12; 𝑻𝒉𝒆 𝑯𝒆𝒂𝒓𝒕 𝑾𝒂𝒏𝒕𝒔 𝑾𝒉𝒂𝒕 𝑰𝒕 𝑾𝒂𝒏𝒕𝒔

Con la mano en el corazón, estoy rezando por salir de esto con vida. La cama se está enfriando y tú no estás aquí. El futuro al que nos aferramos es tan incierto, pero no estaré viva hasta que tú llames y apuesto a las probabilidades en contra de todo.

— Selena Gomez

El mundo se detuvo.

En ese momento no sabía que era lo que estaba bien y lo que no. No sabía en quiénes podía confiar, o quienes me tendrían más lealtad a mí que a Enzo.

Aquel par de ojos verdes habían pasado infinidad de momentos junto a mí, la mayor parte de ellos eran increíbles, y muy pocos malos, pero sí éramos conscientes de sobre a quien debía mantenerse fiel la respuesta era clara; a su fuente de ingresos.

— Massimo — mi voz salió en apenas un susurro, que, el poco aire que corría por el pasillo se llevó en apenas una milésima de segundo.

— Señorita Salvatore, que gusto verla y saber que está de maravilla — su semblante serio, junto a sus inexpresivos ojos no me dieron ni una pequeña pizca de esperanza.

— Massimo yo solo — no tenía idea de que excusa podía darle y como consecuencia mi voz salía de manera bastante titubeante — Él señor Manj-

— No tienes nada que explicarme, a mí me pagan por cuidar tu seguridad, no para ser tu niñera y acusarte si haces las cosas bien o mal — la sonrisa que me ofreció en ese momento me regresó el alma al cuerpo.

Mi corazón seguía latiendo con una ligera preocupación, pero dejé de pensar en eso cuando por mi mente cruzó el pensamiento de que si Massimo estaba en Japón era porque seguramente el tiempo de volver a casa había llegado. Debo admitir que no pude evitar sentir una profunda tristeza en el pecho, dejar todo esto de lado para volver a mi pequeña burbuja de monotonía en Italia no era lo que quería y deseaba en absoluto.

Mi vida había llegado a aquella encrucijada por la que tanto temía y mi corazón no podía ayudarme en lo más minimo porque los amaba a ambos. Quería estar con ambos.

— Gianna, Gianna, Gianna — Massimo cantaba mientras se llevaba el tabaco a los labios — ¿Qué voy a hacer contigo, mujer?

— ¿A qué te refieres?

— Hasta el hombre más idiota del mundo podría notar que estás enamorada del líder, ¿Es en serio? ¿De ese enano? Mejor te hubieras enamorado de uno de los pelos locos, el tal Ran todavía te lo hubiera pasado.

Ambos comenzamos a reír ligeramente, pero Dios, cuánta razón estaba escupiendo. De tantas "buenas" opciones, me vine a enamorar del que parece más inestable de todos, aunque podría jurar que se pelea el primer lugar con Sanzu.

— Lo mejor hubiera sido no haber venido en el lugar de Enzo y seguir ocupándome de mis asuntos, de ese modo mi matrimonio no estaría pendiendo de un hilo — sólo de imaginar el desastre que podría ocasionar el que Enzo se enterara me causaba náuseas.

— Bueno, has escuchado lo que dicen por ahí — recargó sus codos en la valla para dejar caer su cabeza hacía atrás y mirar al cielo — El corazón quiere lo que quiere.

¿Y qué si no está seguro de lo que quiero? ¿Y qué si todo lo que estoy sintiendo en este momento es producto del frío qué existe en la cama de mi matrimonio? ¿Y qué si realmente no lo amo? ¿Y qué si decido quedarme con él, pero todo esto produce una guerra interminable?

— Pero de algo si estoy seguro — se irguió para quedar frente a mí y yo lo imité — Estoy seguro de que, a pesar de todos los consejos del mundo, tú — su dedo índice apretó mi nariz como si fuera una niña pequeña — Vas a regresar a él. Te conozco mejor que tú, querida, y si algo sé es que eres capaz de sacrificar tu felicidad por la de los demás. Así que, aunque existan más posibilidades de que el cambio climático mejore en los próximos años a que me hagas caso, si el enano ese te hace feliz, has encontrado el lugar al que perteneces, pero que una cosa si te quede clara — sus brazos me rodearon por sobre los hombros y me apretaron a su cuerpo — Decidas lo que decidas, yo te voy a apoyar.

Ay corazón, que difícil decisión debes tomar...

Al tiempo le encantaba jugar conmigo. Los días parecían pasar como si el viento jugara con ellos y se los llevara en milésimas de segundos. El clima con sus días grises y lluviosos no hacía más que recordarme que el tiempo se acababa, y que al final de la tormenta habría dos corazones rotos, y todo por culpa mía.

— Gianna, ¿Estás bien? — su mano fría y pálida se posó sobre la mía, mientras sus siempre perdidos y cansados orbes negros penetraron los míos.

Esos ojos, no me veas con esos ojos por favor, cariño mío.

— Sí, todo bien, es sólo que estoy un poco distraída — sacudí la cabeza, quitando mi mano de entre las suyas y tomé la copa de vino para terminarla de un trago.

Hoy era mi último día en Japón y eran tantas cosas que tenía en la cabeza que simplemente no podía concentrarme en la cena y la platica que tenía con Manjiro por nuestro último día juntos, al menos por algún tiempo, así lo decía él.

— No puedes estar tan distraída si este es nuestro último día en Japón, tenemos que aprovechar al máximo lo que queda de noche porque no nos veremos por un tiempo hasta que tengamos todo seguro — sonrío, mientras su mano comenzaba a jugar con mi cabello.

— Tienes razón, discúlpame. Voy a dejar de pensar en cosas que no y disfrutar como siempre lo hacemos — le ofrecí la sonrisa más despreocupada que pude y ante eso se acercó a besarme de aquella manera que me hacía siempre caer a sus pies.

Después de unas cuantas copas más de vino el camino del restaurante a su recamara fue corto, no duramos mucho fuera de la habitación y eso es algo de lo cual, cualquiera que conviviera con nosotros, podía darse cuenta. Ese también era uno de los mayores motivos por los cuales mi corazón no estaba seguro de si era a él con quien debía quedarme o con Enzo.

Por un lado, está Manjiro y aquella incertidumbre de si nuestro vinculo se trata únicamente de algo sexual o no. Es algo que no puedo evitar, pero es un pequeño sentimiento de duda que se mantiene encendido dentro de mí como si fuera una fogata a punto de extinguirse porque no le queda más leña por consumir, y ese humo que va soltando es el que termina contaminando mi interior.

Cuando sus manos y labios recorren cada rincón de mi cuerpo es cuando me siento completamente en las puertas del cielo. Con un simple toque de su piel con la mía siento que podría llegar hasta los rincones más escondidos y peligrosos del planeta. Y aunque estemos solo hablando, puedo notar como su mirada comienza a arder y a desvestirme con cada parpadeo que da. Es como si en cada palabra que sale por su boca podría provocarme un orgasmo en ese mismo momento.

Es la manera en cómo pronuncia mi nombre. Incluso me atrevería a decir que la persona en quien se convierte cuando algo realmente lo molesta me tiene atada a él. Es como si algo emanara desde lo más profundo de su corazón y me arrastrara hasta sus pies para nunca dejarme ir.

Es todo de él.

Y, por otro lado, están mis ojos del color del mar. El hombre al cual me uní ante los ojos de Dios por el resto de nuestras vidas. Con Enzo, todo lo que ahora siento con Manjiro fue lo que sentí con él en su tiempo, sentimientos que debido a su alta carga de trabajo han ido disminuyendo, pero no han muerto del todo.

¿Cómo voy a dejar de amar al hombre de mi vida? Si de algo estoy segura de que si me dedicara más tiempo a mí y menos al trabajo nada de esto estaría sucediendo.

— No quieras culpar a otros por tus errores — estoy segura de que mis mini yo hubieran comenzado una pelea en donde lo único que lograrían sería hacerme caer en cuenta de que esto es culpa mía, y aunque yo quiera buscar algo de culpa en él, no podría ya que su descuido no era un boleto al camino de la infidelidad.

— ¿O sí? — solté jugando la pasta con el tenedor.

— ¿O sí que cariño? — la voz de Enzo me saca finalmente de mis casillas haciendo pegar un pequeño brinco sobre mi lugar.

— Ah no, nada cariño, ya sabes, hablando sola como siempre — le sonreí para que no siguiera insistiendo y dejara el tema de lado.

Llevaba una semana en Italia y al menos los primeros tres días Enzo había pasado más tiempo conmigo que trabajando. Pensé que con mi ausencia se había dado cuenta del poco tiempo que pasaba conmigo y que finalmente había entendido que era lo que le faltaba a nuestra relación, pero bueno, por muy bueno que fuera, sólo duró poco.

Lo único que me quedaba de consuelo eran los mensajes que intercambiaba con Manjiro y con los tontos Haitani, vaya que ellos lograban hacer mi día con tanta tontería que decían y es que en serio, ¿Cómo alguien puede ingeniarse tanta tontería y no perder su atractivo?

Respecto al plan yo había hecho toda mi parte y al parecer todo iba de acuerdo con lo planeado. Hasta el momento no habíamos tenido inconvenientes y las maravillas que le platiqué sobre los negocios de Bonten en Asia lo dejaron maravillado, e incluso estaba pensando dejar un tiempo el trabajo en Italia para presenciar todo lo que se había perdido por no haber podido ir él a este viaje.

Decía algo de que esas serían las vacaciones que me prometió si es que todo salía bien con ellos, pero yo no quería unas vacaciones en un lugar al que ya fui hace menos de dos semanas y mucho menos si se trataba casi de un viaje en donde era claro que los negocios iban a estaban a la vuelta de la esquina.

Y por supuesto, no quería estar en un viaje en donde mi amado esposo y mi querido amante convivirían como si yo no estuviera presente, eso es algo que definitivamente no puede disfrutarse.

— Cínica — Massimo canturrea silaba por silaba mientras se lleva las manos a la cara.

— ¡Ya lo sé! Pero es que en serio, ¿Cómo pretenden que yo disfrute ese viaje? Es como tener un ojo al Oeste y otro al Este.

— Yo no sé en qué momento dejaste de preocuparte por escoger a uno, pero te juro que amo el que ahora sobrepongas tu felicidad ante todo, pero Gianna no puedes ser tan cínica — soltó una fuerte carcajada mientras echaba la cabeza hacía atrás sin dejar de trotar.

— Nunca te he pedido un favor, sól-

— ¡¿NUNCA?! — gritó indignado llevándose una mano al pecho.

— Bueno te he pedido más de los que podría contar, pero es un decir — me siento como una niña a punto de hacer berrinche, que vergonzoso es esto en verdad — Pero por favor, tienes que convencerlo de que vayamos a otro lugar — junté las palmas al nivel de mi pecho a modo de súplica mientras en mi boca se formaba un puchero.

Sus ojos comenzaron a ver a nuestros alrededores intentando convencerse y podía ver como su lengua jugaba dentro de su boca.

— Si lo logras te prometo un viaje todo pagado por una semana a donde quieras.

— Trato hecho — dijo inmediatamente y ambos estrechamos manos, sonrientes.

Aunque...

— ¡Oye espera! No debería darte algo a cambio, debería ser una orden ¡Trabajas para mí! — ante mi enojo sólo comenzó a reír y retomó la velocidad.

— ¡Un trato es un trato! — gritaba riendo, huyendo de mí — Ya me vi descansando en Bora Bora — brincaba como niño chiquito y sólo reía.

— Ven aquí Massimo, es una orden, no puedes pedir sobornos si trabajas para mí — era imposible alcanzarlo, estaba claro que su condición física estaba preparada para correr y correr sin cansarse, en cambio la mía apenas estaba en entrenamiento.

El aire comenzó a faltarme por lo cual me tuve que detener. Por eso detestaba correr, odio ese dolor que da justo por la costilla y no hace más que generar la sensación de falta de aire.

— Venga ya, no puedes detenerte. Necesitamos completar los cinco kilómetros y como tu entrenador personal no te doy permiso de detenerte — me obligó a erguirme y juro por todos los Dioses que podría haberlo asesinado en ese momento por haberme metido la idea de que correr mejoraría mi condición y me ayudaría a distraer mi mente.

— Ni esperes que mañana me voy a levantar para volver a pasar por este sufrimiento — le grité mientras intentaba alcanzarle el paso para continuar con la carrera.

Maldito ejercicio.

La confianza que se genera con alguien o en un lugar en específico puede ser un arma bastante peligrosa si no se sabe manejar con extremo cuidado. Una vez que te acostumbras, dejas de preocuparte por las pequeñas cosas a las cuales deberías prestar más atención pues no sabes cuando podrían apuñalarte sin que te des cuenta. Son esos pequeños detalles que no pueden dejarse pasar por alto.

El pequeño error de Gianna fue aquella confianza que desarrollo con Enzo en sus años de matrimonio y la ausencia de un amante durante ese tiempo. La volvieron descuidada, sin necesidad de tener que esconder algo o cuidar el móvil por miedo a que algún mensaje o llamada pudiera llegar en el momento menos esperado...

Ese pequeño error que posiblemente ahora le cueste la vida, pues a mitad de la noche todo apunta a que no hay nadie que pueda acudir a su rescate. Tendría que tratarse de un milagro el cual es posible no suceda.










¿O sí?

Ya sé, ya sé, tienen tooooodo el derecho a asesinarme por irme así como si nada. 

En serio les pido una enorme disculpa, pero fueron tantas cosas las que sucedieron en estos meses, todo comenzó desde que me robaron mi celular y pues nada, de ahí fue que no podía hacer los borradores de los caps, cosa que complico más el escribir. A eso sumado mi maldito servicio social y la tesis que les juro me dejan sin respirar. Afortunadamente ya me compré mi celular y así ya todo se vuelve un poco más sencillo. Después mis seguidas recaídas de humor, pero me dije que eso ya no debe ser un impedimento, al contrario, esto me anima bastante, y bueno ya me calló 🥴💔

Ya no voy a desaparecer, de hecho ahorita ya me voy a poner a escribir de los otros fanfics que voy a publicar, y es posible que Midnight Queen la mandé a borradores por el momento, porque es posible que ese fic llegué a más de 40 capítulos y mi mente no da ahorita para actualizar algo así de grande. Es por eso que seguramente voy a publicar los pequeños fics que tengo pensados y seguramente el siguiente sea de Taiju ya que ese no superara los 10 caps, pero bueno, ya vamos viendo que sucede en el camino. 

Gracias por seguir apoyándome y recuerden que lxs amo 🥰💖

Les deseo unas muy felices fiestas y que estos días estén llenos de mucha salud, felicidad y amor, también les manifiesto mucho dinero, porque nombre, ese como siempre hace falta 😩🤣 ¡Felices fiestas amores míos!💐🥰💖🙊

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top