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Noviembre llegó con una sensación de tensión que parecía colarse en cada rincón de mi mente. Mientras observaba el atardecer desde la ventana de mi habitación, traté de mantener mi semblante imperturbable, ocultando las turbulentas emociones que se agitaban en mi interior.

Saeed había salido por un momento, dejándome solo con mis pensamientos. Aunque agradecía el tiempo a solas para reflexionar, también temía la perspectiva de tener que abrirme y mostrar mi vulnerabilidad ante él.

Cuando Saeed regresó, lo saludé con una sonrisa forzada, tratando de ocultar el torbellino emocional que se agitaba dentro de mí.

—Hola —dije, mi voz sonando un poco más tensa de lo habitual. —¿Cómo estuvo tu paseo?

Saeed me miró con atención, como si pudiera ver a través de mi fachada de calma fingida.

—Fue bien —respondió con una sonrisa suave. —Pero algo me dice que tú no estás del todo bien. ¿Qué pasa, Endrike?

Tragué saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas para expresar mis pensamientos sin revelar demasiado de mi verdadero yo.

—Oh, no es gran cosa —dije con indiferencia. —Solo estoy un poco estresado por la escuela y todo eso. Y además, las vacaciones de Navidad están a la vuelta de la esquina, así que supongo que eso también me tiene un poco ansioso.

Saeed asintió comprensivamente, pero su mirada seguía llena de preocupación.

—Entiendo —dijo suavemente. —Pero recuerda, siempre puedes hablar conmigo si necesitas desahogarte. Estoy aquí para ti, Endrike, pase lo que pase.

A pesar de sus palabras reconfortantes, sentí un nudo de culpa en el fondo de mi estómago. Sabía que estaba ocultando la verdad a Saeed, pero la idea de abrirme y mostrarle mis debilidades me aterraba más que cualquier otra cosa.

Con una sonrisa forzada, asentí y traté de poner fin a la conversación.

—Gracias, Saeed —dije, sintiendo cómo mis palabras sonaban huecas incluso para mis propios oídos. —Lo aprecio.

Mientras Saeed se alejaba para darme espacio para procesar mis propios pensamientos, me quedé solo con mi tormento interior. Sabía que tenía que enfrentar mis miedos y preocupaciones tarde o temprano, pero por ahora, me conformaría con mantenerme oculto detrás de mi máscara de orgullo y falsa indiferencia. Porque la idea de mostrar mi vulnerabilidad a alguien más, incluso a alguien tan cercano como Saeed, era simplemente demasiado aterradora como para contemplarla.

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La noche se cernía sobre la ciudad mientras permanecía sentado en mi habitación, sumido en un mar de pensamientos tumultuosos. Cada vez que intentaba concentrarme en mis estudios, mi mente divagaba hacia el mismo tema: mi relación con Saeed y las crecientes grietas que amenazaban con separarnos.

Por fuera, intentaba mantenerme firme, como una fortaleza inexpugnable en medio de la tormenta. Pero por dentro, me consumía la incertidumbre y el miedo al futuro. ¿Qué pasaría si Saeed descubría la verdad detrás de mi fachada de fortaleza? ¿Podría perdonarme por ocultarle mis verdaderos sentimientos?

A medida que la noche avanzaba, me encontré perdiéndome en un laberinto de dudas y temores, incapaz de encontrar una salida. Quería creer en nuestro amor, quería confiar en que juntos podríamos superar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino. Pero la sombra de la duda seguía acechando en cada rincón de mi mente, recordándome constantemente todas las formas en que podría fracasar.

Finalmente, me rendí ante el agotamiento y me dejé caer sobre mi cama, con la mente llena de pensamientos confusos y contradictorios. ¿Cómo podía encontrar la fuerza para seguir adelante cuando todo parecía estar en su contra?

Con un suspiro resignado, me sumergí en un sueño inquieto, esperando encontrar respuestas en el silencio de la noche. Pero incluso en mis sueños, las sombras de la duda y el miedo seguían persiguiéndome, recordándome una y otra vez la fragilidad de nuestro amor y la incertidumbre del futuro.

Cuando el amanecer finalmente llegó, me encontré despierto y agotado, con el corazón lleno de una sensación de desesperación y desamparo. Sabía que tenía que encontrar una manera de superar mis propias inseguridades si quería salvar nuestra relación, pero la idea de enfrentar mis miedos más profundos era abrumadora.