Capítulo 17.
— Con esto tu celo se presentará y no podrás resistirte a lo que tiene que pasar. — Un pinchazo en su brazo fue lo que sintió después de escuchar esas palabras.
— ¡Estás demente! Por más que lo intentes, no dejaremos que mi celo se presente y si llegara a pasar, no me entregaré. — Removió sus pies que se encontraban atados y trataba de desatar sus manos. — No funcionará, por más que me inyectes, no funcionará. — Observó la figura que se levantaba de su lado y después se posicionó al lado de la segunda presencia en la habitación. — ¡Ni loco, me entregaré al maldito loco de tu hijo!
— Eso lo veremos precioso.
— Parece que no conocieras a mi lobo. — Dijo firme y apretando sus dientes. — No somos como los demás, y no será tan fácil que nos dobleguen y mucho menos nos entreguemos.
— Porque lo conozco es que te tengo preparadas varias ampolletas con este lindo medicamento. — Agitó la jeringa que tenía en su diestra y con la otra mano mostró el tarro con el líquido cristalino. — Así tenga que inyectártelas todas, de que entras en celo, entras en celo. Te marcaran y nos iremos de aquí.
— No pasara nada de lo que planeas. — Escupió en el piso. — Primero muerto, ¡¿Oíste?! Primero muerto antes que ser marcado por tu descendencia.
— Creo que te inyectaré más. — Se acercó al chico nuevamente. — Voy a venir cada media hora a inyectarte. Necesitamos que te entregues rápido.
— ¡Agh! No será fácil y mucho menos rápido. — Expresó el chico después de la segunda inyección.
— Podrás decir lo que quieras, pero en algún momento te quebraras y ya no podrás hacer nada. — Palmeó la mejilla del chico. — En media hora nos vemos.
— ¡Loco bastardo! — Gritó mientras lo dejaban encerrado en aquella habitación en una profunda oscuridad.
— Cooky, no debiste hablarle así, ahora nos seguirán inyectando. — El chico hablaba con su lobo.
— Lo sé, pero no pude contenerme. — Respondió el lobo. — Desde que nos dijo que seriamos su fábrica de reproducción... Tú me dejaste salir y pues la ira me gano, entonces hablé sin pensar. — Gruñó. — Ahora nos queda aguantar las inyecciones y no dejar que nuestro celo se presente. Tú puedes, nosotros podemos.
— Tengo miedo Cooky. — El chico dejo salir las lágrimas que estuvo conteniendo desde la primera inyección.
— Yo te mantendré a salvo, solo resiste. — Aulló pidiendo a la luna que alguien los encontrara y los ayudara. Él sabía que eran fuertes, pero también sabía que las inyecciones tarde o temprano harían efecto y su humano moriría en vida si lo obligaban a aceptar una marca y un acto que no deseaban.
— Quiero a mamá, ella nos defenderá. — Dijo sorbiendo su nariz. — Ella y su loba nos ayudaran a salir de aquí. — Sus ojos seguían derramando lágrimas.
— Ten por seguro que ella llegara hasta nosotros. No creas que nos trajeron hasta aquí y ella no sospechó nada. — Mostró sus colmillos. — Ya sabemos que a ella y a su loba no se les escapa nada.
Cayó dormido, estaba agotado, había seguido intentando liberarse pero era inútil. Su lobo trataba de tranquilizarlo, y luchaba contra el medicamento que le habían inyectado.
Así como lo habían mencionado volvían cada media hora para inyectarlo, llevaban ya cuatro dosis. Eso no era bueno, su cuerpo ya se sentía muy mal, pero no se dejarían vencer. Gritaría lo necesario, pero no se entregaría a nadie que no fuese su alfa, ese alfa que aún no había encontrado y el destino no le ha enviado, y ahora pensaba que no lo conocería jamás.
— ¡No te funcionará! — Exclamó con su respiración agitada. — ¡Ya para, me duele! — Gritó al sentir el líquido de la quinta inyección ingresar a su sistema.
— Pero lindo... Sí está funcionando. — Sonrió y miró a su hijo que observaba desde el marco de la puerta de aquella habitación. — Pronto dejara de luchar, su lobo se cansara y podrás tenerlo para ti. — Dirigió sus palabras hacia el chico en el marco de la puerta. — No luches más, este es tu destino.
— Mientras mi lobo y yo estemos conscientes... — Inhaló profundo. — No nos entregaremos a nadie que no sea nuestro destinado. Así que tendrás que matarnos con tus malditas inyecciones. — Su cuerpo estaba bañado en sudor. Tanto él, como su animal seguían luchando.
— Dosis doble. — El chico abrió los ojos en grande y se removió en su lugar. — Tendrás dosis doble de aquí en adelante. Recuerda que tenemos todo el fin de semana y ella no sospechara nada. — Llenó la jeringa nuevamente con el doble de dosis. — Ella piensa que estamos de camping y que haremos cosas de hombres para fortalecer nuestro lazo familiar.
— ¡No me inyectes más! — Exclamó en un susurro que el contrario escucho perfectamente por la cercanía que tenían, pero no le importo. — M-me duele y estoy seguro que no será bueno para mi organismo tantas inyecciones.
— Oww, pobrecito. — Enterró sin ningún tacto la aguja en el brazo del chico. — Si no quieres más inyecciones... — Deslizó el embolo y el líquido en la jeringa entró lentamente al organismo del chico. — Dile a tu lobo que deje de luchar y dejen que todo fluya. — Retiró la aguja de la piel del chico y salió de la habitación dejándolo solo nuevamente.
— Cooky... No puedo más. — Le dijo a su lobo con su respiración cada vez más agitada.
— Si podemos, aguanta otro poco por favor.
— Me duelen mis brazos, ya no aguanto más pinchazos. — Sollozó. — Cada vez es más agresivo en el momento de inyectarnos.
— Lo sé, pero recuerda que no nos entregaremos a ese loco. — Gruñó y levantó su cabeza débilmente. — No es nuestro destinado y no somos su fábrica de reproducción.
— Lo siento Cooky, pero la próxima vez que venga le diré que vamos a aceptar entregarnos a su hijo. — Sus lágrimas salían sin contemplación, ya no podía con el dolor corporal. Y mentalmente estaba agotado; su pecho subía y bajaba rápidamente a causa de su respiración errática.
A veces con una simple acción se puede desatar recuerdos que lastiman el alma y el corazón. Recuerdos que te marcaron tan fuerte y tan profundo, que para tratar de mantener el dolor alejado, simplemente evitas de cualquier manera posible que la situación se presente.
Podrá ser dramático o incluso exagerado pero la mente de una persona herida tanto sentimental como físicamente; crea ese escudo que se puede romper fácilmente cuando realizan la acción que ciertamente marcó su vida y más aún cuando el recuerdo viene acompañado de sangre y muerte.
Y eso pasó en ese momento, lo que estaba haciendo el doctor Seung Soo fue lo que hizo que la habitación de cierto castaño estuviese llena de gritos.
El doctor sabía que podría obtener esa reacción y por eso necesitaba a SeokJin junto a JungKook. Necesitaba parte del lugar seguro del castaño haciéndoles compañía. Pero al ver que el chico había caído desmayado, decidió hacerlo rápido y así no tendría que presenciar la escena de pánico, dolor y miedo del omega castaño. Pensó que el chico estaría inconsciente por bastante tiempo; ya que su lobo no había hecho acto de presencia desde hace mucho tiempo y cuando lo hacia su cuerpo terminaba agotado y caía inconsciente por horas.
Pero no se espero que cuando estaba terminando de ejecutar su acción, los ojos del castaño se abrieran de golpe, aquellos ojos en milésimas de segundos cambiaron de un destello azul a dorado.
— ¡¿Qué se supone que está haciendo?! — Un manotazo fue ejercido a la aguja que se encontraba enterrada en la vena del brazo del castaño. — Aléjese de mí.
— T-tranquilo JungKook. — Intentó acercar su mano con una bolita de algodón al área donde se encontraba la aguja.
— No me acerque nada y aléjese de mí. — Dijo firme tratando de empujar la mano del contrario.
— No te haré nada JungKook. — Dijo calmadamente. — Es solo una muestra de sangre que necesito. — El castaño miró la jeringa que se encontraba en el piso y su cuerpo tembló.
— ¡Ya le dije que se alejara! — Se arrastró sobre la cama cayendo al suelo.
— ¡JungKook! Cuidado... — El doctor corrió a levantarlo del piso y lo agarró de sus brazos.
La mente del castaño se llenó de imágenes que pensó que no volvería a ver. Su cuerpo se tensó y todos sus miedos se apoderaron de él. Además del recuerdo que tuvo antes de despertar y ver al doctor con la jeringa, fue el detonante para revivir el dolor y sufrimiento experimentado tiempo atrás. Ese dolor lo marcó física y emocionalmente.
Nuevamente tenía miedo a ser lastimado...
— ¡NOOOOO, SUELTEME! — Se escuchó un grito. — ¡NO QUIERO, NO ME GUSTA, ALEJESE DE MI! ¡SEOKJIN, HYUNG... AYUDA!
Nuevamente el omega azabache no pudo responder, otra vez fue interrumpido. Todos los presentes en ese patio abrieron sus ojos en grande, los gritos eran desesperados, provenían de la habitación de JungKook.
TaeHyung salió corriendo lo más rápido que pudo, necesitaba ver que le pasaba al castaño, su lobo se puso alerta, Hobi miró a Nam y su omega, este último salió corriendo igual de rápido que TaeHyung. Los dos restantes se adentraron a la casa un poco más lento, decidieron quedarse en la sala, pensaban que no era muy buena idea subir a invadir el espacio del omega.
Los pasos de TaeHyung resonaban por la escalera, sentía que el castaño lo necesitaba, sus gritos hacían que su corazón doliera. Su lobo rasguñaba en su interior para que fuera más rápido en su andar.
Llegó a la habitación donde había dejado al castaño inconsciente en compañía de su doctor. Frenó en seco sus pasos, no le agrado ver tal escena, y los gritos del castaño nublaban su mente. Quería protegerlo y que no llorara.
— ¡Qué me suelte dije! — JungKook se removía en los brazos del doctor. — No dejaré que acerque esa maldita aguja a mi cuerpo nuevamente. — Sus lágrimas recorrían sus mejillas como si de una cascada se tratase.
— Cálmate, por favor, no grites más. — El agarre en los brazos del castaño era leve, pero aun así no dejaba que se liberara.
— ¡Hyung, ayuda! Me quieren dañar. — Gritó ignorando las palabras del doctor. En ese momento se sentía en peligro. — ¡Ayuda, Jin Hyung! — Trató de empujar al doctor, giró su cabeza hacia la puerta de su habitación y allí observó una figura que de cierta manera vio cómo su luz al final del túnel en el que estaba metido en ese momento.
TaeHyung observaba la escena y apretaba sus puños, quería golpear algo o más bien a alguien.
— Por Dios JungKook, cálmate, no te voy a lastimar... — En un intento desesperado por hacer entrar en razón al castaño, el doctor lo zarandeo. — Solo te estaba tomando una muestra de sangre, cálmate ya.
— No le creo, suélteme ya. — Dijo con su mirada fija en TaeHyung. Y al ver que el doctor no lo soltaba y su Hyung no llegaba, hizo algo que su corazón y mente le aconsejaron. — ¡TaeHyung! Ayúdame, alfa. — Gritó.
El doctor se quedó quieto, eso no lo esperaba... El castaño estaba llamando al alfa.
TaeHyung abrió sus ojos, seguía apretando sus puños. En verdad le dolía ver al castaño así. Se suponía que el doctor lo cuidaría y ¿Qué paso?... El señor disque doctor lo estaba haciendo llorar y además no lo soltaba.
— ¡Alfa! ¡TaeHyung! ¡Ayúdame, tengo miedo! — Gritó nuevamente mirando a los ojos de TaeHyung. Sus miradas conectaron y en el proceso sus colores característicos hicieron presencia. Los ojos azules con un destello dorado en JungKook y en Tae sus ojos rojos con el mismo destello dorado.
— ¡Suéltalo inmediatamente, doctor! — Habló por fin TaeHyung. — No debería de tratar así a sus pacientes, es poco profesional. — Avanzó firmemente hacia JungKook.
— ¿De qué habla? — Cuestionó, pero seguía con su agarre en los brazos del castaño.
— ¿De qué hablo? — Preguntó apretando sus dientes. — Pues señor doctor... — Hizo una pausa y respiró profundo. — No debió zarandear a MI OMEGA de esa manera y mucho menos no respetar lo que decía. — Se colocó a un lado del cuerpo del castaño y lo agarró de la cintura. — ¡¿A caso no entendió que quería que lo soltara y no le acercara esa maldita jeringa?! — Empujó fuertemente al doctor con su mano derecha y sostuvo al castaño para que en el proceso el doctor no se lo llevara consigo.
— No me dejes solo, por favor. — Dijo el castaño aferrándose a TaeHyung. — No dejes que me lastimen, alfa.
— Tranquilo, no dejare que te lastimen. — Acarició la espalda del castaño. — Usted doctor debería irse.
— ¿Qué te pasa muchacho? ¿Por qué me empujas? — Preguntó extrañado de la actitud de ambos chicos. Enserio parecían pareja, pero él sabía que JungKook no tenía pareja alguna.
— No me pasa nada. — Respondió tajante. — Y lo empujé porque al parecer no se quería dignar a escuchar lo que Mi Omega le estaba diciendo.
— Si te pasa algo. — Observaba a los chicos, el castaño se encontraba dándole la espalda y abrazado al cuerpo de TaeHyung, y el otro acariciaba la espalda contraria con delicadeza. — No es tu omega, eso es claro, JungKook no tiene alfa. — Replicó.
— Pues resulta doctorcito, que viendo su insistencia en que me pasa algo, se lo diré... — Apretó el puño de la mano libre. — No me agradó en una maldita mierda que por más que JungKook le dijera que lo soltara y no le acercara esa jodida jeringa; usted se negaba y no respetara su pedido. — Respiró profundo para calmar su cuerpo y no esparcir feromonas de enojo, sabía que eso podría hacerle daño a JungKook, viendo lo que paso en la universidad. — Tampoco me puso muy feliz el ver como lo tenía agarrado y sobre todo como malditamente lo zarandeo. — Lo barrió con la mirada. — Eso no es muy profesional de su parte. Debería escuchar a su paciente y no actuar a lo bruto. — Caminó lentamente con el castaño aún pegado a él. Necesitaba sentarlo en la cama. — Y pues lo del alfa de JungKook no lo discutiré con usted.
— Muchacho... Acepto que no fue profesional lo que hice. — Habló tratando de acercarse a ellos. — Pero eso no te da derecho a empujarme y hablarme así.
— Bueno el doctorcito si piensa. — Dijo con una sonrisa sarcástica. — No se acerque, será mejor que mantenga su distancia. — Sentó a JungKook en la cama. Necesitaba limpiarle las lágrimas y calmarlo un poco más. El castaño presentaba leves temblores en su cuerpo. — Y el derecho de empujarlo lo obtuve quiera o no cuando JungKook me llamó y pidió mi ayuda.
— No quiero discutir contigo muchacho, pero necesito terminar de revisar a JungKook. — Avanzó hasta que tocó el hombro del castaño y este brincó muy asustado ante el contacto.
— ¡No me toques! — Gritó. — Alfa, no dejes que me toque.
— ¡Carajo! Usted no entiende. — Miró ferozmente al doctor y empujó la mano contraria fuera del hombro del castaño.
— Déjame hacer mi trabajo. — Replicó. — Además el que habla no es JungKook, es su lobo.
Con eso último TaeHyung dejo de prestarle atención a las palabras del doctor y con sus largas manos acunó las mejillas del castaño. Se acuclillo frente a él y lo miró a sus ojos, esos ojos llenos de lágrimas y un toque de miedo.
— Mírame bien y respóndeme. — Acarició suavemente con sus pulgares las mejillas contrarias. — Lobito ¿Eres tú? ¿Volviste y te estás haciendo pasar de nuevo por JungKook? — Sus ojos conectaron con los contrarios, esperaba la respuesta.
El doctor solo observaba en silencio, estaba seguro que era el lobo de JungKook el que había llamado al alfa.
— T-Tae... — Arrugó su nariz ante el tacto en sus mejillas. — Soy yo... — Posó sus manos sobre las de TaeHyung. — Soy... JungKook, esta vez mi lobo no está presente. — Trató de sonreírle al alfa, pero los recuerdos en su mente no lo dejaban. — Yo te llamé TaeHyung, yo te llamé alfa... Por favor no dejes que me toquen, ni me inyecten.
El doctor soltó un fuerte suspiro de asombro, no lo creía... Por decisión propia el chico había llamado a un alfa y no cualquier alfa, era un alfa que lo defendía a costa de todo. Ante cualquier indicio de que él sufriera o se asustara, no le importaba si eran algo o no, simplemente actuaba y lo protegía.
— Ellos tienen una conexión y es fuerte, solo que no se dan cuenta. — Pensó el doctor al verlos entrelazar sus dedos sobre el tacto en las mejillas del castaño. — ¿Sera que él es...? No, no puede ser. Esto está pasando es porque son compañeros y de alguna manera con el contacto en la universidad sienten la necesidad de ayudarse. — Dejó la pregunta que se pasó por su mente de lado. — Okay, JungKook, eres tú, entonces sabes que debo tomarte el examen, así que ayúdame a ayudarte. — Habló alistando otra Jeringa para la muestra de sangre.
— ¡Usted no entiende! — TaeHyung se levantó de su posición y agarró la ropa al doctor entre uno de sus puños. Con su mano libre le arrebató la Jeringa y la arrojó a algún lado de la habitación. — Él no quiere, y no le tomara esa maldita muestra. — Miró a JungKook el cual se había deslizado por el borde de la cama y se arrinconó contra la mesita de noche y la cama.
— No quiero esa cosa cerca de mí. — Susurró señalando la jeringa que estaba votada en el centro de la habitación. — TaeHyung soltó al doctor y se dirigió a levantar al castaño del suelo.
— Tranquilo, hermosura... — Lo levantó lentamente y lo sentó nuevamente en la cama. — No te molestara más. — Acarició su mejilla con delicadeza. — Él se va ahora mismo y otro día hará el dichoso examen, cuando tú quieras, no cuando él quiera.
— No me voy. — Dijo el doctor. — Es mi paciente y tú no me mandas... No decides sobre él.
TaeHyung frunció el ceño, quería golpear al doctorcito, enserio era terco y no respetaba lo que el castaño quería.
— ¡Que se vaya! — Gritó el castaño. — Hoy no me tocara con esa maldita aguja y menos si no está Jin Hyung conmigo. — Apretó levemente el borde de la chaqueta de TaeHyung. — Déjeme con mi alfa. — Dudó al decir lo último. Pero si el doctor seguía diciendo que TaeHyung no era nada de él, entonces diría que es su alfa y así dejaría de pelearle a TaeHyung.
TaeHyung lo miró asombrado, el castaño estaba diciendo que era su alfa, ¡su alfa!... Su lobo levantó sus orejas en muestra de felicidad.
— JungKook aquí los tres sabemos que no es tu alfa, y solo lo dices para que yo no siga dudando de la autoridad que tiene para sacarme de aquí.
— A usted no le importa si él es mi alfa o no. — Lo miró dejando ver un leve color azul en sus ojos. — Yo le estoy diciendo que se vaya y que me deje con él, sea o no mi alfa, lo quiero a él conmigo.
— Hermosura... — TaeHyung entrelazó sus dedos con los de la mano contraria.
— TaeHyung... — Miró sus dedos entrelazados y después volvió la mirada hacia el doctor. — Él alfa que usted ve aquí a mi lado... — Respiró profundo y afianzó el agarre que ejercía con el contrario. — Él me ayuda más que cualquier medicina, me protege y me siento a salvo con él. — Una lágrima rodó por su mejilla nuevamente. — ¡Así que largo de mi habitación!
— JungKook, sabes que no te puedo dejar con un alfa a solas, por más que tú lo pidas.
— Alfa, el no entiende. — Se posicionó detrás de TaeHyung, ocultando totalmente su cuerpo, sin soltar la mano del alfa. — Sácalo por favor.
TaeHyung lo miró y sin pensarlo soltó la mano del castaño, caminó hacia donde estaban las cosas del doctor, las guardó en su maletín y se las entregó.
— Ya lo escuchó, se larga o se larga. — Empezó a empujarlo hacia la salida. — Respete lo que decide su paciente, ya después si es necesario yo lo llevo a que le tome su dichosa muestra. — Giró su rostro hacia donde estaba el castaño y le regaló una sonrisa, el chico solo asintió con su cabeza ante lo dicho.
— Tú no puedes llevarlo no eres nada de él. — Expresó el doctor.
— ¡¿A caso no escuchó que soy su alfa?!
— No lo eres, lo sabemos. Solo eres un chico que se mete donde no lo llaman y no me deja hacer mi trabajo.
Y con eso la paciencia de TaeHyung se fue por la cañería. Era cierto no era su alfa, al menos no oficialmente y después hablarían sobre lo que dijo el castaño. Pero si JungKook le pedía que lo ayudara, él lo haría. Si JungKook estaba diciendo que era su alfa, lo seria. Así sea por sacar al doctor de allí. No deseaba ver al castaño lleno de miedo y llorando, no quería verlo así, era claro que tenía algún trauma con las agujas, las inyecciones o lo relacionado con estas. Pero al parecer a su supuesto doctor no le importaba.
Así que de un empujón fuerte lo sacó de la habitación. El doctor cayó sobre su maletín, giró sobre su cuerpo y miró al alfa.
— Sera mejor que se largue, me vale mierda lo que diga. Mi omega ya habló y usted respetara lo que le ha repetido desde hace rato.
— No tienes el derecho a hacer esto.
— Eso ya lo dejamos claro, así que lárguese doctor. — Giró en sus talones para ir donde se encontraba el castaño, pero un agarre en su hombro lo detuvo.
— Muchacho... Trae a SeokJin y déjame con JungKook. — Le ordenó. — No me iré. — Volvió a ingresar a la habitación. — Jeon JungKook ven para acá y deja esos arrebatos, necesito tu muestra de sangre, ya obtuve una y necesito otra, es para ver que tanto te afectaron sus feromonas, no te haré daño.
TaeHyung apretó su mandíbula, ahora sí se enojó enserio. Le pareció o ¿El doctor ignoro todo?, no, peor aún... Estaba ¿Ordenándole al castaño que se dejara hacer algo que no quería? Miró al chico y este volvió a temblar, daba pasos hacia atrás tratando de huir lentamente del doctor, sus ojos se encontraron y en ellos se veían lágrimas acompañadas de miedo. Pero eso no fue lo que lo hizo reaccionar, había algo más, un aroma.
JungKook estaba liberando su aroma, pero estaba acompañado de miedo y ¿dolor?
— ¡Tae! ¡Al-alfa! — Lo llamó en un grito, el doctor había llegado hasta él. — Me va a lastimar, alfa, me va a doler, me va a obligar... No quiero. — Tropezó contra la mesa de noche al acabársele el espacio por andar hacia atrás.
— ¡Tae! Piensa rápido. — Dijo su lobo. — ¡El Omega, su aroma! — Exclamó. — ¿Lo reconoces verdad? Es mínimo pero ahí está, es el. — Rasguñaba por salir. — Es igual que hace años atrás, abre los ojos, y ve hacia él, está perdido en miedo y dolor, no dejes que lo toque.
TaeHyung olfateaba el nuevo aroma, y a su mente llegaron imágenes que le dolían en lo profundo de su ser, imágenes que lo atormentaban en sueños y el recuerdo de su aroma era parte de ellas. No lo podía creer, al parecer sí era, sí era él. Pero... ¿Por qué había ocultado su aroma? ¿Por qué ahora lo dejo salir? Esas preguntas ahora no importaban, tenía que calmarlo, tenía que protegerlo, tenía que ayudarlo...
— Cooky... ¿Estás aquí? — Llamó a su lobo. — Ayúdame, nos van a lastimar, mira esa aguja es horrible, no quiero.
— Aquí estoy. — Respondió. — No te preocupes, no te hará nada.
— Qué bueno que estés aquí, tengo miedo. — Cerró sus ojos visualizando el lobo de ojos azules y pelaje blanco como la nieve, que se levantaba en sus cuatro patas.
— No tengas miedo, yo estoy aquí y él también. — Movió su hocico señalando a Tae. — Él nos protegerá a ambos, solo no lo alejes.
— Pero Cooky, él no se mueve, creo que no hará nada.
— Confía en mí. — Aulló llamando al lobo de Tae. — Él nos está protegiendo desde hace tiempo... No más mira como sacó al doctor.
— Pero ahora no hace nada. — Dijo triste y asustado.
— Es por nuestro aroma.
— ¿Nu-nuestro aroma? — Preguntó sin entender lo que su animal le decía. Se suponía que su aroma estaba oculto, que no se presentaba desde aquel día.
— Humano asustadizo... — Dijo haciendo una pausa. — Estas dejando salir nuestro aroma, es mínimo, pero allí está.
— Pero no quiero que mi aroma salga, eso siempre nos llevará a un destino lleno de dolor.
— Tranquilo, te he dicho que confíes en él y su lobo, es nuestro alfa. — Trató de tranquilizar a su humano. — Así te niegues por el miedo. Tú y yo hemos visto su lobo, y es él, es nuestro alfa el que nos ayudó hace años.
— P-pero él no nos reconoce.
— JungKook... Su humano no nos reconoce, pero su lobo sí, no te cierres y confía en mí. — Se acostó nuevamente dejando su hocico entre sus patas delanteras. — Ahora con el aroma que estás esparciendo nos reconocerá, además tú ya lo llamaste alfa y fuiste tú; yo no te estaba influenciando, eso quiere decir que ya estás empezando a aceptar la verdad. — Lamió una de sus patas.
— Pero ¿Por qué no puedo identificar su aroma? — Cuestionó. — Si es nuestro alfa ¿Por qué no identifico su aroma?
— Ellos tienen una razón para ocultarlo, igual que tú y yo. — Respondió ante la pregunta del castaño. — Pero es nuestro alfa, lo sé, y lo olí... JungKook yo alcancé a sentir su aroma, así que ya tranquilo, todo se aclarara.
JungKook dejo de hablar con su lobo cuando la mano del doctor lo tomó de su brazo, inmediatamente prestó atención al sujeto y divisó la jeringa y la aguja.
— ¡Cooky! ¡Ayúdame! —Gritó buscando a su lobo.
— No nos tocará con eso, tranquilo. — Mostró sus colmillos. — Confía en nuestro alfa, ya verás. Por favor no lo vayas a alejar y deja que el actúe.
JungKook buscó con la mirada a TaeHyung, esperaba que su lobo no se equivocara, y en verdad el alfa los ayudará. El miedo lo paralizó, sus recuerdos volvieron a inundar su mente y su corazón dolió. Su respiración se aceleró y su aroma se intensificó un poco más.
— Tae, reacciona, su lobo nos llama. — Llamó a su humano nuevamente. — No te pierdas en su fragancia y ve hacia el omega.
— Lobo loco... ¿En serio e-es él? — Preguntó aún perdido en el aroma que había descubierto. — Por favor tienes que responderme.
— Humano terco. — Gruñó. — Te lo he dicho desde que lo vimos por primera vez. — Aulló respondiendo al llamado del lobo del castaño. — Ahora concéntrate en ayudarlo, su aroma me dice que no puede con el miedo, tiene algo y la acción de ese otro humano lo está lastimando de muchas maneras. ¡Ve y cálmalo, ahora!
— Okey, creo que empiezo a entender tu insistencia... — Cerró sus ojos y visualizó a su lobo de pelaje negro como la noche y ojos rojos. Estaba parado en cuatro patas. — Desde que lo conocimos tú has estado en contacto con su lobo. — Su lobo dejo ver sus colmillos y sacó pecho.
— Ustedes nunca nos hacen caso, pero nosotros nos reconocimos desde el primer segundo. — Otro aullido fue producido. — Después hablaremos y te digo lo que sé, ya que veo que si me prestaras atención, pero ahora lo importante es él.
— Lobo...
— ¡TA-TAEHYUNG! ¡ALFA! — Gritó más fuerte. — Ayúdanos no quiero, no quiero esto. — Se arrojó al piso aún con el agarre del doctor en su brazo, sus lágrimas eran más gruesas y aumentaron en cantidad.
— ¡Humano terco, nuestro omega! — Exclamó. — ¡Ve ya y separa a ese imbécil de nuestro omega!
TaeHyung dejo la conversación que tenía con su lobo y rápidamente llegó hacia los contrarios. Con su diestra tomó fuertemente la mano del doctor e hizo que soltara al castaño.
— Maldito imbécil, ya te dije no es profesional lo que estás haciendo. — Levantó en brazos al castaño y este se aferró a su cuello. — Te largas ahora mismo o no respondo si mi lobo te arranca la garganta.
— Es mi paciente....
— ¡ES MI OMEGA!
— Alfa... — Susurró pegado al cuello de TaeHyung.
— ¡Suelta a mi paciente! — Trató de jalar el cuerpo del castaño para separarlo de TaeHyung.
— ¡Suelta a mi omega! No lo toques o te voy a...
— ¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?! — Gritó SeokJin al ver la escena.
— ¿Hyung? — Preguntó el castaño al escuchar la voz. Pero no sacaba su rostro del cuello del alfa.
— Sí, mi niño, soy yo, aquí estoy. — Trató de acercarse pero unos ojos rojos lo hicieron retroceder. — TaeHyung podrías controlar tus ojos.
— Nadie tocara a mi omega. — Gruñó y sus ojos volvieron a su color natural.
— SeokJin este chico no deja que haga mi trabajo. — Habló el doctor y SeokJin lo miró.
— Si usted fuera profesional lo dejaría hacer su trabajo.
— Hyung, el doctor me lastimó. — El castaño sacó levemente su cara del cuello del alfa y miró a SeokJin. — Me tomó una muestra de sangre sin que estuvieras presente y ahora me quiere obligar a que me deje tomar otra. Cuando en la primera aprovecho que yo estaba inconsciente. — Sorbió su nariz y TaeHyung gruñó en molestia.
— ¡¿Qué hiciste que?! — Le preguntó al doctor con una mirada filosa.
— T-te puedo explicar...
— Si le va a explicar será fuera de esta habitación y lejos de mi omega.
— Y dale con querer sacarme. — Dijo el doctor rodando los ojos. — Ya te dije, no tienes derecho a...
— Si tiene derecho. — Dijo el castaño. — Es mi alfa.
SeokJin abrió sus ojos en grande, ¿Estaba escuchando bien? ¿Su niño estaba diciendo que ese chico era su alfa?
— ¿Qué estás diciendo mi niño? — Le preguntó tratando de acercarse, pero se detuvo al ver que el castaño se aferró aún más al alfa. — No es tu alfa, ven y yo te...
— ¡Si es mi alfa!
— SeokJin, creo que tendremos que sedarlo y sacar a ese alfa de aquí. — Susurró el doctor. — Creo que tiene síntomas de un posible celo y por eso se comporta así.
— ¡No! No me van a sedar, no es mi celo y Tae se quedara. — Replicó el castaño dejando salir nuevamente su aroma. — Alfa sácalos de aquí, pero no trates mal a SeokJin Hyung.
— Pero... — Dijeron al unísono el doctor y SeokJin.
— Pero nada, ya lo escucharon. Mi omega ya habló y espero que usted doctor por fin haga caso y deje de lastimarlo con su maldita acción.
— No nos vamos ¿Verdad SeokJin? — Expresó el doctor Soo. — Vamos ayúdame a que JungKook se despegue de ese alfa. — Se acercó al omega para tratar de bajarlo del alfa.
— ¡No tocaran a mi omega, mientras yo esté aquí! — Sus ojos volvieron al color rojo de antes. — Primero me arrancan los brazos antes de separarme de él y le toquen un pelo.
— TaeHyung... — Llamó el omega azabache. — ¿Qué fue lo que dijiste?
— ¿Ummm? — Hizo un sonido con su garganta y después respondió. — Dije que ¡No tocaran a mi omega, mientras yo esté aquí! Y que primero me arrancan los brazos antes de separarme de él y le toquen un pelo.
SeokJin palideció en ese instante, era lo mismo que dijo ese alfa cuatro años atrás; cuando encontró a JungKook lleno de sangre y con sus feromonas hechas un lio por la intensidad del aroma. Inclusive la escena era casi la misma, su niño estaba en brazos del alfa, no lo soltaba. Solo lloraba y pedía que lo dejaran con él, pero esta vez no había sangre, pero si lágrimas.
— ¿No puede ser posible? — Se preguntó para sí mismo. — ¿Sera él? — A su mente solo le llegó la idea de llamar a NamJoon.
Salió de la habitación y desde la entrada de esta lo llamó a gritos, aunque por su marca NamJoon ya sabía que su omega lo necesitaba.
NamJoon y Hobi se levantaron del sofá donde se encontraban sentados, se miraron preocupados a escuchar el grito del omega azabache llamando al alfa.
— Ya vengo, espérame aquí Hobi. — Salió corriendo al llamado de su omega.
Llegó a la habitación del castaño y la escena que vio lo dejo sin palabras. Eso era como si estuviese viviendo en el pasado, solo que el escenario era distinto, pero las palabras que escuchaba eran las mismas y una persona sobraba en la escena.
— ¡No tocaran a mi omega, mientras yo esté aquí! Primero me arrancan los brazos antes de separarme de él y le toquen un pelo. — Repitió por tercera vez.
— Déjenme con mi alfa, no nos van a separar.
NamJoon se acercó a SeokJin, no necesitaron hablar, ellos se entendieron.
— ¿Cómo no nos dimos cuenta cuando recién nos vimos? — Se preguntaron al unísono.
— Creo que nos concentramos solo en nosotros dos. Mi luna, y no vimos lo de ellos dos.
— ¿Qué voy a hacer Nam?
— No sé mi luna... Si hace cuatro años casi no pudimos separarlos, no creo que ahora podamos hacerlo.
En realidad en esa habitación los únicos que sabían la verdad de TaeHyung y JungKook eran NamJoon y SeokJin. Ellos habían presenciado todo hace cuatro años, habían visto con sus ojos como en medio del dolor, la rabia, la sangre y las lágrimas de sus amigos habían encontrado a su destino. Pero en esa época el lazo que se unió por segundos no pudo continuar su camino y con una hebra separada en dos partes, cada uno se fue por caminos distintos.
Hola mis Kokoros darks 💜🥺🖤🤟, aquí una nueva actualización...
Saludos a mis nuevas lectoras, gracias por darle la oportunidad a mi bebita, se les quiere.
Bueno tengo cambio de portada 🥰, les quiero contar que dos maravillosas personas, a las cuales quiero mucho me hicieron unas cuantas portadas 🥺. Así que tomé la decisión de que en cierto tiempo cambiaré la portada y así verán lo bonitas y preciosas que quedaron. Ahhh no saben cuánto las quiero, enserio las portadas son hermosas y no me decido por cual dejar.
Ahora quiero agradecer a Techita_ThJk , mi preciosa Techita 💜, gracias por tan bonita portada, me encanta 🥰. Enserio eres un amors.
Observen está belleza.👇
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