6 de septiembre 2021

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Lleno de nervios, me dirigí hacia mi primer día de clases en la universidad. Sentía una mezcla de emoción y ansiedad por lo que el futuro me deparaba. Decidí pasar por casa de mi mejor amiga, Daniela, antes de empezar las clases. Vivíamos cerca y siempre nos apoyamos mutuamente en momentos importantes.

En el trayecto, reflexionaba sobre mi decisión de mudarme de estado para estar más cerca de la universidad. Significaba alejarme un poco de mi familia, pero estar con Daniela siempre me daba fuerzas. Al llegar al campus, estacioné mi auto y nos dirigimos hacia nuestros salones. Daniela me contaba emocionada que había conocido a algunos chicos en una salida al centro comercial y que dos de ellos también estudiaban en la misma universidad. Me sorprendió un poco, ya que Dani siempre ha sido más extrovertida que yo y tenía más amigos.

― ¿Qué hiciste el fin de semana, Saeed? ―preguntó Daniela con curiosidad.

― Solo me quedé en casa leyendo y viendo películas ―respondí, intentando restarle importancia.

Ella me miró con una expresión de sorpresa y un poco de aburrimiento.

― ¿Solo eso? ¡Qué aburrido! ―exclamó Daniela. ― Deberías salir más y conocer gente nueva.

― Lo sé, pero a veces prefiero la tranquilidad de mi hogar ―respondí encogiéndome de hombros. ― Aunque sí, de vez en cuando también necesito salir y socializar.

― ¿Qué te parece si salimos después del primer día de clases? Podemos ir a tomar algo y relajarnos un poco ―sugirió Daniela con entusiasmo.

― No estoy seguro, Dani. No quisiera trasnochar y tener problemas para levantarme temprano mañana ―respondí, preocupado por mi horario.

― Vamos, no pasará nada. Será solo una noche ―insistió Daniela, tratando de convencerme.

Al llegar a la puerta principal de la universidad, nos recibieron algunos profesores que nos dirigieron hacia los salones de las diferentes carreras. Daniela se despidió, ya que se dirigía directamente al departamento de arquitectura, mientras que yo me encaminaba al departamento de pedagogía. Aunque nos separamos en ese momento, sabía que seguiríamos siendo el apoyo mutuo que siempre habíamos sido.

Mientras caminaba hacia mi primer salón, no pude evitar pensar en mi decisión de estudiar contabilidad. Fue una elección natural para mí, ya que siempre me había gustado la idea de trabajar con números y finanzas. Sin embargo, pronto me di cuenta de que mis habilidades matemáticas no eran tan sólidas como pensaba. Después de algunas clases desastrosas y calificaciones decepcionantes, me di cuenta de que necesitaba cambiar de rumbo.

Fue entonces cuando decidí entrar en pedagogía. Aunque parecía una opción completamente diferente, descubrí que me apasionaba enseñar y compartir conocimientos. Sin embargo, lo irónico de la situación fue que también llevaba algunas asignaturas de estadística, lo cual me preocupaba por mi falta de habilidad con los números.

A pesar de mis dificultades con las matemáticas, estaba determinado a superar la materia de estadística. Sentía que, aunque tal vez no obtuviera una calificación excelente, podría lograr aprobar con un esfuerzo adicional y un enfoque concentrado.

Mientras imaginaba mi futuro con Daniela, ambos recién graduados y buscando trabajo, no pude evitar sonreír ante la idea de mantener nuestros gustos de Malfoy con un presupuesto de Weasley. Aunque la realidad podría ser un poco menos glamorosa, estaba emocionado por los desafíos que el futuro nos deparaba.

Después de un día agotador de clases, finalmente me encuentro con Daniela para almorzar juntos. Sin embargo, al llegar al lugar acordado, me doy cuenta de que está acompañada por dos chicos que no reconozco de inmediato.

Uno de ellos, castaño de ojos cafés y carácter alegre, me sonríe ampliamente al verme. El otro, con su cabello platinado y ojos avellana, tiene un aire más serio y un piercing en el labio que le da un toque de rebeldía.

― Hola, Dani. ¿Quiénes son tus amigos? ―pregunto, tratando de sonar amigable.

― Este es Skandar ―dice Daniela, señalando al chico castaño con ojos negros y piel pálida―, y él es Endrike ―añade, indicando al chico de cabello platinado y ojos avellana.

― Encantado de conocerte, Saeed ―saluda Skandar con una sonrisa animada.

―Hola ―responde Endrike con una voz tranquila, pero su mirada es intensa.

―Mucho gusto, chicos. Soy Saeed ―me presento, devolviendo las sonrisas, aunque me sienta un poco fuera de lugar.

Nos sentamos juntos para almorzar, y mientras conversamos, trato de disimular mi confusión y concentrarme en disfrutar de la compañía de Daniela y sus amigos.

Skandar se encarga de las bebidas, Daniela y él empiezan a hablar sobre temas que me resultan ajenos, me siento un poco perdido. No estoy seguro de qué debería hacer exactamente en esta situación. Por otro lado, Endrike me observa con una sonrisa enigmática, lo que me hace sentir un tanto incómodo. Me pregunto si está burlándose de mí o algo por el estilo, pero decido mantener la calma y no dejarme llevar por la paranoia.

Endrike sugiere que tengamos nuestra propia conversación y me pregunta si me gustan los libros. Asiento con cautela, preguntándome a dónde quiere llegar con esto. Él señala mi mochila y comenta que suponía que me gustaban los libros porque llevaba un ejemplar de "Sinsajo" de Los Juegos del Hambre.

―Sí, me gusta leer. ¿Tú también? ―pregunto, tratando de seguirle el juego y mantener la conversación en marcha.

―Sí, bastante. ¿Qué tipo de libros te gustan? ―responde Endrike, con curiosidad genuina en su mirada.

Justo en ese momento, Daniela interviene en la conversación:

― ¡Oh, sí! A Saeed le encantan los libros de fantasía y ciencia ficción. ¿Verdad que sí, Saeed?

Asiento, agradecido por su intervención:

―Sí, eso es correcto. Me fascinan esos géneros.

- Y ¿Cuál dirías que fue tu escena favorita de los libros?

Sin dudarlo ni un segundo respondo - definitivamente la escena del bebé, no solo hizo que el Capitolio se sintiera confundido y sorprendido, también hizo que el mismo lector tuviera que regresar las páginas para entender si nos habíamos saltado alguna escena.

Endrike inclina la cabeza ligeramente, mostrando interés. ―Interesante elección. ¿Qué te llamó la atención de esa escena en particular?

Respiro profundamente antes de responder, tratando de expresar con claridad mis pensamientos. ―Lo que más me impactó fue la complejidad de la situación. Peeta no solo estaba luchando por sobrevivir, sino que también estaba jugando un juego mucho más grande con el Capitolio y con los espectadores. Me parece asombroso cómo logró mantener su humanidad en un entorno tan despiadado.

Endrike asiente, reflejando comprensión en su mirada. ―Es cierto, esa escena plantea muchas reflexiones sobre la naturaleza humana y la manipulación mediática. La autora logra transmitir varias capas de significado en un momento clave de la historia.

La conversación fluye entre nosotros mientras compartimos nuestras opiniones sobre los libros y descubrimos intereses en común. Estoy agradecido por haber encontrado a alguien con quien puedo hablar de algo más que estadísticas y deberes universitarios.

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