☾︎⏱

Me despierto con un peso en el pecho que parece aplastarme contra la cama. El recuerdo de la última discusión con Saeed me atormenta, como un fantasma que se niega a desaparecer. Sé que debería levantarme e ir a la universidad, pero cada fibra de mi ser se rebela contra esa idea.

Las palabras hirientes que lancé hacia Saeed siguen resonando en mi mente, como un eco desagradable que se niega a desvanecerse. ¿Cómo pude ser tan cruel, tan despiadado con alguien a quien una vez amé? La culpa me consume por dentro, pero no encuentro la fuerza para enfrentar la situación.

El teléfono sigue vibrando en la mesita de noche, una constante recordatoria de las llamadas y mensajes no respondidos de Saeed. Sé que debería contestar, que debería tratar de arreglar las cosas, pero el miedo al rechazo me paraliza. ¿Qué podría decirle para remediar todo el daño que he causado?

Finalmente, sucumbo a la tentación y apago el teléfono. Es la única manera de silenciar mis pensamientos, de escapar de esta espiral de auto-flagelación y remordimiento. Tal vez, solo tal vez, con un poco de paz mental pueda encontrar la claridad que necesito para hacer las paces con mi pasado.

Me hundo de nuevo en la cama, esperando que el sueño me lleve lejos de este torbellino de emociones. Quizás mañana sea un día mejor, quizás encuentre la valentía para enfrentar mis errores y buscar la redención. Pero por ahora, solo necesito un poco de tranquilidad para poder descansar.

Mientras me sumerjo en la oscuridad reconfortante de la habitación, intentó bloquear los pensamientos tumultuosos que amenazan con inundar mi mente. Cierro los ojos con fuerza, anhelando la paz que se me escapa como el agua entre los dedos. Sin embargo, incluso en la oscuridad de mis párpados cerrados, las imágenes de Saeed y yo juntos persisten, como una película que se reproduce una y otra vez en mi cabeza.

Recuerdo los momentos felices que compartimos, las risas compartidas, los abrazos cálidos. Pero esos recuerdos se ven empañados por la amargura de nuestras últimas interacciones, las palabras cortantes y los gestos fríos que dejaron cicatrices en nuestros corazones.

Me doy vueltas en la cama, incapaz de encontrar una posición cómoda. El colchón parece convertirse en una losa de concreto bajo mi cuerpo tenso, y el aire de la habitación se vuelve pesado y opresivo. El arrepentimiento me consume, envolviéndome en un abrazo gélido que me deja sin aliento.

Intento concentrarme en la respiración, en el ritmo constante de inhalar y exhalar. Pero incluso eso parece escaparse de mi control, como si mis pulmones se resistieran a aceptar el oxígeno vital que necesitan para mantenerse en funcionamiento. Me siento atrapado en un remolino de emociones, incapaz de escapar de su tiranía.

El reloj en la mesita de noche sigue avanzando implacablemente, marcando el paso del tiempo que parece estirarse hasta el infinito. Cada tic-tac es como un recordatorio de mi propia impotencia, de mi incapacidad para deshacer el daño que he causado.

Finalmente, el cansancio me vence y me sumerjo en un sueño inquieto y plagado de pesadillas. En la oscuridad de mis sueños, todavía puedo escuchar la voz de Saeed, llena de reproche y dolor. Y aunque sé que es solo una proyección de mi propia culpa, no puedo evitar sentir que me persigue incluso en el reino de los sueños.

━━━━━━✧☾︎⏱✧━━━━━━

Me despierto con un sobresalto, el corazón martilleándome en el pecho como si estuviera tratando de escapar de su jaula. El sudor frío empapa mi frente y mi respiración es agitada, como si estuviera corriendo una maratón en lugar de estar acostado en mi propia cama. Me siento desorientado por un momento, tratando de separar la realidad de la pesadilla que me ha acosado durante la noche.

Miro a mi alrededor, encontrando consuelo en la familiaridad de mi habitación. La luz del amanecer se filtra por las cortinas entreabiertas, pintando patrones de sombras en las paredes. Me doy cuenta de que he dormido más de lo que esperaba, pero el descanso ha sido todo menos reparador.

El recuerdo de la discusión con Saeed me golpea como una ola repentina, arrastrándome de vuelta a la realidad dolorosa de mi situación. Las palabras no dichas, los gestos malinterpretados, la brecha que se ha abierto entre nosotros... Todo ello pesa sobre mí como una losa, haciéndome sentir como si estuviera atrapado en un pozo sin fondo.

Decido levantarme de la cama, consciente de que no podré volver a dormir. Me visto con rapidez, tratando de mantener mi mente ocupada para evitar caer en la espiral de pensamientos oscuros que amenazan con consumirme. Pero incluso mientras me preparo para enfrentar el día, el peso de mi culpa sigue pesando sobre mis hombros, recordándome que aún tengo mucho que resolver.

Salgo de mi habitación y me dirijo hacia la cocina, buscando algo de consuelo en una taza de café caliente. El aroma reconfortante me envuelve, trayendo un pequeño rayo de esperanza a mi día nublado. Quizás hoy pueda encontrar la fuerza para enfrentar a Saeed, para disculparme por mis acciones y tratar de reparar el daño que he causado. O tal vez, simplemente tendré que seguir luchando con mis propios demonios, tratando de encontrar la paz en medio del caos que he creado.