🔞>ו|🔥𝑪𝒂𝒑𝒊̄𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒐🔥|ו<🔞
La música de un volúmen exageradamente alto, continuó retumbando en su cabeza, pareciendo como si en cualquier momento fuese a reventar sus tímpanos, era doloroso y a la vez un fastidio. Dejó descansar el vaso sobre la barra, recostando sus codos en esta y bufando mientras contaba a pura vista, cuántas copas y jarras de distintos tamaños, desfilaban en una perfecta orden en el mueble de varios estantes, frente a él.
—¿Otro día pesado? — Kinn, el bartender y su mejor amigo, preguntó mientras secaba el interior de la jarra recién lavada.
—Algo así —suspiró profundo y alargando el mismo a la vez. —quiero diversión y no la encuentro por ningún lado, a lo mejor una noche de sexo caliente y salvaje, me harían desaparecer este humor de mierda que me cargo ahora mismo. —bufó.
Kinn atinó a reír únicamente.
—Gulf, Gulf, Gulf, —sonrió para luego chasquear la lengua. —¿porqué mejor no vas y buscas entre la multitud, eh?. Mi bar siempre ha podido darte las mejores noches de tu puta vida, amigo. — Gulf asintió en una sonrisa incrédula, sabiendo que era cierta cada palabra dicha por su amigo, pero con incredulidad porque jamás pensó que escucharía a este decir algo como eso.
—Bien, voy a largarme de la barra e iré a buscar a mi nueva conquista, quiero un semental. — Kinn rió alto y fuerte, únicamente le animó en una lanzada de brazo en el aire y terminó observando como el trasero esbelto de Gulf, se movía sensualmente en su contorneado caminar hacia la pista de baile.
No era un bar gay, pero tampoco un bar estrictamente heterosexual, era simplemente un bar que admitía todo tipo de “perdición” en él, desde gays, lesbianas, tríos, incestos y también heterosexuales, ¿porqué no?.
El apuesto y delgado pero bellísimo, azabache, comenzó a mover su cintura tal cual pez en el agua, siendo llevado por el pacífico ritmo de las tranquilas olas. Moviendo esas piernas de un lado a otro, con una sensual y excitante lentitud que era capaz de encender los más bajos instintos en cualquier idiota que le viera. Llevó ambas manos a pasar por sus muslos, subiendo desde la altura de sus rodillas hasta su cintura, y de esta lentamente pasando por su abdómen hasta su pecho, acariciando suavemente por debajo de la camisa, pasando su dedo travieso por la apertura que los botones permitían.
Sintiendo pocos segundos después, su ya erecto pezón entre sus dedos. Sonrió al abrir un ojo y notar como ya tenía a varios rodeandole a una corta distancia, masturbándose mientras le observaban. Para cualquiera podría parecer algo psicópata, demasiado loco para ser coherente, pero poco importaba, a Gulf poco le importaba. Eso le excitaba, le hacía sentir bien, le hacía sentir deseable y rico a la vista, delicioso y deseado.
Ya hablamos de la libertad del bar, así que no hay temor por el cual asustarse, Gulf continuó bailando cada vez con más sensualidad en sus movimientos, escuchando prontamente los gemidos gruesos de los bastardos que acababan de vivir un perfecto orgasmo con tan solo observarle y eso, que aún tenía su ropa puesta. Desabotonó el primer botón de arriba hacia abajo, introdujo con lentitud su mano ahí y cerró sus ojos, volviendo a su baile en el cual debía concentrarse, nadie podía tocarle por supuesto, eso sí ya no iba a permitirlo. No desde aquella noche en que bailando libremente y en paz, casi gana ser abusado en el callejón de la salida trasera del bar, por unos idiotas ebrios que habían sido espectadores de su baile.
Mordió su labio inferior, sintiendo en pocos segundos el metalizado sabor de la sangre, su pezón le disparó vibras extrañas a todo su cuerpo, sintiendo de pronto una mirada como un poco más intensa, más dura. Medio abrió sus ojos, buscando entre la multitud que tenía reunida frente a él, pero nada, solo eran una bola de estúpidos que se deleitaban viéndole.
¿Pero qué le provocaba esa sensación entonces?.
Decidió ignorarla y volver a su labor. Llevó su mano a tactar con el bulto entre sus pantalones, ser observado le excitaba y ¡Joder! esto era maravilloso pero...
¿Saben qué podría ser más maravilloso?
Tener a su jodido jefe chupándole el pene ahora mismo, que lo partiera como crayón de kinder. ¡Sí,mierda! Eso sería jodidamente mucho mejor que esta mierda de estarse excitando al ser observado por esa jauría de estúpidos.
Volvió a morder su labio y pidiéndole a su bendita imaginación que por favor hiciera lo suyo y como en otras ocasiones -varias noches anteriores- volara y lo llevara al cielo, ya que por supuesto él no podía llegar solo. Esta era tan obediente que así lo hizo, lo transportó a la oficina de su jefe, con su estómago pegado al jodido enorme escritorio de madera barnizada, su trasero elevado mientras que el mismo recibía besos húmedos por todo este, gimió alto y claro, apretó sus dedos sobre su paquete y mientras que en su visión giró el rostro hacia atrás para encarar a su maldito, caliente y jodidamente sexy, jefe, su cuerpo tembló al ver cómo este le sonrió con malicia y deseo.
Bastó únicamente eso para que Gulf se viniera sobre su ropa interior, sus piernas habían flaqueado a media pista de baile, abrió de golpe sus ojos, sus labios entreabiertos y sus mejillas rosadas hirviendo en excitación. Sonrió y como toda una puta diosa, lamió su labio inferior para luego simplemente girarse sobre sus zapatos y retirarse de la bola de calientes precóses a los que les había regalado varios orgasmos en tan solo minutos.
—¿Ahora sí te divertiste nong? —preguntó Kinn.
—Creo que tan solo un poco, mi aburrimiento al menos desapareció. —respondió. —Pero aún no me consigo la follada de esta noche, estoy seguro que algún semental debe de estarme esperando por aquí en algún lugar. —bufó.
—No lo dudo, Gulf. Si no te viera como mi hermano menor, creo que hasta yo me hubiese excitado. —confesó el mayor. Gulf sonrió halagado. —Ve y diviértete nong, tengo que atender unas mesas. — Le extendió una copa más, esta vez de tequila. —La casa paga. — Gulf la levantó en el aire y se despidió con un movimiento de cabeza, de Kinn, quien poco a poco se alejaba.
Seguidamente dió un trago a su bebida e inclinó su rostro, sabiendo que estaba mal, jodidamente mal que cada que tenía un orgasmo, debía ser pensando en su jefe.
¡Diablos!
Ese amargado hombre se reiría en su cara si llegase a enterarse de ello, de las varias noches en que le ha soñado y despierta húmedo, de las varias noches en que se ha masturbado por él y para él, porque Gulf en su trabajo puede actuar tajante y pedante con él, pero en realidad le lleva la jodida mierda el estar enamorado de ese hombre desde hace cinco años en que entró a trabajar a esa firma de abogados. Había sido su primer empleo y de hecho ni siquiera había aprobado la primer entrevista pero ese ogro de buena apariencia, le había permitido quedarse luego de corregir a un abogado, en la veracidad de unos artículos mientras su jefe (o sea el ogro) iba saliendo de su oficina. En ese momento él le había elegido como su secretario y despedido al inútil (o sea al abogado), al principio le había aconsejado hacer méritos para crecer en la firma, pero un año después simplemente le había entregado una nueva oficina y le había dado la noticia de que comenzaría a laborar como un abogado más de su firma.
Gulf había estado feliz, por supuesto, debería ser un estúpido para no estarlo. Pero, la misma situación significaba que ya no le vería a diario, ¡Maldición, si Gulf pasaba casi 24/7 con ese hombre y de la nada ya no le vería más! ¡Joder!. Aunque el hombre era un completo solitario, escéptico y amargado, nunca cruzaba palabras innecesarias con Gulf, todo era meramente de trabajo, casi no hablaban y ¡Carajo!, aún así Gulf había caído rendido a sus pies en tan solo un año.
Por eso, ahora solo le quedaba fantasear con su follable jefe, bueno, follador, porque en realidad no creía que él se dejase follar por nadie. Era la bendita lógica de las cosas.
Mew Suppasit no era alguien a quien pudieras someter, más bien era alguien a quien debías someterte.
Dió un trago más a su copa, el último en realidad. Y bufó. De pronto un carraspeo se escuchó a su costado derecho, fué hasta entonces que pudo darse cuenta del cuerpo grande y ancho que se encontraba sentado en la silla de al lado. Sonrió, se veía bien, ¿sería este el primer chico al que podría puntuarle un 10/10 y tan solo viéndole los zapatos?.
Gulf quería sexo, mañana sería Lunes y él quería ir enérgico al trabajo, sí, enérgico para no caerle encima al hombre dueño de la firma y hacerle de todo, señor Dios, ten piedad de él por favor y sácale a Mew de la cabeza, tan solo un segundo.
Listo, su segundo había acabado ya.
Se puso de pie, no había vergüenza alguna que tener. El hombre tenía su rostro inclinado, sus brazos reposados sobre la barra, acunando la copa entre sus manos. Su rostro no era visible para Gulf, así que sin dudar más, rompió la distancia y llevó ambas manos a los hombros anchos y duros, de ese misterioso hombre. Masajeando con lentitud, de arriba a abajo, de arriba a abajo, una y otra vez. Inclinó su rostro hasta que su aliento chocaba contra el cuello blanquecino y grueso, del misterio vuelto persona.
Lamió el lóbulo de la oreja de este, y besó con suavidad, pero este hombre parecía un tronco, no decía nada, no gemía, no jadeaba, no gruñía. ¡Parecía un muerto, mierda!.
Así que, no queriendo desperdiciar ese cuerpo de infarto y la juventud de la noche, caminó hasta el frente y sin verle volvió a inclinarse hacia su oído pero esta vez el costado de su rostro rozando con el ajeno.
—Vamos guapo, ¿no quieres divertirte? — Dejó un soplido suave y fugaz.
Pero de pronto sintió el familiar olor de esa loción de hombre, su cuerpo se paralizó un momento, pero en segundos se dijo a sí mismo que era una jodida broma de su subconsciente, ya demasiado pensaba en ese hombre que ahora incluso olía su perfume en cualquier parte. No se movió, permaneció apoyado al hombro del extraño.
—Kanawut — Esa voz. ¡Jesús! ¡¡ESA JODIDA VOZ!!
De inmediato llevó su mano a pellizcar su brazo, una vez, dos veces, pero parecía que este no era un sueño. Bajó con lentitud su cabeza hasta topar su mirada con la potente de, efectivamente, su jefe, el mismísimo dueño de la firma en que trabajaba.
—¿Je-Je-Jef-fe? — Cualquier rastro de alcohol había desaparecido ahora mismo, su sangre se congeló, sus venas se tensaron y su corazón se detúvo, tenía que ser un sueño, un maldito y realista sueño.
—¿Desde hace cuánto frecuenta este lugar? —preguntó el de cabello castaño. —¿Todos los días baila así como hoy? — Kanawut jadeó de tan solo escuchar eso. ¿Es que acaso el?...
—¿Jefe, usted me?...
—¿Lo ví? —finalizó en su grave voz. Una casi inexistente sonrisa de lado, se formó en los labios del hombre. —Así es, Kanawut, lo ví. —
— Huh~ — Fué lo único que pudo articular.
Mew se puso de pie, impregnando su loción en todo el cuerpo de Gulf, con tan solo haberse puesto de pie, ¡Dios!.
—Debo irme — Mew dijo. Gulf continuaba en shock, pero su cuerpo se movió inerte al verle alejarse.
—¡Jefe, espere por favor! —corrió y lo detúvo. —No se vaya aún. —continuó sosteniéndole del brazo. Mew contempló ese agarre inestable y tembloroso, en su brazo.
—¿Qué quiere, Kanawut? —preguntó bajo. Tan sensual que eso le pareció a Gulf, si tan solo pudiera con ese mismo tono de voz, pedirle que gimiera su nombre mientras Gulf esté debajo de él.
¡Joder, Kanawut, concéntrate!. Se abofeteó mentalmente. Ahora era momento de pensar con su cabeza razonable y no con la caliente.
—Jefe, ¿yo... —divagó un momento buscando las palabras adecuadas, ¡Ja! Como si existieran. —estoy despedido? — Eso realmente le preocupaba ahora mismo.
Mew sonrió de lado, confundiendo a Gulf. Le miró fijamente un momento, el pelinegro se sintió observado, verdaderamente observado.
—Debo irme, Kanawut. Hablamos mañana en la oficina —volvió a dar la vuelta.
—¡No, jefe por favor, espere, por favor! —
—¡Mire! — Esta vez fué Mew quien le sujetó, pero de ambos brazos. —No permita que pierda en este momento el autocontrol que tanto trabajo me ha costado mantener todo este tiempo, ¿me escuchó?. Dije que mañana hablaremos. —le soltó. Pero la curiosidad se había despertado en Gulf ahora mismo.
—Jefe, por favor —volvió a detenerle por tercera vez ya. —¿A qué se refiere con lo que dijo? —preguntó con suavidad.
—Con una mierda, Kanawut. — Mew contrajo su quijada y sin decir una sola palabra, se dió la vuelta exitosamente esta vez. Gulf le siguió con la mirada todo el camino, dándose cuenta que este no se dirigió a la salida, más bien a los baños.
Frunció su ceño y sonrió, sintiendo una corriente caliente atravesar su cuerpo, no lo pensó más y se dirigió hacia los baños.
Caminó con lentitud, al parecer Kinn había cumplido excelentemente su trabajo en el aseo de los baños, estos estaban limpios y con buen olor, milagrosamente en realidad. No le había tomado ni minutos llegar ahí.
Dió un paso lento, viendo salir al que parecía ser el último en encontrarse ahí, pasó puerta por puerta, abriéndolas todas para verificar que su jefe no se encontraba en ningúna.
—¿Jefe? —susurró. Frunció su ceño y suspiró decepcionado. —¡Joder! El bastardo sí se fué. —se dio la vuelta sobre sus zapatos y sintió como si hubiese chocado con una pared. —Ow —se quejó. Levantó con lentitud su rostro y tragó grueso al confirmar la identidad de la presencia frente a él. —Jef-fe — Mew le observaba hacia abajo.
—¿Que no le dije que me dejara en paz? —preguntó Mew.
—Bueno, en teoría no, señor. Simplemente me dijo que debía irse. —
—Ujum, en ningún momento le dije que me siguiera ¿verdad?. — Gulf negó con la cabeza. —¿Y entonces que está haciendo aquí? — Mew se alejó de él y caminó hacia el espejo, humedeció su rostro, el moreno continuaba observándolo fijamente.
—Jefe, yo solo quiero saber si está molesto conmigo. Solo quiero saber si lo hice enojar. — Gulf mordió su labio, su amiguito allá abajo había despertado de tan solo tener conciencia de la situación en que se encontraban, él a solas con su jefe.
Ya había estado a solas con él anteriormente, por supuesto, había sido su secretario. Pero esta vez era diferente, algo en Mew no iba bien, su jefe parecía estar nervioso y eso a Gulf no hizo más que enviarle descargas de excitación. Pagaría millones que por supuesto no tiene, por tal de que su jefe le diera duro contra el lavamanos ahora mismo.
Sin dudarlo más, se acercó a Mew y jugando con sus dedos medio e índice, inició un camino desde el lavamanos hasta el brazo de Mew, subiendo por la longitud de este, hasta llegar a su hombro y luego a su mejilla, deslizando ahora únicamente un dedo desde el costado de su frente hasta finalizar en su mandíbula cincelada.
—¿Qué está haciendo? — Mew le observaba de reojos.
—Nada. —respondió cual niño mentiroso y travieso. —Solo quiero comprobar que no está enojado conmigo, yo no quise hacerlo enojar en ningún momento, señor. Al contrario... —lamió su labio superior. —solo quiero hacerlo sentir bien. —
La respiración de Mew se aceleró en ese momento y Gulf fué testigo de ello, lo tenía, este hombre ya había caído.
—Kanawut, creo que debería retirars- —
—¡Oh por favor,señor!... usted también quiere esto, ¿cierto?. — Gulf lo interrumpió. —Lo desea tanto como yo. — El moreno lo empujó contra la pared, sosteniéndole de ambos brazos, dejó una lamida desde su mentón hasta sus labios, para luego lamer los suyos propios. —Jefe... — Mew entreabrió su boca. — le deseo —confesó.
—Que quede claro, Kanawut, que si no se va en menos de cinco segundos, yo no me haré cargo de que no pueda caminar mañana. — Esas palabras habían parecido un gruñido regente del mismísimo lucifer.
Con lentitud una sonrisa coqueta y lasciva, se formó en los labios de Gulf.
—Atrevido —golpeó el hombro de Mew y luego de arrugar su nariz, se dió la vuelta para ir hacia la puerta. El corazón de Mew se detuvo un momento al verle retirarse, sus venas se habían tensando y su sangre había dejado de circular por unos segundos, incluso la decepción le había atravesado. Pero entonces, Gulf colocó el pasador de la puerta, cerrandola por completo desde adentro. Volvió a girarse con su vista bien puesta en Mew. Observó los utensilios de limpieza en una esquina y tomando una escoba, la colocó por debajo de la varilla de la puerta del baño. —Por más seguridad, ¿ya sabe? —encogió sus hombros y ¡A la mierda el trabajo!. No perdió más tiempo para correr hacia Mew.
Este ni siquiera le dió tiempo de pensar cuando ya sus labios deliciosos estaban devorando los esponjosos del azabache, Mew le levantó en el aire y Gulf rápidamente abrió sus piernas para acoplarse mejor a él, sintiendo de inmediato la dureza en la hombría de Mew, haciendo un roce leve ahí.
—Mhgm —jadearon ambos.
Mew apretujó aquellas masas duras entre sus manos, una en cada mano. Hundió sus dedos y apretó cuánto pudo, llevó su lengua a unirla a la fiesta, Gulf abriendo su boca cuál pajarito bebé para recibir su alimento. Volvió a iniciar un roce entre sus miembros necesitados, subiendo y bajando y alabando la fuerza de Mew porque ni siquiera le temblaban las manos al sostener su peso y guardar el equilibrio aún con los movimientos bruscos y necesitados por parte de Gulf.
El azabache succionó con sus labios, la lengua de Mew. Y lamiendo por debajo de esta con la suya. Mew jadeó fuerte, grave y claro, maniobrando bien, lo sentó sobre el lavamanos y cuál bestia excitada, abrió la camisa de Gulf en tan solo un tirón, los botoncitos rodando por todo el lugar.
—Yo le compro una nueva — Mew dijo agitado. Gulf se encogió de hombros, poco le importaba esa camisa, igual iba a botarla o venderla barata en la próxima ganga, de todos modos.
Mew deslizó sus pantalones hacia abajo, junto a sus bóxers, dejando a Gulf a su completo merced y tal cual Dios lo trajo al mundo. El moreno sonrió y amando provocar a este hombre, porque la mirada que Mew le estaba dedicando ahora mismo Gulf podía bautizarla como su éxtasis personal, su epinefrina personalizada, los orbes profundos y el fuego de Mew en su mirar, Gulf los tomaba como sus ventanales al mismísimo paraíso y al infierno de una sola vez. Llevó su mano a su pezón y tirando de este le dedicó una sexi sonrisa.
Mew no esperó más para lanzarse a él, tomando su cintura con una mano y su pene con la otra. Masturbando de arriba a abajo.
—¡Ah mierda, así jefe Aaahh! —jadeaba el menor, separándose del beso.
Gulf recostó su espalda sobre el espejo, sintiendo de inmediato lo frío de este, Mew continuó masturbando el pene rojo y goteante del moreno, arrebatándole alaridos, gemidos y lloriqueos.
—Mierda, Gulf, —bufó separándose del pezón ajeno, para poder hablar. —no tiene idea de cuánto le he deseado todo este tiempo... —mordió la puntita del pezón, haciendo a Gulf gemir alto. —no sabe cuántas veces me he resistido a desvestirlo y follarlo duro contra mi escritorio. —lamió.
—¡Oh S-Sí! ¡Más, más, más, más, más! — Gulf pedía, retorciendo su cuerpo, su miembro pulsaba cada vez más con cada palabra de Mew.
¿Este hombre le había deseado, también? ¿Tanto como él?. Imposible, Gulf le deseaba de una manera inimaginable para cualquiera pero ¡diablos!, quería llorar, en serio quería llorar.
No supo en que momento pero su esencia había manchado la mano de Mew, este sonrió y llevó sus dedos a su boca para lamerlos.
—Abajo. — Gulf obedeció de inmediato. Mew abrió el cierre de su pantalón y lo deslizó hacia abajo, retirando su ropa interior también.
El pene grueso, con venas marcadas, hinchado y rojo, respingó ante los ojos de Gulf. Este lamió sus labios cual niño observando deseoso una paleta de chocolate. No esperó tiempo o indicación alguna para llevar este a su boca, sintiendo la llenura de inmediato, su mandíbula doliendo por el grosor, el sabor salado del presemen le hacía volver loco.
Mew inclinó su cuerpo haciendo que su pene se introdujera hasta el fondo en la garganta de Gulf, este dejando salir lagrimillas por los lagrimales de sus ojos. Azotó la nalga derecha del chico, haciéndolo respingar en su lugar y el ardor siendo reemplazado por una excitación potente. Palmeó la otra y luego volvió a la otra.
—Mghm — Gulf gemía.
—¡Oh sí, más rápido! — Mew cerró sus ojos disfrutando del ágil bombeo que el moreno llevaba a cabo en su pene.
Enrolló hebras del cabello de este entre sus dedos y tiró de su cabeza, haciéndolo hacia atrás, ejerció solo un poco de fuerza y comenzó a embestir esa cálida boca. Gulf intentaba llevar el ritmo de las embestidas, simplemente se dejaba hacer, en mil vidas el podría dejar que Mew le follase la boca de esta forma, acarició con las yemas de sus dedos los testículos de Mew, apretando considerablemente.
Abrió más y más su boca y decidió recibirla completa, sus labios topando en la pelvis de Mew y faltaron segundos para sentir como Mew derramó su caliente semilla en su boca, tragó cuánto pudo _casi todo_ y tan solo un poco se escapó por los bordes.
Mew le puso de pie y le besó, acariciando sus glúteos, amasandolos. Mientras que Gulf arañaba su espalda y dibujaba imaginarias figuras en la misma.
—Jefe, yo le deseo jefe. Siempre le he deseado. — Su voz había salido en un hilito, incluso lloraba ahora mismo y no era por la follada bucal de hace un momento, realmente Gulf sentía que esto era un sueño.
Pero... los sueños algunas veces se cumplen, ¿no es así?.
Mew volvió a besarle pero esta vez con suavidad, como si ese beso fuera el portal para revelar sus sentimientos.
—Usted me gusta desde que lo ví, Kanawut. Y no me refiero a la ocasión en el bufete, me refiero a la ocasión en que lo ví en la florería de su abuela, con su delantal amarillo con estampados de girasoles, a esa vez me refiero. — Gulf le miró sorprendído.
—Eso fué hace más de seis años, señor. — El moreno recordaba haberlo visto de reojos, esa vez. Mew sonrió y le dió un casto beso en los labios.
—Así es, me gusta desde entonces. Pero su abuela es alguien a quien aprecio mucho, ella me contó que usted era su único tesoro y que jamás querría verlo lastimado, por ello cuando lo ví en el bufete agradecí al destino que lo puso nuevamente en mi camino. Quería ayudarle y cuidar de usted a lo lejos, pero cada vez que le tenía cerca... yo solo quería besarle y confesarle mis sentimientos, Kanawut.
—¿Y porqué nunca lo hizo? — preguntó mientras continuaba acariciando los hombros del mayor.
—Porque no me considero la mejor persona para usted, es dulce, lindo y alegre, en cambio yo soy amargado y solitario, odiado por muchos, casi por todos. Es por eso que siempre le he alejado y he celebrado sus triunfos pero desde mi lugar. — El semblante de Mew incluso había caído ante esas palabras.
—Diablos, señor. Es usted un tonto. — Gulf hizo un puchero. —Yo le amo desde hace mucho y con todo respeto, quien decide si es el indicado para mí o no, soy yo. —tomó su rostro y volvió a besarle.
Mew presiona sus dedos en la cintura delgada de Gulf, apretando con propiedad ahí. Lo acerca al lavamanos y le da la vuelta haciendo que este vea su reflejo en el espejo, besa desde el hueco en su cuello hasta su hombro, para bajar con lentitud por toda su espalda y detenerse al inicio de su trasero.
Abriendo la llave del agua, moja su mano, y la lleva a las mejillas de Gulf, abriéndolas poco a poco mientras que con su otra mano ha puesto al moreno a chupar sus dedos, metiéndolos y sacándolos. Cuando están suficientemente húmedos, decide retirarlos e ingresar uno.
Gulf gime, está apretado y duele.
—Tranquilo corazón. — Mew deposita un beso húmedo en su mejilla. —No durará mucho. —embiste la primera vez.
Introduce otro y vuelve a embestir sintiendo como Gulf tensa su cuerpo y sus piernas tiemblan. Mew entonces lo sostiene con una mano de la cintura, introduce el otro y ahora empuja con más fuerza.
—Estoy listo, estoy listo, entre ya por favor, por favor. — Mew sonríe y retirando sus dedos, dice:
—Lo que mi precioso quiera. — Toma su pene grueso entre sus manos y humedeciendo la punta, la alinea en la rosada y palpitante entrada de Gulf.
Este recibiendo hasta la mitad en la primera entrada, tensando incluso los dedos de los pies.
—¡Mierda! ¡Mierda, mierda! —se queja un momento, tomando bocanadas de aire y apoyándose con más fuerzas del lavamanos. —continúe —dice.
Mew así lo hace y esta vez introduce hasta la base, el trasero de Gulf tocando su pelvis, lo ha recibido todo.
—Lo ha hecho excelente, precioso. — Mew besa y muerde la oreja de Gulf.
—Por favor señor, lléveme al cielo. — Mew sonríe ante la petición y tomando entre su boca una parte del hombro de Gulf, inicia las embestidas. —¡Ah s-sí! ¡Joder sí, sí, sí, sí, sí — Gulf incluso pone en blanco sus ojos.
El placer que le invade ahora mismo es descomunal. Mew golpea con fuerza y con exactitud, hundiéndose hasta el fondo y retirando hasta la punta para luego volver a hundirse deliciosamente, haciendo a Gulf gemir como loco, importa una mierda si alguien les escucha. Aunque por el volúmen alto de la música, es imposible que alguien lo haga.
—Gime mi nombre, bebé. Grita mi nombre aammg —ordena. Gulf quiere gritarlo, realmente quiere, es decir, desde que conoció a este hombre ha soñado con que le dé duro contra el muro y lento contra el pavimento pero ¡Joder! ahora no puede ordenar ni sus pensamientos, pregúntenle como se llama y él seguramente dirá: Traipipattanapong Kanawut Gulf, es que realmente no puede pensar en nada que no sea en el delicioso pene de su jefe, enterrandose cada vez más profundo en su interior. —dije que grites mi nombre — Mew golpea primero un glúteo y luego el otro, marcando sus dedos en cada uno.
—AAAAAHHG MEW, MEEEWW , MEW MEW MEEEW, JODER, MEW —Logra decir con voz entrecortada, su cuerpo completo siendo movido por las embestidas, Mew golpea su próstata una y otra vez, llevándolo al cielo y al infierno repetidas veces. —¡Ahí! Más por favor, por favor, jefe deme más m-más aaahhhh sí, sí, mmmng —
—¿Así o más duro, bonito? — Mew lame su oreja, chupa su cuello, por supuesto marcando y reclamando como suyo ese cuerpo. —¿Quieres más, príncipe? —le mira por medio del espejo. El moreno asiente, Mew empuja más fuerte y siente como su pene pulsa al contemplar la boca de Gulf abierta en una exótica “O”, sus ojos rodando entre si permanecer en la realidad o mejor en el cielo.
—Je-f-fe... Ya no pue... Aaaah ah ah ah s-sí mmmghh~ —las piernas de Gulf tiemblan y se doblan anunciando que se vendrá por tercera vez en la noche.
—Vamos bebé, juntos. — Gulf ladea su cabeza y Mew acerca la suya para poder iniciar un nuevo beso, sin perder el ritmo de las embestidas. —Mmghm — Mew gime grave y profundo.
—Aaaaghsmn — Ambos gimen en alta voz al sentir como sus cuerpos vibran mientras sus miembros descargan su espesa y caliente esencia.
—Jefe... — Gulf habla cansado —eso fué... excelente. Mejor de lo que soñé nunca —confiesa.
—¿Usted soñó conmigo? —pregunta el mayor un tanto sonrojado, Gulf ríe bajito.
—¿Que no es obvio? —sonríe. Mew baja a besar su hombro con suavidad.
—Kanawut
—¿Mmhm? —juntan sus miradas por medio del espejo, Mew sosteniendo a Gulf de la cintura, con ambas manos.
—¿Quisiera salir conmigo?... salir como pareja, quiero decir. — Las mejillas de Gulf se sonrojan.
Quiere llorar nuevamente, odia tener un corazón de pollito y de pollito de color para rematar, esos se mueren a los tres días.
—¿Eso significa que no estoy despedido? —pregunta en broma. Mew ríe y por inercia, Gulf junto a él.
—No, no lo está. —responde el mayor.
—Bueno, en ese caso... acepto. — Ambos comparten una mirada dulce a pesar de todo, Mew sale con suavidad de Gulf, este de inmediato se gira sobre sus pies y lleva sus brazos a rodear el cuello de Mew, recostando su dolido trasero en el lavamanos. Inician un nuevo beso, suave y profundo, delicioso realmente. —¿Segunda ronda? —pregunta luego de finalizar el beso. Mew únicamente ríe y negando con la cabeza, vuelve a besarlo.
¿Quién sabe lo que les espere a ambos a partir de ahora?...
____________________________________________
Hey, hey, hey.
¿Qué les pareció este nuevo OS?👀
Ya sé, últimamente como que me
obsesioné mucho con los OS Hot
jajaja, amá no soy yo, es que me
hackean a cada rato. 😂😂😂
En fin, espero lo hayan disfrutado
mis amores, espero por sus
comentarios.
Reclame aquí🔻
su Coca-Cola de lata, para
normalizar su presión,
¡ejele! 😂😂
Jaja ya, hoy sí ya me voy.
Nos leemos en una próxima
actualización de cualquiera
de mis historias.
Besitos
•┏°Jeff Suppasit°┛•
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top