Capítulo 25.

En ese momento ambos animales sabían que sus caminos se separarían para siempre, la loba estaba perdiendo demasiada sangre y su pelaje ahora era más carmesí que níveo.

El rubio salió corriendo de aquella cabaña. Sus ojos apagados, llenos de tristeza, perdían una estrella por cada lágrima que derramaba, estaba perdiendo a su madre, se quedaría solo.

SeokJin al ver la presencia que salía huyendo, se quedó quieto, sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón dolió. Verlo en ese estado fue algo que jamás pensó ver.

¿Mi pequeño Kookie? — Apretó sus puños en rabia. — Llegamos tarde...

No te quedes aquí parado y corre tras nuestro niño. — Habló su lobo. — No vayas a gritar, solo corre tras él, si lo llamas en voz alta nos escuchara Kai. — Aconsejó.

El rubio se había alejado unos metros de la cabaña, sus lágrimas le obstaculizaban la visión. Cuando sintió que alguien lo perseguía, apresuró sus pasos, apretó sus ojos y después los abrió para correr tan rápido como pudiese.

No me dejaré atrapar de ti, Kai. — Sentenció sin atreverse a mirar a sus espaldas.

No lo voy a alcanzar. — Expresó Jin al ver como JungKook se desaparecía de su vista.

Solo corre. — Ordenó su lobo. — En algún momento lo alcanzaremos.

Las ramas y hojas secas crujían ante las aceleradas pisadas del rubio. Su corazón acelerado y triste; latía con demasiada fuerza. En ese momento no sabía que le dolía más, si sus brazos inyectados, sus piernas por correr, su cuerpo marcado y golpeado... O su corazón, ese corazón que le gritaba que inminentemente perdería a su madre. Porque sí, el omega sentía que la vida de sus madre se desvanecía con cada paso que él daba para alejarse del lugar.

Sus pulmones ardían por el esfuerzo, estaba ahogado, le era un poco difícil respirar adecuadamente.

Tropezó y cayó al piso, se ensució con tierra y hojas. Gritó por el dolor en su corazón, se quería rendir, si perdía a su madre, ya no quería vivir.

No doy más, mejor espero a que Kai venga y me mate, lo provocaré para que me mate.

La luz de la luna iluminó su camino, y la niebla que hace unos minutos había cubierto el sendero, desapareció.

Levántate... — Una figura grande e imponente era enfocada por la luz lunar. — No te rindas, sigue corriendo, sígueme, te llevaré con tu...

¿Quién eres? ¿Qué eres? — Inquirió al ver con claridad al lobo de pelaje grisáceo.

Mi pequeño, tu madre me pidió que te ayudara, y aquí estoy...

¿Mi madre?

Cachorro, levántate, sigue corriendo, tienes que llegar hasta donde tu...

¿E-eres mi padre? — Los ojos de lobo brillaron en un rojo carmesí. — ¡Papá! Ve a ayudar a madre, ella, ella... — El lobo negó en un aullido. — ¿Por qué no la vas a ayudar?

Porque su destino ya está escrito.

¡Me niego a perderla!

Cachorro, no la perderás, ella estará contigo...

¡Ayúdala!

Al que voy a ayudar es a ti. — Con su hocico señaló un sendero. — Corre por ese camino, hazlo hijo, tu madre y yo te cuidaremos desde el cielo estrellado.

¡No lo haré!

Mi pequeño, no seas terco, solo corre, sigue con tu camino... Tu madre y yo te amamos y en este momento estamos luchando para llegues a tu verdadero destino. — Poco a poco se desvanecía la imagen. — Corre...

¡Papá! No me abandones, los necesito, a ti y a mi madre...

Tu destino está a unos pasos, solo sigue el camino que te indiqué y estarás bien, mi cachorro...

Mi destino, mi destino... — Expresó con amargura. — Mi destino solo está lleno de sufrimiento. — Se levantó y observó como el lobo desapareció por completo. — Cooky... Mamá, Moon... Nuestro padre...

No digas eso, si padre apareció y dijo que nos guiará a nuestro destino, es porque saldremos de este hoyo negro.

JungKook mordió sus labios, las lágrimas salieron como en cascada. Estaba roto, la imagen de su madre siendo apuñalada; le estaba dejando un gran dolor. El hecho de haber huido y dejar a su madre, lo estaba destrozando.

Movió sus pies y continuó corriendo, se desvió por el camino que le indicó el lobo de su padre. Cuando pensó que ya estaba bastante alejado, se detuvo. Con su mirada buscó algún indicio de que lo siguieran persiguiendo. Respiró un poco aliviado, al parecer por fin estaba solo en aquel bosque.

Necesito quitarme el aroma de esos hombres. — Se abrazó para después limpiar con furia sus lágrimas. — Cooky, me doy asco. — Se recostó en el tronco de un gran árbol.

No te expreses así, su aroma es desagradable, pero ellos son los que dan asco. — Aulló al sentir un dolor en su corazón. Moon estaba luchando y Cooky lo sentía. — Nosotros solo fuimos presas de dos locos, no damos asco...

Quiero quitar este aroma de mi cuerpo. — Miró al cielo. — Deseo cubrir mi rostro y que nadie me vea... — Adentró una de sus manos al bolsillo de su pantalón. — Mi antifaz...

¿Para qué quieres tu antifaz?

Para esconder mi tristeza y dolor, para que ni la brisa de esta horrible noche pueda ver el rostro de un omega que se quedara solo, sin madre, y que probablemente jamás conozca a su alfa...

JungKook...

No digas nada Cooky... — Se cubrió el rostro con el antifaz. — Mira allí hay un Río, vamos a lavarnos... — Se levantó y encaminó sus pasos hacia la corriente de agua.

JungKook, ¿Estás loco? Ha de estar helada.

Me vale, quiero quitar este inmundo aroma... — Llegó a la orilla del Río. — Padre, ¿Dónde está mi destino? ¿Dónde? Solo veo una profunda oscuridad, estoy solo, solo... — Se acurrucó e inició a llorar.

Mientras aquel omega se ahogaba en lágrimas, un preocupado SeokJin intentaba recuperarse de un mareo que lo atacó.

Su cuerpo estaba a nada de derrumbarse, aún estaba débil por su perdida, su cuerpo le exigía descanso, pero él se obligaba a seguir de pie, su niño lo necesitaba. Así que a pasos lentos y usando el olfato de su lobo; empezó a rastrear el aroma de JungKook.

Un aroma con notas de tristeza, desesperación y rastros de la desagradable esencia de aquellos hombres.

En la cabaña Haneul en su forma lobuna, seguía con aquella lucha contra el alfa que lastimó a su cachorro. Ya faltaba poco para que abandonaran ese mundo.

Moon solo esperaba que su alfa le diera la señal de que su cachorro estaba donde debía estar.

En medio de la lucha, Moon percibió el animal espiritual de su amado, eso le indico que estaban cerca de partir, solo debían aguantar un poco más.

Las puñaladas eran feroces, pero como buena loba que lucha por su cachorro, ella resistía. Cada cuchillada en su pelaje la incitaba a enterrar sus garras en la piel del malnacido que había dañado a su cachorro.

Kai, había escuchado los disparos y llegó al lugar justo después de que Jin desapareció tras JungKook, así que no tenía idea de que aquel omega estaba fuera de su alcance.

El olor a sangre llegó a sus fosas nasales, sonrió al pensar que quizás su padre por fin había domado a aquel omega y que ahora lo tomaría destrozado en todos los sentidos.

Padre, te dije que no debías utilizar armas con... — Su sonrisa se borró al ver la escena. — ¡¿En dónde está mi maldito omega?!

Ca-cállate y ayúdame... — Escupió sangre.

¿Qué mierda es esa loba? — Retrocedió asustado al percatarse del gran animal que lo miraba indicándole que él sería el siguiente en ser destrozado por sus garras.

E-es Ha-Haneul, ¡Mátala! — La loba le mostró los colmillos. — Ayu-ayúdame...

La piel del alfa era desgarrada lentamente, pero el infeliz se negaba a irse antes que la loba.

Pa-padre... Yo me voy de aquí. — Salió corriendo del lugar. — Lo siento pero no voy a morir destrozado por esa loba.

¡Maldito infeliz! No abandones a tu padre...

Moon sonrió al ver la mirada de desilusión del hombre, y para terminar con su miseria; le enterró con fuerza las garras en la garganta. Le desgarró la laringe, y observó cómo se ahogaba en su propia sangre.

Adolorida y sin muchas fuerzas, salió de la habitación, arrastró sus patas hacia la salida de la cabaña. Allí vio como el auto de Kai desaparecía por el sendero donde ella y Jin habían llegado.

Alfa... — Cayó al suelo, su pelaje lleno de sangre se estampó en la fría tierra del camino. — Dentro de poco nos reuniremos de nuevo... Sigue guiando a nuestro cachorro. — Aulló a la luna.

Un alfa malhumorado y guiado por su lobo detuvo sus pasos cuando diviso el lugar donde lo había llevado su animal.

Ya déjame tomar el control de nuevo. — Gruñó TaeHyung. — Ya estamos bastante lejos de la mansión, y hasta dejamos tirado a Nam.

Calla, humano... ¿No escuchas?

¿Alguien está llorando?

¡Es nuestro omega! — Dijo emocionado cuando percibió el aroma. — Espera, humano, nuestro omega, huele a... ¿Sangre?

¿Nuestro omega? ¿Sangre? — Inhaló profundo y logró percibir el aroma. — ¿Por qué estaría aquí nuestro omega? Además oliendo a sangre y...

Vamos allí...— Retom ó su caminar. — Te dije que nuestro omega estaba cerca y nos necesitaba...

Tata, cálmate. — Su piel se erizó al escuchar con claridad el llanto. — Por la luna, hay un chico en el Río.

No hagas movimientos bruscos y controlemos nuestro aroma. — Indicó Tata. — No lo asustes...

Tata, no creo que sea nuestro omega, es solo un chico...

Te digo que es nuestro omega, su aroma me lo dice... — Inhaló profundo y percibió unos aromas que lo hicieron arrugar su hocico. — ¿Quién se atrevió a profanar su aroma con su desagradable fragancia? — Gruñó.

Tata, dame el control de mi cuerpo...

No quiero, necesito ayudar a mi omega....

Si me das el control de mi cuerpo, te prometo que ayudaremos al omega.

Nuestro omega.

Que terco, enserio sigues...

Créeme, lo siento, su aroma es nuestro destino, su aroma me demuestra que es nuestro omega, aunque ahora esté mezclado con ese desagradable olor, y esté acompañado de tristeza y dolor.

TaeHyung cerró sus ojos, y su piel sintió un leve tirón, un aroma inundó sus sentidos y pudo escuchar por un leve momento un aullido que pedía por él.

Tata, mi cuerpo ahora... — Sus ojos titilaban por la lucha interna que tenía. — Deja de luchar, vamos por el omega, pero yo llevaré el control.

¿En serio? ¿Lo vas a ayudar?

Tata, estoy escuchando a su lobo. — Sintió una punzada en su pecho en el momento que el chico en el Río se quejó. — Lo ayudaré y lo llevaremos con nosotros...

Confiaré en ti, por favor no permitas que siga llorando. — El lobo desapareció de los ojos de TaeHyung. — Mi omega, mi destino...

En la orilla del Río con su cuerpo sumergido en el agua y restregando su cuerpo como si quisiera arrancarse la piel, JungKook lloraba de asco y dolor, siseaba ante el ardor de sus heridas que eran lavadas por la cristalina agua.

Sucio, doy asco, este aroma no se va. — Golpeaba su pecho en desesperación. — ¡Maldito aroma!

Cachorro... No te asustes. — La presencia lobuna apareció como reflejo en el agua.

¿Qué?

Confía en el chico que te observa a tus espaldas. — JungKook giró su rostro por sobre su hombro y allí divisó la nueva presencia.

¡No me lastimes! Solo déjame ir... — Salió del Río y se aseguró de tener el antifaz, tomó su capa y cubrió su cuerpo empapado. — No me hagas sangrar, por favor de-déjame ir...

Quítate la máscara, muéstrale tu rostro, quizás así confié en nosotros. — TaeHyung dirigió su mano hacia su rostro para cumplir con el pedido de su lobo.

¡No te muevas! Por favor, yo solo quiero salir de este infierno.

TaeHyung, mejor quédate quieto. — El mencionado bajó su mano.

Tata, necesito abrazarlo, sus ojos, sus ojos me lastiman... No quiero que me vea con miedo.

Solo aléjese... — Se abrazó.

Cachorro, no alejes a tu alfa. — La imagen del lobo de su padre apareció al lado de TaeHyung. — Deja que te ayude...

¿Mi alfa? — Sus ojos se cristalizaron.

Ven cachorro... Es tu alfa.

¿Eres mi alfa? — TaeHyung no supo que contestar. — ¿Por qué llegaste tarde? ¿Por qué no me salvaste de ellos...?

¡TaeHyung! Reacciona, dile algo, cálmalo...

Me secuestraron, golpearon, tocaron, cortaron e inyectaron...

Cachorro, acércate a tu alfa. — El lobo del padre del omega aulló. — Te quiere ayudar, pero tu reacción lo mantiene alejado.

¡Alfa! Mi lobo me dijo que vendrías por nosotros... — Su voz se quebraba. — Es-estás aquí, no quiero que me veas así. Ahora estoy sucio, marcado y doy asco...

TaeHyung sintió su corazón arder en dolor, y su lobo aulló lastimeramente. No resistieron y corrieron hacia el rubio.

¿Por qué no llegaste a tiempo? — Se aferró al cuerpo del alfa. — Ya no soy digno de ser tu omega, estoy manchado por aromas asquerosos.

El alfa se retiró su abrigo, cubrió el cuerpo del omega y lo abrazó. — Perdóname, debí escuchar a mi lobo... — Besó la cabellera rubia. — No soy un alfa digno para ti... Estabas sufriendo, pude haberte ayudado, pero...

Quítame este horrible aroma. — Suplicó mirando al alfa a través del antifaz. — Por favor, tú aroma, imprégname con tu aroma.

No debo hacer eso... — A través de la máscara, conectó miradas con el rubio. — No sé qué tan bueno sea para ti...

No quiero seguir oliendo a ellos, por favor, por favor...

Tata, ¿Qué hacemos?

Libera nuestro aroma, pero lento, trata de calmarte y no le transmitas el dolor que estamos sintiendo.

Cachorro, ya estás con tu destino. — El lobo de su padre le susurró al oído. — Moon, Haneul, ya pueden partir...

En la cabaña un aullido lastimero, seguido de un último respiro de vida; dio el aviso a la luna sobre la inminente partida de la cansada loba.

Su cuerpo inerte quedó tendido en el piso.

¿Qué? ¡No! ¡No! No me dejen por favor... — Ocultó su rostro en el pecho del alfa.

No te dejaremos. — Habló TaeHyung, y liberó un poco de su aroma.

Tu alfa te cuidara... — Expresó el lobo grisáceo, y de un momento a otro la imagen de Moon apareció junto al lobo del padre del rubio.

Mírame omega... — TaeHyung acunó el rostro del rubio en sus manos. — Hola, soy Tata, el lobo de tu alfa. — Se presentó, dejándose ver en su forma animal a través de los ojos cafés del humano.

JungKook sonrió al ver tan bello lobo. — Hola Tata, mi lobito se llama Cooky. — Su dulce aroma a rosas, chocolate y fresa inundó los sentidos del alfa.

Bonita sonrisa. — Expresaron lobo y humano.

Tu aroma... — Inhaló profundo, buscando tatuar en sus sentidos el aroma del alfa; canela, pino y fresa. — Me gusta tu aroma...

No dejes de sonreír conejito, y no te rindas... Esta noche inicia tu carrera con el destino. — Los lobos de sus padres lo interrumpieron. — Te amamos, es hora de partir, nunca dejes de buscar a tu alfa, aun no pueden estar juntos, la luna ha tomado una decisión.

¡NO! ¡NO ME HAGAN ESTO! — Gritó desesperado. — No me dejes madre, te necesito. — TaeHyung trató de calmarlo, pero la mirada del omega estaba perdida y parecía que estaba en otro plano.

La luna ha hablado.

¡No! Maldita sea, mi alfa, mi madre. — Su cuerpo perdía fuerzas.

¿Omega?

Adiós cachorro... — Los lobos desaparecieron.

Al-Alfa... No olvides mi aroma. — Dijo entrecortado. — No te olvides de mí.

¿Por qué dices esto?

Los lobos de los chicos hicieron presencia en los luceros de sus humanos, cuatro almas se despedirían en ese preciso momento.

No olvides mi aroma, eso nos mantendrá juntos hasta que el destino nos reúna de nuevo. — Los lobos hablaron y JungKook se desmayó.

El dolor de perder a su madre y la lucha de su cuerpo por combatir el medicamento; logró dejar inconsciente al rubio. No soportó su dolor espiritual y físico.

¡Omega! Reacciona, por favor. — Sus ojos se llenaron de lágrimas. — Omega, no me dejes... Por favor, abre los ojitos...

¡Suelta a mi niño! — Gritó SeokJin al llegar al lugar y ver a su conejito inconsciente.

No voy a separarme de mi omega. — Lo alzó en brazos y se aferró al cuerpo de su destino. — Voy a proteger a mi omega. — Se arrodilló y afianzó el agarre en el cuerpo del rubio. — Omega, abre los ojitos, por favor...

¿Quién te crees para...?

¡Soy su alfa!

¡Suelta a ese omega en este instante! — NamJoon gritó llegando agitado al lugar. — ¿Mi luna? — Miró a Jin.

No soy nada tuyo. — Le gruñó. — Dile al imbécil de allí que me dé a mi niño. — Se acercó a TaeHyung.

NamJoon ignoró el dolor que sintió al ver esa mirada de rabia y dolor en su omega. — Dale el chico a...

— ¡No tocaran a mi omega, mientras yo esté aquí! — Sus ojos cambiaron a un color rojo. — Primero me arrancan los brazos antes de separarme de él y le toquen un pelo.

¡Dame a mi niño ahora! — Ignoró el gruñido del alfa que sostenía al rubio. — Sus feromonas no están bien, debo llevarlo a un hospital, está...

Está lastimado, herido, se atrevieron a hacerlo sangrar... — TaeHyung rompió en llanto. — Mi omega, lastimaron a mi omega, y yo, ¿Dónde estaba? ¡En una maldita fiesta! —Sus mejillas se empaparon de lágrimas. Besó las mejillas del inconsciente chico, dejando rastros de sus dolorosas lágrimas. — No me alejen de mi omega... — Observó el rostro con el antifaz. — Yo lo cuidaré, y amaré...

No es momento para que te aferres a un desconocido. — Dijo NamJoon acercándose a su primo. — Entrega al omega y vamos a casa...

¡No es un desconocido! — Gritó dejando salir sus feromonas amenazantes. — ¡Es mi omega, mi destino!

¡Maldita sea! — NamJoon arrugó su nariz. — Te enloqueciste, ¡Suelta al chico!

Es mi omega, mío y no se lo van a llevar. — Hablaba perdido en el dolor que sentía, con sus ojos nublados por las lágrimas

No voy a dejar que un alfa loco se lleve a mi niño. — Sentenció.

¡No estoy loco! — Con una de sus temblorosas manos, acarició las mejillas del rubio. Deseaba retirar todo rastro de golpes en el rostro de su omega. — Es mío, mi omega, mi lobo me lo dijo, yo escuché a su lobo, y nos reconocimos... Es mío, mi omega, el chico por el que he estado esperando. — Sus feromonas se intensificaron. Buscaba borrar el rastro de aroma que le causaba dolor a su destino.

¡Deja de marcarlo con tu aroma! — Gritó Jin y se acercó.

Él me dijo que le quitara el aroma de...

¡SeokJin! — Gritó NamJoon cuando sostuvo el cuerpo inconsciente de su primo. — Toma el cuerpo del chico y vete...

¡Lo golpeaste!

Tenía que hacerlo...

NamJoon aprovechó que su primo estaba concentrado siguiendo los movimientos de SeokJin, así que se apresuró a rodear a TaeHyung, lo golpeó en la nuca y logró dejarlo inconsciente.

¿Necesitas ayuda con el chico? — Recostó el cuerpo de TaeHyung en el frío suelo.

No necesito nada de ti... — Alzó en brazos a JungKook y se apresuró a irse.

Adiós mi luna... — Sus ojos inevitablemente derramaron lágrimas. — Te daré tiempo, entiendo tu dolor y la furia que tienes hacia mí. — El cuerpo de SeokJin poco a poco despareció de su vista. — TaeHyung, ¿En verdad era tu omega? — Levantó el cuerpo inconsciente y se encaminó por el atajo que conocían a la perfección. — Perdón, pero estabas descontrolado, tus feromonas eran muy intensas, no estabas en tus cinco sentidos, y mi luna necesitaba llevarse al chico.

Su encuentro fue momentáneo y doloroso, el destino jugaba sucio, y esa noche había hecho su jugada, la cual no favoreció a aquellos corazones que solo anhelaban estar con su dulce destino.

SeokJin con gran esfuerzo llegó de nuevo a la cabaña, cayó de rodillas al ver el cuerpo desnudo e inerte de Haneul. Las luces rojas y azules iluminaban el lugar, su amigo en la policía se acercó a él en el momento justo para impedir que se golpeara cuando cayó desmayado.

Se llevaron a los omegas en la ambulancia, y realizaron el levantamiento del cuerpo de la omega fallecida. Aquella cabaña quedó rodeada por cintas amarillas y un par de policías que aguardarían hasta que terminaran la recaudación de pruebas en la escena.

JungKook estuvo inconsciente por tres días, cuando escuchó a SeokJin pedirle al doctor que al menos lo dejara salir por unas horas para que se despidiera su fallecida madre, su corazón dolió, y al escuchar la negativa del doctor, desconectó los aparatos que monitoreaban sus signos, y huyó del lugar.

SeokJin lo persiguió e importándole en lo más mínimo los gritos del personal de salud, subió a su niño al auto, lo cubrió con una manta y lo llevó a su hogar para que se cambiara de ropa y pudiera estar presentable para despedir a su madre.

En medio de la sala de velación, JungKook lloraba desconsolado por su perdida, gritaba que estaba solo, que no podría sobrevivir sin su amada madre. De un momento a otro sintió un tirón en su piel y le pareció escuchar la voz del alfa que lo abrazó hace unas noches, su aroma llegó a sus recuerdos, y pidiéndole disculpas a su madre; salió corriendo en busca de su alfa.

Su objetivo era volver a aquel bosque, y con una ilusa esperanza, esperaba encontrarlo. No logró avanzar ni tres cuadras; cuando su aroma se intensificó, una ola de calor lo atacó y se desmayó pidiendo por su alfa.

Había entrado en celo.

SeokJin lo levantó del pavimento y lo llevó de vuelta al hospital, allí gritaba y lloraba pidiendo por el alfa del cual solo recordaba su aroma y al hermoso lobo. Mientras luchaba por ser libre y poder ir a buscar a su alfa, a unos kilómetros de su ubicación, un desesperado TaeHyung, gritaba, gruñía y golpeaba la puerta de su habitación.

Lo habían encerrado para que no saliera en estado de celo a buscar a su supuesto omega, sus padres le decían que llamarían al alfa con el cual se iba a casar. Eso no le agradó a su lobo y se transformó, salió de aquella mansión hacia el Río donde conoció a su omega. Aulló en tristeza al no encontrar rastro del rubio.

NamJoon llegó hasta el lugar y convenció al lobo para que volviera a ser humano.

TaeHyung se desmayó, y NamJoon se lo llevó lejos del lugar, lo mantuvo en su apartamento y lo cuidó en el celo. Inevitablemente lo tuvo que sedar, TaeHyung se dejó, no quería cometer locuras y traicionar a su omega.

Cada vez que omega y alfa despertaban del estado de inconsciencia, solo pedían por el otro, pero su encuentro nunca llegó.

Así transcurrieron los días de sufrimiento, con un celo que se presentó a causa de encontrar a su otra mitad. Lloraron con el alma y solo pedían que la luna los uniera.

Inevitablemente el alfa tomó una decisión, y el omega aceptó con tristeza su manera de vivir.

La habitación de aquella cabaña estaba perfumada por sus aromas, en una intensidad desbordante. Durante el relato del castaño; TaeHyung se dedicó a tranquilizarlo con su aroma, le regalaba caricias en las manos y besos en su cabellera cada vez que el omega temblaba.

El alfa luchó para no levantarse y buscar al maldito de Kai. Lo quería matar. Su lobo pedía justicia para el sufrimiento de su destino.

— Y así fue como me cambié mi color de pelo, me alejé de los alfas, vivo con SeokJin Hyung, y solo permito que Jimin esté conmigo... — Sollozó. — Ese alfa, me cuida desde que se volvió mi amigo tiempo después de que te conocí y desapareciste. — Expresó acariciando las manos del alfa. — Mis feromonas son un caos total, los celos son dolorosos, y eso cuando en verdad se presentan los celos. —TaeHyung le besó la cabellera. — El doctor que me atendió hace años, me dijo que a causa de lo que me inyectaron para inducir mi celo, y la fuerte exposición de las feromonas de esos hombres; mi cuerpo sufrió estragos... — Expresó con amargura. — Me informó que probaríamos medicamentos para controlar mis celos, pero que si alguno llegaba a funcionar, pues solo sería por un tiempo. Y que si me exponían a feromonas de alfas, inevitablemente mi sistema se desestabilizaría, así como viste hoy. — Se encogió en su lugar. — Por último me dijo que para regular mis feromonas y el celo, es necesario estar expuesto a mi alfa, que el aroma de mi destinado, sus feromonas y cercanía; lograrían ayudar a mi cuerpo. Algo que me fue difícil, porque no volvimos a vernos desde esa noche.

— Mi aroma...

— Tu aroma alfa... — Sonrió al recordar el momento en que se sintió bien al poder percibir la esencia de TaeHyung. — Y creo que funciona, tú eres mi medicina...

— Medicina... — TaeHyung estaba ido, su mente reproducía una y otra vez la noche que encontró a JungKook. — Mi aroma, tu medicina...

— ¿Estás bien?

— Mi omega, mi lindo omega...

Humano, reacciona, lo vas a preocupar. — Habló Tata.

Tata, él ha sufrido tanto.

TaeHyung, no vayas a llorar enfrente del omega...

Nuestra hermosura, nos necesitó, nos necesita y yo solo...

Tata, dile a Tae que no se culpe... — Pidió Cooky.

— ¿Tae...?

— Hermosura, quiero ver, necesito ver. — En un rápido movimiento dejó bajo su cuerpo al omega.

Con su espalda contra el colchón y sus ojos bien abiertos ante el abrupto cambio de posición, JungKook intentó ver el rostro de TaeHyung, pero este solo recostó su rostro contra el abdomen del omega. — ¿Qué necesitas ver?

— Por favor, déjame ver...

Humano loco, no vas a tocar al omega... — Le advirtió Tata.

Déjalo Tata...

Pero Cooky, va a asustar a mi niño lindo.

No lo hará...

TaeHyung... ¿Qué quieres ver? — Acarició la cabellera azabache.

— Tu torso, ne-necesito ver la piel de tu torso. — Acarició sobre la tela el abdomen sin llegar a despegar su rostro de aquel lugar. — ¿Puedo ver?

Si lo asustó. — Expresó Tata al sentir como JungKook se tensionó. — Humano descerebrado...

No es así... — Dijo Cooky. — Y deja de decirle descerebrado, ni te está escuchando.

— ¿Mi torso?

— Sí, por favor. — Suplicó en un susurró.

— TaeHyung... — Se removió un poco, y el mencionado se separó unos centímetros del abdomen del omega. — Puedes mirar, y si quieres tocar...

Sin mirarlo a los ojos, el alfa con lentitud subió la ropa del omega. — Perdóname por ser tan atrevido...

— No lo eres... — Le sonrió tímido.

TaeHyung escaneó con su mirada aquella piel blanquecina, e inevitablemente alargó su mano para acariciar. — No te quedaron cicatrices... — Delineó con ternura la piel expuesta. — No debieron lastimarte...

— Tuve buena cicatrización... Y Cooky me ayudó en el proceso. — Su cuerpo se estremeció ante el contacto. — ¿Eso era lo que querías ver? — TaeHyung asintió. — Estoy bien, tranquilo, solo tengo marcas en el...

— Voy a borrar esas marcas de tu alma y corazón... — Sus lágrimas mojaron la piel del abdomen del omega. — Me encargaré de remplazar esos malos recuerdos con unos llenos de amor... — Acercó sus labios al abdomen del castaño. — Las únicas marcas en tu piel serán las que te dejaré con mis besos y caricias. — Susurró sin llegar a romper la distancia que mantenían sus húmedos labios con la piel nívea.

¡No llores enfrente de nuestro omega!

¡No lo grites Tata! — Lo regañó. — Déjalo, necesita sacar su dolor.

Es que si él llora, mi niño lindo lo hará. — Aulló. También quería llorar, tenía tanto dolor guardado.

Lloraremos los cuatro. — Cooky aulló.

JungKook al sentir las húmedas gotas sobre su piel, alargó sus manos para acunar el rostro del alfa, y lo atrajo hasta quedar frente a frente. — No llores alfa...

TaeHyung apoyó sus manos a los lados de la cabeza del omega y lo observó desde arriba.

Los ojos de ambos chicos estaban llenos de lágrimas.

Gotas cristalinas resbalaban por las mejillas del alfa, aquellas lágrimas caían en las mejillas del omega; fundiéndose en una sola con las lágrimas del castaño.

— Mi amado destino, seré tu medicina y tu guardián. — JungKook limpió con sus pulgares las lágrimas.

— ¿Y si mejor te conviertes en mi vida y alegría? — Le sonrió tiernamente.

TaeHyung le sonrió en respuesta a su sonrisa. — Prometo ser tu vida y tú serás la mía... Contra viento o marea, te regalaré alegría en tu día a día, porque mi lobo y yo, tatuaremos el lenguaje del amor en tu adorable corazón.

Los lobos aullaron, lloraron junto a sus humanos y hablaron en sincronía. — En vida o muerte, nuestras vidas están unidas y así pasemos mil infiernos nos encontraremos, nuestro amado destino.


Hola mis kokoros darks 🖤💜🤟
Aquí la actualización 🤧

Ay mi JK omega, me dueles mi niño 😭
Y tú alfa sufre contigo 🥺🤧

Nos leemos en la próxima actualización.
Lxs quiero muchote, besitos púrpuras 💋

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