar en sus sentidos el aroma del alfa; canela, pino y fresa. — Me gusta tu aroma...

— No dejes de sonreír conejito, y no te rindas... Esta noche inicia tu carrera con el destino. — Los lobos de sus padres lo interrumpieron. — Te amamos, es hora de partir, nunca dejes de buscar a tu alfa, aun no pueden estar juntos, la luna ha tomado una decisión.

— ¡NO! ¡NO ME HAGAN ESTO! — Gritó desesperado. — No me dejes madre, te necesito. — TaeHyung trató de calmarlo, pero la mirada del omega estaba perdida y parecía que estaba en otro plano.

— La luna ha hablado.

— ¡No! Maldita sea, mi alfa, mi madre. — Su cuerpo perdía fuerzas.

— ¿Omega? — Inquirió TaeHyung cuando su lobo aulló. — ¿Cooky...?

— Adiós cachorro... — Los lobos desaparecieron.

— Al-Alfa... No olvides mi aroma. — Dijo entrecortado. — No te olvides de mí.

— ¿Por qué dices esto?

Los lobos de los chicos hicieron presencia en los luceros de sus humanos, cuatro almas se despedirían en ese preciso momento.

— No olvides mi aroma, eso nos mantendrá juntos hasta que el destino nos reúna de nuevo. — Los lobos hablaron y JungKook se desmayó.

El dolor de perder a su madre y la lucha de su cuerpo por combatir el medicamento; logró dejar inconsciente al rubio. No soportó su dolor espiritual y físico.

Cooky y Tata pactaron su promesa sin imaginarse que este no sería su encuentro final.

— ¡Omega! Reacciona, por favor. — Sus ojos se llenaron de lágrimas. — Omega, no me dejes... Por favor, abre los ojitos...

— ¡Suelta a mi niño! — Gritó SeokJin al llegar al lugar y ver a su conejito inconsciente.

— No voy a separarme de mi omega. — Lo alzó en brazos y se aferró al cuerpo de su destino. — Voy a proteger a mi omega. — Se arrodilló y afianzó el agarre en el cuerpo del rubio. — Omega, abre los ojitos, por favor...

— ¿Quién te crees para...?

— ¡Soy su alfa! — Gritó con dolor. — Tata dile que somos su alfa.

— ¡Suelta a ese omega en este instante! — NamJoon gritó llegando agitado al lugar. — ¿Mi luna? — Miró a Jin.

— No soy nada tuyo. — Le gruñó. — Dile al imbécil de allí que me dé a mi niño. — Se acercó a TaeHyung.

NamJoon ignoró el dolor que sintió al ver esa mirada de rabia y dolor en su omega. — Dale el chico a...

— ¡No tocaran a mi omega, mientras yo esté aquí! — Sus ojos cambiaron a un color rojo. — Primero me arrancan los brazos antes de separarme de él y le toquen un pelo.

— Tata no hagas esto.

— No, Nam, quiero que despierte mi omega, su lobito...

— ¡Dame a mi niño ahora! — Ignoró el gruñido del alfa que sostenía al rubio. — Sus feromonas no están bien, debo llevarlo a un hospital, está...

— Está lastimado, herido, se atrevieron a hacerlo sangrar... — TaeHyung rompió en llanto. — Mi omega, lastimaron a mi omega, y yo, ¿Dónde estaba? ¡En una maldita fiesta! —Sus mejillas se empaparon de lágrimas. Besó las mejillas del inconsciente chico, dejando rastros de sus dolorosas lágrimas. — No me alejen de mi omega... — Observó el rostro con el antifaz. — Yo lo cuidaré, y amaré...

— No es momento para que te aferres a un desconocido. — Dijo NamJoon acercándose a su primo. — Entrega al omega y vamos a casa...

— ¡No es un desconocido! — Gritó dejando salir sus feromonas amenazantes. — ¡Es mi omega, mi destino!

— ¡Maldita sea! — NamJoon arrugó su nariz. — Te enloqueciste, ¡Suelta al chico!

— Es mi omega, mío y no se lo van a llevar. — Hablaba perdido en el dolor que sentía, con sus ojos nublados por las lágrimas

— No voy a dejar que un alfa loco se lleve a mi niño. — Sentenció.

— ¡No estoy loco! — Con una de sus temblorosas manos, acarició las mejillas del rubio. Deseaba retirar todo rastro de golpes en el rostro de su omega. — Es mío, mi omega, mi lobo me lo dijo, yo escuché a su lobo, y nos reconocimos... Es mío, mi omega, el chico por el que he estado esperando. — Sus feromonas se intensificaron. Buscaba borrar el rastro de aroma que le causaba dolor a su destino.

— ¡Deja de marcarlo con tu aroma! — Gritó Jin y se acercó.

— Él me dijo que le quitara el aroma de...

— ¡SeokJin! — Gritó NamJoon cuando sostuvo el cuerpo inconsciente de su primo. — Toma el cuerpo del chico y vete...

— ¡Lo golpeaste!

— Tenía que hacerlo...

NamJoon aprovechó que su primo estaba concentrado siguiendo los movimientos de SeokJin, así que se apresuró a rodear a TaeHyung, lo golpeó en la nuca y logró dejarlo inconsciente.

— ¿Necesitas ayuda con el chico? — Recostó el cuerpo de TaeHyung en el frío suelo.

— No necesito nada de ti... — Alzó en brazos a JungKook y se apresuró a irse.

— Adiós mi luna... — Sus ojos inevitablemente derramaron lágrimas. — Te daré tiempo, entiendo tu dolor y la furia que tienes hacia mí. — El cuerpo de SeokJin poco a poco despareció de su vista. — TaeHyung, ¿En verdad era tu omega? — Levantó el cuerpo inconsciente y se encaminó por el atajo que conocían a la perfección. — Perdón, pero estabas descontrolado, tus feromonas eran muy intensas, no estabas en tus cinco sentidos, y mi luna necesitaba llevarse al chico.

Su encuentro fue momentáneo y doloroso, el destino jugaba sucio, y esa noche había hecho su jugada, la cual no favoreció a aquellos corazones que solo anhelaban estar con su dulce destino.

Tata prometió cuidar de su omega, se lo juró a aquellos lobos. Pero jamás se imaginó que aquellos lobos le ocultaran que esa promesa sería llevada a cabo tiempo después.

Ahora tendría que luchar con su dolor, desesperación y anhelo.

Había sido doloroso soñar con aquellos ojos y no conocerlos en persona. Pero ahora al haberlos conocido, admirado, amado y grabado más claramente en su mente; sería más difícil de sobrellevar cada punzada a su corazón. Con cada lágrima que derramaría, sus ojos arderían como si estuviera en agonía.

Porque es más difícil el anhelar el calor del cuerpo que ya tuviste en tus brazos, que solo vivir con la ilusión de un sueño con luceros azulados.

— ¿Por qué no despierta? — Inquirió preocupado. — ¿No me digas que lo dejé en coma?

— No digas bobadas. — Regañó Jiyu. — El Doctor ya dijo que es algo con su lobo.

— ¿Y si dejé en coma a su lobo?

— ¡Kim NamJoon! Utiliza ese IQ que tienes, y deja de andar hablando idioteces. — Cubrió con la sábana el cuerpo inconsciente de su hermano.

— Tae, despierta... — Secó la frente sudorosa del azabache. — Jiyu, su aroma, puedo percibir de nuevo su aroma.

— Voy a llamar al Doctor.

La omega salió a pasos rápidos.

— Cooky... Mi omega. — En medio de su inconsciencia susurró casi sin fuerzas.

— Despierta, por favor, lo siento. — Apretó la mano de su primo. — Si hubiese sabido que te dañaría de esta manera, jamás me hubiera interpuesto entre tú y el chico.

Tres días transcurrieron, en ese tiempo TaeHyung permaneció dormido, sudando en grandes cantidades y moviendo sus labios pidiendo por una persona.

Una y otra vez repetía las mismas palabras.

Cooky...

Mi Omega...

Mi destino...

El Doctor les había informado que al parecer el haberse encontrado con aquel omega, y al haber sido separado tan abruptamente del dueño del aroma con el cual TaeHyung estaba impregnado; su lobo había decidido mantenerse oculto. Y ese acto hizo que la mente de TaeHyung no despertara.

NamJoon permanecía afuera de aquella habitación, cuidando del espacio de su primo. Impidiendo que BoGum ingresara a molestar. Jiyu había estado a punto de golpearlo varias veces. Ya que había tenido del descaro de trepar por el balcón, y burlar la guardia de NamJoon. Lo que no se esperaba aquel alfa es que la omega no pensaba dejar a su hermano solo. Así que en todos sus intentos, la fémina lo sacó de la habitación justo después de que le gritara a Nam para que la ayudara a controlar su instinto de querer arrojar al intruso por donde había llegado.

El día que JungKook se escapó del hospital para asistir al funeral de su madre; el alfa abrió sus ojos.

— ¿Omega...? — Se levantó de la cama. — Tata, ¿Dónde está nuestro omega?

TaeHyung no obtuvo respuesta. Podía sentir como su lobo se removía inquieto, aun así no lograba escucharlo.

— ¡Osito gruñón! — Gritó Jiyu cuando salió del cuarto de baño. — ¡Nam! ¡Grandote!

— ¡¿Qué?! — La puerta se abrió de golpe. — ¡Park! Esta vez si te voy a arrancar las malditas bolas y te las meteré por...

— ¿Por qué gritan? — Los miró confundido. — ¿Por qué me miran como si estuvieran viendo a un resucitado? — Se sentó en la cama. — ¿Por qué mencionaste a Park? Dejen eso, tengo una pregunta más importante... ¿Dónde está mi omega?

— Primo... No te vayas a alterar...

— NamJoon, ¡¿Dónde está mi omega?! — Lo miró con sus iris rojos. — Respóndeme.

— Osito... Tu omega no está aquí...

— ¿Qué? ¿Por qué? — Se levantó y sintió un tirón en su piel. — Quiero ver a mi omega.

— Tae, tranquilo... — NamJoon trató de acercarse.

— ¡No te acerques! — Su cabeza dolió. — Tú... — Lo miró jadeante.

Su cuerpo se sentía extraño, sentía que su piel quemaba, su aroma se intensificó y su lobo habló...

¡Quiero a mi omega conmigo, ahora, en este cuarto, ya! — Un gruñido fuerte hizo que Jiyu saliera de la habitación.

— Tae...

¡MI OMEGA!

No verás a ningún omega. — Su padre irrumpió en el recinto. — NamJoon sal del cuarto.

— No quiero dejarlo...

— Que salgas te digo.

¡Déjame ir a buscar a mi omega!

— De aquí no saldrás.

— Padre, no te interpongas.

— Te quedaras aquí. — Habló firme. — Huele, ¿No te has dado cuenta...? — TaeHyung negó. — Acabas de entrar en tu ciclo de Celo, de aquí no saldrás...

— Iré por mí...

— ¡Ya cállate, mocoso! — Su mano impactó contra el rostro del alfa azabache. — He dicho que no sales, y eso harás...

— Ya deja de intentar mandar sobre mi vida. — Limpió la línea de sangre que escurría de su labio. — Entiéndelo, nada impedirá que yo busque a mi destino...

— ¿Tu destino? — Se sobó el puente de la nariz. — Tu destino es quedarte aquí hasta que pase tu ciclo.

— ¡Padre!

La puerta fue cerrada con fuerza, y TaeHyung escuchó como era asegurada, y su padre le gritaba a NamJoon para que no se le ocurriera abrirla.

— ¡PADRE! ¡DÉJAME SALIR! — Corrió y golpeó con fuerza la superficie.

— ¿Qué estás haciendo...?

La madre de TaeHyung llegó a pasos rápidos cuando Jiyu le avisó que el alfa acababa de despertar.

— Madre, quiero salir, ayúdame a encontrar a mi omega. — Sus puños se estrellaban contra la madera.

— Abre esa puerta Kim Ji-Hu.

— No abriré nada, mujer.

El alfa le dio la espalda y se marchó del lugar.

— Nam, trata de calmarlo. — Pidió antes de salir tras su esposo.

— ¿Madre...? ¿Me dejaras aquí...?

Los fuertes y constantes golpes, junto a los jadeos y chillidos de dolor, eran el sonido que NamJoon empezaba a pensar que formarían parte de una de sus pesadillas.

A través de la superficie de madera, intentaba calmar a su primo. Pero la respuesta era la misma...

— Tú me alejaste de mi omega.

TaeHyung dejó de golpear la puerta; cuando percibió su piel ensangrentada. Aquellos nudillos estaban a un golpe de quedar destrozados. La piel machacada le recordaba que el dolor que sentía en sus puños; no era nada comparado a la agonizante punzada que sentía en su corazón.

— Omega~. — Jadeó cuando cerró sus ojos y divisó aquellos ojos que lo llamaban tan desesperados.

— Tae, escúchame...

— Quiero a mi omega, Nam, tú entiendes el dolor de no tenerlo.

— Claro, la piel arde como si estuvieras siendo quemado por lava.

— No lo quiero para saciar la lujuria de mi Celo. — Aclaró. — Necesito a mi omega para aferrarme a su cuerpo, inhalar ese aroma que me incita a embriagarme en él. Quiero sentir su calor corporal y besarle los parpados para luego refugiarme en sus brazos y así asegurarme que no es una ilusión el haberlo visto en el Río.

— Tae...

— Solo quiero abrazarlo, ayúdame a buscarlo Nam, por favor...

— Yo digo que vamos a buscar las llaves que guardan en la cocina.

— Vamos. — Se levantó justo después de estar de acuerdo con la idea de su lobo. — Tae, prepara una maleta con ropa, te ayudaré a buscarlo.

— Gracias primo con genes de árbol ambulante.

NamJoon sonrió ante aquel apodo, y se alejó de la habitación.

Transcurrieron los minutos y TaeHyung ya tenía lista su maleta. Incluso limpió y cubrió las heridas de sus manos.

Escuchó unos pasos y pensó que era NamJoon. Se quedó en silencio, esperanzado ver aquella puerta abrirse.

— Kim, por favor, escúchame...

— No, mujer, ya te lo dije.

— No estoy de acuerdo.

— ¿Y si estás de acuerdo en que se vaya a buscar a un omega que ni siquiera sabemos si es su supuesto destinado?

— ¿Qué planeas padre? — Susurró desde su habitación.

— BoGum no es la solución. — La voz de su hermana interrumpió a la pareja.

— ¿Escuchaste lo que hablaba con tu madre?

— ¿Y cómo no lo iba a escuchar si gritabas como loco? — Su hija se interpuso en la puerta. — No permitiré que le metan esa garrapata en el cuarto para que haga algo que no haría estando en sus cinco sentidos.

— Solo es un Celo...

— ¡Alfa! Es nuestro cachorro, no le hagas esto.

— Está en Celo, y la mejor opción es Park.

— Lo odia, no lo soporta.

Mira cachorra, retírate de esa puerta o te prohibiré que vuelvas a salir con tu supuesto amigo el dizque Solecito.

— ¡No me amenaces con Hobi!

— Tata, ¿Qué vamos a hacer?

— Yo no me voy a acostar con la garrapata.

— Pues yo tampoco.

— Kim, deja a la cachorra. — Demandó la omega cuando trataba de que el alfa liberara el brazo de su hija.

— TaeHyung pasara su Celo con Park, y ya no discutiré sobre eso. — Bufó molesto. — Es un acostón, una necesidad de su cuerpo y ya, además no tiene pareja a la cual guardarle fidelidad, se acostara con su futuro esposo, así que...

Los crujidos de los huesos no dejaron que terminara de hablar, gruñidos de advertencia les avisaba que nadie debía ingresar a aquel lugar; alertaba la transformación, el fuerte aroma del alfa traspasó aquella puerta, y el aullido que inundó las cuatro paredes, les avisó que la parte humana de TaeHyung ya no estaba presente.

La puerta se abrió rápidamente y todo lo que vieron fue al gran lobo azabache saltar por el balcón y perderse en la vegetación.

— ¡Mira lo que lograste! — Gritó la señora Kim.

— Mi osito gruñón. — Jiyu sollozó al ver las gasas llenas de sangre sobre la cama.

— Se fue en estado de Celo. — Lo miró con reproche.

— Se tomó los supresores. — Señaló el recipiente que reposaba en la cama.

— ¡Claro! A ver alfa, gran señor Kim, ¿Recuerdas que en su estado lobuno cualquier medicamento es consumido rápidamente?

— Mierda...

— Exactamente, todo esto es una mierda.

— ¡Mamá! Las palabras.

— Los siento cachorra. ¿Podrías dejarme a solas con el inteligente de tu padre? — La fémina asintió. — Por favor busca a Nam y pídele que busque a tu hermano.

La discusión en aquel cuarto se tornaba acalorada y a unos kilómetros un lobo azabache aullaba.

Sus grandes patas recorrían el camino que conocía con los ojos cerrados, apretaba sus dientes en un intento de no dejar ganar a la conciencia humana. Quería ser libre, no escuchar los reproches de su humano y su estúpido racionamiento.

Llegó al Río con la estúpida esperanza de encontrar algún rastro de su omega. Pero solo encontró una gran variedad de aromas invasores.

Arrastró sus cuatro patas hasta la orilla del Río, y observó su reflejo en la cristalina agua.

— ¿Cómo viviré sin saber en dónde encontrarte? — Aulló. — ¿Por qué es tan difícil tenerte conmigo?

Se adentró en aquella fuente de vida, nadó y hundió su cabeza por completo para que así sus lágrimas se fundieran con el agua del lugar. Buscaba que aquella fuente de vida; se llevara un poco de su dolor.

Salió del agua y se sentó en el tronco donde su humano escondía la ropa, lamió gran parte de su pelaje, y olfateó el aire percibiendo el conocido aroma de su primo. Aulló lastimeramente, gruñó frustrado.

— Tata... No me ataques. — Pidió al escuchar el gruñido. — ¿Por qué no me hablas? — Otro gruñido fue la respuesta. — Lo siento, en verdad lo siento tanto. No quería lastimarlos. Pero el chico necesitaba ayuda y ustedes no estaban pensando. — Tata se lanzó sobre el cuerpo de NamJoon. — Pro-prometo ayudarlos a buscar al chico. — El lobo aulló. — Lo juro, en verdad. El chico que estaba con tu omega es mi omega, así que después de que salgas de tu celo; puedo llevarlos a casa de mi Luna y pedir que nos deje ver a tu destino...

Tata olfateó a su primo, buscando algo que le indicara mentira en sus palabras. Pero todo lo que percibió fue tristeza.

— Deja que vuelva Tae, confía en mi palabra, te ayudaré.

El lobo azabache se apartó y aulló con sus ojos llenos de lágrimas.

Sus orbes cambiaron de color, su pelaje desapareció, y poco a poco el desnudo cuerpo de TaeHyung adquirió forma humana.

— No me cansaré de buscarlo, ¿Oíste?

Eso fue lo último que dijo antes de desparecer de la conciencia de su humano, y que aquel cuerpo se desmayara rendido por el dolor, la tristeza, el celo y la transformación.

También te mantendré lejos de Park.Buscó la ropa en el tronco.No dejaré que lo metan en tu cama.

Cubrió el cuerpo con las prendas, lo alzó en brazos y se lo llevó lejos del lugar.

Su destino era su apartamento.

Pero no el que conocían sus tíos. Lo llevaría al que había comprado para pedirle matrimonio a su omega. Ahora sería el refugio de TaeHyung.

— Tae, por favor, recibe los supresores. — Acercó el vaso con agua a los labios ajenos.

— ¡No quiero! Ya no me importa nada, que traigan a quién quieran, yo ya no aguanto más. — Empujó el vaso.

NamJoon suspiró con agotamiento. Había pasado todo el día y parte de la noche; tratando de ayudarlo, pero siempre recibía la misma respuesta y en un empujón.

— ¡No hables estupideces! Trágate los malditos supresores.

— ¡NO ME TRAGARÉ NADA, ENTIÉNDELO NAM! — Gritó quebrándose por el llanto. — Solo quiero que el dolor me deje en paz. — Golpeó su propio puño contra su pecho. — Tata no habla, no aúlla, no hace nada. Me duele existir porque siento que ese chico me llama y solo puedo sentir como tiran de mi piel con un alambre ardiendo. ¡Quiero acabar con esto!

— ¡¿Qué vas a hacer?! — Se interpuso en su camino.

— ¡Esto de tener destinados es una total farsa! Solo trae agonía en vida.

¡No! — Habló Tata.

— ¡Tata!

— Calla el hocico, y no pienses burradas, humano...

— ¿Quieres seguir sufriendo?

— Claramente no, pero tampoco voy a aceptar que reniegues de nuestro amado destino. — Aulló.

— Me voy a largar de aquí, ya no quiero escuchar a Nam, ni a ti, y mucho menos a nuestro padre...

— ¿Vas a correr el riesgo de fallarle a nuestro destino, por una puta crisis en un Celo?

— ¿Qué debo hacer? Estuvimos tan cerca de él, y ahora solo tenemos el recuerdo de su aroma y sus ojos tristes.

NamJoon observaba la clara guerra de cambio de colores en el iris de su primo, era más que obvio que estaban discutiendo.

— De aquí no te vas, luego andarás llorando porque la cagaste. — Se interpuso en el camino.

— ¡Quítate Kim NamJoon!

— ¡No lo voy a hacer!

— ¡Qué te quites carajo!

— ¡¿Podrías esperar que el maldito Celo desaparezca?!

— ¿Para qué?

— Te llevaré con tu omega.

— ¡Llévame ahora!

— No puedo.

— ¿Por qué? ¿Qué más da si es ahora o después del Celo?

— Podrías lastimarlo con tu comportamiento tan irracional.

— ¿Lastimarlo? ¿Podría lastimarlo? — Se inquirió. — ¿Sería capaz de hacerle daño?

— ¿No estarás pensando en pasar por encima de mí? — Lo miró apretando la mandíbula. — Tae, si tengo que sedarte para que te calmes y luego pienses con la cabeza fría; lo haré.

— Hazlo.

— ¡¿Qué?!

— Sédame, mantenme dormido hasta que pase mi ciclo, y cuando termine todo esto; me llevaras sin excusas a buscar a mi omega.

En un momento de lucidez, el azabache pensó en que no sería una buena idea andar corriendo por las calles en busca de su omega. ¿Y si lo encontraba? ¿Qué le haría? ¿Podría controlarse? Quizás no, porque en esos momentos estaba pensando con su parte primitiva, y no hablamos de Tata. Estamos hablando de su cavernícola pensamiento de tomar a como dé lugar lo que la luna se negaba a darle.

O quizás solo quizás, cegado por el dolor; se refugiaría en otros brazos.

Cuando pensó en los ojos de su omega, y su bonito brillo; sintió miedo de perderlo para toda la vida.

El aroma que juraba aun percibía en sus fosas nasales; lo trajo a la realidad. Y el poco calor que sintió cuando lo tuvo en sus brazos, le recordó que llevaba tatuado a su destino en cada milímetro de su ser.

No, claro que no haría locuras.

Esperaría unos días más. Que tan probable sería que su destino se distanciara aún más, ¿Verdad? No sería tan de malas en la vida.

— Hasta que te comportas como el Tae que conozco.

— Solo espero que en realidad lo pueda ver. — Apretó sus labios para soportar el quemón que sintió en su piel cuando le pareció escuchar el aullido del lobo de su destinado.

Cada vez que omega y alfa despertaban del estado de inconsciencia, solo pedían por el otro, pero su encuentro nunca llegó.

Así transcurrieron los días de sufrimiento, con un celo que se presentó a causa de encontrar a su otra mitad. Lloraron con el alma y solo pedían que la luna los uniera.

Susurros somnolientos y lágrimas adormecidas; acompañaban cada llamado.

Como lo prometió NamJoon, arriesgándose a que su Luna lo gritara con rabia y dolor; acudieron al hogar del omega.

Hablaron con los vecinos, y les informaron que desde la muerte de la vecina, aquel chico solo había regresado para sacar ropa.

TaeHyung sintió que el corazón se le hacía chiquito ante las oscuras noticias. Al parecer su miedo se haría realidad.

Perdería de nuevo la pista de su destino.

Dos semanas estuvieron asistiendo a aquella casa, desde muy temprano en la mañana hasta ya entrada la noche; hacían guardia desde el auto estacionado al otro lado de la calle. Esperaban a que la presencia que vivía en aquel lugar apareciera.

Pero no vieron ni la sombra.

Durante su espera, día a día recibía mensajes de su padre. Su lobo aullaba al leer que le decía que probablemente el omega que habían visto; seguramente estaría muerto por el ataque que sucedió en aquella cabaña de su propiedad. Y por eso no lo hallaban en su búsqueda en aquel vecindario.

Lo que no se imaginaban es que SeokJin y JungKook habían decidido que después de salir del hospital, se marcharían un tiempo a la playa. Allí en medio de la brisa y el mar, dejarían que sus corazones liberaran un poco del peso que los oprimía.

— Por favor llévame con mi padre.

NamJoon lo miró confundido. — ¿Estás seguro?

— Tata y yo acabamos de tomar una decisión...

— No hagas caso a las palabras de mi tío.

— Nam, ya decidimos, así que por favor llévame a la bendita mansión o me iré a pie.

Las puertas de la mansión se abrieron recibiendo al par de alfas.

TaeHyung ingresó de inmediato al despacho de su padre.

— Me voy al extranjero.

— ¡¿Qué?! — Los ojos de su hermana se cristalizaron. — No lo hagas, por favor, osito gruñón.

TaeHyung le sonrió, avanzó hasta ella y con sus largas manos le acarició los cabellos.

— No llores mocosa. — Besó las mejillas rosadas. — Es esto o casarme con el garrapato.

— Cachorro, no nos dejes, yo convenceré a tu padre...

— Madre... — Estiró su mano y la fémina la entrelazó. — Padre fue muy claro, o es el matrimonio, o estudiar la carrera que él diga.

— Pero no tienes que irte.

— No tengo. Pero prefiero irme al extranjero a estudiar la carrera que el señor Kim ha escogido... — Chasqueó su lengua al mirar a su padre. — Estudiaré, claro que lo haré. Pero lejos de todos.

— Nam, ¿Podrías ir con él? — Cuestionó la omega mayor, suplicándole con la mirada a su sobrino para que no se negara.

— No necesito un niñero.

— No es un niñero, es tu primo y amigo...

— Con gusto iré con él.

— Espero que cuando vuelva del extranjero.... Si es que vuelvo. — Las omegas sollozaron. — Padre, espero que a mi regreso; te hubieses encargado de que Park entienda que no tiene posibilidades conmigo.

— ¡También tienes que casarte!

— Pero no con Park. — Besó las mejillas de las féminas. — Adiós madre... — Le sonrió. — Adiós mocosa, cuida del Sol risueño. — Le pellizcó la nariz.

Giró en sus talones y salió de aquella mansión. NamJoon lo siguió a una distancia prudente.

— Nos iremos dentro de dos noches. — Le informó. — Espérame en el apartamento, tengo que ir...

— Ya sé a dónde vas. — Lo interrumpió. — Solo no dejes que te agarre la madrugada.

— Si, madre.

— Tan gracioso.

— No me tardaré madre...

— Ya lárgate, antes de que me saques de quicio con tus bromas.

— No te sulfures madre...

TaeHyung le regaló una sonrisa burlona que no llegaba a sus ojos, y después de tomar una bocanada de aire, agitó una de sus manos en despedida; para luego encaminarse por el bosque.

En el interior de la mansión, los tacones de la omega mayor sonaban contra la baldosa cada vez que caminaba en círculos; limpiando sus lágrimas y pidiéndole a su hija que la dejara sola con su padre.

— Hasta que lo lograste. — Su nariz roja era la evidencia de su llanto. — Mi cachorro se marcha, ¿Estarás contento?

— Claro que no estoy contento.

— Pues pareciera. — Se cruzó de brazos frente al alfa. — No demostraste ningún maldito sentimiento ante la decisión de nuestro cachorro.

— ¡Es lo mejor para su adolorido corazón!

— No me grites. — Se alejó del alfa. — Estás repitiendo la historia, ¿Recuerdas lo que te dijeron tus padres...?

— Omega, no...

— ¿Qué sentiste cuando te decían esas palabras? ¿Cómo se sintió tu lobo...?

— Cierra esos labios, mujer.

No uses tu voz de mando conmigo. — Amenazó. — No es nada agradable recordarlo, ¿Verdad? — Mordió su lengua para no escupir todo lo que su mente le decía que le gritara. — Espero, amado esposo, que mi hijo regrese... No te perdonaré si mi cachorrito se aparta para siempre.

Apretó sus manos, y salió caminando en medio de sollozos.

— Nuestra omega tiene razón.

— ¡Tú cállate lobo canoso!

— No cambias, sigues siendo el mismo terco incapaz de ver lo que está frente a tus ojos.

— No dejaré que TaeHyung siga ilusionado con un destinado que...

— No hablaré más contigo.

— ¡Lobo grosero!

— ¡Humano descerebrado!

El lobo del señor Kim recordó aquel dolor que sintió en el pasado, y decidió dejar de apoyar en su locura al humano que la Diosa Luna le encargó. El ver como el lobo de TaeHyung no había emitido ni un gruñido; le hizo ver que estaban haciéndole daño, en vez de protegerlo.

La última prenda de su vestimenta era depositada en aquel tronco. Solo portaba su ropa interior. Necesitaba mantener su ropa limpia y seca; ya que hace unos días, NamJoon había recolectado cada prenda que habían escondido en aquel tronco.

Recientemente había iniciado a preparar su salida de aquel país, y eso también conllevaba el hecho de borrar el rastro de sus visitas a aquel Río donde se sentía libre.

La cristalina agua cubrió poco la piel del alfa, a medida que se adentraba en la profundidad del Río.

— Estuviste muy callado.

— No tenía nada que agregar, ya lo discutimos, y decidimos que partiríamos.

— No quiero que te pongas aún más triste...

— Es inevitable, nos alejaremos del lugar donde lo conocimos.

— Volveremos, más fuertes y decididos a buscarlo hasta por debajo de las piedras.

— Sabes que prefiero hacerme fuerte estando cerca del lugar donde sentimos su fragancia...

— Necesitamos tiempo y lejanía.

— La lejanía es por esa insistente idea.

Salió del agua, agarró una ramita e inició a crear figuras mientras hablaba con su lobo.

— Solo será por un tiempo. — Escribió en la húmeda tierra. — ¡¿Estás de acuerdo Ta...?!

— TaeHyung... — Interrumpió el animal cuando vio aquel nombre. — Voy a aceptar el trato ¿Okay? — Dijo con sus orejas bajas, leyendo una y otra vez el nombre del lobito de su destino. — Cooky, ese sí que es un precioso nombre. — Dibujó una lobuna sonrisa en su hocico, y TaeHyung sonrió igual de enamorado por aquel nombre. — Pero tengo una condición...

— ¿Cuál es la condición?

— Bueno, esto más que un trato... Lo vamos a hacer como una promesa hacia él. — Chilló de tristeza, ¿Cómo era posible que hubiese encontrado su otra mitad y así como llego, se marchó? ¿Cómo? — Vamos a ocultar nuestro aroma hasta el día en que lo volvamos a ver, no permitiremos contacto alguno con omegas o cualquiera que quiera algo con nosotros. — El humano prestaba total atención. — Y bueno mi condición es... Podrá sonar ridícula, humano. Pero lo acabamos de encontrar, nos presentamos y amé cuando mi nombre salió de sus labios y esos ojos brillaban a pesar de que estaba sufriendo. — Aulló en dolor y su humano derramaba lágrimas ante el dolor que los estaba consumiendo. Solo era el inicio. — La condición es; no me llamaras por mi nombre, no lo harás hasta el día que nos encontremos con él, nos reconozca y vuelva a llamarme por mi nombre. No quiero perder el recuerdo de cómo se escucha mi nombre saliendo de él. Por favor humano, déjame ese recuerdo y no me vuelvas a llamar por mi nombre.

Para Tata aunque hubiesen pasado semanas; él seguía repitiéndose que solo habían pasado unos minutos de haber conocido y perdido a su omega.

— No es ridícula tu condición, no digas eso. — Respiró profundo, tratando de calmar el dolor de ese momento. El destino era tan injusto. — Acepto lo que dices, desde hoy no te llamaré por tu nombre. — El animal movió un poco su cola en señal de la mínima alegría que le daba saber que no perdería ese recuerdo, al menos eso no lo perdería por ahora. — Con esto cerramos el trato.

— Ya te dije humano no es trato.

— Perdón, ya sé, ya sé. — Se disculpó. — Es una promesa para con nosotros y nuestro omega, hasta que volvamos a encontrarnos. — Dijeron al unísono el animal y el humano.

El frío inició a calar sus huesos, fue allí que decidió vestirse lentamente. En el fondo se estaba ahogando en gritos de súplica para no dejar aquel lugar.

Esa era su última visita al lugar en donde lo abrazó, lo conoció y lo perdió.

— Volveremos por ti, ojitos estrellados, nuestro precioso destino.

Hola Kokoros darks 🤟🏻
Reviví 😅

Espero se encuentren muy bien 🖤
Disculpen lo desaparecida 🥺

Antes de convertirme en  Tsunadetruz, le quiero desear un feliz cumpleaños atrasado a mi linda Fanys EstefanySaraiBadillo 🥳🎉💚💜
Este capítulo te lo prometí hace uuhhh, pero llegó justo después de tu cumple.
Cosas del destino, creo.

Ahora sí, me marcho.

Nos leemos después.

Besitos púrpuras 💋 💜 🖤

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