Capítulo 14.
Las estocadas eran fuertes y certeras, no tenían un ápice de gentileza. En aquel lugar se escuchaban gemidos y sonidos obscenos producto del choque de pieles.
— Ah~ ¡Relájate, carajo! — Expresó el chico mientras hundía su miembro en la cavidad anal del contrario. — Si lo aprietas así, será más difícil para ti, aunque a mí me encanta. — Gruñó con una sonrisa ladina y con sus ojos llenos de una oscuridad que hasta la misma noche se perdería en ella.
El cuerpo bajo el chico se retorcía del dolor, no era para nada placentero para él. Le ardía, dolía y hasta desgarrado se estaba sintiendo. En un intento de soportar el dolor; cerró los ojos y volteó su cara hacia un lado, no soportaba la brusquedad del acto. Quería salir de allí, no se sentía capaz de resistir más.
— Mírame... ¡JungKook, mírame! — Volteó bruscamente el rostro del contrario para que lo mirara a los ojos. — ¿Te gusta? ~ Dime que te gusta... — Lamió aquellos labios que estaban rojos e hinchados a causa de la acción de ser mordidos para no expresar su dolor.
— N-no me llamo Jun-JungKook. — Dijo el chico mientras era penetrado sin piedad. — P-por favor... Déjame, me due... — Un fuerte golpe se escuchó en la habitación. Había sido abofeteado, su labio estaba sangrando.
Estaba furioso, no lo quería escuchar decir eso, en su mente ese chico debajo de su cuerpo se llamaba como el castaño que tanto deseaba y que tarde o temprano sería totalmente suyo. Ahora quería desahogar toda esa rabia que tenía al ver a su omega en brazos de otro; y que mejor método que cogerse al omega que conoció en el bar al cual fue después de perder de vista el auto donde se fue JungKook.
— ¡CÁLLATE, MALDITA SEA! — Otra fuerte bofetada resonó en la habitación. — ¡SOLO TIENES QUE RESPONDERME SI TE GUSTA LO QUE TE HAGO! — Apretó las mejillas del chico con su mano izquierda, haciendo que soltara un quejido de dolor al hacerle sangrar más su labio ya lastimado.
— P-pero no soy ese chico que mencionas. — De sus ojos salían lágrimas producto del dolor y el miedo.
— ¡TE DIJE QUE TE CALLARAS! SOLO RESPONDE LO QUE TE DIGO Y YA. — Se acercó a aquellos labios y los mordió hasta sentir el sabor a hierro. — Mira lindo... — Lo miró nuevamente a sus ojos y le regaló una sonrisa tétrica. — Si yo digo que te llamas JungKook... Así te llamas. Y si te pregunto si te gusta lo que te hago... — Hizo una pausa y lamió sus labios degustando la sangre de los labios contrarios. — Tú simplemente vas a gemir, y dirás que te encanta ¿Okay?
El omega en esos momentos deseaba volver en el tiempo y no haber decidido aceptar la propuesta del alfa de ir a aquella habitación de hotel. Ahora estaba en manos de quién sabe quién, siendo golpeado y penetrado de una forma extremadamente violenta. Tendría que sacar fuerzas de donde no tenía para soportar lo que venía. Ya llevaba más de media hora siendo ultrajado sin piedad y ahora sentía que se venía lo peor. Así que en un intento por calmar el abrupto cambio de humor del alfa; el chico asintió con un mínimo movimiento de su cabeza, ya que el agarre en sus mejillas era bastante fuerte y su movimiento limitado.
El alfa sonrió satisfecho al ver el accionar del omega. Soltó el agarre de las mejillas del contrario y se sentó en la orilla de la cama.
— S-sí...Como digas. — Dijo temeroso. Inhaló profundamente y se sobó sus mejillas maltratadas.
— Muy bien lindo. — Felicitó el alfa. — Ahora dime... ¿Te gustó lo que te hacia? — El chico sintió un escalofrió recorrer su cuerpo. Algo le decía que no se venía nada bueno para él, así que lleno de miedo contestó.
— Sí... Me gustó mucho. — Sus ojos luchaban para no demostrar el pánico que tenía.
— Ah, entonces ¿Te gustó mucho? — El chico asintió ante la pregunta. — Ahora JungKook... Dime... — El alfa en un hábil movimiento se subió sobre el cuerpo del omega. — ¡¿TE GUSTÓ TANTO COMO ESTAR AFERRADO AL ALFA BASTARDO DE TU UNIVERSIDAD?! — Preguntó con una mirada gélida.
El omega se quedó congelado, quería correr, escapar de ahí, su lobo tenía miedo y el aún más. Después de unos segundos tratando de procesar lo dicho por el contrario, el chico reaccionó. Trato de tranquilizar al alfa y dio una respuesta que pensó que ayudaría. Pero no sabía que en la mente el alfa tenia bien arraigada la idea de hacer llorar, gritar y sangrar al omega que por el momento tomaría el lugar de su castaño. Se imaginaria su rostro, su pelo, su cuerpo, mientras descargaba todo en el cuerpo del omega debajo suyo...
— No, a-alfa... No me gustó estar con el otro alfa. — El omega decidió acoger el papel de la persona que fuera ese omega que tenía tan mal de mente al alfa.
— ¡MALDITO, MENTIROSO! — Un fuerte agarre en el cuello del omega fue ejercido. — ¡VAS A APRENDER A HABLAR CON LA VERDAD Y A NO DEJAR QUE NADIE MAS TE TOQUE! — Soltó el agarre del cuello y abrió las piernas del omega en un movimiento brusco.
El omega abrió sus ojos en grande, todo en él se puso en máxima alerta, se removió para tratar de huir, pero le fue imposible. El alfa lo sostuvo fuerte de sus caderas impidiendo cualquier movimiento.
— N-no por favor. — Sollozó. — Te juro que no me gusto el contacto con el otro alfa. No voy a dejar que nadie me toque otra vez, solo tú... Pero por favor no me lastimes.
— Mi amor, no te voy a lastimar. — Besó sus labios suavemente. — Solamente te enseñare que eres mío y para eso tendrás que sangrar un poquito más de lo que lo has hecho. — Tomó su pene erecto y lo alineó en la entrada del omega. — Bien dicen que la letra con sangre entra ¿Verdad? — Presionó la entrada del omega con la punta de su pene. — Ahora regálame unos dulces gemidos y espero me convenzan amor... Vas a aprender una gran lección...
Sin más, el alfa ingresó en aquella estrecha entrada de un solo golpe. Gruñó al sentir el calor de esas paredes abrazar su miembro, cerró sus ojos para que a su mente llegara la imagen del castaño que tanto amaba.
— ¡Ahg! — Gritó el omega al sentir la intromisión, sus ojos picaban. Quería llorar, su entrada ardía. Quería parar.
— Shhh, ya te dije bonito. Quiero escuchar gemidos. — Posó uno de sus dedos en los labios del omega. — Ahora, gime JungKook, ¡gime!~
El choque de pieles era salvaje, brusco, había lágrimas, sudor y... ¿Sangre?, sí, sangre. El alfa estaba empeñado en cumplir con su tarea, su lección para el omega. Lo embestía una, dos, tres veces, gozaba escuchar sus sollozos. De vez en cuando bajaba la mirada hacia la entrada del omega y observaba como su miembro era engullido por esta. Le fascinaba ver como salía sangre y que el pequeño omega debajo suyo hiciera inútiles intentos de soportar su lección.
Pasaron largos minutos, que al omega le parecieron horas, pero al fin el alfa estaba satisfecho. Con dos embestidas más fuertes que las anteriores y un agarre en su garganta impidiéndole respirar bien. El alfa salió del omega y derramó su esencia blanquecina en el rostro contrario. Era su manera de terminar su lección.
— Muy bien, JungKook. Creo que ya aprendiste ¿Verdad? — Besó la frente del contrario.
El Omega asintió débilmente tratando de reincorporarse y apoyarse en el espaldar de la cama. El alfa sonrió victorioso, se levantó de la cama y se vistió. Miró nuevamente al omega que se encontraba cubierto por las sabanas. El chico era un desastre total.
— Tu y yo... Nunca nos vimos ¿Entendido? — Habló desde el umbral de la puerta de la habitación. — Te dejaré paga otra hora más en el hotel, para que te asees y llores. Fuiste un buen JungKook, adiós bonito. — Sin más se marchó.
El Omega estando solo en la habitación, se levantó lentamente. Su cuerpo dolía, deseaba que eso fuera una pesadilla. A pasos lentos ingresó a la ducha y dejó caer la lluvia artificial. Estuvo allí por media hora si no fue más, lavaba su cuerpo con tanta fuerza que casi sentía que tallaba sus huesos. Quería borrar esa horrible sensación, ese dolor en su alma y cuerpo.
Ya estando aseado, buscó su ropa y se vistió. Salió del hotel con dos pensamientos en mente; el primero, irse de esa ciudad. No quería tener la mínima posibilidad de encontrarse con aquel loco. Y el segundo, que sea quien fuese el tal JungKook ojalá estuviese bien protegido y que jamás, nunca de los nuncas cayera en las garras de ese monstruo.
— ¡TaeHyung! — El castaño llamó al alfa al ver que este se había quedado parado en el umbral de la puerta y no ingresaba a su habitación. — ¿Por qué no entras? Ven... — Extendió su mano para que el alfa la tomara.
— Emmm... Este... — El alfa miraba el interior de la habitación sin dar un paso de su lugar. — JungKook, no quiero invadir tu espacio. Yo te hago compañía desde aquí. — El castaño hizo un puchero de tristeza ¿A caso al alfa le disgustaba estar solo con él? ¿Lo odiaba tanto? entonces ¿Por qué lo había protegido y defendido anteriormente?
TaeHyung veía la habitación de una persona como su lugar seguro, su recinto sagrado, en donde estaban sus pensamientos e inquietudes más profundas. Al menos eso era la habitación del alfa para él. A causa de eso no quería invadirlo, se sentía como un intruso al querer entrar en ella y por más que el castaño le invitara a pasar, no era correcto. No quería corromper la esencia de ese recinto con su aroma. Claramente ya había disipado sus feromonas, por el bien de JungKook, pero su lobo le gritaba que entrara y marcara territorio.
— Lobo, tonto, deja de molestar. No marcaré nada. — Regañaba a su animal.
Una vez puso un pie en el umbral de la puerta de aquella habitación; su lobo se desesperó, daba vueltas en su interior, y eso lo inquietaba. ¿Qué sintió ese lobo loco para ponerse así? ¿Qué veía su animal que sus ojos no?
— Tonto tú, humano... Huele. — Atacó el lobo. — Acaso ¿Se averió tu olfato?
— ¿Qué quieres que huela? No huelo nada.
— ¡TaeHyung! Por la Diosa luna... Huele bien, concéntrate.
— Pues no huelo nada y deja de molestar.
El lobo gruñó en cansancio, enserio ese humano que tenía tras de ser terco y testarudo; ahora era bien ciego, para sumarle, ahora aparte sin sentido de olfato. Renegada y renegaba, exigiéndole a su humano que ingresaran a la habitación, quizás dentro lo lograra sentir más fuerte, pero el humano era terco.
— TaeHyung, por favor entra, vamos a buscar mi medicina y ya. — Dijo el castaño en tono de súplica. — No sientas que invades mi espacio ¿Sí?, no corromperás nada, yo quiero que estés aquí, a mi lobo le gusta. — Eso último desconcertó a TaeHyung. Es como si el chico hubiese leído su pensamiento.
— Entra, no seas baboso. — El lobo de Tae seguía insistiendo.
TaeHyung iba a pelear nuevamente con su animal cuando sintió un agarre en su mano. Era JungKook. Se había cansado de insistir y su lobo le ordeno que jalara al alfa hacia dentro de la habitación, sin pensarlo mucho, lo hizo.
— Tranquilo, Tae, no voy a robarte tu virginidad. Así que entra. — Bromeo el castaño, jalando al contrario para que se sentara en su cama.
TaeHyung lo miró sin nada de gracia, ese omega estaba diciendo que era virgen y que aparte tenía miedo de que le quitaran su virginidad. Ah no, eso sí que no, ese omega no debía decir eso. Iba a decir algo cuando su lobo lo interrumpió.
— Jajajajaja, nuestro omega huele que eres virgen.
— Cállate, lobo loco. — Regañó.
— No me callo. Es cierto, jajajaja hueles a virgen.
— ¡Que te calles! — Respiró profundo. No quería soltar sus feromonas por andar peleando con su animal. — Además... Primero, somos vírgenes, tú vas incluido lobo idiota. Y segundo, NO ES NUESTRO OMEGA.
— Uy, se enojó el humano Virgen. — Se burló el lobo. — Ya sé que también soy virgen, baboso, dah es obvio... Yo estoy muy orgulloso de eso, recuerda que estamos esperando a nuestro omega. Yo no soy un lobo calenturiento que va andar de nido en nido, ni creas. Aquí estaré bien virgen hasta que veas que ese omega es nuestro. Porque así lo sigas negando es nuestro.
— ¡TaeHyung! Deja de pegarte viajes astrales. — Habló el castaño al ver como el alfa parecía no estar en la tierra. Al menos no en mente.
El nombrado volvió en sí y dejó a su lobo hablando solo. Miró a JungKook y lo tomó de la cintura. Abriendo sus piernas para que el chico quedara perfectamente posicionado en medio de ellas, él sentado en la cama y JungKook de pie frente a él.
— Mira hermosura. — Afianzó su agarre en la cintura del castaño. Sin hacer tanta presión, no quería lastimarlo. Conectaron miradas. — No tengo miedo que robes mi virginidad.
— ¡Ay, nooo, pero si serás zopenco! — Exclamó su lobo. — Tu solito acabas de confirmarle nuestra virginidad, me reiré en silencio... Voy a ver que te responde el omega.
TaeHyung frunció su ceño, era cierto acaba de confirmar lo que tanto discutía con su lobo, ya no tenía vuelta atrás así que siguió con lo que iba decir. Ignorando por completo las risas de su animal, porque para nada se estaba riendo en silencio.
— Ya veo, pero no es necesario que me confirmes lo de tu virginidad. — Se cubrió su carita con sus manitas. Quería ocultar el sonrojo que fue provocado por el agarre de su cintura y cercanía con el alfa. Esa posición era muy íntima, al menos para el castaño. — Es broma lo de robarte la virginidad, pero sí hueles a virgen.
— Jajajajaja, ves, el omega huele la virginidad que nos acompaña, eso es una señal. — Se burló el animal. — Ay, como amo a nuestro omega y su súper olfato. — Habló nuevamente muerto de la risa con sus patas para arriba. Se estaba divirtiendo.
— Shh, no me dejas pensar, lobo payaso.
— Tae, es broma, todo es broma. No hueles a virgen. — Dejó salir una sonrisa que mostraba sus dientes delanteros, esa linda sonrisa de conejito. — No tienes que aclararme nada, pero ¿Sabes? hueles a...
— JungKook, deja de hablar de mi virginidad, y no huelo a virgen. — Interrumpió el alfa. — Espera... Belleza ¿A qué huelo? ¿Tú puedes identificar mi olor?
— Está bien, no digo nada. — Colocó sus manos sobre los hombros del alfa. — Pues hueles a...
TaeHyung estaba tan desesperado por saber qué tanto de su aroma identificaba el omega, que no lo dejaba hablar. Seguía agarrándolo de la cintura, mirándolo directamente a los ojos y de vez en cuando se perdía en las pequeñas sonrisas que le regalaba el castaño.
— Por favor dime, según tu ¿A qué huelo? — Interrumpió al castaño. — Es que cuando dijiste que mi aroma te gustaba, que eso te ayudaba... Pensé que hablabas de mi perfume.
— Enserio la Diosa luna me dio al humano más menso del planeta.
— Calla, lobo loco y déjame hablar con el chico. No ves que el posiblemente puede identificar nuestro Aroma.
— Me dan ganas de darte un zape. Eso es lo que te está diciendo y tu pensando en tu perfume carísimo que te pones todos los días. Estás pendejo.
JungKook observaba con detalle cada facción del rostro frente a él, estaba atento a cada pregunta que le lanzaba el alfa. Quería contestar pero no se callaba y cuando lo hacía pareciera que se su mente se iba para otro mundo. Así que decidió dar un pequeño apretón a los hombros del contrario y habló.
— TaeHyung. — Llamó suavemente. — Mírame, por favor déjame hablar y deja de irte de viaje astral, si sigues así no voy a poder contestarte nada. — Con eso obtuvo la atención deseada y el contrario solo asintió con su cabeza, dando a entender que haría lo que el castaño le pidió. — Bueno, veras... No hablo de tu perfume. — Se rió bajito ante la ocurrencia del alfa. No podía creer que pensara en eso. — Y claro que puedo identificar tu aroma, desde esta mañana en el baño, cuando mostraste tus ojos rojos. — TaeHyung prestaba total atención a cada palabra dicha. — Tu aroma, Tae, tu aroma es...
— Disculpen. — Habló una tercera voz. — Perdón por interrumpir...
TaeHyung junto con el castaño voltearon a ver hacia dónde provenía la voz que los interrumpió.
— Por Dios Santo, ¡Hoseok! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! — Gritó exasperado TaeHyung. Quería jalarse los cabellos. No podía creer que ahora los interrumpieran.
— ¡No me grites alfa gruñón! — Señaló al alfa menor con su dedo índice y lo movió de lado a lado. — Vine a avisar que el doctor ya está aquí. — Dio un paso al costado y dejo ver al mencionado.
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