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En medio del caos que envuelve mi vida, me encuentro atrapado en un torbellino de emociones y decisiones difíciles. Cada día es una batalla por mantener mi cordura mientras intento ignorar las demandas y expectativas de aquellos que me rodean.

He comenzado a escapar constantemente de Saeed, buscando refugio en la soledad y el silencio para encontrar un respiro en medio del torbellino de conflictos y tensiones que me rodean.

A pesar de sus intentos desesperados por mantener nuestra relación a flote, me encuentro cada vez más distante, incapaz de enfrentar la verdad que se esconde en lo más profundo de mi ser.

He pensado en buscar a Desiree en busca de ayuda, confiando en que su experiencia como psicóloga podría ofrecerme una perspectiva diferente sobre mi situación. Tal vez ella pueda ofrecerme los consejos y la orientación que tanto necesito para encontrar una salida de este laberinto emocional en el que estoy atrapado.

Pero incluso mientras considero esta opción, siento una oleada de temor y duda que amenaza con paralizarme por completo. ¿Estoy listo para enfrentar la verdad sobre mí mismo y mi relación con Saeed? ¿O estoy destinado a seguir huyendo de mis problemas hasta que ya no pueda más?

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Caminando por los pasillos de la universidad, siento el peso de la culpabilidad aplastándome con cada paso que doy. Mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras busco entre la multitud a Desiree, la psicóloga que podría ofrecerme la claridad que tanto necesito en este momento de confusión y desesperación.

Finalmente, la encuentro sentada en una mesa en la cafetería de la facultad de psicología, su mirada concentrada en un libro abierto frente a ella. Me acerco con cautela, sintiendo un nudo en la garganta mientras me preparo para abrir mi corazón a ella y confesarle la verdad que he estado ocultando durante tanto tiempo.

—Desiree —digo con voz temblorosa, llamando su atención mientras me siento frente a ella—. Necesito hablar contigo.

Sus ojos se levantan del libro y se encuentran con los míos, llenos de curiosidad y preocupación.

—Endrike, ¿estás bien? —pregunta, su tono lleno de preocupación—. ¿Qué sucede?

Respiro hondo, reuniendo toda mi valentía mientras me preparo para enfrentar la verdad.

—Necesito tu ayuda, Desiree —digo con sinceridad, dejando que mis palabras fluyan libremente—. Estoy atrapado en un ciclo de dolor y confusión, y no sé cómo salir de él. Necesito tu perspectiva como psicóloga para ayudarme a encontrar una salida de este laberinto emocional en el que estoy atrapado.

Desiree escucha atentamente mientras le cuento sobre mis luchas internas y mis conflictos con Saeed. Mientras hablamos, no puedo evitar notar a Saeed en la distancia, su mirada triste y perdida mientras observa desde lejos. Una punzada de dolor atraviesa mi corazón al darme cuenta del sufrimiento que he causado, pero sé que no puedo seguir culpándolo por mis propias luchas internas. No es culpa de Saeed que yo no sepa manejar mi vida, y sé que es hora de enfrentar la verdad y tomar medidas para cambiar mi situación. 

Desiree me mira con comprensión mientras le cuento sobre mis luchas internas y mis conflictos con Saeed. Sus palabras son tranquilizadoras, sus consejos cuidadosamente seleccionados para ofrecerme consuelo y orientación. Sin embargo, a medida que avanza la conversación, siento que una sensación de insatisfacción comienza a crecer dentro de mí.

—Endrike, creo que sería útil que comiences a explorar tus emociones más profundas y a enfrentar tus miedos —dice Desiree con voz suave, sus ojos transmitiendo empatía.

Pero algo dentro de mí se resiste a su enfoque. Las palabras de Desiree parecen quedarse en la superficie, incapaces de penetrar en la oscuridad que me consume. Una oleada de frustración y amargura se apodera de mí, y me encuentro cada vez más molesto por la aparente futilidad de nuestras conversaciones.

—No entiendes, Desiree —digo con brusquedad, mis palabras cargadas de desesperación—. Esto no está funcionando para mí. No puedo simplemente "explorar mis emociones" y esperar que todo mejore. Necesito algo más, algo que realmente me ayude a salir de este agujero en el que estoy atrapado.

Desiree parece sorprendida por mi reacción, sus ojos reflejando una mezcla de comprensión y pesar.

—Lo siento si no te sientes satisfecho con nuestra conversación, Endrike —responde con calma—. Pero la terapia es un proceso que lleva tiempo y paciencia. No esperes ver resultados inmediatos.

Pero mis emociones están demasiado crudas, demasiado expuestas para aceptar su respuesta con gracia. Me levanto de mi asiento con un suspiro frustrado, sintiendo la necesidad de alejarme de esta situación que solo sirve para aumentar mi angustia.

—No es para mí, Desiree —digo con sinceridad, mi voz temblando ligeramente—. Creo que es mejor que lo deje aquí. Gracias de todos modos.

Con un nudo en la garganta, me alejo de Desiree y de nuestra conversación incompleta, sintiendo que nada ha cambiado y que la oscuridad que me rodea solo se ha vuelto más densa.