7 de abril 2024
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Estoy sentado en el sofá de mi sala, rodeado por la penumbra de la noche. Los días han pasado desde la última vez que hablamos, pero la confusión y la decepción aún pesan en mi pecho. Me encuentro sumido en un mar de pensamientos turbulentos, tratando de desentrañar lo que salió mal, qué errores cometí y por qué las cosas tomaron el rumbo que tomaron.
El sonido del timbre interrumpió mis cavilaciones y me puso en alerta. Me levanto con cautela y me dirijo hacia la puerta, preguntándome quién podría ser a estas horas de la noche. Al abrir, me encuentro con Dani, sosteniendo dos helados con una sonrisa reconfortante en su rostro.
—¡Hola, Saeed! —saluda Dani con entusiasmo, extendiéndome uno de los helados—. Pensé que podríamos disfrutar de un poco de dulce para levantar el ánimo.
—¡Hola, Dani! —respondí, sorprendido por su visita, pero agradecido por el gesto—. Gracias, eso suena genial.
Nos dirigimos al sofá y nos sentamos juntos, cada uno con su helado en la mano. El silencio inicial se rompe cuando Dani me mira con preocupación y pregunta:
—¿Cómo te sientes, Saeed? Sé que han pasado algunos días desde que hablamos, pero estoy aquí si necesitas hablar o desahogarte.
Respiro hondo antes de responder, tratando de organizar mis pensamientos en medio del caos emocional que me embarga.
—Aún me siento confundido, Dani —confieso con sinceridad—. No logro entender qué sucedió exactamente, qué pasó entre Endrike y yo. Por más que intento darle vueltas al asunto, sigo sin encontrar respuestas claras.
Dani asiente comprensivamente, colocando una mano reconfortante sobre mi hombro.
—Entiendo cómo te sientes, Saeed —dice con empatía—. Pero recuerda que no estás solo en esto. Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites.
Sus palabras me reconfortan, recordándome que tengo a alguien en quien confiar y en quien apoyarme en estos momentos difíciles.
—Gracias, Dani —le digo con gratitud—. Realmente aprecio tu amistad y tu apoyo.
Nos sumergimos en una conversación sincera, compartiendo nuestros pensamientos y emociones mientras disfrutamos de nuestros helados. Entonces, en un momento de claridad, decido compartir una decisión que he tomado después de reflexionar durante estos días.
—He decidido dejar de lado el intento de resolver el misterio que rodea a Endrike y nuestra situación actual —confieso con determinación—. No puedo seguir luchando contra algo que claramente él no quiere resolver. Creo que lo mejor para mí en este momento es simplemente cerrar este capítulo, permitirme sentir lo que necesito sentir y seguir adelante.
Dani asiente en señal de comprensión, mostrando su apoyo incondicional hacia mi decisión.
—Entiendo tu postura, Saeed —dice con calma—. Es importante que hagas lo que sea mejor para ti en este momento. Y recuerda que estaré aquí para ti, pase lo que pase.
Una sensación de alivio y gratitud me invade al escuchar sus palabras. Me siento agradecido por tener a alguien como Dani a mi lado, alguien que está dispuesto a apoyarme en los momentos más difíciles de mi vida.
—Gracias, Dani —le digo con una sonrisa sincera—. Significa mucho para mí tener tu apoyo.
Nos quedamos allí, compartiendo ese momento de conexión y amistad, sabiendo que juntos podremos superar cualquier desafío que la vida nos depare. Y aunque sé que aún habrá días difíciles por delante, me siento reconfortado al saber que no estoy solo en este camino.
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