Capítulo 16.

¿Quién dijo que dos Alfas no pueden ser destinados? ¿Qué se creen las personas para decidir si es natural o no que dos jerarquías del mismo rango se unan? ¿Por qué no dejan sus labios sellados y dejan de decir tantas estupideces? Si los lobos de ciertas personas sentían esa conexión, esa necesidad de estar juntos, protegerse, escucharse y amarse.

Esas preguntas y pensamientos estaban en la mente de Park Jimin y Min Yoongi, dos alfas. Ambos puros, pero que solo deseaban encontrar a su alfa, a ese ser que la Diosa Luna enviaría para que fueran completos. Ninguno de los dos se imaginaba que el destino había empezado a tejer aquel lazo que se encargaría de juntarlos en alma y cuerpo.

Un alfa contaba con un secreto, uno por el cual sentía miedo a ser rechazado por la persona que eligiera como pareja, por eso mismo a veces pensaba que era mejor no encontrar pareja, quedarse solo. Tenía pánico a entregar su corazón y cuerpo, en su mente se imaginaba el escenario de que su posible pareja lo miraba con asco y desprecio, porque no era un alfa normal, pero su lobo, ese lobo lo motivaba a buscar lo que querían. Todos los días le recordaba que en algún lugar estaría ese alfa que tanto anhelan, ese ser que los amará aun con su bonus extra, porque sí, el animal pensaba que eso que para la familia de su humano era un defecto, una aberración. Para su futuro alfa, si la Diosa Luna les mandaba al indicado... Para ese alfa sería un regalo tan precioso y valioso como la existencia del contrario.

Su humano vivía con miedo, pero él estaba ahí para ayudarlo a vencer ese miedo. Por eso todas las noches salían en busca de su amado, sin imaginar que su futuro alfa también hacia eso noche tras noche. Una noche en el que los dos estaban con sus cabezas hechos un caos se encontraron, sus animales se reconocieron, pero ellos se dedicaron a discutir, ¿Qué cosas?

Es que las apariencias engañan, quién pensaría que ese chico de rubia cabellera, manitas regordetas, ojos hermosos en color verde claro, labios carnosos, no muy alto, pero si suficientemente fuerte de espíritu, con un cuerpo que atrae a cualquiera, glúteos redondos, muslos trabajados, sería un alfa y de esos alfas puros.

Tanto que buscaron y buscaron, pero cuando al fin el destino los une, ellos inician con el pie izquierdo. Esta vez sus animales se encargarían de mantenerlos juntos, la Diosa Luna en compañía del lazo del destino que empezó a tejer su recorrido. Esa noche su destino fue trazado y ahora se encontraban otra vez.

El chico de mirada gatuna, cabello azabache y rizado, sonrisa de gomita, manos fuertes, con un porte serio, pero que es un imán que llama a cualquiera que este junto a él. Ese chico después de ver como se iba el rubio furioso aquella noche, decidió encontrarlo. El barman le había dicho que el rubio era alfa, y eso le había fascinado. Algo dentro de él se puso a mil, necesitaba volver a verlo y conquistarlo. Era su tipo, lo que había estado buscando, después de una regañiza de su lobo, ya que lo había espantado y alejado. Entendió perfectamente que ese ser con temperamento fuerte, era su destino, él y su lobo sentían la fuerte necesidad de estar con él y eso para ellos no era más que su felicidad, su otra mitad.

— Señor Min, llegaron por el señor Young. Ya se lo van a llevar a la estación de policía. — Ingresaron los guardias de la empresa junto con dos policías.

— Que bueno. Necesito que pague por todos sus abusos, más tarde iré con el joven Park a presentar más cargos. — Habló hacia los guardias y policías. — Por ahora déjenme a solas con el chico.

Más te vale menso que no vayas a espantar de nuevo al chico. Habló el lobo de Min. — Si lo espantas, te juro que haré que no se te pare nunca más, tú Minconda parecerá spaghetti remojado, advertido estas. — Amenazó Shooky.

Ya sé, ya sé, ya me regañaste esa noche. Ya no me amenaces. — Contestó Min.

Es que eres bien menso y no ayudas. Ya verás que no estoy equivocado, solo tenemos que tenerlo cerca y todo se nos dará.

Ahora se encontraban frente a frente, mirándose, pendiente de la respiración contraria, sus lobos se llamaban, pero el orgullo de uno de sus humanos no los dejaría juntarse tan fácilmente. Necesitaba explicaciones, lo habían utilizado y eso en parte lo tenía de malas pulgas.

— Joven Park. — Llamó Min al rubio. — ¿Gustas ir a mi oficina? Y te explicaré todo. — Posó su mano en la espalda baja del rubio y con su mano libre le indico la puerta de su oficina.

Los dos se encaminaron hacia la oficina, sus animales brincaban de alegría, con el mínimo roce sentían una electricidad recorrer por sus cuerpos. Min abrió la puerta de su oficina y le dio paso al rubio, esperó a que ingresara y lo siguió, cerró la puerta con pestillo. No deseaba ser molestado, así que le indico al rubio que tomara asiento y el llamo a su secretaria para decirle que no los interrumpieran.

— Jimin, ¿Gustas algo de beber? — Inquirió. — Te ofrezco agua, café, té, lo que gustes, tu pide y yo te lo concedo. — Tomó asiento detrás de su escritorio color caoba. Miraba fijamente al rubio, no quería perderse ningún movimiento de su chico.

— No. Así estoy bien no se preocupe Señor.

— Deberías tomar algo, al menos para bajar el coraje. Dejémonos de formalidades, llámame Yoongi.

— No. Ya dije que estoy bien. ­— Respondió totalmente serio. — Y tampoco dejare la formalidad, estoy en una entrevista de trabajo. — Dijo haciendo comillas en la última frase. — Así que señor Min, le pido de favor que me diga que procede. Ya no sé si enserio esto era una entrevista para mi pasantía o solo fui la carnada para un degenerado. — Se cruzó de brazos, mirando seriamente a Yoongi.

¡Jimin! Bájale dos rayitas a tu tono y no le hables así al alfa. — Dijo Chimmy.

Está enojado, creo que si te quedaras con tu Minconda hecha spaghetti remojado. — Habló Shooky. — Arregla esto, no lo quiero perder, tú y tus ideotas de idiota. Pudiste hablar primero con el chico y explicarle el plan, quizás nos hubiese ayudado y ahora no estaría enojado por el engaño.

Lo voy a arreglar Shooky, no me presiones y no seas ave de mal agüero.

No le bajare nada, solo dije lo que es cierto. Chimmy, nos utilizaron, eso me enoja. Si aquí el caballero se hubiera comunicado conmigo y me hubiese dicho lo que pasaba, con gusto lo ayudaba, pero no, decidieron agarrarme de carnada para degenerados y ni sabemos si tendremos la pasantía. — Suspiró molesto. Sabes que no quiero recurrir a ellos, quiero terminar mi carrera sin necesidad de utilizar sus recursos y nos salen con esto.

Entiendo, pero Jimin, escúchalo. No seas grosero, Además míralo es bien guapo, dale la oportunidad de explicarse.

Está bien Chimmy, lo voy a escuchar. Y sí está bien guapo, aún más que cuando lo vimos en el bar.

— Jimin, lo siento, te pido una gran disculpa por lo sucedido. — Habló Yoongi poniéndose de pie y rodeando su escritorio para sentarse en el borde de este, justo frente a Jimin. — No tenía tiempo que perder, y tu caíste del cielo para ayudar, aunque no te hubiese preguntado. De verdad discúlpame.

— Señor Min, entiendo que lo que sucedía era grave, pero no fue muy correcto utilizar a alguien de carnada. Al menos debió avisarme, yo gustoso lo hubiese ayudado, no soporto que se aprovechen de las personas. Voy a escuchar todo lo que tenga por decirme, pero dígame primero ¿La pasantía la tengo?

Ay por la Diosa Luna, pero si es un sol. — Pensó Yoongi al escucharlo hablar. Se escuchaba un poco molesto pero aun así no negaba que si le hubieran avisado el ayudaría. — Gracias Jimin, enserio agradezco que entiendas, ya te contare todo y por supuesto que tu pasantía la tienes.

Yoongi le contó todo a Jimin, desde que iniciaron a sospechar lo que pasaba con los aspirantes a pasantes, hasta las actitudes de ciertos empleados cuando el degenerado estaba junto a ellos. Yoongi le decía que trato de hablar con todos los chicos y chicas pero ellos siempre huían o negaban lo sucedido, y que él nunca obligaría a nadie a hablar ni utilizando su cargo como jefe y dueño de la empresa o coma alfa. Así que ideo ese plan, además que tendrían que ir juntos a poner una denuncia más, por la agresión que sufrió el rubio, alrededor de su cuello tenia marcas rojizas de dedos y su pómulo izquierdo estaba inflamado; eso hizo gruñir a Shooky, no soportaba ver a su chico golpeado, era la segunda vez que lo veía y se habían atrevido a tocarlo.

Le explicaba que claramente Jimin seria parte de su empresa, entraría allí como pasante, que tendría horarios flexibles, así podría hacer sus trabajos de la universidad. Que incluso el rubio tendría un lugar junto a él en su oficina. Eso puso nervioso a Jimin y se negó, le dijo que prefería estar junto a los otros pasantes.

— Jimin, tú tienes excelentes notas, eres un estudiante muy aplicado y tus profesores dieron excelentes referencias. — Indicó Yoongi. — Eres perfecto para que estés a mi lado, me ayudaras bastante con muchos proyectos que tengo pendientes, no aceptare una negativa. — Expresó firmemente. No permitiría que su chico lindo estuviera en otro lado, aprendiendo de uno de sus empleados, lo necesitaba junto a él, lo ayudaría a que sus prácticas dieran buenos frutos y en el camino con todo el respeto posible lo conquistaría.

— Lo entiendo, Señor Min. Pero debería darle la oportunidad a otro pasante, yo solo necesito hacer las prácticas y así...

— No, Jimin, te quiero a ti, es decisión tomada. — Observaba a Jimin detenidamente. — Revise la información de otros pasantes y tú eres el de mejor perfil, no está a discusión. Quiero que me contestes algo. — Jimin miró con intriga a Min. — ¿Por qué estabas buscando pasantías en otras empresas? Cuando eres el hijo y heredero de una de las empresas más importantes de arquitectura en Corea.

Esa pregunta dejo sin palabras a Jimin, no se esperaba que tuviesen esa información. El rubio sabía que buscaban antecedentes de las personas sea cual sea el trabajo, era por seguridad, pero que dieran con esa información, no, no quería que lo vincularan con ellos. Eso traía dolor a su corazón. Desde que tenía quince años se alejó de su familia, de una manera u otra buscó trabajo, con mucho esfuerzo pagó su apartamento y universidad. Ahora está relativamente estable, no necesitaba del dinero de su familia.

Señor Min, viendo que no cambiara de opinión, aceptare trabajar con usted en su oficina. — Suspiró al ver que el de mirada gatuna era un ser que si se le metía algo en la cabeza, nada ni nadie se lo sacaría. — Con respecto a lo último. — Respiró profundo, necesitaba tomar aire y fuerzas para no llorar. — Eso es algo personal, solo le diré que mi objetivo es superarme, mejorar mi estilo de vida y crecer laboralmente y todo eso sin necesidad de utilizar mi apellido o el dinero de mi Familia.

Pero si serás cabeza de cacahuate. — Habló Shooky. — No preguntes cosas que no van al caso. Mi chico lindo se puso triste. Huele, gato bruto, su aroma cambió.

Pero no dije nada malo.

Si quieres saber cosas de él, deberías esperar a que empecemos a salir con él y nos deje entrar a su vida.

No era por eso Shooky, es que si es curioso que siendo el heredero de esa familia este buscando una pasantía, cuando claramente puede manejar la suya propia.

Exactamente lo dijiste al final, puede manejar la suya propia. Pero por lo que te dijo, no quiere usar su apellido y mucho menos el dinero de su familia. Nuestro chico busca éxito por sí mismo, no por una herencia familiar.

Oww, ya entendí, entonces toqué una fibra sensible. No quise hacerlo.

— Señor Min, si eso es todo ¿Nos podríamos retirar hacia la estación de policía y poner la denuncia? — Con eso el de mirada gatuna volvió al planeta tierra. — Ya quiero terminar con esto e irme a descansar, y ya que sí voy a hacer mi pasantía aquí, podría decirme cuando inicio y que horarios manejare.

— Claro, vamos a la estación, hacemos lo que tenemos que hacer, te llevo al hospital a que te revisen esos hematomas. — Señalo el cuello y pómulo izquierdo del rubio. — Después te llevo a casa y por correo te enviaremos la información de tus horarios.

— No necesito ir al hospital. No es nada esto. — Tocó su cuello. — Y puedo irme a mi casa solo, no hay necesidad de que me acompañe.

— No. Jimin, creo que ya sabes que no te dejare ir solo y vamos al hospital y punto. — El rubio no dijo nada, se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta. Era inútil tratar de convencer a Min de que abandonara esa idea.

Ambos salieron de aquella oficina, rumbo al elevador, presionaron el botón con el número de piso uno. Esperaron en silencio todo el descenso del piso diez al uno. Min se despidió de sus empleados y se dirigió a su auto, así se fueron a la estación de policía; hicieron la denuncia, fueron al hospital y como dijo Jimin no era nada. Solo unos cuantos hematomas e inflamación en su pómulo, cosa que con una crema medicada le ayudaría a desparecer en días. Min lo llevó a su casa.

Ahora sabia donde vivía, eso era un pequeño paso para él, esperaba que con la convivencia el rubio desarrollara sentimientos hacia él, estaba seguro que ese chico lindo era por el que había esperado tanto, su lobo lo gritaba y él no se equivocaba, siempre confiaba en su olfato e instinto.

Los dos se encontraban de rodillas en el suelo de aquel jardín, uno ya no gritaba y el otro ya no hablaba, ahora había cuatro presencias en aquel lugar. Sus lobos decidieron hacer presencia, nuevamente brillaban esos ojos verdes y dorados, cada quien abrazándose a sí mismos, los humanos susurraron y los lobos aullaron en unísono...

Cachorro.

Ese día el destino hizo su jugada, unió dos almas separadas, que en la oscuridad aullaban y sus lágrimas derramaban... Solo queda esperar si el lazo del destino se rompe por el dolor o es tejido nuevamente por el amor.

Pasaron largos minutos en los cuales aún se mantenían abrazados, anhelaban desde hace tiempo un momento así, solo los cuatro.

Cuatro años, cuatro años habían pasado y sus corazones se seguían llamando uno al otro, sus animales seguían sintiendo esa conexión mágica que sintieron desde su primer encuentro. Ese abrazo se lo debían, era una deuda que tenían que saldar, aunque eso no eliminaba el sufrimiento y mucho menos llenaba el vacío que se sentía por su pérdida. Entre caricias tenues y pequeños besos en su cabeza que el más alto le daba al omega azabache, sentían un bálsamo refrescante en su alma.

Estaban cómodos, el dolor de sus corazones era menos, pero debían hablar, o al menos llegar a un acuerdo para hablar después. Tenían muchas cosas que decirse, pero en ese encuentro tan repentino no sería posible. Ya habían llorado y gritado, ahora solo les quedaba poner de su parte, cada uno debía escucharse.

NamJoon tomó la decisión de separarse del abrazo, no quería, pero debía. Los lobos chillaron al ser separados, no deseaban ese sentimiento de lejanía, pero era necesario en ese momento. Estaban conscientes que todo llevaba su tiempo, además ahora tenían que ir a ver el estado del omega castaño.

— Jin, bonito... — Lo llamó con un tono de voz suave. — Sé que ahora no me quieres cerca de ti, aún tienes mucho que sacar, muchas cosas que decirme, cosas que hace años no me dijiste porque simplemente yo decidí hacer algo que en mi mente estaba bien, mi objetivo era protegerte; aunque mi lobo me reprocho y advirtió, yo simplemente lo ignoré. — Miró a su omega el cual solo estaba en silencio y lo observaba fijamente. — Mi linda Luna, porque sigues siendo mi Luna. — Hizo una pausa para respirar profundo, estaba nervioso y tenía miedo de que su omega lo alejara de nuevo. — Verás, sé que hoy no podremos hablar, quizás tampoco lo haremos pronto, pero te pido que me des la oportunidad de que hablemos, que me digas todo lo que sientes, y si gustas pegarme... Hazlo, yo entenderé, solo por favor aclaremos todo.

SeokJin no dejaba de recordar aquellos momentos en los que estuvo con su alfa, mientras él le decía todo lo anterior, él y su lobo solo tenían una lluvia de imágenes en su cabeza, una linda película de hermosos recuerdos. Hasta que se cruzaron las imágenes del día en que el sufrimiento, dolor y perdida los cubrió y allí solo fue lágrimas. Tocó su marca por instinto, palpitaba, eso no pasaba hace años, para ser exactos desde la última vez en que ellos se hablaron, NamJoon al ver ese movimiento estiró su mano hacia aquel lugar en donde se encontraba la muestra de que había encontrado a su destinado y tenía la maravillosa suerte de haberlo marcado, era suyo en cuerpo y alma, los dos se pertenecían.

— Luna... ¿Te duele? — Cuestionó acariciando muy delicadamente aquella marca.

— No, no me duele Nam. — Se estremeció con el toque en aquella zona. — Solo sentí algo que no pasaba hace años. Creo que es porque nos volvimos a ver. — NamJoon seguía acariciando su cuello, y el contrario se dejaba hacer, en verdad ya no estaba tan a la defensiva. Quizás el llorar lo había liberado un poco. — Es extraño Nam, veras... — Dijo muy bajito y entrelazando sus dedos con los del contrario. Así los dos tenían sus manos en aquella zona tan importante para ellos. Esa parte para ellos era como uno de sus tesoros. — Nuestra marca no me ha molestado, ni cambio de color cuando nos separamos, simplemente quedó como dormida, solo hasta ahora reacciono.

NamJoon lo miraba como lo que era, la luz de sus ojos, su luna, su motivo de vivir, acariciaba sus dedos y en el proceso su marca, no podía creer que se estuviese dejando tocar, que estuviera tan cerca de su omega. Su lobo daba vueltas eufórico.

— Eso es bueno mi Luna, no te imaginas lo preocupado que estaba. — Bajó su mirada. — No quería ni pensar que estuvieses sufriendo aún más, que nuestra marca te diera dolores y yo sin poder estar contigo. — SeokJin lo tomó del rostro e hizo que lo mirara. — Sabes, yo creo que nuestros lobos son los responsables de que no pasara nada extraño con nuestra marca. Esos lobos son como uno solo y siempre tienen un plan para todo, además creo que a pesar de tu decepción y enojo... No me odiabas tanto para rechazarme en verdad.— Una lágrima se deslizó por la mejilla del alfa.

SeokJin con sus ojos fijos en Nam empezó a llorar de nuevo, era cierto él nunca odiaría a su alfa, así se lo dijera y se lo gritara. Su corazón, alma, cuerpo y lobo no lo sentían así. Por eso a pesar de lo sucedido, nunca pidió romper su lazo y mucho menos intento romperlo, eso sería matarse mutuamente. Solamente se alejó de Nam y durante cuatro años su lobo se encargó de que su marca estuviera sana.

La conexión que crearon ellos cuatro era de otro mundo, sus lobos estaban vinculados de una manera mágica, así que cuando cada quien tomó su camino, ellos dejaron una marca en el contrario, una mínima marca de feromonas, una que solo ellos podían sentir. Los lobos se encargaban de recordarle a su humano que tarde o temprano se encontrarían, que solo era cuestión de tiempo, que no se preocuparan. Bueno un lobo trataba de hacerle entender a su humano que su Nam no quería herirlos, día a día se encargaba de recordarle lo bonito que vivieron en el tiempo juntos.

Para evitar dolores, los lobos decidieron suprimir sus celos, no era muy recomendable, pero ellos se habían jurado fidelidad y no permitirían que en una etapa de calor pasara algo que no debería pasar. Sus humanos sabían controlarse, pero a veces el destino puede hacer malas jugadas, así que esa era una buena opción. Además Koya no quería que su RJ y SeokJin sufrieran por los dolores del celo, así que confiando en la Diosa luna, suprimieron sus celos y sus aromas fueron impregnados en el contrario.

— Nam... Yo podre decirte que te alejes y que no eres nada mío. — Sollozó. — Pero sabes que es por mi enojo y dolor. — Mordió su labio inferior tratando de no llorar a mares. — Y-yo, estoy muy enojado, bueno más bien decepcionado y mi dolor me dominó. Pero ten presente que tu marca, nuestra marca, no la rechazaré, jamás, nunca, aunque tú me lo pidas, eso no lo haría.

— Jin... No llores. — Limpió las lágrimas de su omega. — Mi corazón está tan feliz que me digas eso, pero escúchame tú a mi... — Besó la frente del contrario y lo miró a los ojos. — Yo nunca te pediría que te alejes de mí, ni entrando en la locura total, tú siempre serás mi omega, mi luna y mi vida entera. — Lo acercó a su pecho, quería abrazarlo de nuevo. — Entonces lindo... Mi luna, ¿Algún día hablaremos sobre lo sucedido? — Acariciaba la espalda del contrario.

— Nam... Yo, aún estoy herido, me duele tanto lo que hiciste. — Apretaba la camisa del alfa con sus puños. — Pensaste que era estúpido y no me daría cuenta. — Bajó una de sus manos a su vientre y lo acarició. — Pero, si eso quieres...

— ¡NamJoon! — Una voz los interrumpió.

— ¡Hoseok! Por Dios Santo, enserio te gusta interrumpir. — Regañó Tae. — Te dije que te esperaras.

NamJoon y SeokJin se separaron, dirigieron sus miradas hacia las nuevas voces del lugar. El más alto miró a Hoseok. Quería colgarlo, había interrumpido justo en el momento en que su omega daría una respuesta.

— Tae, no digas eso. No me gusta interrumpir, creo que me sale natural, pero es sin querer.

— Te dije que esperaras, que le enviáramos un mensaje, ya que cuando llegamos vimos que estaban ocupados. — Le recalco Tae a su amigo. — Pero no, tú entras como loco y gritas su nombre. Así no se puede Hobi.

— ¡Silencio los dos! Dejen de alegar entre ustedes. — Exclamó SeokJin. — A ver, digan que quieren, díganlo ya.

— Jin... — Llamó Nam. — ¿Podrías responderme lo que te pregunté? — SeokJin lo miró.

— Mira, Nam. Ya veremos si puedo o no. — Habló serio y Nam en su rostro tenía una mirada de tristeza. Sintió que lo poco que avanzo se había ido por la cañería. SeokJin miró su expresión y su corazón se estrujó, su lobo escondió su cabeza. — Perdón, no quería hablarte así, pero...

— Estamos aquí porque el Doctor llegó y necesita a SeokJin. — Habló Hobi.

— Y otra vez los interrumpes. — Tae rodó los ojos. — ¿No viste que estaban hablando? Enserio, si te sale bien natural dañar conversaciones.

— ¡Cállense los dos! — Gritó Nam. — Jin, dime por favor.

— Nam, espérame, ya te respondo. — Dirigió su mirada a Hoseok. — Dime ¿Qué es lo que pasa?

— SeokJin, el Doctor dice que necesita de tu presencia para poder revisar a JungKook.

— Okay, ya voy. Vayan adelantándose ya los alcanzo — Les dijo a Hobi y Tae, ellos dieron media vuelta e iniciaron a caminar. — Nam, tú y yo hablaremos...

— ¡NOOOOO, SUELTEME! — Se escuchó un grito. — ¡NO QUIERO, NO ME GUSTA, ALÉJESE DE MI! ¡SEOKJIN, HYUNG... AYUDA!

Nuevamente el omega azabache no pudo responder, otra vez fue interrumpido. Todos los presentes en ese patio abrieron sus ojos en grande, los gritos eran desesperados, provenían de la habitación de JungKook.

TaeHyung salió corriendo lo más rápido que pudo, necesitaba ver que le pasaba al castaño, su lobo se puso alerta, Hobi miró a Nam y su omega, este último salió corriendo igual de rápido que TaeHyung. Los dos restantes se adentraron a la casa un poco más lento, decidieron quedarse en la sala, pensaban que no era muy buena idea subir a invadir el espacio del omega.

Capítulo dedicado a  _jung-mar_
Linda gracias por el apoyo 💜. Espero no vayas a regañar mucho al Hobi, ya ves lo hace sin querer 😅.

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