15 de diciembre del 2021
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Los días previos a las vacaciones de Navidad en la Universidad estaban cargados de una tensa anticipación. La atmósfera en el campus era un torbellino de emociones, con estudiantes ansiosos por finalizar sus exámenes finales y sumergirse en el merecido descanso que se avecinaba. Yo no era la excepción.
Sentado en la biblioteca, rodeado de montañas de libros y apuntes, me sumergí en la vorágine de los últimos días de preparación para los exámenes finales. Cada página que hojeaba, cada pregunta de la guía que resolvía, me acercaba un poco más al ansiado final del semestre y a las esperadas vacaciones de Navidad.
En mi mente, ya podía visualizar el reconfortante calor del hogar, el aroma familiar que impregnaba la casa de mis padres y la sensación de estar rodeado de seres queridos. En solo cinco días, estaría camino a casa, dejando atrás el estrés y las preocupaciones del campus universitario para sumergirme en la calidez y la tranquilidad del hogar.
Pero a medida que se acercaba el final del semestre, una sensación de melancolía se apoderaba de mí. Sabía que Daniela y Saeed también estaban haciendo los últimos preparativos para su viaje de regreso a Cedargrove, su pintoresco pueblo natal en las montañas. Aunque nos separaríamos solo por unas semanas, la idea de no estar juntos para las festividades de fin de año me pesaba en el corazón.
La distancia entre nosotros durante las vacaciones de Navidad significaba que no podríamos celebrar juntos la llegada del nuevo año. La idea de no tener a Saeed a mi lado para dar la bienvenida al 31 de diciembre, de no poder compartir un beso bajo los destellos de los fuegos artificiales, me llenaba de una profunda tristeza.
A pesar de la alegría de estar con mi familia y el consuelo de volver a casa, una parte de mí anhelaba la cercanía y la compañía de Saeed durante las festividades. Éramos más que solo amigos, éramos confidentes, compañeros y amantes, y la idea de pasar las vacaciones sin él me hacía sentir incompleto.
Sin embargo, a medida que los días pasaban y los exámenes llegaban a su fin, me aferraba a la esperanza de que nuestra separación durante las vacaciones de Navidad solo fortalecería nuestro vínculo. Sabía que nos mantendríamos conectados a través de llamadas, mensajes de texto y videollamadas, compartiendo nuestros momentos especiales a pesar de la distancia física.
Con el corazón lleno de esperanza y la mente llena de recuerdos de los momentos compartidos con Saeed, me preparé para enfrentar el final del semestre y el comienzo de las vacaciones de Navidad. Aunque la separación nos pesara en el corazón, sabía que nuestro amor era lo suficientemente fuerte como para resistir cualquier distancia, incluso durante las festividades más difíciles del año.
Mientras me sumergía en mis pensamientos sobre las próximas vacaciones de Navidad, Skandar apareció de repente frente a mí en la biblioteca, interrumpiendo mi concentración.
—¡Hey, Endrike! —exclamó con entusiasmo, tomando asiento frente a mí. —¿Qué tal todo? ¿Ya estás listo para las vacaciones?
Asentí con una sonrisa forzada, tratando de ocultar mi malestar por la interrupción. —Sí, estoy emocionado por finalizar los exámenes y regresar a casa por las vacaciones. ¿Y tú?
Skandar sonrió, pero su mirada tenía un destello de curiosidad que me hizo sentir incómodo. —Bueno, también estoy emocionado por las vacaciones, pero... eh, ¿Ya has pensado en.... ya sabes, en salir del clóset con tus padres?
Mi corazón dio un vuelco ante la pregunta inesperada. No había considerado en absoluto el tema de mi sexualidad en el contexto de las vacaciones de Navidad, y la idea me llenó de incomodidad y frustración.
—Skandar, no creo que eso sea asunto tuyo —respondí con brusquedad, tratando de mantener mi tono lo más neutral posible. —No tienes por qué meterte en esos temas personales.
La sorpresa se reflejó en el rostro de Skandar, sus ojos se abrieron ligeramente ante mi respuesta abrupta. —Lo siento, no quería... —comenzó a disculparse, pero lo interrumpí antes de que pudiera terminar.
—Está bien, solo... no es algo de lo que quiera hablar ahora mismo —dije, tratando de calmar mi propia irritación. —Solo quiero concentrarme en mis exámenes y en disfrutar de las vacaciones.
Skandar asintió comprensivamente, su expresión reflejaba una mezcla de sorpresa y preocupación. —Entiendo. Lo siento si te hice sentir incómodo. Solo quería saber cómo te sentías al respecto. Pero, sabes, sea lo que sea que decidas, siempre te apoyaré, amigo.
Su declaración me tomó por sorpresa, y por un momento me sentí abrumado por la sinceridad y la amabilidad de sus palabras. A pesar de mi brusquedad, Skandar seguía siendo un amigo leal que se preocupaba por mí, incluso cuando yo mismo no sabía cómo manejar mis propios sentimientos.
—Gracias, Skandar —respondí, la sinceridad en mis palabras reflejaba mi gratitud genuina. —Aprecio mucho tu apoyo. Y, solo para que lo sepas, no tengo nada planeado en ese sentido por ahora. Solo quiero disfrutar de las vacaciones y pasar tiempo con mi familia y amigos.
Skandar sonrió, pareciendo aliviado por mi respuesta. —Entiendo. Bueno, si alguna vez quieres hablar al respecto, estoy aquí para ti, ¿de acuerdo?
Asentí con una sonrisa agradecida. —Gracias, Skandar. Lo tendré en cuenta. Ahora, ¿Qué tal si nos concentramos en terminar nuestros exámenes y luego disfrutar de unas verdaderas vacaciones?
Con una risa compartida, nos sumergimos nuevamente en nuestros libros y apuntes, dejando atrás la conversación incómoda, pero sabiendo que, pase lo que pase, contábamos el uno con el otro para apoyarnos mutuamente.
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